La oratoria requiere preparación y ensayo continuos para desarrollar la autoconfianza y el autodominio necesarios para superar el pánico escénico. Un buen orador debe estructurar su discurso de manera coherente, comunicando el contexto y presentando solo uno o dos conceptos importantes cada media hora aproximadamente, evitando la repetición a través del uso de ejemplos, analogías y metáforas.