Este documento contiene un resumen de la lección bíblica del 22 al 28 de junio sobre el libro de Malaquías. Enfatiza que debemos desarrollar y alimentar una conexión íntima con Dios a través de la oración y el testimonio. También discute cómo la adoración de Israel durante el tiempo de Malaquías se había convertido en rutinas vacías en lugar de constituir una genuina adoración a Dios, y exhorta a los lectores a honrar a Dios a través de una verdadera adoración.
Leccion joven: Para que no lo olvidemos (Malaquías)
1. lección 13
22 al 28 de junio
Para que no lo olvidemos
(Malaquías)
«Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone,
grande es mi nombre entre las naciones. En todo lugar se ofrece
incienso y ofrendas puras a mi nombre, porque grande es mi nombre
entre las naciones —dice el Señor Todopoderoso».
Malaquías 1: 11
126
¿En alguna ocasión olvidaste invitar a alguien
a una importante celebración o acontecimiento?
¿Cuán a menudo olvidas invitar a Jesús a tu vida?
2. ¿Te has sentido defraudado o defraudada a causa de algún fallido noviazgo o
relación sentimental? ¿Cómo te sentiste? ¿Experimentaste dolor, ira o celos? A con-
tinuación piensa en Dios. Él no considera abandonarnos o dejarnos solos, tampo-
co cambia sus planes respecto a nosotros. Su compromiso requiere acciones recí-
procas de nuestra parte. Una máxima conocida que quizá hayas escuchado dice:
«Mientras mayor sea el privilegio, mayor será la responsabilidad». Al enfrentar
nuestra responsabilidad deberíamos darnos cuenta de que no tenemos nada que
perder si Dios está a nuestro lado. Sin embargo, a veces nos hacemos daño al per-
mitir que el temor y los sentimientos de incapacidad nos embarguen. Luego olvi-
damos nuestra responsabilidad y no hacemos nada.
En las lecciones de este trimestre hemos aprendido que el amor de Dios y su
compromiso con sus criaturas nos hace responsables ante él por los dones que
gratuitamente nos concede. Lo primero es que debemos reconocer los dones
que Dios nos ha otorgado. Luego, nos toca expresar nuestro agradecimiento y en-
trega. Mientras buscamos desesperadamente con el fin de encontrar en nuestras
vidas potenciales escondidos, aumentará el respeto por el trabajo, la adoración, la
mayordomía y el compañerismo cristiano. De ahí que la calidad del producto final
mejore y que se le brinde respeto a Dios y al ser humano. Por tanto, nos converti-
mos en personas más diestras y exitosas.
Observarás en la lección de esta semana que la preocupación de Dios se revela
en su mensaje de amor: «Yo los he amado». Sin embargo, la insensible y descuidada
respuesta es: «¿Y cómo nos has amado?» (Mal. 1: 2, 3). A Israel se le concede una
oportunidad para volver a Dios, pero todavía existe un gran desafío: desarrollar y
alimentar una correcta relación con Dios, demostrándola mediante la mayordo-
mía. Establecer dicha relación con Dios significa que debemos incluirlo en nues-
tras vidas a diario. Debemos orarle y no tan solo hablar de él. Necesitamos desarro-
llar y alimentar una conexión íntima con nuestro Padre celestial. Esto incluye leer
su Palabra, dando testimonio de lo que él ha hecho por nosotros. Al hacerlo nos
pareceremos más a él.
Lo extraño es que Dios no se olvida de nada. Él posee un registro permanente
de aquellos que respetan, reverencian y reflejan su carácter. Esto hace que la vida
sea más vibrante, interesante y sensible. Esta semana te invito a que aceptes y apre-
cies su fiel pacto de amor y que le devuelvas un servicio voluntario y comprometido.
«¡No lo olvidemos!»
127
Cecily Daly, Huntsville, Alabama, EE. UU.
Malaquías 1: 2, 3
Recuerda
Introducción
sábado
22 de junio
Debemos desarrollar y alimentar una conexión íntima con nuestro
Padre celestial.
3. 128
domingo
23 de junio
Malaquías 1: 1-12; 2;
Salmo 51: 17
Honor a quien honor merece
Logos
¿Rutinas estériles o acaso una genuina adoración? (Mal. 1: 6-12)
¿Acaso la adoración consiste únicamente en cantar? ¿Orar? ¿Dar diezmos y
ofrendas? ¿Puede la verdadera adoración expresarse en un boletín o programa im-
preso de la iglesia? ¿Puede llevarse a cabo la adoración en otro lugar que no sea el
edificio de una iglesia? ¿Se puede adorar en casa, en un auto, en un autobús? ¿Ado-
ramos, rendimos adoración o experimentamos la adoración?
Cuando adoramos a algo o a alguien, brindamos reverencia y honra a dicho
objeto o persona. Cuando adoramos a Dios hay canciones, oraciones, ofrendas,
nos postramos y servimos, todo como una muestra de reverencia y honra a Dios.
¿Es posible que se rebaje la dignidad de Dios mediante esos actos públicos o priva-
dos? ¿Es su honra puesta en entredicho?
La adoración debería ser una parte integral de la expresión de fe de un creyen-
te en Dios. El amor de Dios demanda adoración. La forma en que respondemos a
ese llamando puede revelarle a él y a quienes nos rodean la reverencia y la honra
que le brindamos a nuestro Creador. Es mejor no adorar a Dios que hacerlo en
una forma descuidada o indiferente. El amor de Dios por nosotros demanda y es-
pera lo mejor de nuestra parte al adorar. El libro de Malaquías señala algunas defi-
ciencias en la adoración realizada por Israel y eso es algo que nos ofrece algunas
perspectivas respecto a la verdadera adoración a Dios.
Durante el tiempo del profeta Malaquías, las vidas espirituales de los judíos
vueltos del exilio habían declinado. Aunque ellos practicaban diversas costumbres
y ceremonias religiosas, las mismas se habían convertido en rutinas vacías en lugar
de constituir una genuina adoración. Dios no estaba satisfecho. Como respuesta él
comisionó al profeta Malaquías para que les hiciera llegar un fuerte mensaje de
advertencia, recordándoles sus experiencias pasadas como nación y llamándolos a
volverse a Dios y a las demandas de su relación pactual.*
La indiferencia de Israel hacia Dios (Mal. 1: 1-4).
Dios se refirió a la indiferencia religiosa de Israel y mencionó a las claras en qué
habían fallado. Como respuesta, Israel desafió al Señor para que demostrara
que ellos habían incumplido. Como una evidencia inicial de su condición, Dios
les recuerda que él había cumplido con su parte del pacto que había realizado con
la nación siglos atrás. Él dijo: «Yo los he amado» (Mal. 1: 2). Sin embargo, ellos
preguntan: «¿Y cómo nos has amado?» (vers. 2). Dios contesta recordándoles que
fue en virtud de su amor que ellos se habían convertido en una nación (Mal. 1: 2-4).
Dios dijo que ellos demostraron una falta de aprecio por él al despreciar su nom-
bre. Su respuesta aparece a continuación (Mal. 1: 6). Dios dijo que ellos lo habían
defraudado en los sacrificios y ofrendas. Su siguiente argumento fue: «¿En qué he-
mos despreciado tu nombre?» (vers. 7). Dios replica afirmando que le han ofrecido
sacrificios ciegos, enfermos, cojos y mal habidos.
4. La indiferencia de Israel hacia sus connacionales (Mal. 2)
Israel no tiene tan solo un problema al relacionarse con Dios, sino que también
tienen problemas entre sí. El matrimonio no significaba nada. De igual forma, devol-
vereldiezmoeraalgoprácticamentedesconocido.Lamaldaderaexaltadayelservicio
a Dios era considerado como algo inútil. A Dios no le agradaba nada de aquello. Él
estaba cansado de la hipocresía de ellos y se sentía disgustado a causa de su falsa pie-
dad. No obstante, la gente aún defendía su comportamiento. Sugirieron que Dios no
tenía bases para sus reclamos en contra de ellos. Dios contesta señalando la forma en
que ellos no han distinguido entre lo sagrado y lo común al adorar, o entre el bien y
el mal en sus vidas diarias. Pasaban por alto el pecado con la excusa de que era algo
sin importancia y que Dios no tenía por qué preocuparse mientras ellos observaran
las normas religiosas externas. Como resultado de su apatía y descuido, Dios les re-
cuerda el juicio venidero. Sin embargo, incluso durante el juicio Dios promete librar
a aquellos que son hallados justos gracias a Jesús el Sol de justicia.
¿Y nosotros? (Sal. 51: 17)
En la actualidad no ofrecemos sacrificios de animales como acto de adoración.
El nuevo pacto requiere un sacrificio diferente: el de nuestro corazón. David decla-
ra en el Salmo 51: 17: «El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú,
oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido». Con el fin de entre-
garle nuestro corazón a Dios debemos rendirle también nuestras vidas. Cuando lo
hagamos, dedicaremos tiempo para alistarnos para la adoración. Cuando le entre-
guemos nuestros corazones a él, presentándonos como un sacrificio vivo, le adju-
dicaremos a Dios el debido honor a su nombre (Sal. 29: 2). «Por lo tanto, hermanos,
tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en
adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a
Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la re-
novación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena,
agradable y perfecta» (Rom. 12: 1, 2).
Dios nos concede al Espíritu Santo para que nos sea de ayuda. La gracia de
Dios nos fortalece. Debemos aceptar esos dones por fe, vivir nuestra fe minuto a
minuto recordando siempre lo que Dios ha hecho por nosotros.
PARA COMENTAR
1. Compara tu preparación para adorar y tus ofrendas de adoración con las de
Israel durante el tiempo de Malaquías. ¿En qué forma tu adoración honra o
deshonra a Dios?
2. Los judíos habían olvidado la manera en que Dios los había librado del cautive-
rio babilónico, demostrando su gran falta de memoria a través de una adoración
irreverente y de sus malas relaciones personales. ¿Acaso somos hoy diferentes?
* Comentario bíblico adventista, tomo 4. Ver comentario sobre Malaquías 1.
El nuevo pacto requiere un sacrificio diferente: nuestro corazón.
129
Troy Brand, Decatur, Alabama, EE. UU.
5. 130
lunes
24 de junio
Malaquías 1: 6, 8; 2: 5, 9,
14-16; 3: 8; 4: 4
Violadores del pacto
Testimonio
Sonia E. Paul, Huntsville, Alabama, EE. UU.
«La profecía de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de Malaquías era
que las lecciones pasadas no se olvidaran, y que el pacto hecho por Jehová con la
casa de Israel se cumpliese con fidelidad».*
«En tiempos del antiguo Israel, toda ofrenda que se traía a Dios era cuidado-
samente examinada. Si se descubría un defecto cualquiera en el animal presen-
tado, se lo rechazaba, pues Dios había mandado que las ofrendas fuesen “sin
mancha”».**
Los sacerdotes del tiempo de Malaquías eran un pobre ejemplo: no vivían de
acuerdo al pacto levítico. Su corrupción era motivo de discordia y de malos tra-
tos entre el pueblo. «El pacto “de vida y de paz” que Dios había hecho con los
hijos de Leví, el pacto que habría traído indecibles bendiciones si se lo hubiera
cumplido, el Señor ofreció renovarlo con los que habían sido una vez caudillos
espirituales, pero que por la transgresión se habían tornado “viles y bajos a todo
el pueblo».***
«Dios bendice el trabajo de las manos de los hombres, para que ellos le de-
vuelvan la porción que le pertenece. Les da el sol y la lluvia; hace florecer la vege-
tación; les da salud y capacidad para adquirir recursos. Toda bendición proviene
de su mano bondadosa, y él desea que hombres y mujeres manifiesten su grati-
tud devolviéndole una porción en diezmos y ofrendas, ofrendas de agradeci-
miento, de buena voluntad y pacíficas».****
«Entre los judíos se permitía que un hombre repudiara a su mujer por las
ofensas más insignificantes, y ella quedaba en libertad para casarse otra vez. Esta
costumbre era causa de mucha desgracia y pecado. En el Sermón del Monte,
Jesús indicó claramente que el casamiento no podía disolverse, excepto por
infidelidad a los votos matrimoniales».*****
PARA COMENTAR
¿Qué pasos estás dispuesto o dispuesta a dar con el fin de reafirmar tu pacto con
Dios?
* Profetas y reyes, cap. 58, pp. 478, 479.
** El conflicto de los siglos, cap. 28, p. 466.
*** Profetas y reyes, cap. 58, p. 479.
**** Ibíd., p. 480.
***** Así dijo Jesús, cap. 3, p. 104.
«Dios bendice el trabajo de las manos de los hombres».
6. Tenemos tantas dificultades para confiar en los demás, que la idea de confiar
en Dios raya en lo absurdo. Sin embargo, reconocemos que en él está la fuente
de la sabiduría, del amor y de la entrega.
¿Podemos confiar en Dios? Una forma de saber si puedes confiar en alguien es
evaluando la confiabilidad de él o de ella. ¿Es quién dice ser? ¿Olvida con facilidad
sus promesas? Dios es y siempre ha sido confiable, incluso en los momentos en que
nosotros no lo hemos sido (Mal. 3: 6). De ahí que con toda seguridad podemos
confiar en él y en sus promesas.
¿Cuál es su agenda? Dios dice: «Vuélvete a mí y yo me volveré a ti» (Mal. 3: 7).
Aquí Dios afirma: «Deja de hacer lo que quieres hacer y vuélvete a mí». Sí, él desea
«compartir» con nosotros, no en una forma pretenciosa sino porque nos hemos
comprometido a hacer lo correcto.
¿Cuál es el truco? Consulta Malaquías 3: 8. Dios nos pide que actuemos correc-
tamente en lo que respecta a nuestros recursos. Él continúa diciendo que ¡somos la-
drones! ¡Esto ya es algo personal! ¿No es mío mi dinero? En realidad no lo es. Todo
lo que tenemos le pertenece a él. De ahí que si él tan solo nos pide el diez por ciento
¿no deberíamos alegrarnos al devolverle una fracción tan pequeña?
Musitamos que Dios no es bueno, porque lo único que deseamos es su bendi-
ción. Sin embargo, Dios dice:
—Vamos a negociar. Tú me das el diez por ciento y yo te bendeciré dándote dos
veces más.
—¡Pero eso no es un trato justo!
—¡Qué importa!
ADiosnoleimporta.Sipudiéramosrevestirnosdevalorparaquenuestrosactos
acompañaran a nuestro dinero, Dios nos bendeciría en forma abundante (Mal.
3: 10). ¿Quién será tan tonto como para no aceptar su oferta? Yo no, porque no sola-
mente él promete sino que también cumple ¡y de qué manera!
PARA COMENTAR
1. ¿Qué otros recursos divinos sustraemos o administramos mal?
2. Muchas personas y empresas cosechan los beneficios de pagar un doble diezmo.
¿Es algo que has probado? Hazlo durante un mes y lleva un registro de las bendi-
ciones que Dios te da como resultado.
«Todo lo que tenemos le pertenece a él».
131
Hilary Daly, Takoma Park, Maryland, EE. UU.
Malaquías 3: 6-10
Confianza mutua: Dios y tú
Evidencia
martes
25 de junio
7. 132
miércoles
26 de junio
Deuteronomio 6: 10-12;
Marcos 12: 30;
Hebreos 11: 6Recordando la presencia
de Dios en tu vida
Cómo actuar
Gwendolyn D. Baker, Huntsville, Alabama, EE. UU.
Él desea que lo consultes en todo.
Dios no necesitó utilizar un GPS para guiar a los israelitas en su ruta hacia la
tierra prometida. Él los guió en forma sobrenatural mediante una nube, utilizando
su GPS (Gran Poder Sobrenatural) porque deseaba que ellos recordaran su direc-
ción y de dónde los había sacado (Deut. 6: 10-12). Sin embargo, debido al pecado
y a su desobediencia, los israelitas se distrajeron tanto que marcharon en círculos
durante cuarenta años antes de llegar a su destino.
Del mismo modo que necesitamos un GPS que funcione en cualquier clima,
o en cualquier lugar del mundo, veinticuatro horas al día, nuestro Guía desea que
recordemos siempre que él también controla el clima (Sal. 135: 6, 7). Él es omni-
presente (Sal. 139: 7-10) y nunca duerme (Sal. 121: 4). Él jamás nos olvida (Deut.
31: 8).
¿Cómo nos protegemos del clima y de aquellos elementos que pueden distraer-
nos? ¿Cómo podremos recordar la presencia de Dios en nuestra vida diaria?
Debemos ser constantes en la oración. Dios desea que creas que él es quien dice
ser (Heb. 11: 6). La forma en que conectas tu GPS para recibir instrucciones preci-
sas es la manera en que Dios desea que te conectes con él. Él desea que no tengas
otros dioses (Éxo. 20: 3). Desea que lo consultes en todo. Él lo escucha y lo recuer-
da todo.
Sé agradecido. ¿Cuándo fue la última vez que le diste gracias a Dios sin pedirle
nada? El agradecimiento es una parte importante del amor. Dar gracias es una
forma maravillosa de ejercitar la mente en lo que respecta a recordar lo que Dios
ha hecho por ti y por tus amigos y familiares (Efe. 5: 20; 1 Tes. 5: 18).
Refleja a Dios. Nuestro estilo de vida y nuestro entorno deberían siempre reflejar a
Dios (1 Ped. 2: 5, 12). Deberíamos pensar que la forma en que tratamos a los demás
y que lo que comemos, pensamos, sentimos y decimos refleja la naturaleza de nues-
tras relaciones con Cristo (Rom. 12: 1).
Protejamos nuestras mentes para glorificar con ellas a Dios. Recordemos su
presencia en nuestras vidas y ayudemos a los demás a hacer lo mismo.
PARA COMENTAR
1. ¿Por qué es importante que recuerdes la presencia de Dios en tu vida?
2. ¿Cuál es una de las mejores formas de ayudar a los demás para que recuerden
a Dios?
8. A leer el libro de Malaquías vemos claramente que Dios desaprueba el pecado.
Reconocemos las consecuencias del pecado y su papel al separarnos de Dios. Ve-
mos que Dios no cambia y que debemos decidir que vamos a olvidar todo aquello
que nos separa de él con el propósito de entregarnos por entero a su dirección.
Tenemos que entregarnos a él. Es un hecho que no podemos aferrarnos a lo que no
proviene de Dios y a la vez esperar acercarnos a él. Vemos que su justicia es lo que nos
cubre para que nuestros pecados sean borrados y podamos estar en su presencia reci-
biendo sus bendiciones. Es la justicia de Dios la que consume las impurezas de
nuestras vidas y nos permite aprovechar su gracia, su misericordia y su amor. Por
tanto, debemos partir de nuestro estado actual y permitirle a Dios que nos libre de la
atracción de nuestros pecados para así llevarnos a un verdadero arrepentimiento y a
la aceptación de su justicia.
Malaquías 2: 8-10 y 3: 8 nos recuerda que si nos apartamos de la senda prevista
por Dios, abandonaremos sus principios y enfrentaremos la muerte eterna. Esos
principios incluyen cuidar de nuestros semejantes, devolviendo a Dios nuestros diez-
mos y ofrendas, alabándolo y dando un buen ejemplo para que los demás se animen
a seguir a Dios.
Nuestra única esperanza consiste en entregarnos a Dios pidiendo su ayuda para
que su voluntad sea hecha en nuestras vidas. De esa forma nos entregamos a un
procesodepurificación.Laspuertasdenuestraverdaderamisiónseabriránentonces
para reflejar a Dios en nuestras vidas, para glorificarlo y para servirlo.
Dios es quien nos refina. Él nos prepara para hacer su obra. ¡Aférrate de su
justicia!
PARA COMENTAR
1. Lee nuevamente el libro de Malaquías y medita en el significado que puede tener
para ti cada capítulo.
2. ¿Crees que Dios te ama? ¿Está él obligado a hacerlo? ¿En qué forma creer que Dios
te ama puede cambiar tu vida ?
3. ¿Qué tesoros temporales temes perder al aceptar la justicia de Cristo? ¿Qué puedes
ganar si aceptas su justicia como algo propio?
4. Si la justicia de Dios es la clave para la vida eterna, ¿por qué entonces tantas perso-
nas creen que deben ser buenas antes de entregarle sus corazones a él?
¡Aférrate de su justicia!
133
Linda Skeete McClellan, New Market, Alabama, EE. UU.
Malaquías 2: 8-10; 3: 8
¡Aférrate de su justicia!
Opinión
jueves
27 de junio
9. 134
viernes
28 de junio
Apocalipsis 2: 4, 5;
1 Juan 4: 16, 17;
Mateo 22: 37Un amor inolvidable
Exploración
Esther Easter, Huntsville, Alabama, EE. UU.
PARA CONCLUIR
Nuestras ocupadas vidas a causa de los estudios, del trabajo o de las tareas del
hogar nos hacen olvidar importantes palabras proferidas por algunos de nuestros
seres amados. Muchos de nosotros estamos tan absortos en nuestras ocupaciones
cotidianas que perdemos de vista el primer amor que sentimos por Dios. Al igual
que Judá, dejamos de percibir esa voz interna que Dios nos ha provisto con el fin
de que nos guíe y nos proteja. Ponernos de nuevo en contacto con su inolvidable
amor requiere una entrega de parte nuestra. ¿Te acuerdas de lo maravilloso que
era aquel amor que experimentaste por primera vez? No podías esperar a levan-
tarte en las mañanas para conversar con el Señor. Dios es el mismo. ¡Él apenas
puede esperar para hablar contigo! Al comenzar nuestro día con él, nuestro amor
se hace cada vez más fuerte. «El día que yo actúe ellos serán mi propiedad exclu-
siva —dice el Señor Todopoderoso—. Tendré compasión de ellos, como se compa-
dece un hombre del hijo que le sirve» (Mal. 3: 17).
CONSIDERA
• Pedirle a Dios que te despierte a determinada hora del día con el fin de tener
comunión con él.
• Adoptar un plan de lectura diaria de la Biblia. Hay varios portales en Internet
que pueden ayudarte. Escoge uno que se adapte a tus necesidades e intereses.
• Encontrar un compañero de oración para reunirte con él o ella. Piensa en al-
gunas formas en que podrían apoyarse mutuamente.
• Utilizar Facebook o Tweeter con el fin de comunicar a otras personas tu amor por
Dios. Escribe acerca de tus experiencias, de aquello que ha dado resultado en
tu vida expresando las razones que crees que han intervenido.
• Bajar una aplicación de la Biblia para tu teléfono móvil o para tu computadora.
Si es una aplicación con audio, escúchala al dirigirte a tus clases, al ir al trabajo,
al hacer ejercicio o como una forma de relajación antes de irte a la cama.
• Escribir un poema respecto a tu deseo de despertar diariamente con Dios y a
caminar con él durante las horas que siguen.
• Utilizar el índice temático del Himnario adventista para identificar algunos him-
nos que hablen de permanecer unidos a Dios. Selecciona dos de ellos para
memorizarlos de forma que puedas luego tararearlos.
PARA COMENTAR
Éxodo 19: 5; Deuteronomio 4: 5, 6; Isaías 60: 20; Lucas 1: 76-79; 1 Pedro 2: 9.
Palabras de vida del gran Maestro, cap. 16.