El narrador se queja ante el juez de que una nueva compañera de trabajo, a quien se refiere como "la intrusa", ha arruinado su carrera de 20 años en la oficina. Desde la llegada de la mujer, el narrador comenzó a perder el apetito y el pelo, y a soñar con ella. Finalmente, fue despedido injustamente por culpa de la influencia de la mujer sobre el gerente. En un ataque de ira, el narrador golpeó a la mujer con un fierro.