1. CARTA A UN NIÑO QUE ACABA DE HACER LA
PRIMETRA COMUNIÓN
Querido_______
Soy el cura que te “ha dado la comunión”. La verdad es que no
me gusta mucho la frase, pero se entiende.
Cuando ya se ha pasado todo, cuando lo que esperaste y te puso
nervioso es ya historia, cuando te has quedado solito con los
familiares de todos los días, cuando ya te tienes que poner otra
meta porque ésta está cumplida, cuando todo queda atrás, te
quiero decir una cosa todavía.
Lo más bonito de la vida está siempre por venir. Vivirás días
muy felices que te gustaría que no acabaran nunca. Este día de la
comunión es un día de los bonitos. Uno más. ¡Las veces que dirás
en tu vida: “este es el día más bonito”!
Me parece que una cosa bonita de hoy es que, aunque no lo
entiendas muy bien, aunque nunca lo llegues a entender, la
primera comunión es importante porque nos decimos: me tengo
que alimentar de Dios. Sí, tenemos un corazón tan grande y con
tanta capacidad, que se pone triste y duro (¡hasta se hace de
piedra!) si no se alimenta de Dios...
¡Qué rollo, verdad! Para mí no es un rollo, es una gran verdad, lo
único que hay cosas tan importantes que nos cuesta entenderlas...
¡Ah!, por cierto, no quiero que se me olvide decirte que por
mucho que quieras a Dios, Él te va a ganar siempre en cariño; te
quiere mucho más de lo que le puedas querer. Y, aunque te
olvidarás de Él, Él seguirá pronunciando, en el silencio de tu
corazón, cada noche, como en un susurro, tu nombre... Sólo oyen
este susurro los que afinan el oído a la Palabra de Dios...
A lo mejor tú, una noche de un día de no sé qué año.., escuchas
su voz pronunciando tu nombre... Suele utilizar también la voz de
una persona... ¡Ese día, si llega, sentirás muchísima alegría...!
¿A qué no te esperabas este sermón? Oye, los hay que son más
pesados. Y conste que está escrito para que lo entiendas el día de
mañana... Hoy ya has vivido muchas cosas...
Un abrazo grande y adiós.