Este documento presenta una introducción a la sociología del deporte. Explica que las ciencias sociales surgieron para estudiar los fenómenos sociales de manera sistemática, siguiendo el modelo de las ciencias naturales pero reconociendo las particularidades de su objeto de estudio, lo social. Detalla las contribuciones de pensadores como Marx, Dilthey y Durkheim para establecer las ciencias sociales, especialmente la sociología, como disciplinas científicas legítimas. Durkheim fue fundamental al proponer tratar los hechos sociales de manera objetiva
1. INTRODUCCIÓN A LA SOCIOLOGÍA DEL DEPORTE
UNIDAD 1-TEMA 1
Lectura 1: QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE LA SOCIOLOGÍA
Sobre el objeto y el surgimiento de las ciencias sociales
Las ciencias hoy existentes pueden en primera instancia ser clasificadas en formales y fácticas.
Las primeras son sólo la lógica y la matemática, que no remiten a ningún objeto directo de la
realidad, sino a los mecanismos formales conque las comprendemos. Todas las demás son
"fácticas", es decir, relativas a hechos; por tanto, las teorías que en ellas existen tienen como
referencia aspectos de la realidad, que ellas buscan interpretar y explicar.
Dentro de las ciencias fácticas, se distinguen por una parte las físico- naturales (p.ej., física,
biología, química, astronomía, geología, etc.), y las sociales (historia, sociología, economía,
antropología, etc.). Estas últimas, en otra época eran denominadas "ciencias humanas", y aún
"ciencias del espíritu", lo que marca la mentalidad de los períodos respectivos (comienzos de este
siglo y fines del XIX).
El surgimiento de las ciencias con las características que hoy le conocemos (de aplicación del
cálculo matemático y la medición a la observación, el experimento y el tratamiento de los datos),
se dio desde hace ya tres siglos, con la denominada revolución copernicana. A partir de Galileo, la
astronomía y la física se independizan de la filosofía, en la medida en que la presunción teórica de
que la Tierra no es el centro del Universo resultaba confirmada por observaciones telescópicas.
Esto colaboró para que la razón humana fuera de allí en más el criterio orientativo bási co para la
ciencia, e incluso también para la ética, la filosofía y la legitimación de los gobiernos, abriendo
paso a lo que se ha llamado "modernidad". Consiguientemente, la Iglesia perdía hegemonía en el
manejo directo del poder político e ideológico, lo cual le hizo rechazar muchos de los iniciales
hallazgos de la ciencia.
Las ciencias primeras fueron del orden físico-natural: química (por mucho tiempo no distinguida
de la alquimia), biología (ligada a medicina), física. Esta última se convirtió con el tiempo en la
2. ciencia/tipo o ejemplar, a través de la teoría de Newton, que estableció y explicó la gravitación
universal (es decir, la atracción de los cuerpos según su masa). Esta disciplina ofreció el modelo de
explicación causal-determinístico, ligado a la existencia de leyes sobre hechos repetibles: siempre
que se dan las mismas condiciones, se producirán los mismos resultados. De tal modo – al menos
en las artificiales condiciones de un experimento, donde todo está controlado - se puede prever el
comportamiento de los fenómenos a partir de conocer estrictamente su previa situación.
Estas ciencias se fueron consolidando, de modo que cuando surgieron las sociales. A fines del siglo
XIX y comienzos del XX, ya tenían una fuerte aceptación y tradición conformada. Ello implicaba
mucha presión para que las ciencias sociales siguieran el modelo de las físico-naturales
(explicación causal-determinística), y es esta una de las razones de la supuesta superioridad que a
estas últimas se ha solido atribuir, y de la pretensión - muchas veces presente, aún hoy - de que las
ciencias sociales copien a las físico-naturales como "modelo" a seguir.
Uno de los supuestos difundidos es que las ciencias físico-naturales serían "exactas". En rigor de
verdad, ninguna medición puede ser absolutamente exacta, porque siempre podrían aparecer
instrumentos más precisos que los actuales: lo único que se conoce con exactitud es la magnitud
del error que la medición podría incluir. Otra idea es la de que las ciencias físico-naturales serían
totalmente "objetivas". Porque en ellas los distintos científicos suelen estar de acuerdo en las
interpretaciones: Kuhn -un historiador de la ciencia riguroso- demostró que en ciencias físico-naturales
se usan supuestos disímiles, y que hay puntos de vista teóricos definidos, sólo que no se
advierten porque suelen ser sucesivos y no simultáneos (él los llamó "paradigmas"): es decir,
existen interpretaciones alternativas de los mismos hechos. También hay quien cree que las
ciencias físico-naturales son totalmente "comprobadas", contrastadas con las sociales que no lo
serían. Ya en 1930, Popper demostró que la probanza en ciencia nunca puede ser total: siempre
puede haber un nuevo dato que rectifique o refute las teorías anteriores, de modo que a lo sumo
podemos llegar a confirmaciones parciales, a veces de corte probabilístico.
Decimos todo lo anterior para que se advierta que si las ciencias sociales no son exactas, si hay en
ellas puntos de vista teóricos diversos, o si no están taxativamente comprobadas, todo esto afecta
también a las ciencias físico-naturales. En todo caso, la diferencia es sólo cuestión de grado, en
tanto estas últimas refieren mayoritariamente a hechos repetibles, y tienen un más largo
desarrollo histórico. Pero no existe la supuesta clara oposición entre ciencias "objetivas" y otras
que no lo fueran.
Por cierto, lo antedicho no impide advertir la dificultad atinente a las ciencias sociales, en cuanto
el objeto de análisis es el mismo que el sujeto que analiza: ello hace que los obstáculos para lograr
3. una distancia objetivante sean mayores. Pero no deja de haber un margen de este problema en las
ciencias físico-naturales: casos recientes como la clonación o el virus del SIDA tienen tantas
consecuencias éticas, que allí también los temas valorativos humanos pueden influir en las
decisiones teóricas del investigador. En todo caso, hay que advertir que si a nivel de objeto unas
ciencias son "naturales" y otras "sociales", a nivel de construcción todas las ciencias son sociales.
Es decir: todas las ciencias son una construcción social, un producto de la acción social. Este último
aspecto suele ser poco advertido por quienes hacen ciencias físico-naturales, que creen "ver"
directamente la realidad sin advertir los parámetros de interpretación (y aún de percepción)
socialmente adquiridos que los condicionan. Los temas de investigación, los mecanismos de
financiamiento, la posibilidad de utilizar los resultados de las indagaciones, todo ello muestra
cómo la ciencia es un hacer social, fuertemente ligado a las condiciones del poder político, su
atención a la ciencia, la posibilidad de libertad de opinión existente, etc. y sólo por vía de las
ciencias sociales es dable estudiar las condiciones en las cuales se producen, difunden y aplican las
ciencias (todas, incluso ellas mismas).
Existe otra característica importante de las ciencias sociales: su capacidad de influir en los
comportamientos de los actores sociales. No es sólo que "se apliquen" luego de terminadas las
investigaciones, lo cual sucede igualmente en las físico-naturales; sino que el hecho mismo de
entrevistar a alguien o de hacerle una encuesta puede modificar su situación y acción frente al
fenómeno estudiado. La ciencia social causa por sí misma determinados comportamientos, y
puede precipitar actitudes o valoraciones.
La tradición filosófica
A comienzos del siglo XIX vivió en Alemania uno de los filósofos más influyentes de la modernidad,
George Hegel. Su dialéctica idealista proponía que el mundo era primariamente racionalidad, que
luego se "externaba" como realidad material. El propuso una "filosofía de la historia", anterior a la
ciencia social: interpretaba la historia de la Humanidad como una serie de pasos racionales que
habían sucedido necesariamente, que se habían dado de acuerdo aún cierto ordenamiento lógico
que llevaba a que cada vez -a medida del decurso de la Historia- se lograra grados mayores de
autoconciencia y de síntesis ordenada de la sociedad.
De allí surgió luego la teoría de Marx, quien decidió "invertir" a Hegel, y proponer que era lo
materiaI/social lo que estaba primero, y la conciencia social su consecuencia. Marx también
concibió a la historia como pasos graduales hacia estadios mayores de libertad y racionalidad:
pero incluyó en su análisis instrumentos de economía y construyó categorías de orden científico-social.
4. Por esto, algunos lo asumen como el padre de la Sociología, que fue la primera ciencia social
aceptada como tal. Sin embargo, tal paternidad no le fue universalmente reconocida, dado que su
teoría buscaba ser "ciencia crítica", no neutral, y por tanto se planteaba conceptualizar los
intereses de los trabajadores industriales ("proletarios") contra los de los capitalistas, que su teoría
mostraba que vivían de la actividad de aquellos. A su vez, Marx no rehuía la filosofía dentro de su
trabajo científico, como sí lo hacían los científicos que querían ser aceptados como tales: en
realidad hacía una síntesis de ciencia y filosofía, que implicó la novedad de hacer a la filosofía jugar
un papel como parte del análisis científico de hechos sociales. En todo caso, la peculiar ubicación
de Marx en el campo del conocimiento -al que él asumía explícitamente como parte del conflicto
social- lo llevaba a plantear una ciencia de lo social única, que incluía aspectos de economía,
sociología, teoría política. Para él no habría "ciencias sociales" en plural, porque al dividirse estas
entre sí, impedirían captar el funcionamiento orgánico de la sociedad como un todo donde sus
partes están mutuamente imbricadas.
Más tarde, hacia 1880, aparecería - también en Alemania, fecunda siempre para la filosofía- W.
Dilthey. Este pensador buscó salvar la especificidad de las "ciencias del espíritu" respecto de
aquellas que estudian la naturaleza. Advirtió que los comportamientos humanos no serían
causalmente determinados, ya que aún mismo estímulo, podemos responder cada uno de manera
diferente, y aún la misma persona diferencialmente según cada momento. No habría
determinismo a partir de las causas; ello, porque lo propio de lo humano sería la conciencia, y la
libertad que esta posibilita. El hombre puede elegir, y por ello lo que mueve sus actos sería los
motivos conscientes que cada uno tiene en mente para realizarlos. Así es que Dilthey planteó la
idea de "comprensión" como alternativa a la "explicación" propia de las ciencias físico-naturales
(tal "comprensión" o metodología hermenéutica mantiene fuerte influencia hasta nuestros días).
Se trataría -entonces- no ya de especificar con proceso de observación externa cuáles son las leyes
causales que dan razón de un hecho, sino de interpretar qué pasó por la mente del que lo realizó,
y obró como motivo consciente que lo llevó a realizarlo. Es decir: había que "ponerse en el lugar
"de quien realizó una acción para buscar el sentido" de esta, el cual por supuesto es propio sólo de
ese sujeto y no de todos, y no resulta perceptible para un observador externo.
Esta interesante aportación de Dilthey no convenció a los científicos de la época, imbuidos del
espíritu positivista para el cual no era ciencia aquello que no se ligara a lo experimental, y no se
hiciera observable externamente. Pudo conformar a algunos psicólogos y sociólogos, pero desde
un punto de vista masivo provocó más bien una confirmación del sentido común según el cual era
evidente que para lo social no se podía usar eso que llamaban "el método científico" (muchos
creían entonces que había uno solo): lo social no podía estudiarse rigurosamente, porque allí
aparecían cuestiones valorativas y filosóficas, cuando no incluso religiosas (es decir: si se
5. planteaba el casualismo en lo social, esto ponía en duda el libre arbitrio, sostenido por las
religiones mayoritarias).
Por eso la llegada de Emilio Durkheim, alrededor de 1900 en Francia, significa de manera más
indiscutida la aceptación de lo social como objeto de ciencia. No es por ello "mejor" su obra que la
de Dilthey o la de Marx, probablemente sea menos extensa y detallada que la de este último; pero
sí es la que convenció mayoritariamente a las comunidades científicas de la época que la
Sociología podía ser ciencia (y -a partir de allí- podrían serIo luego las demás disciplinas sociales,
como Ciencia Política, Antropología, etc.) En "Las reglas del método sociológico" determinó
Durkheim su programa: "hay que tratar a los hechos sociales como cosas". Es decir, objetivarlos,
abandonar ideas como la de libertad del individuo para ver las leyes empíricas de funcionamiento,
a partir de una rigurosa referencia a los datos. Así fue que advirtió "regularidades" cuando, en vez
de tomar la conducta individual como objeto, asumió los datos estadísticos relativos a conjuntos
sociales (clases, grupos, instituciones). Allí se advierte la diferencia en acceso a la escuela según
clase social, o cómo el suicidio era una posibilidad diferente según el sector social a que se
perteneciera. Durkheim - un conservador -, escandalizó a los convencionalismos de su época
diciendo que los hombres sufrían "coacción"; es decir, que lo que ellos creían un acto libre, era el
fruto del condicionamiento social. Pensamos y hacemos según corresponde al estamento social a
que pertenecemos. Esta idea resultó central para que la ciencia social fuera factible, y establece la
posibilidad de estudiar causas que resulten ajenas a la percepción del sujeto que actúa. El
investigador puede así advertir la existencia de influencias que son desconocidas por quienes las
padecen.
Esta versión - aparentemente menos respetuosa de la especificidad de lo social que la de Dilthey -
fue la que promovió los estudios sociales al rango de científicos. Es que en realidad, se alejaba
más del - sentido común que la del autor alemán, y también de la filosofía especulativa que había
ocupado el análisis de los objetos que desde entonces empezarían a ser diseccionados por las
ciencias sociales. Además, Durkheim resultó cuidadoso en su aproximación: completaba diciendo
que "hay que tratar a los hechos sociales como cosas sociales". Tratarlos objetivamente, como a
todas las demás cosas: pero sin olvidar que lo social es un objeto específico, diferente de los de la
naturaleza.
Durkheim demostraba que tras "el actor social" (quien actúa), hay una estructura objetiva (clase,
estamento. Estado, institución, etc.) Que explica cómo y por qué actúa. Él pone el énfasis en la
estructura, y no tanto en la acción individua1. Hasta nuestros días, los estudios sociales se dividen
entre los que enfatizan la estructura (y por ello los factores causales no conocidos por el
individuo), y los que privilegian la acción (y por ello los motivos conscientes que mueven al acto
del sujeto).
6. Los primeros suelen ocuparse más de las cuestiones globales de la sociedad, Los segundos explican
básicamente 1as acciones de cada uno de los sujetos (y no la sociedad como un todo).
En la primera de estas tendencias, un movimiento decisivo fue el del estructuralismo francés de
los años sesentas y setentas de nuestro siglo. Tomaron su modelo de la lingüística, que pasó a ser
desde entonces una ciencia central. Autores como Levi -Strauss (en Antropología social) y Roland
Barthes (en teoría del texto), interpretaban al sujeto humano como conformado totalmente desde
fuera, por el lenguaje o por el inconsciente. Esto hacía que el sujeto humano simplemente fuera
un "portador" de condiciones para él mismo desconocidas. Esta teoría - de compleja explicación
que no desarrollaremos aquí - llevó a pensar en la "muerte del sujeto", en tanto mostró una
ruptura rotunda entre lo que cada hombre cree que hace libremente, y las condiciones objetivas
de su atadura a causas ignoradas (pertenecientes al plano de la sociedad y la cultura, al universo
de los símbolos).
La ideología en la ciencia
La ciencia social se produjo en ruptura con el sentido común y la filosofía: por ello, también en
diferenciación/separación de la ideología, y esto sin duda resultó útil en su momento: la ciencia
no está en simple continuidad con las ideas de quienes la hacen, y hay enorme distancia entre un
trabajo de investigación y un manifiesto ideológico.
Pero asumido lo anterior, es también una ilusión creer que se puede desterrar la ideología de las
ciencias sociales en términos totales. Inevitablemente, las teorías científicas, que deben asumir
condiciones de rigurosidad, coherencia interna, contenido empírico, etc., a la vez resultan una
interpretación de lo social, y la interpretación no puede dejar de tener algún viso de valoración;
aún la aparente no-valoración, la supuesta neutralidad, es valorativa, dado que valora a la
neutralidad por sobre la toma de partido (a la vez que suele favorecer objetivamente a lo que está
ya establecido, contra los partidarios del cambio).
Como no hay ideología que penetre más que aquella que no se presenta como tal (aquella en cuyo
nombre se afirma que "las cosas son así", y nos convence de que "habla objetivamente'), es útil
que los presupuestos ideológicos que incluyen las teorías en ciencias sociales estén explicitados.
Esto rara vez se da (sólo las teorías críticas suelen hacerlo, caso marxismo), pero en todo caso
quienes practican ciencias sociales deben saber decodificar tales presupuestos en los desarrollos
teóricos o empíricos que les sean presentados.
7. Este aspecto ideológico ha estado presente en la determinación de los objetos de las disciplinas
científico-sociales. Caso paradigmático, el de la Antropología: ligado al proceso de colonización a
comienzos de siglo, le sirvió de acompañamiento y justificación, al proponer a las culturas
supuestamente "primitivas" como objeto de una ciencia especial. Sociedad, sólo lo sería la
occidental (por eso sería estudiada por la Sociología). En cambio estas "comunidades" sin memoria
histórica ni escritura, serían confinadas a una disciplina diferenciada, que de antemano las ponía
en consideración de inferioridad constitutiva en relación con la cultura hegemónica.
Otro caso sintomático es la Historia: siendo parte decisiva de los relatos de constitución de las
identidades nacionales (a través de la presentación de "héroes" y situaciones fundacionales de la
Nación) aparecía como indiscutida e indiscutible. La apreciación - dada con el tiempo - de los
presupuestos ideológicos que conlleva (caben interpretaciones alternativas de los mismos hechos
documentados), ha ido mostrando la enormidad de dificultades que hacen a la disciplina: la
imposibilidad de "objetividad" pura, los disímiles criterios para establecer los períodos, la
imposibilidad de reconstruir desde el hoy el clima cultural de la época que se pretende explicar,
etc. La Historia muestra palmariamente cómo la ciencia no es una simple "copia" de la realidad,
sino un recorte selectivo de esta: sería imposible hablar de todos los hechos que acaecen cada día
en el mundo, de modo que lo que la disciplina recopila es una selección mínima, que da por
sentado qué es lo que vale la pena rescatar de la vasta multiplicidad de los acontecimientos.
La economía es un caso sumamente interesante: algunos creen (¿ingenuamente?) que es casi una
ciencia exacta, con leyes inmanentes. Pero los clásicos hablaban acertadamente de "economía
política": en realidad, las leyes económicas rigen mientras rija el sistema económico en que tienen
lugar. En el feudalismo, ni siquiera existía el dinero, de modo que por supuesto tampoco existían
los problemas financieros, la inflación o la medida del salario y su relación con los precios. Haber
"recortado" el objeto de la economía de sus bases sociales de existencia, es una operación
propiamente ideológica, que lleva a muchos economistas a recitar el credo actualmente
hegemónico creyendo que hablan en nombre de alguna ley casi natural, con total
desconocimiento de las limitaciones contextuales de sus afirmaciones.
Con la ciencia política ocurre algo similar: si se la piensa al margen de las condiciones
socioeconómicas, puede llegar a creerse que el poder en su totalidad pasa por las instituciones del
Estado, o del régimen parlamentario hoy casi universalizado a nivel mundial. Pero es por demás
sabido que gran parte del poder (como Marx enfatizaba) circula por los grandes dueños de la
8. economía, al margen del manejo formal de las estructuras del aparato político. Si no se aprecia a
La sociedad en su conjunto, la política podría plantear un recorte artificioso -por incompleto- de
su objeto.
Tal como podemos advertir, nada menos "natural" que la determinación de los objetos de la
ciencia. Estos obedecen a recortes que pudieron haber sido planteados de otra manera, y que
continúan cada vez teniendo nuevas aperturas, mientras aún se siguen discutiendo las anteriores.
Y esto, aun en el supuestamente natural mundo de las ciencias naturales, también ellas siempre
socialmente construidas.