2. Y la gran promesa era estar siempre a su lado…
Los cambios llegaban nuevamente para Franco, una
mudanza más era casi insoportable. Volver a
empezar, conseguir nuevamente amigos, conocer a
los profesores, nuevos compañeros de aventura y
diversión parecía imposible, era tan fácil para muchos
pero no para Franco ya que la timidez era su principal
compañía, pero ese momento no se podían evitar era
parte de la vida. En la junta familiar todo estaba
decidido Franco se tenía que ir a un internado, no
procesaba la idea de llegar, sin amigos, sin papá y
mamá y el punto más importante: lejos de casa. El día
llego con maletas en mano y la última mirada a la
que aún era su casa. Partió con lágrimas rodando por
sus mejillas, camino al internado miles de cosas
pasaban por su mente, ¿cómo será?, ¿me gustará?,
¿las personas serán amables? Pregunta tras pregunta
se formulaban en su mente pero nunca se preguntó si
llegaría a encontrar a la persona indicada, a esa
persona que le haría experimentar alegría, tristeza,
3. nostalgia, amor y demás en un minuto, en otras
palabras, nunca se preguntó si encontraría a su
media naranja.
El viaje se hizo corto hasta el internado le gusto la
primera impresión: gente amable, divertida y
ambiente agradable. Ahora llegaba uno de los
momentos difíciles, despedirse y empezar todo de
nuevo, sin sus padres todo parecía difícil pero era un
nuevo reto que decidió afrontar. Llegaba el primer
día de clases con su filosofía de vida en mente “Todo
saldrá bien, hoy te toca ser feliz”. Todo parecía
normal, presentaciones de clases, honores a la
bandera, inducciones y de más. Pasaba sus días solo,
caminaba pensando en cómo estaría si estuviera en
casa, formulaba planes para escapar, pero
recapacitaba y veía que eran intentos inútiles. No
quedaba de otra que pasar cada día de la mejor
manera, sin pensar cosas malas y negativas y así fue.
Un día mientras hacia una de sus acostumbradas
caminatas en el campus vio a una señorita alta,
morena y de hermoso parecer. ¡Su nombre!, tenía que
saber su nombre no creía mucho en esas cosas del
amor a primera vista pero en este caso empezaba a
volverse crédulo. Los días se empezaban a volver más
agradables en todos los sentidos, hasta la comida se
volvía mejor, era el efecto del amor. Venía un paso
desafiante que era charlar con aquella muchacha, a
pesar de que llevaban los mismos horarios para él era
muy difícil hasta pedirle un bolígrafo pero el día tenía
que llegar, y efectivamente llegó, pensaba en ese
4. momento todo el día, ¿Cómo sería?, ¿Qué le diría?,
¿Cómo tendría que llegar? Y su última decisión fue
dejar que las palabras fluyeran. Entrando al salón la
vio sentada y lágrimas salían de sus ojos ¿Era el
momento adecuado? No pudo decir mucho, pero
palabras salieron de su boca y fueron: “Deja de llorar
tus lágrimas te van a ahogar, si la vida te pisa
desenvaina una sonrisa y vuélvete a levantar”, la bella
joven levantó su rostro y con una sonrisa le agradeció,
una sola frase fue el comienzo de una inmensa
historia, el tiempo pasó y la relación entre ellos
empezó a crecer, el miedo se había ido, tareas,
proyectos, actividades de clase todo lo hacían juntos.
Compartían gustos, música, comida, deportes,
películas, todo marchaba bien pero el amor que
sentía por ella crecía y crecía pero para Kate solo era
la clásica relación de buenos amigos, pensaba
positivamente. “por algo se empieza” y eso le daba
fortaleza, su historia seguía escribiéndose, ella siempre
le preguntaba cuánto la quería y él con una sonrisa
siempre respondía. El tiempo transcurría y seguía
creciendo, pero algo paso, algo que para Franco no
era lo mejor ella se había enamorado de alguien más;
sentía que el mundo se le venía encima, tenía que
hacer todo lo que estuviera en sus manos y conseguir
lo que no estuviera para tratar de conquistarla, ya
había perdido tiempo y ella ya estaba con otro.
Decidió esperar y al ver que la relación de ella no
funcionaba y que de la noche a la mañana terminó,
pensó que era su oportunidad. Un día mientras
5. caminaba decepcionada por la situación que
acababa de pasar dijo:
-Se siente horrible, con ganas de no volver a verlo,
encontrar a otro que se enamore primero de mí y
enamorarme de él.
A lo que Franco respondió:
- Siempre lo has tenido a tu lado y nunca lo has
querido ver
La cara de Kate era de sorpresa, lo tenía cerca y no
se había dado cuenta, la mayor atención, buenos
momentos, experiencias inolvidables; qué tonta se
sentía.
- ¿Por qué nunca lo dijiste?
- Si me dejas mantendré viva la llama hasta que
regreses, si preguntas seguiremos caminando y si
condicionas te seguiré perdonando, pues
siempre te eh querido, siempre te he cuidado,
por lo tanto siempre estaré a tu lado.
Comenzaba un nuevo capítulo en la vida de Franco,
y se llamaba: “disfrutar del amor” algo que nunca
había hecho; tenía miedo, nervios, alegría, emoción
pero valía la pena experimentar todo eso, por estar
con ella.
Algunas veces las cosas parecía que se complicaban
pero siempre se resolvía con una charla y un beso,
pero ante todo, con su promesa firme: “siempre
estaré a tu lado”.
6. La graduación se acercaba y pensaba qué pasaría,
pero en momentos prefería pensar en otra cosa que
en eso y disfrutar al máximo los momentos con ella. El
tiempo llegó y tenían que marchar, tomarían
diferentes rumbos pero el amor no lograba separarlos.
Llegaron a la misma universidad, las cosas mejoraban
notablemente se veían como un reflejo de esfuerzo,
todo marchaba bien, excepto por la familia de la
joven, no querían a Franco ni siquiera lo podían ver,
siempre le aconsejaban a la joven que había
muchachos mejores y ella contestaba con una sonrisa
y con su repetida frase “él es lo mejor para mi” para
ellos solo existía el uno para el otro, nada era
impedimento para estar juntos, el tiempo corría con el
viento y con ello los años, llegaron a ser buenos en sus
carreras, logros, reconocimientos, entre muchas cosas
más, la relación de vez en cuando parecía tropezar
pero algo siempre la sostenía, ella preguntaba día
con día cuánto la quería a lo que Franco siempre
respondía con una sonrisa.
Cada amanecer era una hoja en la cual escribía una
nueva página en el gran libro de su vida y lo mejor de
eso era que ahora escribía los capítulos con ella.
Los intentos por separarlos seguían por parte de la
familia de Kate, pero la relación se hacía fuerte, ante
todo seguirían luchando; las épocas de graduación
llegaron. Cinco años se habían ido demasiado rápido
y la propuesta de matrimonio no podía esperar.
Aunque la familia no lo aceptara se casarían.
7. Siete meses después de la graduación se casaron,
encontraron buenas ofertas de trabajo, un
departamento cómodo y un bonito cachorro, la
historia se seguía escribiendo y ahora empezaba el
capítulo del matrimonio, las rutinas comenzaban pero
eso no le impedía seguir siendo detallista con su ahora
esposa, una llamada inesperada, desayunos en la
cama, una rosa en su portafolio, y muchas cosas más
eran los detalles por los cuales ella encontraba un
motivo para enamorarse diariamente.
Cierta noche lluviosa Franco estaba en casa
preparando algo para la cena y una llamada de Kate
entró en su móvil.
- Cariño ¿podrías venir por mí? Estoy en el trabajo y
mi auto se descompuso.
Fueron las palabras que se escucharon. Tomando las
llaves y la chaqueta salió a buscarla. Tráfico ligero,
por lo tanto llegó relativamente rápido por ella.
¿Cómo estuvo tu día? Era la pregunta que iniciaba la
conversación, comentaban los planes y estrategias
de trabajo y de aquel añorado viaje al Cairo que
tanto planeaban, pero nunca pasó por sus mentes
que esa noche sería la última en que le preguntaría
¿Cómo estuvo tu día? En una curva el auto derrapó
con aceite tirado sobre la carretera, Franco no pudo
controlar el automóvil y se volcaron. A Ella la despertó
el ruido de la cierra que intentaba cortar la puerta por
donde pretendían sacarla, solo alcanzaba a ver las
luces rojas y azules de las patrullas y ambulancias ella
8. estaba ilesa pero Franco ¿dónde estaba?, sobre la
ambulancia se veía una camilla y algunos
paramédicos auxiliando al joven esposo, las
condiciones de Franco no eran como las de Kate, lo
trasladaron lo más rápido posible al hospital, las
oportunidades de vida para Franco eran casi nulas
pero lo sorprendente era que él solo pronunciaba una
frase “Siempre estaré a tu lado”… los médicos
hicieron pasar a Kate a la sala dónde se encontraba
Franco, llorando lo abrazó y con las pocas fuerzas que
quedaban inició la última conversación, Kate con
gritos desgarradores exclamaba “Prometiste que
siempre estarías a mi lado”.
El último capítulo del libro de su vida se empezaba a
redactar
- Ahora que está todo en silencio, me despido de
ti, ha llegado la hora de que continúes el camino
sin mí.
Kate solo lloraba
- No llores cielo y vuélvete a enamorar, me
gustaría que volvieras a sonreír.
Kate no comprendía que era la última charla que
tenía con su amado esposo, con ese hombre por el
que había luchado ¡No! no lo podía comprender
En ese momento su corazón se cansó de latir y con las
últimas palabras se despidieron.
Franco le pidió a Kate la mano y la puso sobre su
corazón que aún latía y le dijo:
9. - Ahora que ya no estaré junto a ti, te cuidare
desde aquí.
Con eso se iba el último aliento de Franco, muriendo
así en los brazos de Kate.
Ahora Kate vive cada día recordando a su amado y
cada tarde se sienta en la mecedora donde solían
sentarse, sintiéndolo siempre a su lado.