La autora se considera hija de Dios, quien desea que ella refleje su amor a través de su trabajo como psicóloga y sus interacciones con otros. Ella cree que Dios orienta su vida diaria y que, con su ayuda, algún día será reconocida en su campo por poner valores como la ética y el respeto por encima de otros. Su misión es ser la mejor en lo que hace mientras enaltece a su padre celestial.