7 habitos de la gente altamente efectiva carmen romero ppt
Diez reglas para formar tu voluntad
1.
2. Es difícil, tras estudiar el tema de la voluntad desde
perspectivas tan diversas, intentar concretar para ofrecer
unas pautas específicas que no sean simples recetas de
cocina, pues al atravesar la frontera entre la teoría y la
práctica, entre las ideas y su aplicación, hay un trecho
difícil de salvar. No obstante, voy a tratar de
esquematizarlas.
3. 1. La voluntad necesita un aprendizaje gradual, que se
consigue con la repetición de actos en donde uno se
vence, lucha y cae, y vuelve a empezar
A esto se llama en psicología hábito. Dicho en otros
términos: hay que adquirir hábitos positivos mediante la
repetición de conductas, de forma deportiva y alegre, que
van inclinando la balanza hacia comportamientos mejores,
más maduros y que, a la larga, se agradecerán, pero que,
en las primeras etapas, cuestan mucho trabajo, puesto
que la voluntad está aún en estado primario, sin dominar.
4. 2. Para tener voluntad hay que empezar por negarse o vencerse en los
gustos, los estímulos y las inclinaciones inmediatas.
Esto es lo realmente difícil. Es más fácil explicar los mecanismos por donde
hay que dirigir la voluntad, que ponerse uno a funcionar, aplicando las teorías
y los argumentos. Esto es: toda educación de la voluntad tiene un trasfondo
ascético, sobre todo cuando se empieza. La labor de los padres en esta tarea
es decisiva: deben —con mucha sabiduría— hacer atractiva la
responsabilidad, el deber y las exigencias concretas. De otra parte, están los
educadores: deben guiar al alumno hacia la verdad y la libertad, ligadas
estrechamente.
Hay un puente que va de la primera a la segunda. La voluntad es liberadora.
¿En qué consiste ser libre? ¿Qué es liberarse? Significa poder moverse sin
coacciones, haciendo lo que uno quiere, eximiéndose de obstáculos y
dependencias que distraigan del mejor trayecto personal. La voluntad libera e
inicia el vuelo hacia la realización del proyecto personal y de la felicidad.
Ahora bien, hay que hacer la siguiente pregunta: ¿Cuál es el nivel del proyecto
y a qué cosas nos referimos cuando hablamos de felicidad? La respuesta no
es otra que indagar en los argumentos de nuestra existencia, ya que éstos
constituyen el alma de nuestra vida como anticipación y programa de la
misma. La vida humana es una tarea que se mueve entre dos polos: adecuar
los deseos a la realidad. Por eso la felicidad no consiste en vivir bien y tener
un excelente nivel de vida, sino en saber vivir. Es frecuente captar esto
cuando la vida se acaba. Es una lástima darse cuenta de ello cuando se está
5. 3. Cualquier aprendizaje se adquiere con más facilidad a medida que la
motivación es mayor. Estar motivado implica estar preparado para apuntar
hacia el mejor blanco.
El ejercicio de luchar por nuestros objetivos se estira más gracias a la fuerza
de los contenidos que los mueven. Lo expresaré de otra forma: el que no
sabe lo que quiere, el que no tiene la ilusión de alcanzar algo, difícilmente
tendrá la voluntad preparada para la lucha. Esta regla sugiere muchas cosas
a la vez. Por una parte, el viejo tema del modelo de identidad, esa lección
abierta que otro nos da y nos invita a imitarlo. Tenerlo presente es empezar a
andar de forma correcta y correr tras la verdadera libertad. Como dice Daniel
Inenarity: «Libertad como pasión significa superar el reduccionismo de una
libertad sólo centrada en aspectos formales, comprada al precio de una
perpetua indecisión [... ] Una libertad profunda es aquella que se realiza, se
hace vida, decide y compromete [... ] conservando la propia superioridad
moral. » Es decir, que todo progreso humano que se hace de espaldas a
unas normas morales acaba mal. El hombre superior es el hombre espiritual
que ve a los demás como personas, no como peldaños.
Por otra parte, hay que saber descubrir lo que yo llamaría en la actualidad
valores de recambio, que de algún modo se circunscriben alrededor de los
grandes motivos del hombre. Son nuevos motores que iluminan con su fuerza
el proyecto personal: la democracia, los valores de la Ilustración, el pluralismo
bien entendido, la solidaridad, así como una visión supranacional de los
6. 4. Tener objetivos claros, precisos, bien delimitados y
estables.
Cuando esto es así y se ponen todas las fuerzas en ir
hacia delante, los resultados positivos están a la vuelta de
la esquina, y no tiene cabida la dispersión de objetivos, ni
tampoco querer abarcar más de lo que uno puede. Por
eso produce mucha paz aplicarse en esos propósitos,
siendo capaz de apartar todo lo que pueda distraernos o
alejarnos de las metas. Querer es pretender algo concreto
y renunciar a todo lo que distraiga y desvíe de los
objetivos trazados.
7. 5. Toda educación de la voluntad tiene un fondo ascético,
especialmente en sus comienzos.
Hay que saber conducir las ansias juveniles hacia una
meta que merezca realmente la pena. Ahí es donde
resulta decisiva la tarea del educador por un lado, y la de
los padres, por otro. Hay una observación complementaria
que quiero hacer, una vez llegados a este punto: las
grandes ambiciones, las mejores aventuras, brotan de
algo pequeño, que crece y se hace caudaloso a medida
que la lucha personal no cede, no baja la guardia,
insistiendo una y otra vez.
En el alpinismo, por ejemplo —tarea que se parece mucho
al fortalecimiento de la voluntad—, lo importante es dar
pequeños pasos hacia arriba, ir ascendiendo en la
montaña no gracias a las grandes escaladas, sino merced
a pequeños avances, al principio costosos y, después, ya
más fáciles, una vez que se vislumbra el paisaje desde la
8. 6. A medida que se tiene más voluntad, uno se gobierna
mejor a sí mismo, no dejándose llevar por el estímulo
inmediato.
El dominio personal es uno de los más extraordinarios
retos, que nos elevan por encima de las circunstancias.
Se consigue así una segunda naturaleza. Uno no hace lo
que le apetece, ni escoge lo más fácil y llevadero, sino
que se dirige hacia lo que es mejor. Cuando la voluntad
es más sólida, esa persona ya ni se plantea el cansancio
que ha supuesto o sus apetencias, sino lo que sabe que
será más positivo para ella de cara a los objetivos
diseñados.
9. 7. Una persona con voluntad alcanza las metas que se
había propuesto con constancia.
He comentado en las páginas que preceden lo importante
que es tener presentes las piezas instrumentales de la
voluntad: el orden, la tenacidad, la disciplina, la alegría
constante y la mirada puesta en el futuro, en la meta.
Existe hoy la tendencia a la exaltación del modelo del
ganador, que deja en la estacada, groggy, a muchos
perdedores en el ring social. Por eso, compararse con
otros, fijarnos demasiado en las vidas ajenas, puede
ofrecer una cara negativa, suficiente como para no
disfrutar con lo que se tiene y desear lo que no poseemos.
10. 8. Es importante llegar a una buena proporción entre los
objetivos y los instrumentos que utilicemos para
obtenerlos; es decir, buscar la armonía entre fines y
medios.
Hay que intentar una ecuación adecuada entre aptitudes y
limitaciones, pretender sacar lo mejor que hay en uno
mismo, poniendo en marcha la motivación, configurada
gracias a las ilusiones, así como el orden, la constancia,
la alegría y la autoridad sobre nosotros mismos, para no
ceder ni un ápice en lo propuesto.
11. 9. Una buena y suficiente educación de la voluntad es un
indicador de madurez de la personalidad.
No hay que olvidar que cualquier avance de la voluntad se
acrecienta con su uso y se hace más eficaz a medida que
se incorpora con firmeza en el patrimonio psicológico de
cada uno de nosotros. Una persona madura y con
equilibrio psicológico ofrece un mosaico de elementos
armónicamente integrados, en donde la voluntad brilla con
luz propia.
12. 10. La educación de la voluntad no tiene fin.
Esto significa que el hombre es una sinfonía siempre
incompleta, y que, haber alcanzado un buen nivel no
quiere decir que se esté siempre abonado al mismo, ya
que las circunstancias de la vida pueden conducir a
posiciones insólitas, inesperadas, difíciles o que obligan a
reorganizar parte de la estructura del proyecto personal.
También hay que citar la falta de orientación de la
sociedad actual, tan permisiva y con tan pocos valores de
referencia, que impide ver ejemplos positivos que sirvan
como modelos de identidad. La sociedad, tal y como está
ahora, no favorece en casi nada la potenciación de la
voluntad. Y mucho más difícil resulta esta potenciación
con la influencia de la televisión, frente a la cual no cabe
tener más que un moderado pesimismo.
Es un poco largo, pero vale la pena.
13. Se refiere a la capacidad de reconocer todo aquello que
pasa en torno a la propia persona. Existen claves para
ello, la puerta de entrada entre el mundo externo y el
mundo interno de una persona son el pensamiento, las
emociones-sentimientos y después las sensaciones.
Trabajando en el reconocimiento de todo ello puede uno ir
aspirando a "el dominio de sí mismo". En realidad una
persona es responsable no tanto porque cumpla con sus
funciones asignadas de un trabajo o tarea sino porque es
capaz de auto-observarse (en ese mundo interior) y
desde ahí tomar decisiones. Solo desde una intención
clara se puede desarrollar una real voluntad para seguir
adelante tras los sueños y metas siempre sosteniendo los
bríos para sostenerse ante adversidades eventuales.
Saludos