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"Génesis" significa "comienzos", "origen", "generación"... es el libro de los comienzos, presenta a Jesucristo nuestro
Dios Creador..
DIVISION DEL LIBRO
Los capítulos 1 al 11 tratan de establecer un nexo a lo largo de esos enormes períodos de tiempo que transcurrieron
desde la creación hasta los primeros "padres de la fe", cuyos nombres quedaron en la memoria, considerando, por
supuesto, en primer lugar a Abrahán.
Una tercera parte, la historia de José, proyecta una luz sobre las tragedias que entretejen la existencia humana. Los
hombres necesitan de un salvador, y la salvación les vendrá justamente por intermedio de aquellos que primero
persiguieron y rechazaron.
El libro se divide en dos partes:
1- Comienzo del mundo y la humanidad, en los capitulos 1 al 11.
2- Comienzo del Pueblo de Dios, con una familia, la de Abrahán, Caps. 12 al 50.
PRIMERA PARTE: Creación a Babel: Caps. 1 al 11, hasta 2.000 a.C.
Los 11 capítulos de la Biblia más atacados por los adversarios de la Biblia.
"Creación": (Caps. 1 y 2):
Nos da dos relatos de la "Creación" aparentemente muy distintos:
En el Cap.1, es la creación del Universo en 6 días... un himno del amor de Dios.
El Cap.2, es, especialmente, la creación del hombre y mujer, y el matrimonio, con la vida espiritual que deben llevar,
en el árbol de la vida, absteniéndose del árbol de la ciencia del bien y del mal... aquí Dios es como un "alfarero", que
de la arcilla crea al hombre; o como un "cirujano", que le saca la costilla a Adán para hacer a Eva; o como un
"jardinero" que plantó un jardín...
¡un Dios muy humano!, y muy interesado personalmente en el hombre y mujer...
En el Cap.1 la tierra está llena de agua, como Mesopotamia entre los ríos Tigris y Éufrates, y Dios separa las aguas de
la tierra... en el Cap.2, la tierra está seca, como Palestina, y Dios hizo brotar un río, creando el Paraíso terrenal, el
Edén...
El Cap.1 es como un "himno solemne", el Cap.2 como una "historia popular".
La Creación en 6 días: Es un esquema simétrico, de dos triduos:
1- Luz-Tinieblas 4- Sol, Luna, Estrellas Región astral
2- Aguas y Aire 5- Peces y Aves
3- Tierra y Mar 6- Animales terrestres
Plantas Hombre y Mujer.
El día tercero crea dos cosas: La tierra y las plantas... y el sexto otras dos: Los animales, y el hombre y mujer.
Los adversarios de la Biblia enseguida hacen la pregunta: ¿Cómo había plantas el día 4, si no había sol?... ¡Y cómo
había día y noche el día primero, si no había sol?...
La razón es que no se está describiendo una "historia científica", sino una "historia didáctica-teológica", una historia
de la salvación, que nos enseña las siguientes verdades religiosas fundamentales:
1- Existe un sólo Dios, todopoderoso, todocariñoso, sabio, eterno... que lo creó todo con su "palabra" (El Verbo), por
obra del Espíritu (1:2).
2- Todo lo demás son "criaturas de Dios": El sol y el fuego y animales, no son Dios, como erróneamente creían
algunos antiguos; el hombre tampoco es Dios, como erróneamente creen hoy día en la Nueva Era... !la naturaleza y
la energía tampoco son Dios!, son criaturas de Dios.
3- Ese Dios está muy interesado en el hombre y la mujer, a quienes nombra "rey de la creación"; pero un rey "vasallo
de Dios", a quien tiene que adorar cada séptimo día... no cabe concepción más noble del hombre y de la mujer, ni
idea más grande de Dios (1:28, 2:3).
4- La mujer tiene la misma dignidad que el hombre... los dos fueron hechos a "imagen y semejanza de Dios" (1:26-
27): A "imagen", como pintura de Dios; ¡y a "semejanza"!... si ésa pintura pudiera hablar y amar como el original,
sería semejante al original... pues el hombre y la mujer son también "semejantes a Dios", inmortales y libres y
eternos como Dios... el "soplo de Dios" a la arcilla, es el "alma espiritual e inmortal", semejante a Dios (2:7).
5- El "Matrimonio" en 2:24, sería algo así como la Trinidad: Dos personas, dejan de ser dos para ser "una sola carne";
es el "plan de Dios" para el matrimonio, sería como "un pedazo de cielo en la tierra", ¡como la Trinidad!; y para que
sea más como la Trinidad, el plan de Dios es que sean "tres personas" en una sóla carne: El marido, la mujer y
Cristo... y el gran problema es que muchos matrimonios son "un pedazo de infierno en la tierra" porque las tres
personas son el marido, la mujer y Satanás, porque viven en pecado. (Mat.19).
6- La mujer fue hecha de una costilla del varón, para que esté siempre cerquita de su corazón, ¡no de sus pies!... San
Pablo dirá: "la cabeza de todo varón es Cristo, y la cabeza de la mujer, el varón... la mujer estará sujeta y obedecerá
al marido, como la Iglesia a Cristo, le repite 3 veces; y al marido le repite 6 veces, no que "mande" a la mujer, sino
que "ame" a la esposa como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella (1Cor.11:3, Efes.5:22-33).
7- Después de cada día, "Dios vio que sus obras eran buenas"; el universo no es malo, como dicen los paganos... los
hombres libres somos los que lo enredamos, pecando.
El Pecado... Satanás (Cap.3):
En el Cap.3, Adán y Eva pecaron: Su pecado fue de desobediencia a Dios, y de orgullo, de querer ser como Dios... el
tentador fue "Satanás", pintado como una serpiente... es nuestro primer enemigo, en la historia de la salvación...
tentó al mismo Cristo, así es que a ti y a mí nos va a tentar, y precisamente cuando hagamos lo que Jesús en el
desierto, cuando nos pongamos a orar y a hacer penitencia (Mat.3).
El Crimen, Caín: (Cap.4):
La consecuencia del pecado es el crimen, este es el orden del Génesis... "por un pecado vino la muerte, y así la
muerte pasó a todos los hombres", dice Rom.5:12, ¡es el Pecado Original!... el pecado, mi hermano, ¡el mayor mal de
un cristiano y de un pagano!.
El Protoevangelio (3:15):
El verso 3:15 se llama "Protoevangelio", porque es la primera promesa de la redención, inmediatamente después del
pecado de Adán y Eva: Así dice en 3:15:
"Le dijo Dios a la serpiente: Pongo enemistad perpetua entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya; tu le
morderás el tobillo, pero ella te aplastará la cabeza".
Aquí Dios crea dos enemistades eternas, perpetuas, irreconciliables: Entre la mujer y la serpiente, y entre la
descendencia de la mujer y la descendencia de la serpiente... y Dios en persona hace dos profecías: La serpiente y su
descendencia morderán el calcañal de la mujer y su descendencia, pero la mujer y su descendencia aplastarán la
cabeza de la serpiente y su descendencia.
¡Esta es la clave! para entender la Biblia, y para entender la historia del mundo, y tu historia y la mía: Todas las
guerras y horrores de la Biblia son producidos por estas dos fuerzas poderosas: La serpiente que muerde el calcañal
de la mujer, y la mujer que aplasta la cabeza de la serpiente y su descendencia... En Apocalipsis 12 ahí están las dos
fuerzas poderosas luchando en esa enemistad perpetua, y al final nos dice quien es la "descendencia de la mujer": La
primicia de la descendencia es Cristo, y "el resto de su descendencia, son los que guardan los preceptos de Dios y
tienen el testimonio de Jesús", en Apoc.12:17.
¡Esta es la clave para entender la historia y nuestras vidas!: Tu y yo, ahora mismo, somos hijos de Dios o hijos del
diablo, dice 1Jn.3:10: Si tu eres hijo de Dios, Cristo está en tu corazón, eres descendencia de la mujer, y la serpiente
te va a atacar, ¡y a morder el tobillo!, la parte más sensitiva del pie, pero tu le vas a aplastar la cabeza de la serpiente
y su descendencia, ¡tu victoria es segura!... si estás en pecado, eres hijo del diablo, eres descendencia de la
serpiente, Satanás está en tu corazón, ¡y bastante infierno tienes!, aparte de que vas a luchar para morder el talón
de la descendencia de la mujer.

Diluvio Universal (Caps.6-9):
También nos da dos versiones del Diluvio, con una lección teológica preciosa para la historia de nuestra salvación: La
Barca de Noé es símbolo de la Iglesia, y Noé es símbolo de Pedro: Sólo se salvaron del Diluvio los que iban en la barca
de Noé, y en nuestros tiempos sólo se salvarán los que van en la barca de Pedro; así nos lo enseña el Nuevo
Testamento en Mat.24:37-41, Luc.17:26-27, 1Ped.1:20, 2Ped.2:5.
Noé construyó un "altar", y ofreció sacrificios, en 8:20...y con Noé hizo Dios el "primer pacto", ¡el del arco iris!, como
señal de que no destruiría la tierra por las aguas, ¡a Dios le gustan los pactos, las alianzas!
Después del Diluvio Dios permitió a Noé comer carne de animales, en 9:3, porque antes la alimentación era solo
vegetariana, en Ge.1:29.
Le repitió Dios a Noé las mismas "órdenes" que a Adán y Eva: "Procread, multiplicaos, henchid la tierra, y
dominadla", en 9:1 y 7.
Los hijos de Noé eran tres: Sem, que pobló el Oriente Medio, de él nació Abrahán; Cam, pobló Asia; y Jafet, pobló
Europa, incluida España (Tarsis) (Ge.10).
Torre de Babel (Cap.11):
Babel es la antítesis de Pentecostés: En Babel, por su orgullo y altanería, Dios les confundió las lenguas, no se
entendían, y los dispersó por el mundo... En Pentecostés, todos se entendían, con la lengua del amor, por tener a
Cristo en su corazón, por obra del espíritu Santo, que solo puede actuar en los humildes, ya que viene con la
humildad de una paloma, sin forzar a nadie, pero con el poder huracanado del amor, implantando a Cristo en el
corazón.
Enoc: Fue un gigante, porque anduvo en la presencia de Dios, cumpliendo sus mandamientos, y fue trasladado al
cielo sin morirse, como Elías (Ge.5:18, Heb.11:5).
Otro Enoc, sólo se dice de él que fue el primogénito de Caín, en Ge.4:17.
Capítulo 1
La creación
1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se
movía sobre la faz de las aguas.
1:3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
1:4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
1:5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
1:6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.
1:7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre
la expansión. Y fue así.
1:8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.
1:9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.
1:10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.
1:11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su
género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.
1:12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya
semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.
1:13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero.
1:14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales
para las estaciones, para días y años,
1:15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.
1:16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor
para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.
1:17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra,
1:18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.
1:19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.
1:20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los
cielos.
1:21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según
su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.
1:22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves
en la tierra.
1:23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto.
1:24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra
según su especie. Y fue así.
1:25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra
sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los
peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la
tierra.
1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del
mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
1:29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en
que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.
1:30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay
vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
1:31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día
sexto.

Capítulo 2


2:1 Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.
2:2 Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.
2:3 Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.
El hombre en el huerto del Edén

2:4 Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los
cielos,
2:5 y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová
Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra,
2:6 sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra.
2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre
un ser viviente.
2:8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
2:9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida
en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
2:10 Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos.
2:11 El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro;
2:12 y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice.
2:13 El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus.
2:14 Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.
2:15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
2:16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás.
2:18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
2:19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que
viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.
2:20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló
ayuda idónea para él.
2:21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas,
y cerró la carne en su lugar.
2:22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
2:23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque
del varón fue tomada.
2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
2:25 Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.

Capítulo 3

Desobediencia del hombre

3:1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la
mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
3:2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
3:3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no
muráis.
3:4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
3:5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien
y el mal.
3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar
la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
3:7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de
higuera, y se hicieron delantales.
3:8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se
escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
3:9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
3:10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
3:11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
3:12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
3:13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y
comí.
3:14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los
animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le
herirás en el calcañar.
3:16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu
deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.
3:17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No
comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
3:18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
3:19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo
eres, y al polvo volverás.
3:20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes.
3:21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
3:22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no
alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.
3:23 Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
3:24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se
revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.



Capítulo 4

Caín y Abel

4:1 Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido
varón.
4:2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.
4:3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.
4:4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a
Abel y a su ofrenda;
4:5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
4:6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?
4:7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su
deseo, y tú te enseñorearás de él.
4:8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó
contra su hermano Abel, y lo mató.
4:9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?
4:10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.
4:11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.
4:12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.
4:13 Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado.
4:14 He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y
sucederá que cualquiera que me hallare, me matará.
4:15 Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová
puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.
4:16 Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén.
4:17 Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la
ciudad del nombre de su hijo, Enoc.
4:18 Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a
Lamec.
4:19 Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila.
4:20 Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados.
4:21 Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta.
4:22 Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue
Naama.
4:23 Y dijo Lamec a sus mujeres:
Ada y Zila, oíd mi voz;
Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho:
Que un varón mataré por mi herida,
Y un joven por mi golpe.
4:24 Si siete veces será vengado Caín,
Lamec en verdad setenta veces siete lo será.
4:25 Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me
ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín.
4:26 Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el
nombre de Jehová.

                                                 LA PEOR TRAGEDIA
    Cuando oímos de terremotos, inundaciones, aviones estrellados, y otras tragedias, nos lamentamos por la pérdida de tantas
 vidas. ¡Sin embargo la peor tragedia es la muerte de alguien que fue advertido del peligro pero pereció en un desastre, por no
                                creer! La incredulidad a lo que Dios dice en la Biblia es fatal.

Es natural que busquemos la ayuda de Dios cuando nos hallamos en aprietos. Al fin y al cabo, él “es grande y es
abundante en poder; su entendimiento es superior a lo que se puede relatar” (Salmo 147:5 ). Él es quien mejor puede
ayudarnos a afrontar los problemas. Además, la Biblia nos invita a „derramar‟, o abrir, nuestro corazón delante de él
(Salmo 62:8 ). Entonces, ¿por qué tantas personas tienen la impresión de que Dios no contesta sus oraciones? ¿Hay
motivos para pensar que no le importamos?
  En vez de apresurarse a culpar a Dios por su supuesta apatía, recuerde cuando usted era pequeño y sus padres no
le concedían todo lo que les pedía. ¿Los acusaba de no amarlo? Muchos niños lo hacen. Pero cuando usted creció,
comprendió que el amor se expresa de muchas maneras, y que concederle a un niño todos sus deseos no es
realmente amoroso.
  Del mismo modo, el hecho de que Jehová no siempre conteste nuestras oraciones como quisiéramos no significa
que no nos haga caso. La verdad es que Dios manifiesta su interés por nosotros de muchas maneras.
“Por él tenemos vida”
En primer lugar, gracias a Dios “tenemos vida y nos movemos y existimos” (Hechos 17:28 ). Sin duda, al darnos la
vida ha demostrado su interés amoroso por nosotros.
  Además, Jesús nos proporciona lo necesario para que nos mantengamos vivos, pues leemos: “Él está haciendo
brotar hierba verde para las bestias, y vegetación para el servicio de la humanidad, para hacer salir alimento de la
tierra” (Salmo 104:14 ). De hecho, el Creador no solo satisface nuestras necesidades básicas, sino que
generosamente nos da “lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando por completo [nuestros] corazones de
alimento y de alegría” (Hechos 14:17).
 Con todo, algunos quizá se pregunten: “Si Dios nos ama tanto, ¿por qué permite que suframos?”. ¿Sabe usted la
respuesta?
¿Tiene la culpa Dios?
Gran parte del sufrimiento de los seres humanos se lo provocan ellos mismos. Por ejemplo, todo el mundo sabe los
peligros que encierran ciertas actividades de alto riesgo. Aun así, la gente comete actos de inmoralidad sexual, abusa
del alcohol, consume tabaco y otras drogas, participa en deportes peligrosos, conduce a toda prisa, etc. Si dicho
comportamiento arriesgado acarreara sufrimiento, ¿quién tendría la culpa: Dios, o la persona que actúa con
imprudencia? La Palabra inspirada de Dios dice: “No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el
hombre siembre, eso también segará” (Gálatas 6:7).
 Además, los seres humanos a menudo se hacen daño unos a otros. Cuando una nación declara la guerra a otra,
Dios de ninguna manera es culpable del sufrimiento resultante. Si un delincuente ataca a un conciudadano, ¿es Dios
responsable de que esa persona resulte herida o muerta? ¡Claro que no! Cuando un dictador oprime, tortura y
asesina a sus súbditos, ¿deberíamos culpar a Dios? No sería razonable (Eclesiastés 8:9).
 ¿Qué podemos decir de que millones de personas vivan en condiciones de extrema pobreza o estén muriéndose de
hambre? ¿Es Dios el culpable? No. Nuestro planeta suministra alimento más que suficiente para todo el mundo
(Salmo 10:2, 3; 145:16 ). Lo que lleva a las hambrunas y la pobreza es la distribución desigual de las generosas
provisiones divinas. Y el egoísmo del hombre impide resolver este problema.
El interés del Señor por nosotros se evidencia de muchas maneras
La causa fundamental
    Ahora bien, ¿quién tiene la culpa de que la gente enferme o muera de vejez? ¿Le sorprendería saber que Dios
tampoco es responsable de eso? Dios no creó al hombre para que envejeciera y muriera.
    Cuando colocó a la primera pareja humana, Adán y Eva, en el jardín de Edén, les dio la perspectiva de vivir para
siempre en un paraíso terrestre. No obstante, Dios obviamente deseaba que la Tierra estuviera poblada de seres
humanos que apreciaran su legado. Por eso, impuso una condición a dicha perspectiva de vida futura. Adán y Eva
vivirían en el Paraíso solo si continuaban obedeciendo a su amoroso Creador (Génesis 2:17; 3:2, 3:17-23).
Lamentablemente, aquellos primeros humanos se rebelaron. Eva optó por escuchar a Satanás el Diablo, quien le
mintió y le dio a entender que Dios estaba reteniendo algo bueno de ella. De modo que Eva emprendió un derrotero
de independencia e intentó “ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo”. Después Adán se unió a ella en la
rebelión (Génesis 3:5-6).
   Al pecar, Adán y Eva demostraron que no eran dignos de vivir para siempre. Sufrieron las desastrosas
consecuencias del pecado. Su fuerza y vitalidad fueron disminuyendo y con el tiempo murieron (Génesis 5:5). Sin
embargo, su rebelión tuvo repercusiones mucho más serias. Nosotros aún sufrimos los efectos del pecado de Adán y
Eva. El apóstol Pablo escribió: “Por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo, y la muerte
mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12 ).
En efecto, debido a la rebelión de Adán y Eva, el pecado y la muerte se propagaron como una enfermedad maligna
entre toda la familia humana.

La tragedia
Eva no debió haberle dado <<lugar al diablo>> (Ef 4:27); debió haberse aferrado a la Palabra de Dios y resistido al
diablo. Nos preguntamos dónde estaba Adán durante esta conversación. En cualquier caso, Eva quitó de la Palabra al
omitir <<libremente>> (v.2); añadió a la Palabra al ampliar <<ni le tocaréis>> (v. 3); y cambió la Palabra al hacer el
<<ciertamente moriréis>> de Dios como <<para que no muráis>> (v. 3). En el versículo 6 vemos la trágica operación
de los deseos de la carne (<<bueno para comer>>), el deseo de los ojos (<<agradable a los ojos>>) y el orgullo de la
vida (<<codiciable para alcanzar la sabiduría>>), véase 1Juan 2:15-17. Es difícil pecar solo. Algo en nosotros nos hace
querer pecar con otros. Adán deliberadamente pecó y sumergió al mundo en juicio (1Ti 2:14).
II. condenación (3:7-19)
A. INTERNA (vv.7-13).
    De inmediato vino la pérdida de la inocencia y la gloria y un sentido de culpa. Trataron de cubrir su desnudez con
sus obras, ropajes que Dios no aceptó (v.21). Aún más, vemos una pérdida del deseo de comunión con Dios. Cuando
oyeron que Dios se acercaba, ¡se escondieron! La culpa el temor y la vergüenza rompió la comunión con Dios que
disfrutaban antes de su desobediencia. Nótese también que hubo una actitud creciente de auto defensa: el hombre
le echó la culpa a la mujer y la mujer culpó a la serpiente. Vemos aquí el trágico efecto interno del pecado.
B. EXTERNA (vv. 14-19)
    Es probable que la serpiente que Satanás usó no era la criatura rastrera que conocemos hoy. El nombre sugiere
brillo y gloria, pero debido a que la criatura se sometió a Satanás y participó en la tentación, fue juzgada y
condenada a arrastrarse en el polvo. El juicio de la mujer incluyó concepción y dolor en el alumbramiento. Fue
puesta en sujeción a su marido. Nótese que Pablo sugiere que las mujeres cristianas que se casan con inconversos
pueden tener peligros especiales al criar a los hijos (1Ti 2:8-15). El juicio sobre el hombre involucra su trabajo: el
paraíso se reemplazaría con el desierto y el gozo del ministerio en el jardín con el sudor y el esfuerzo en el campo. El
trabajo no es la pena de Dios, porque el trabajo no es pecaminoso (2:15). Es el sudor y el esfuerzo del trabajo y los
obstáculos de la naturaleza que nos recuerdan de la caída del hombre. Toda la creación está bajo maldición y en
esclavitud debido al pecado (Ro 8:15-25).
C. ETERNA (v. 15).
 Este es el primer evangelio declarado en la Biblia: las buenas de que la simiente de la mujer (Cristo) a la larga
derrotaría a Satanás y a su simiente (Gl 4:4-5). A partir de aquí y en adelante el torrente se divide: Satanás y su
familia (simiente) se opone a Dios y a su familia. Dios mismo puso la enemistad (hostilidad) entre ellas y Él llevará al
clímax la guerra cuando arroje a Satanás al infierno (Ap 20:10). Repase la parábola de la cizaña en Mateo 13 y note
que Satanás tiene hijos así como Dios los tiene. En Génesis 4 Caín mata a Abel y 1Juan 3:12 nos informa que Caín
<<era del maligno>>; hijo del diablo. El AT es la historia de dos simientes en conflicto; el NT nos narra el nacimiento
de Cristo y su victoria sobre Satanás mediante la cruz.


SEMANA DE LA CREACIÓN Día 1 - la luz; secuencia del día y la noche Día 2 - la atmósfera terrestre Día 3 - la tierra
seca y la vegetación Día 4 - el sol, la luna y las estrellas Día 5 - las aves y los peces Día 6 - el resto de los animales y el
hombre Día 7 - el sábado
“ Y CREÓ DIOS EL HOMBRE A SU IMAGEN, a imagen de Dios lo creó; VARÓN Y HEMBRA LOS CREÓ”. —Génesis 1:27.
Dios creó individuos como él, que pudieran razonar, sentir y amar. Para el sexto día, el mundo estaba lleno de
vegetación y animales, y entonces Dios presentó la obra maestra de su creación. De acuerdo a Génesis 2:7, el
Creador formó a Adán del polvo de la tierra, y cuando sopló en su nariz “aliento de vida... fue el hombre un “ser
viviente”. Dios llamó al primer hombre creado a su imagen Adán, que significa “hombre”, y a la primera mujer llamó
Eva, que significa “viviente”. El amante Creador vio la necesidad de la compañía humana. Adán y Eva reflejaban la
imagen de Dios. El Todopoderoso podía haber programado seres como robots, que vagaran alegremente por el
Jardín del Edén y le rindieran adoración. Pero él quería algo más: una relación personal. Los robots pueden sonreír,
hablar, pero no pueden amar. Dios nos creó a su “imagen”, con la capacidad de pensar, recordar, decidir,
comprender y amar. Adán y Eva eran la corona de la creación.

3. EL MAL ENTRA EN UN MUNDO PERFECTO

Adán y Eva tenían todo lo que necesitaban para ser felices: perfecta salud mental y física y vivían en un hermoso
hogar (Génesis 1:28-31; 2:8). Disfrutaban de la compañía personal de Dios y ningún rastro de preocupación, o temor
ensombrecía sus vidas. Pero, ¿qué sucedió para que el mundo se transformara en un lugar de sufrimiento y
tragedia? Los capítulos 2 y 3 de Génesis nos lo explican. He aquí un breve resumen: Un tiempo después de que Dios
creara el mundo, el diablo entró al Edén para tentar a Adán y Eva a desobedecer a su Hacedor. Pero Dios limitó su
campo de acción e influencia a un árbol: el “árbol de la ciencia del bien y del mal” (Génesis 2:9). El Creador les
aconsejó que no se acercaran a ese árbol y que no comieran de su fruto, pues si lo hacían, morirían (Génesis 3:3). Un
día, sin embargo, Eva se acercó al árbol prohibido, y el enemigo entró en acción. Le dijo que Dios había mentido, y
que si comía del fruto de ese árbol no moriría, sino que adquiriría la sabiduría de Dios y conocería a fondo el bien y el
mal. Hasta ese día Adán y Eva eran perfectos, pero permitieron que Satanás los engañara y probaron del fruto
prohibido. Rompieron el vínculo de confianza y obediencia a Dios. El Todopoderoso había hecho planes para que
Adán y Eva fueran los mayordomos de la creación divina (Génesis 1:26); pero al elegir ellos obedecer a Satanás,
perdieron su soberanía. Desde entonces, el enemigo reclama este mundo como suyo, y hace cuanto puede para
esclavizarlo. Muchas veces somos crueles y egoístas cuando hacemos lo que no deberíamos hacer. ¿Por qué? Porque
hay un enemigo invisible, Satanás, que trabaja para que hagamos el mal. El capítulo 3 de Génesis relata que el
pecado hizo que Adán y Eva sintieran miedo y se escondieran de su Creador. El pecado afectó negativamente toda la
creación. Aparecieron las espinas entre las flores. La tierra comenzó a sufrir sequía y el trabajo llegó a ser una carga
pesada. La enfermedad, el odio y la envidia aumentaron las miserias humanas. Pero lo más terrible de todo, es que
sobrevino la muerte.


¿En qué consistió el pecado original?
ESTA no es una pregunta de valor puramente intelectual ni mucho menos. ¿Por qué decimos eso?
Porque la desobediencia de Adán y Eva ha afectado a todas las generaciones posteriores hasta el
día de hoy. La Biblia afirma: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la
muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían
pecado” (Romanos 5:12). Pero ¿por qué tuvo consecuencias tan trágicas el simple hecho de tomar
una fruta de un árbol y comerla?
Cuando Dios creó a Adán y Eva, los instaló en un hermoso jardín repleto de vegetales comestibles.
De todos los árboles frutales solo había uno del que les prohibió comer: el “árbol del conocimiento
de lo bueno y lo malo”. Como poseían libre albedrío, tenían la opción de obedecer o desobedecer
a Dios en este asunto. Sin embargo, él le advirtió a Adán: “En el día que comas *del árbol del
conocimiento+, positivamente morirás” (Génesis 1:29;2:17).
Una prohibición razonable
Tal prohibición no los obligaba a pasar privaciones, pues podían comer de todos los demás árboles
del jardín (Génesis 2:16). Tampoco los privaba de su dignidad ni daba a entender que tuvieran
malas tendencias. Si Dios hubiera prohibido cosas tan abominables como la bestialidad o el
asesinato, se podría alegar que los seres humanos perfectos tenían inclinaciones perversas que
debían refrenarse. La acción de comer, en cambio, era natural y correcta.
¿Eran las relaciones sexuales el fruto prohibido, como afirman algunos? No hay base en las
Escrituras para tal idea. En primer lugar, cuando Dios decretó la prohibición, Adán estaba solo, y
por lo visto siguió así por un tiempo (Génesis 2:23). En segundo lugar, Dios les dijo a Adán y Eva:
“Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra” (Génesis 1:28). No es lógico pensar que les
mandara así violar su ley y luego los sentenciara a muerte por hacerlo (1 Juan 4:8). Y por último,
Eva comió del fruto primero y después le dio de este a su esposo (Génesis 3:6). Está claro que el
fruto no podían ser las relaciones sexuales.
Eva deseaba ser como Dios para decidir por sí misma lo que está bien y lo que está mal
Un intento de obtener la independencia moral
El árbol del conocimiento era un árbol literal que simbolizaba el derecho que Dios tiene como
Gobernante de decidir lo que está bien y lo que está mal para su creación humana. Comer del
árbol, por tanto, constituía no solo un robo —pues estaban tomando algo que pertenecía a Dios—
, sino también un intento descarado de obtener la independencia moral, o autodeterminación.
Fijémonos en que Satanás, después de asegurarle a Eva que ella y su esposo ‘no morirían’ si
comían del fruto, añadió: “Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles
los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo” (Génesis 3:4, 5).
Ahora bien, cuando Adán y Eva comieron del fruto no alcanzaron una comprensión divina del bien
y el mal. De hecho, Eva le dijo a Dios: “La serpiente... ella meengañó” (Génesis 3:13). Aun así, Eva
conocía el mandato divino, pues hasta se lo repitió a la serpiente, la cual actuaba como portavoz
de Satanás (Revelación [Apocalipsis] 12:9). De modo que ella desobedeció a Dios de forma
deliberada (Génesis 3:1-3). Adán, en cambio, no fue engañado (1 Timoteo 2:14). Pero en vez de
obedecer lealmente a su Creador, escuchó a su esposa e imitó su proceder independiente (Génesis
3:6, 17).
El fruto prohibido no eran las relaciones sexuales
Al independizarse de Jehová, Adán y Eva dañaron para siempre su relación con él, y el pecado se
arraigó en su organismo, afectando hasta su misma composición genética. Aunque es cierto que
siguieron viviendo cientos de años, “el día” en el que pecaron empezaron a morir, tal como le
sucedería a la rama que se cortara de un árbol (Génesis 5:5). Además, por primera vez notaron
intranquilidad de espíritu. Se sintieron desnudos e intentaron esconderse de Dios (Génesis 3:7, 8).
También experimentaron sentimientos de culpa, inseguridad y vergüenza. Su pecado les produjo
una gran agitación interna, y su conciencia los empezó a acusar.
A fin de mantener su palabra y cumplir con sus santas normas, Dios sentenció a Adán y Eva a
muerte y los expulsó del jardín de Edén (Génesis 3:19, 23, 24). De ese modo se perdieron el
Paraíso, la felicidad y la vida eterna, y se introdujeron el pecado, el sufrimiento y la muerte. ¡Qué
tragedia para la familia humana! No obstante, inmediatamente después de sentenciar a nuestros
primeros padres, Dios prometió reparar todo el daño que resultara del pecado, sin incumplir sus
justas normas.
Jehová decidió tomar medidas para que los descendientes de Adán y Eva fueran liberados del
pecado y la muerte, y utilizó para ello a Jesucristo (Génesis 3:15;Mateo 20:28; Gálatas 3:16).
Mediante él, Dios eliminará el pecado y todos sus efectos y convertirá toda la Tierra en un paraíso,
tal como se propuso en un principio (Lucas 23:43;Juan 3:16).

Para varias de las religiones del tronco bíblico —entre ellas el judaísmo y el cristianismo— el pecado original es
el pecado cometido por los primeros padres de la humanidad (Adán y Eva) al desobedecer el mandato divino de no
comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. El pecado, es cometido por la persuasión de una serpiente (que
posteriormente sería identificada con el demonio), fue castigado con la expulsión de la humanidad del jardín del
Edén y su sujeción a la muerte, y el sufrimiento eterno; de acuerdo con algunas interpretaciones cristianas,
notablemente la católica, dañó también de manera perdurable la naturaleza humana de Adán y Eva, así como la de
todos sus sucesores. La historia, narrada en Génesis 3, es común a las tres grandes religiones monoteístas; la
interpretación de la naturaleza exacta del pecado cometido y del castigo impuesto, sin embargo, varía entre las
citadas religiones.




en genesiscapitulo 3 dice que fue el de desobedecer una simple norma o mandato pero ¿porque fue tan grave?
1)ellos tenian conocimiento de que no podian comer de ese fruto y la concecuencia si lo comian y la mujer lo resito al
ser tentada dijo de todo arbol del jardin puedes comer hasta quedar satisfecho pero comer del arbol de lo bueno y
malo no debes comerlo no para que no mueran 2) la serpiente dijo que tendrian que ser como dios conociendo lo
bueno y malo somos como dios hoy en dia? no fue mentira pero le desperto el deseo de ser dio gobernarse sin su
direccion sin depender de el pero los gobierno hoy en dia han traydo paz y felicidad? 3)anhelaron el fruto como algo
que desear comtenplaron ¿sera que no habian mas frutos?osea desearon lo prohibido. conclucion, fueron rebeldes
desecharon la autoridad de dios y todo lo que hiso por ellos es como si dijeran no nesesitamos de ti y fallaron este es
el pecado original

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Teología

  • 1. "Génesis" significa "comienzos", "origen", "generación"... es el libro de los comienzos, presenta a Jesucristo nuestro Dios Creador.. DIVISION DEL LIBRO Los capítulos 1 al 11 tratan de establecer un nexo a lo largo de esos enormes períodos de tiempo que transcurrieron desde la creación hasta los primeros "padres de la fe", cuyos nombres quedaron en la memoria, considerando, por supuesto, en primer lugar a Abrahán. Una tercera parte, la historia de José, proyecta una luz sobre las tragedias que entretejen la existencia humana. Los hombres necesitan de un salvador, y la salvación les vendrá justamente por intermedio de aquellos que primero persiguieron y rechazaron. El libro se divide en dos partes: 1- Comienzo del mundo y la humanidad, en los capitulos 1 al 11. 2- Comienzo del Pueblo de Dios, con una familia, la de Abrahán, Caps. 12 al 50. PRIMERA PARTE: Creación a Babel: Caps. 1 al 11, hasta 2.000 a.C. Los 11 capítulos de la Biblia más atacados por los adversarios de la Biblia. "Creación": (Caps. 1 y 2): Nos da dos relatos de la "Creación" aparentemente muy distintos: En el Cap.1, es la creación del Universo en 6 días... un himno del amor de Dios. El Cap.2, es, especialmente, la creación del hombre y mujer, y el matrimonio, con la vida espiritual que deben llevar, en el árbol de la vida, absteniéndose del árbol de la ciencia del bien y del mal... aquí Dios es como un "alfarero", que de la arcilla crea al hombre; o como un "cirujano", que le saca la costilla a Adán para hacer a Eva; o como un "jardinero" que plantó un jardín... ¡un Dios muy humano!, y muy interesado personalmente en el hombre y mujer... En el Cap.1 la tierra está llena de agua, como Mesopotamia entre los ríos Tigris y Éufrates, y Dios separa las aguas de la tierra... en el Cap.2, la tierra está seca, como Palestina, y Dios hizo brotar un río, creando el Paraíso terrenal, el Edén... El Cap.1 es como un "himno solemne", el Cap.2 como una "historia popular". La Creación en 6 días: Es un esquema simétrico, de dos triduos: 1- Luz-Tinieblas 4- Sol, Luna, Estrellas Región astral 2- Aguas y Aire 5- Peces y Aves 3- Tierra y Mar 6- Animales terrestres Plantas Hombre y Mujer. El día tercero crea dos cosas: La tierra y las plantas... y el sexto otras dos: Los animales, y el hombre y mujer. Los adversarios de la Biblia enseguida hacen la pregunta: ¿Cómo había plantas el día 4, si no había sol?... ¡Y cómo había día y noche el día primero, si no había sol?... La razón es que no se está describiendo una "historia científica", sino una "historia didáctica-teológica", una historia de la salvación, que nos enseña las siguientes verdades religiosas fundamentales: 1- Existe un sólo Dios, todopoderoso, todocariñoso, sabio, eterno... que lo creó todo con su "palabra" (El Verbo), por obra del Espíritu (1:2). 2- Todo lo demás son "criaturas de Dios": El sol y el fuego y animales, no son Dios, como erróneamente creían algunos antiguos; el hombre tampoco es Dios, como erróneamente creen hoy día en la Nueva Era... !la naturaleza y la energía tampoco son Dios!, son criaturas de Dios. 3- Ese Dios está muy interesado en el hombre y la mujer, a quienes nombra "rey de la creación"; pero un rey "vasallo de Dios", a quien tiene que adorar cada séptimo día... no cabe concepción más noble del hombre y de la mujer, ni idea más grande de Dios (1:28, 2:3). 4- La mujer tiene la misma dignidad que el hombre... los dos fueron hechos a "imagen y semejanza de Dios" (1:26- 27): A "imagen", como pintura de Dios; ¡y a "semejanza"!... si ésa pintura pudiera hablar y amar como el original, sería semejante al original... pues el hombre y la mujer son también "semejantes a Dios", inmortales y libres y eternos como Dios... el "soplo de Dios" a la arcilla, es el "alma espiritual e inmortal", semejante a Dios (2:7). 5- El "Matrimonio" en 2:24, sería algo así como la Trinidad: Dos personas, dejan de ser dos para ser "una sola carne"; es el "plan de Dios" para el matrimonio, sería como "un pedazo de cielo en la tierra", ¡como la Trinidad!; y para que sea más como la Trinidad, el plan de Dios es que sean "tres personas" en una sóla carne: El marido, la mujer y Cristo... y el gran problema es que muchos matrimonios son "un pedazo de infierno en la tierra" porque las tres personas son el marido, la mujer y Satanás, porque viven en pecado. (Mat.19). 6- La mujer fue hecha de una costilla del varón, para que esté siempre cerquita de su corazón, ¡no de sus pies!... San Pablo dirá: "la cabeza de todo varón es Cristo, y la cabeza de la mujer, el varón... la mujer estará sujeta y obedecerá al marido, como la Iglesia a Cristo, le repite 3 veces; y al marido le repite 6 veces, no que "mande" a la mujer, sino que "ame" a la esposa como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella (1Cor.11:3, Efes.5:22-33).
  • 2. 7- Después de cada día, "Dios vio que sus obras eran buenas"; el universo no es malo, como dicen los paganos... los hombres libres somos los que lo enredamos, pecando. El Pecado... Satanás (Cap.3): En el Cap.3, Adán y Eva pecaron: Su pecado fue de desobediencia a Dios, y de orgullo, de querer ser como Dios... el tentador fue "Satanás", pintado como una serpiente... es nuestro primer enemigo, en la historia de la salvación... tentó al mismo Cristo, así es que a ti y a mí nos va a tentar, y precisamente cuando hagamos lo que Jesús en el desierto, cuando nos pongamos a orar y a hacer penitencia (Mat.3). El Crimen, Caín: (Cap.4): La consecuencia del pecado es el crimen, este es el orden del Génesis... "por un pecado vino la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres", dice Rom.5:12, ¡es el Pecado Original!... el pecado, mi hermano, ¡el mayor mal de un cristiano y de un pagano!. El Protoevangelio (3:15): El verso 3:15 se llama "Protoevangelio", porque es la primera promesa de la redención, inmediatamente después del pecado de Adán y Eva: Así dice en 3:15: "Le dijo Dios a la serpiente: Pongo enemistad perpetua entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya; tu le morderás el tobillo, pero ella te aplastará la cabeza". Aquí Dios crea dos enemistades eternas, perpetuas, irreconciliables: Entre la mujer y la serpiente, y entre la descendencia de la mujer y la descendencia de la serpiente... y Dios en persona hace dos profecías: La serpiente y su descendencia morderán el calcañal de la mujer y su descendencia, pero la mujer y su descendencia aplastarán la cabeza de la serpiente y su descendencia. ¡Esta es la clave! para entender la Biblia, y para entender la historia del mundo, y tu historia y la mía: Todas las guerras y horrores de la Biblia son producidos por estas dos fuerzas poderosas: La serpiente que muerde el calcañal de la mujer, y la mujer que aplasta la cabeza de la serpiente y su descendencia... En Apocalipsis 12 ahí están las dos fuerzas poderosas luchando en esa enemistad perpetua, y al final nos dice quien es la "descendencia de la mujer": La primicia de la descendencia es Cristo, y "el resto de su descendencia, son los que guardan los preceptos de Dios y tienen el testimonio de Jesús", en Apoc.12:17. ¡Esta es la clave para entender la historia y nuestras vidas!: Tu y yo, ahora mismo, somos hijos de Dios o hijos del diablo, dice 1Jn.3:10: Si tu eres hijo de Dios, Cristo está en tu corazón, eres descendencia de la mujer, y la serpiente te va a atacar, ¡y a morder el tobillo!, la parte más sensitiva del pie, pero tu le vas a aplastar la cabeza de la serpiente y su descendencia, ¡tu victoria es segura!... si estás en pecado, eres hijo del diablo, eres descendencia de la serpiente, Satanás está en tu corazón, ¡y bastante infierno tienes!, aparte de que vas a luchar para morder el talón de la descendencia de la mujer. Diluvio Universal (Caps.6-9): También nos da dos versiones del Diluvio, con una lección teológica preciosa para la historia de nuestra salvación: La Barca de Noé es símbolo de la Iglesia, y Noé es símbolo de Pedro: Sólo se salvaron del Diluvio los que iban en la barca de Noé, y en nuestros tiempos sólo se salvarán los que van en la barca de Pedro; así nos lo enseña el Nuevo Testamento en Mat.24:37-41, Luc.17:26-27, 1Ped.1:20, 2Ped.2:5. Noé construyó un "altar", y ofreció sacrificios, en 8:20...y con Noé hizo Dios el "primer pacto", ¡el del arco iris!, como señal de que no destruiría la tierra por las aguas, ¡a Dios le gustan los pactos, las alianzas! Después del Diluvio Dios permitió a Noé comer carne de animales, en 9:3, porque antes la alimentación era solo vegetariana, en Ge.1:29. Le repitió Dios a Noé las mismas "órdenes" que a Adán y Eva: "Procread, multiplicaos, henchid la tierra, y dominadla", en 9:1 y 7. Los hijos de Noé eran tres: Sem, que pobló el Oriente Medio, de él nació Abrahán; Cam, pobló Asia; y Jafet, pobló Europa, incluida España (Tarsis) (Ge.10). Torre de Babel (Cap.11): Babel es la antítesis de Pentecostés: En Babel, por su orgullo y altanería, Dios les confundió las lenguas, no se entendían, y los dispersó por el mundo... En Pentecostés, todos se entendían, con la lengua del amor, por tener a Cristo en su corazón, por obra del espíritu Santo, que solo puede actuar en los humildes, ya que viene con la humildad de una paloma, sin forzar a nadie, pero con el poder huracanado del amor, implantando a Cristo en el corazón. Enoc: Fue un gigante, porque anduvo en la presencia de Dios, cumpliendo sus mandamientos, y fue trasladado al cielo sin morirse, como Elías (Ge.5:18, Heb.11:5). Otro Enoc, sólo se dice de él que fue el primogénito de Caín, en Ge.4:17.
  • 3. Capítulo 1 La creación 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 1:3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 1:4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 1:5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día. 1:6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 1:7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 1:8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo. 1:9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. 1:10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. 1:11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 1:12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. 1:13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero. 1:14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 1:15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 1:16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 1:17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 1:18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 1:19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto. 1:20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 1:21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. 1:22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 1:23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto. 1:24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 1:25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 1:29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 1:30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 1:31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto. Capítulo 2 2:1 Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. 2:2 Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. 2:3 Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.
  • 4. El hombre en el huerto del Edén 2:4 Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos, 2:5 y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, 2:6 sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra. 2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. 2:8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. 2:9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 2:10 Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. 2:11 El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; 2:12 y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. 2:13 El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. 2:14 Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates. 2:15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. 2:16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. 2:18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 2:19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 2:20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. 2:21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 2:22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 2:23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. 2:25 Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban. Capítulo 3 Desobediencia del hombre 3:1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 3:2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3:3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 3:4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 3:5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 3:7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 3:8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 3:9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 3:10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 3:11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 3:12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
  • 5. 3:13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. 3:14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 3:16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 3:17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 3:18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 3:19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 3:20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. 3:21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. 3:22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. 3:23 Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. 3:24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. Capítulo 4 Caín y Abel 4:1 Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. 4:2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. 4:3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4:4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 4:5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. 4:6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 4:7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. 4:8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. 4:9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? 4:10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. 4:11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 4:12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra. 4:13 Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. 4:14 He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. 4:15 Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara. 4:16 Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén. 4:17 Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. 4:18 Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec. 4:19 Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila. 4:20 Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados. 4:21 Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta.
  • 6. 4:22 Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama. 4:23 Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón mataré por mi herida, Y un joven por mi golpe. 4:24 Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será. 4:25 Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. 4:26 Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová. LA PEOR TRAGEDIA Cuando oímos de terremotos, inundaciones, aviones estrellados, y otras tragedias, nos lamentamos por la pérdida de tantas vidas. ¡Sin embargo la peor tragedia es la muerte de alguien que fue advertido del peligro pero pereció en un desastre, por no creer! La incredulidad a lo que Dios dice en la Biblia es fatal. Es natural que busquemos la ayuda de Dios cuando nos hallamos en aprietos. Al fin y al cabo, él “es grande y es abundante en poder; su entendimiento es superior a lo que se puede relatar” (Salmo 147:5 ). Él es quien mejor puede ayudarnos a afrontar los problemas. Además, la Biblia nos invita a „derramar‟, o abrir, nuestro corazón delante de él (Salmo 62:8 ). Entonces, ¿por qué tantas personas tienen la impresión de que Dios no contesta sus oraciones? ¿Hay motivos para pensar que no le importamos? En vez de apresurarse a culpar a Dios por su supuesta apatía, recuerde cuando usted era pequeño y sus padres no le concedían todo lo que les pedía. ¿Los acusaba de no amarlo? Muchos niños lo hacen. Pero cuando usted creció, comprendió que el amor se expresa de muchas maneras, y que concederle a un niño todos sus deseos no es realmente amoroso. Del mismo modo, el hecho de que Jehová no siempre conteste nuestras oraciones como quisiéramos no significa que no nos haga caso. La verdad es que Dios manifiesta su interés por nosotros de muchas maneras. “Por él tenemos vida” En primer lugar, gracias a Dios “tenemos vida y nos movemos y existimos” (Hechos 17:28 ). Sin duda, al darnos la vida ha demostrado su interés amoroso por nosotros. Además, Jesús nos proporciona lo necesario para que nos mantengamos vivos, pues leemos: “Él está haciendo brotar hierba verde para las bestias, y vegetación para el servicio de la humanidad, para hacer salir alimento de la tierra” (Salmo 104:14 ). De hecho, el Creador no solo satisface nuestras necesidades básicas, sino que generosamente nos da “lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando por completo [nuestros] corazones de alimento y de alegría” (Hechos 14:17). Con todo, algunos quizá se pregunten: “Si Dios nos ama tanto, ¿por qué permite que suframos?”. ¿Sabe usted la respuesta? ¿Tiene la culpa Dios? Gran parte del sufrimiento de los seres humanos se lo provocan ellos mismos. Por ejemplo, todo el mundo sabe los peligros que encierran ciertas actividades de alto riesgo. Aun así, la gente comete actos de inmoralidad sexual, abusa del alcohol, consume tabaco y otras drogas, participa en deportes peligrosos, conduce a toda prisa, etc. Si dicho comportamiento arriesgado acarreara sufrimiento, ¿quién tendría la culpa: Dios, o la persona que actúa con imprudencia? La Palabra inspirada de Dios dice: “No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará” (Gálatas 6:7). Además, los seres humanos a menudo se hacen daño unos a otros. Cuando una nación declara la guerra a otra, Dios de ninguna manera es culpable del sufrimiento resultante. Si un delincuente ataca a un conciudadano, ¿es Dios responsable de que esa persona resulte herida o muerta? ¡Claro que no! Cuando un dictador oprime, tortura y asesina a sus súbditos, ¿deberíamos culpar a Dios? No sería razonable (Eclesiastés 8:9). ¿Qué podemos decir de que millones de personas vivan en condiciones de extrema pobreza o estén muriéndose de hambre? ¿Es Dios el culpable? No. Nuestro planeta suministra alimento más que suficiente para todo el mundo (Salmo 10:2, 3; 145:16 ). Lo que lleva a las hambrunas y la pobreza es la distribución desigual de las generosas provisiones divinas. Y el egoísmo del hombre impide resolver este problema. El interés del Señor por nosotros se evidencia de muchas maneras La causa fundamental Ahora bien, ¿quién tiene la culpa de que la gente enferme o muera de vejez? ¿Le sorprendería saber que Dios tampoco es responsable de eso? Dios no creó al hombre para que envejeciera y muriera. Cuando colocó a la primera pareja humana, Adán y Eva, en el jardín de Edén, les dio la perspectiva de vivir para siempre en un paraíso terrestre. No obstante, Dios obviamente deseaba que la Tierra estuviera poblada de seres humanos que apreciaran su legado. Por eso, impuso una condición a dicha perspectiva de vida futura. Adán y Eva vivirían en el Paraíso solo si continuaban obedeciendo a su amoroso Creador (Génesis 2:17; 3:2, 3:17-23).
  • 7. Lamentablemente, aquellos primeros humanos se rebelaron. Eva optó por escuchar a Satanás el Diablo, quien le mintió y le dio a entender que Dios estaba reteniendo algo bueno de ella. De modo que Eva emprendió un derrotero de independencia e intentó “ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo”. Después Adán se unió a ella en la rebelión (Génesis 3:5-6). Al pecar, Adán y Eva demostraron que no eran dignos de vivir para siempre. Sufrieron las desastrosas consecuencias del pecado. Su fuerza y vitalidad fueron disminuyendo y con el tiempo murieron (Génesis 5:5). Sin embargo, su rebelión tuvo repercusiones mucho más serias. Nosotros aún sufrimos los efectos del pecado de Adán y Eva. El apóstol Pablo escribió: “Por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12 ). En efecto, debido a la rebelión de Adán y Eva, el pecado y la muerte se propagaron como una enfermedad maligna entre toda la familia humana. La tragedia Eva no debió haberle dado <<lugar al diablo>> (Ef 4:27); debió haberse aferrado a la Palabra de Dios y resistido al diablo. Nos preguntamos dónde estaba Adán durante esta conversación. En cualquier caso, Eva quitó de la Palabra al omitir <<libremente>> (v.2); añadió a la Palabra al ampliar <<ni le tocaréis>> (v. 3); y cambió la Palabra al hacer el <<ciertamente moriréis>> de Dios como <<para que no muráis>> (v. 3). En el versículo 6 vemos la trágica operación de los deseos de la carne (<<bueno para comer>>), el deseo de los ojos (<<agradable a los ojos>>) y el orgullo de la vida (<<codiciable para alcanzar la sabiduría>>), véase 1Juan 2:15-17. Es difícil pecar solo. Algo en nosotros nos hace querer pecar con otros. Adán deliberadamente pecó y sumergió al mundo en juicio (1Ti 2:14). II. condenación (3:7-19) A. INTERNA (vv.7-13). De inmediato vino la pérdida de la inocencia y la gloria y un sentido de culpa. Trataron de cubrir su desnudez con sus obras, ropajes que Dios no aceptó (v.21). Aún más, vemos una pérdida del deseo de comunión con Dios. Cuando oyeron que Dios se acercaba, ¡se escondieron! La culpa el temor y la vergüenza rompió la comunión con Dios que disfrutaban antes de su desobediencia. Nótese también que hubo una actitud creciente de auto defensa: el hombre le echó la culpa a la mujer y la mujer culpó a la serpiente. Vemos aquí el trágico efecto interno del pecado. B. EXTERNA (vv. 14-19) Es probable que la serpiente que Satanás usó no era la criatura rastrera que conocemos hoy. El nombre sugiere brillo y gloria, pero debido a que la criatura se sometió a Satanás y participó en la tentación, fue juzgada y condenada a arrastrarse en el polvo. El juicio de la mujer incluyó concepción y dolor en el alumbramiento. Fue puesta en sujeción a su marido. Nótese que Pablo sugiere que las mujeres cristianas que se casan con inconversos pueden tener peligros especiales al criar a los hijos (1Ti 2:8-15). El juicio sobre el hombre involucra su trabajo: el paraíso se reemplazaría con el desierto y el gozo del ministerio en el jardín con el sudor y el esfuerzo en el campo. El trabajo no es la pena de Dios, porque el trabajo no es pecaminoso (2:15). Es el sudor y el esfuerzo del trabajo y los obstáculos de la naturaleza que nos recuerdan de la caída del hombre. Toda la creación está bajo maldición y en esclavitud debido al pecado (Ro 8:15-25). C. ETERNA (v. 15). Este es el primer evangelio declarado en la Biblia: las buenas de que la simiente de la mujer (Cristo) a la larga derrotaría a Satanás y a su simiente (Gl 4:4-5). A partir de aquí y en adelante el torrente se divide: Satanás y su familia (simiente) se opone a Dios y a su familia. Dios mismo puso la enemistad (hostilidad) entre ellas y Él llevará al clímax la guerra cuando arroje a Satanás al infierno (Ap 20:10). Repase la parábola de la cizaña en Mateo 13 y note que Satanás tiene hijos así como Dios los tiene. En Génesis 4 Caín mata a Abel y 1Juan 3:12 nos informa que Caín <<era del maligno>>; hijo del diablo. El AT es la historia de dos simientes en conflicto; el NT nos narra el nacimiento de Cristo y su victoria sobre Satanás mediante la cruz. SEMANA DE LA CREACIÓN Día 1 - la luz; secuencia del día y la noche Día 2 - la atmósfera terrestre Día 3 - la tierra seca y la vegetación Día 4 - el sol, la luna y las estrellas Día 5 - las aves y los peces Día 6 - el resto de los animales y el hombre Día 7 - el sábado “ Y CREÓ DIOS EL HOMBRE A SU IMAGEN, a imagen de Dios lo creó; VARÓN Y HEMBRA LOS CREÓ”. —Génesis 1:27. Dios creó individuos como él, que pudieran razonar, sentir y amar. Para el sexto día, el mundo estaba lleno de vegetación y animales, y entonces Dios presentó la obra maestra de su creación. De acuerdo a Génesis 2:7, el Creador formó a Adán del polvo de la tierra, y cuando sopló en su nariz “aliento de vida... fue el hombre un “ser viviente”. Dios llamó al primer hombre creado a su imagen Adán, que significa “hombre”, y a la primera mujer llamó Eva, que significa “viviente”. El amante Creador vio la necesidad de la compañía humana. Adán y Eva reflejaban la imagen de Dios. El Todopoderoso podía haber programado seres como robots, que vagaran alegremente por el Jardín del Edén y le rindieran adoración. Pero él quería algo más: una relación personal. Los robots pueden sonreír,
  • 8. hablar, pero no pueden amar. Dios nos creó a su “imagen”, con la capacidad de pensar, recordar, decidir, comprender y amar. Adán y Eva eran la corona de la creación. 3. EL MAL ENTRA EN UN MUNDO PERFECTO Adán y Eva tenían todo lo que necesitaban para ser felices: perfecta salud mental y física y vivían en un hermoso hogar (Génesis 1:28-31; 2:8). Disfrutaban de la compañía personal de Dios y ningún rastro de preocupación, o temor ensombrecía sus vidas. Pero, ¿qué sucedió para que el mundo se transformara en un lugar de sufrimiento y tragedia? Los capítulos 2 y 3 de Génesis nos lo explican. He aquí un breve resumen: Un tiempo después de que Dios creara el mundo, el diablo entró al Edén para tentar a Adán y Eva a desobedecer a su Hacedor. Pero Dios limitó su campo de acción e influencia a un árbol: el “árbol de la ciencia del bien y del mal” (Génesis 2:9). El Creador les aconsejó que no se acercaran a ese árbol y que no comieran de su fruto, pues si lo hacían, morirían (Génesis 3:3). Un día, sin embargo, Eva se acercó al árbol prohibido, y el enemigo entró en acción. Le dijo que Dios había mentido, y que si comía del fruto de ese árbol no moriría, sino que adquiriría la sabiduría de Dios y conocería a fondo el bien y el mal. Hasta ese día Adán y Eva eran perfectos, pero permitieron que Satanás los engañara y probaron del fruto prohibido. Rompieron el vínculo de confianza y obediencia a Dios. El Todopoderoso había hecho planes para que Adán y Eva fueran los mayordomos de la creación divina (Génesis 1:26); pero al elegir ellos obedecer a Satanás, perdieron su soberanía. Desde entonces, el enemigo reclama este mundo como suyo, y hace cuanto puede para esclavizarlo. Muchas veces somos crueles y egoístas cuando hacemos lo que no deberíamos hacer. ¿Por qué? Porque hay un enemigo invisible, Satanás, que trabaja para que hagamos el mal. El capítulo 3 de Génesis relata que el pecado hizo que Adán y Eva sintieran miedo y se escondieran de su Creador. El pecado afectó negativamente toda la creación. Aparecieron las espinas entre las flores. La tierra comenzó a sufrir sequía y el trabajo llegó a ser una carga pesada. La enfermedad, el odio y la envidia aumentaron las miserias humanas. Pero lo más terrible de todo, es que sobrevino la muerte. ¿En qué consistió el pecado original? ESTA no es una pregunta de valor puramente intelectual ni mucho menos. ¿Por qué decimos eso? Porque la desobediencia de Adán y Eva ha afectado a todas las generaciones posteriores hasta el día de hoy. La Biblia afirma: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12). Pero ¿por qué tuvo consecuencias tan trágicas el simple hecho de tomar una fruta de un árbol y comerla? Cuando Dios creó a Adán y Eva, los instaló en un hermoso jardín repleto de vegetales comestibles. De todos los árboles frutales solo había uno del que les prohibió comer: el “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”. Como poseían libre albedrío, tenían la opción de obedecer o desobedecer a Dios en este asunto. Sin embargo, él le advirtió a Adán: “En el día que comas *del árbol del conocimiento+, positivamente morirás” (Génesis 1:29;2:17). Una prohibición razonable Tal prohibición no los obligaba a pasar privaciones, pues podían comer de todos los demás árboles del jardín (Génesis 2:16). Tampoco los privaba de su dignidad ni daba a entender que tuvieran malas tendencias. Si Dios hubiera prohibido cosas tan abominables como la bestialidad o el asesinato, se podría alegar que los seres humanos perfectos tenían inclinaciones perversas que debían refrenarse. La acción de comer, en cambio, era natural y correcta. ¿Eran las relaciones sexuales el fruto prohibido, como afirman algunos? No hay base en las Escrituras para tal idea. En primer lugar, cuando Dios decretó la prohibición, Adán estaba solo, y por lo visto siguió así por un tiempo (Génesis 2:23). En segundo lugar, Dios les dijo a Adán y Eva: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra” (Génesis 1:28). No es lógico pensar que les mandara así violar su ley y luego los sentenciara a muerte por hacerlo (1 Juan 4:8). Y por último, Eva comió del fruto primero y después le dio de este a su esposo (Génesis 3:6). Está claro que el fruto no podían ser las relaciones sexuales. Eva deseaba ser como Dios para decidir por sí misma lo que está bien y lo que está mal Un intento de obtener la independencia moral El árbol del conocimiento era un árbol literal que simbolizaba el derecho que Dios tiene como Gobernante de decidir lo que está bien y lo que está mal para su creación humana. Comer del árbol, por tanto, constituía no solo un robo —pues estaban tomando algo que pertenecía a Dios— , sino también un intento descarado de obtener la independencia moral, o autodeterminación.
  • 9. Fijémonos en que Satanás, después de asegurarle a Eva que ella y su esposo ‘no morirían’ si comían del fruto, añadió: “Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo” (Génesis 3:4, 5). Ahora bien, cuando Adán y Eva comieron del fruto no alcanzaron una comprensión divina del bien y el mal. De hecho, Eva le dijo a Dios: “La serpiente... ella meengañó” (Génesis 3:13). Aun así, Eva conocía el mandato divino, pues hasta se lo repitió a la serpiente, la cual actuaba como portavoz de Satanás (Revelación [Apocalipsis] 12:9). De modo que ella desobedeció a Dios de forma deliberada (Génesis 3:1-3). Adán, en cambio, no fue engañado (1 Timoteo 2:14). Pero en vez de obedecer lealmente a su Creador, escuchó a su esposa e imitó su proceder independiente (Génesis 3:6, 17). El fruto prohibido no eran las relaciones sexuales Al independizarse de Jehová, Adán y Eva dañaron para siempre su relación con él, y el pecado se arraigó en su organismo, afectando hasta su misma composición genética. Aunque es cierto que siguieron viviendo cientos de años, “el día” en el que pecaron empezaron a morir, tal como le sucedería a la rama que se cortara de un árbol (Génesis 5:5). Además, por primera vez notaron intranquilidad de espíritu. Se sintieron desnudos e intentaron esconderse de Dios (Génesis 3:7, 8). También experimentaron sentimientos de culpa, inseguridad y vergüenza. Su pecado les produjo una gran agitación interna, y su conciencia los empezó a acusar. A fin de mantener su palabra y cumplir con sus santas normas, Dios sentenció a Adán y Eva a muerte y los expulsó del jardín de Edén (Génesis 3:19, 23, 24). De ese modo se perdieron el Paraíso, la felicidad y la vida eterna, y se introdujeron el pecado, el sufrimiento y la muerte. ¡Qué tragedia para la familia humana! No obstante, inmediatamente después de sentenciar a nuestros primeros padres, Dios prometió reparar todo el daño que resultara del pecado, sin incumplir sus justas normas. Jehová decidió tomar medidas para que los descendientes de Adán y Eva fueran liberados del pecado y la muerte, y utilizó para ello a Jesucristo (Génesis 3:15;Mateo 20:28; Gálatas 3:16). Mediante él, Dios eliminará el pecado y todos sus efectos y convertirá toda la Tierra en un paraíso, tal como se propuso en un principio (Lucas 23:43;Juan 3:16). Para varias de las religiones del tronco bíblico —entre ellas el judaísmo y el cristianismo— el pecado original es el pecado cometido por los primeros padres de la humanidad (Adán y Eva) al desobedecer el mandato divino de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. El pecado, es cometido por la persuasión de una serpiente (que posteriormente sería identificada con el demonio), fue castigado con la expulsión de la humanidad del jardín del Edén y su sujeción a la muerte, y el sufrimiento eterno; de acuerdo con algunas interpretaciones cristianas, notablemente la católica, dañó también de manera perdurable la naturaleza humana de Adán y Eva, así como la de todos sus sucesores. La historia, narrada en Génesis 3, es común a las tres grandes religiones monoteístas; la interpretación de la naturaleza exacta del pecado cometido y del castigo impuesto, sin embargo, varía entre las citadas religiones. en genesiscapitulo 3 dice que fue el de desobedecer una simple norma o mandato pero ¿porque fue tan grave? 1)ellos tenian conocimiento de que no podian comer de ese fruto y la concecuencia si lo comian y la mujer lo resito al ser tentada dijo de todo arbol del jardin puedes comer hasta quedar satisfecho pero comer del arbol de lo bueno y malo no debes comerlo no para que no mueran 2) la serpiente dijo que tendrian que ser como dios conociendo lo bueno y malo somos como dios hoy en dia? no fue mentira pero le desperto el deseo de ser dio gobernarse sin su direccion sin depender de el pero los gobierno hoy en dia han traydo paz y felicidad? 3)anhelaron el fruto como algo que desear comtenplaron ¿sera que no habian mas frutos?osea desearon lo prohibido. conclucion, fueron rebeldes desecharon la autoridad de dios y todo lo que hiso por ellos es como si dijeran no nesesitamos de ti y fallaron este es el pecado original