1. P. Adolfo Sosa Márquez. CJM. Eudista
"Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no
perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano..” Cfr. En (Jn. 10,27)
Espiritualidad Y Carisma de Santa María Eufrasia: una identidad formadora de Cristo el Buen
Pastor en el corazón de los hombres y mujeres de hoy.
La espiritualidad de San Juan Eudes expresada en: el culto de los Sagrado Corazón de Jesús y de María, el amor
a la Voluntad del Padre y el cuidado por los más necesitados de misericordia, fue asumida por nuestra
fundadora, Santa María Eufrasia Pelletier.
Para Santa María Eufrasia, la imagen del Buen Pastor es la que mejor expresa el amor misericordioso de Dios
para con nosotros. "Jesús el Buen Pastor, es el verdadero modelo a quien debemos tratar de seguir"
El carisma de misericordia y compasión del Buen Pastor ha llamado a la Congregación del Buen Pastor a poner
la mirada y el corazón en la justicia y a permanecer activa en la defensa de los derechos y la dignidad humana.
Es así como sus hijas e hijos de Santa María Eufrasia, se encuentran expandidos en todo el mundo, y su
presencia hace germinar un seguimiento radical a Jesucristo el Buen Pastor, el que cuida siempre de las
ovejas del Padre celestial.
Santa María Eufrasia una fiel interpretadora de su Padre espiritual San Juan Eudes
Para San Juan Eudes, el núcleo de nuestra fe como cristianos (as) bautizados consiste en formar a Jesús en
nosotros. Esa fue su tesis en la obra más conocida de nuestro ilustre santo, en el libro titulado: la Vida y Reino
de Jesús en las almas cristianas, escrito por el mismo santo. Mediante el Santo Bautismo nos adherimos
plenamente a Jesucristo, es el único voto, así lo estima la doctrina de nuestro fundador, rebosante de un amor
apasionado por nuestra santa madre la Iglesia, que es nuestra madre, aquí en la tierra, y en la que estamos
llamados todos a santificarnos: por el único voto de los votos: el Santo Bautismo. "La vida cristiana", escribía,
"es la continuación y cumplimiento de la vida de Jesús... "Formar a Jesús en nosotros/as debería ser nuestro
deseo, nuestra inquietud y nuestra principal ocupación... Jesús, Dios hecho carne, nos ama intensamente y nos
ha mostrado cómo vivir y servir". "Él ofrece el don de su propio Corazón a cada uno/a de nosotros/as, para
que podamos amar con su Corazón, especialmente a los/as más necesitado/as de su amor misericordioso".
(SJE)
De una espiritualidad viviente, y contemplativa, brota en Santa María Eufrasia, un servicio apasionado por
los más pobres, que nos lleva a su hijos (as) a tomar su mismo lugar hoy, en un mundo tan necesitado de
Dios, en su misericordia y amor hacia los demás
Según Santa María Eufrasia, "No harán ningún bien... si no tienen los pensamientos y afectos del Buen Pastor,
del que tienen que ser las imágenes vivas".
Por tanto nos urge encarnar en la realidad cotidiana la preocupación por la mujer, el débil, el pecador, el
pobre, para restituirles al amor del Padre, aquél amor que por algunas circunstancias de la vida social,
religiosa, política, se ha venido perdiendo, pero que allí yace la presencia de Dios, él camina con su pueblo,
está en medio de nosotros, mediante la imagen del Buen Pastor: Jesucristo nuestro salvador y liberador.
2. Elementos centrales del carisma de las hermanas del Buen Pastor: las hijas (os)de Santa María Eufrasia
* La ternura y misericordia de Dios que se manifiesta en el respeto a la persona y la apertura para acogerla, sin
distinción de cultura, credo, sexo. "Una persona vale más que un mundo", dijeron San Juan Eudes y Santa
María Eufrasia.
* Un carisma con rostro femenino. La mujer, sin duda, ha sido la más discriminada en la historia de la
humanidad; carisma que se ha vivido y transmitido preferentemente entre las mujeres y su familia.
* Compromiso con la justicia, en especial contra la explotación, la exclusión del pobre y en particular de las
mujeres y de los niños.
Santa María Eufrasia
Hija Espiritual de San Juan Eudes
Nuestra Fundadora
Una mujer para la innovación, bajo el signo de las revoluciones, en una época en que el proceso revolucionario
puso fin a la Monarquía Absoluta en Francia. La Revolución femenina marca también este período, a favor de
la igualdad en derechos y oportunidades para hombres y mujeres. La batalla formal por la igualdad comenzó
con la publicación de la obra Una Reivindicación de los Derechos de la Mujer de Mary Wollstonecraft (1792).
Nació el 31 de Julio de 1796 en Noirmoutier (Francia) y muere el 24 de Abril en Angers, Francia en 1868.
Ingresó a la Orden de Nuestra Señora de la Caridad fundada por San Juan Eudes un siglo después de su
muerte. Se formó en la espiritualidad de su fundador, se nutrió de su mística y su misión.
Heredó su amor a las personas heridas por el pecado y el celo por la salvación de las almas, voto específico de
esta Orden. (“Una persona vale más que un mundo”). María Eufrasia Pelletier da un nuevo impulso misionero
acorde con los tiempos y en 1835 fundó la Congregación “Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor”.
Para Santa María Eufrasia, la imagen del Buen Pastor es la que mejor expresa el amor misericordioso de Dios
para con nosotros. “Jesús el Buen Pastor” decía ella a sus Hermanas, “es el verdadero modelo a quien
debemos tratar de seguir… No harán ningún bien … si no tienen los pensamientos y afectos del Buen Pastor,
del que tienen que ser las imágenes vivas”.
Oremos para que Dios siga llamando, vocaciones presbiterales, religiosas, y misioneras, al servicio y
seguimiento de Jesús el Buen Pastor, y que Santa María Eufrasia interceda ante el Padre dl amor y la
misericordia, para que vengan muchos obreros (as) al servicio del Evangelio, para el mundo. Con tu palabra
que es vida, queremos orar por las vocaciones, al servicio de los más humildes, somos las ovejas, que hemos
escuchado tu voz, enséñanos Padre en tu Hijo querido, a ser ovejas que anuncien la misericordia, y el amor,
"Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no
perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano..” Cfr. En (Jn. 10,27) Amén.