1. Solo que aquella pequeñita iba ser una
mujer gigante en la iglesia.
Se llamaba Rosa Virginia la niña
que nació en el norte de Francia
(Noirmoutier)
Cuando entra en un convento
(Nuestra Señora de Caridad),
según la costumbre, tiene que
escoger otro nombre, se decide
Rosa Virginia reflexiona:
Me llamaré Eufrasia.
2. A los diecisiete años entra en un convento
fundado por San Juan Eudes en el siglo XVII.
Y la Hermana María Eufrasia pensaría:
-¡Qué buenas son estas Religiosas! ¡Qué
santas! Pero me gustaría que se pudieran
multiplicar en cien y en mil... ¿Por qué
no hacer lo mismo, pero de otra
manera?...