1. El documento discute las enseñanzas de los Testigos de Jehová sobre la Biblia y su interpretación. Critica que los Testigos afirman que la Biblia solo puede entenderse a través de su organización y no de forma independiente.
2. Analiza varios pasajes bíblicos que contradicen las afirmaciones de los Testigos, mostrando que la Biblia es suficiente por sí misma y que no se requiere de una organización particular para su comprensión.
3. Concluye que los Testigos tergiversan las Escrituras para justificar el
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que el salmista dijo acerca de la luz esparciéndose sobre los justos; de
manera que se consideran los justos y la luz que iluminará al mundo.
Pero, veamos pues que este razonamiento no condice con el
razonamiento aristotélico, con el cual podríamos engañarnos fácilmente,
tengamos presente entonces el siguiente silogismo:
Primera Premisa: Todos los gatos tienen pelo
Segunda Premisa: Este objeto es un gato
Conclusión: Este objeto tiene pelo
Pero cómo sería si yo dijera:
Primera Premisa: Todos los gatos tienen pelo
Segunda Premisa: Este objeto tiene pelo
No podemos concluir que el objeto es un gato
Para nada podemos concluir esto; sin embargo, los Testigos de Jehová
hacen constantemente este tipo de conclusiones, al decir que la Palabra
de Dios es suficiente, puesto que en Sal. 97 dice que la luz se esparce
sobre los justos entonces afirman mediante el siguiente silogismo:
Primera Premisa: Nosotros somos los justos
Segunda Premisa: Nosotros tenemos la luz
Conclusión: Por eso nosotros vamos a iluminar
Afirman también que Jesucristo mismo dice, que ellos son la luz del
mundo. Por tal razón, sienten que son los que deben iluminar a toda la
humanidad.
Para aclarar este punto vayamos al evangelio de Juan donde nos dice
que Jesús se hizo carne y vimos su gloria, gloria como del unigénito de
Dios, y sigue diciendo él es la luz y la luz resplandece, él vino a los
suyos y ellos no quisieron aceptarlo, pero para los que sí lo hicieron les
dio poder de ser hechos hijos de Dios. Luego de esta aceptación
llegamos a ser la luz y por consiguiente reflejamos esa luz. Pero el
apóstol Juan está haciendo referencia a la luz de Jesucristo que mora en
nosotros. Y eso no quiere decir, que por ello se tenga el derecho de
decidir cómo será el alumbramiento que recibirá otra persona; ya que
nosotros no tenemos la potestad de decidir, a quiénes, cómo y qué clase
de luz vamos a dejar brillar.
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a. ¿Quién es esta ‘madre’ de la cual hicimos referencia
anteriormente? Según los Testigos de Jehová, la ‘madre’ es la
organización y puesto que no se refieren a ellos mismos con términos
como iglesia o comunidad; hablan de sí mismos como la ‘madre’ y
Jehová es el Padre.
Miremos el pasaje de Gá. 3:26-29_ “Todos ustedes son hijos de Dios
mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que han sido
bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. Ya no hay judío ni
griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son
uno solo en Cristo Jesús. Y si ustedes pertenecen a Cristo, son la
descendencia de Abraham y herederos según la promesa”.
Los Católicos hablan de la Iglesia Madre
Los Testigos hablan de la organización Madre
La Biblia habla de nuestra Madre
Observemos entonces: Nosotros tenemos un Padre que es Jehová y
vemos aquí que la promesa se identifica con la Madre. Existen
quienes igualarán esta madre a la misma imagen de la mujer
glorificada en Apocalipsis 12; de la cual los católicos romanos dicen
que es la virgen María; pero no lo es, para nada. Pues, ella tiene la
corona de doce estrellas que representa el pacto de Dios con el
hombre y ella habla de sus hijos que son los que siguen los
mandamientos de Dios. Ella sí representa una madre, la cual es la
promesa, el pacto de la promesa que fue hecho con Abraham y
cumplido en la persona de Jesucristo.
Tenemos más pruebas en Gá. 4:24-26_ “Ese relato puede
interpretarse en sentido figurado: estas mujeres representan dos
pactos. Uno, que es Agar, procede del monte Sinaí y tiene hijos que
nacen para ser esclavos. Agar representa el monte Sinaí en Arabia, y
corresponde a la actual ciudad de Jerusalén, porque junto con sus
hijos vive en esclavitud. Pero la Jerusalén celestial es libre, y ésa es
nuestra madre”.
Como vemos aquí, el apóstol Pablo está hablando de las dos mujeres
de Abraham, el patriarca a quien le fue hecha la promesa; vemos
también en Gá. 3:16 que se habla de “descendencia” en singular y no
“descendencias” como si fueran muchas; puesto que es una en Cristo.
Y es por medio de esta simiente que serían bendecidas todas las
naciones de la tierra.
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El capítulo 12 de Génesis también nos habla estas dos mujeres; la
esclava, Agar y Sara la esposa, libre, que era estéril, y en la cual Dios
intervino para que pudiera concebir y dar a luz. Ellas representan los
dos pactos, uno proveniente del monte Sinaí en Arabia, el cual es
Agar; es decir, el pacto antiguo que engendra hijos para esclavitud.
Pero la Jerusalén celestial es nuestra madre, la cual es libre y
manifiesta la promesa por medio de Sara.
Asimismo, los que somos de Cristo, somos linaje y herederos de
Abraham. Por ello, nosotros ahora somos hijos de Dios, pues ya no
hay judío ni griego, esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, todos
somos uno en Cristo Jesús.
b. ¿De dónde llega esa idea de ‘madre’? Como hemos observado
anteriormente esta idea viene del deseo de los Testigos de Jehová por
depositar poder y autoridad en su organización. Sin embargo,
Jesucristo dijo en Mt. 28:18_ “Jesús se acercó entonces a ellos y les
dijo: -Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra”. Con lo
cual vemos que está diciendo que toda potestad es suya, por lo tanto
esta autoridad le pertenece solamente a nuestro Señor.
De acuerdo a los pasajes ya vistos, podemos concluir que la madre
es la promesa, no la organización como dicen los Testigos de
Jehová. Puesto que, la iglesia no es la madre, sino un producto de la
madre. Y la iglesia se compone de los nacidos otra vez, aquellos que
comparten la herencia según la promesa.
Este es el argumento del libro de Romanos que se refiere a Israel
como el árbol natural y a las naciones gentiles como el injerto en ese
árbol natural. Es decir, que nosotros somos injertados por la promesa;
por eso, ahora somos israelitas, espiritualmente hablando. Tal como
hemos podido observar, ellos fuerzan las Escrituras para depositar
poder en su organización. Pero la iglesia no tiene ningún poder para
determinar como será la doctrina. Por consiguiente, para llevar a cabo,
este deseo es necesario para los Testigos fabricar una manera de
tener una base autoritaria.
El Sal. 119:105 dice: “Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una
luz en mi sendero”. Si la Palabra de Dios es una guía para mí,
entonces yo no necesito de una organización; sino de la Palabra de
Dios; la cual puede salvar mi alma y la de muchos.
2. Otra declaración de los Testigos: “Así la Biblia es un libro de la
organización, y pertenece a la congregación cristiana como organización
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y no a los individuos. No importa cuán sinceramente crean que pueden
interpretar la Biblia. Por esta razón, la Biblia no se puede entender
adecuadamente sin tener en consideración [las enseñanzas de1
] la
organización visible de Jehová”. Atalaya, Oct. 1, 1967, página 587.
Sería bueno leer y entender 2 Ti. 3:15-17 donde Pablo está diciendo a
Timoteo que desde la niñez ha sabido las sagradas Escrituras las cuales
le pueden hacer sabio para la salvación por la fe en Cristo Jesús,
(recordemos que la fuente de nuestra fe viene por oír la Palabra de Dios
Ro. 10:17) luego dice que toda la Escritura es inspirada por Dios y útil
para enseñar, redargüir, corregir, instruir en justicia a fin que el hombre
de Dios sea perfecto (completo) para toda buena obra. Entonces, si yo
puedo ser perfecto, instruido en él, corregido en él, enseñado en él,
preparado para toda buena obra, ¿qué más necesito?
Lamentablemente, mucha gente cae víctima de algo tan absurdo como
lo que ellos dicen acerca de tener la luz y ser ellos quienes iluminarán el
mundo para los demás. Lea también Sal. 24:3-6; Mt. 5:3,8.
La Sociedad Atalaya se ha declarado a sí misma como la única
intérprete fiel de las Sagradas Escrituras; por eso, ni siquiera hace el
intento de escuchar la voz de cualquier otra persona. Esto es así porque
están convencidos que sólo ellos tienen la verdad.
3. Russell, el fundador del movimiento enseñó que una persona no podía
“ver el plan divino por estudiar la Biblia solamente” y si dejara de
estudiar las enseñanzas russellitas, confiando total y solamente en las
Escrituras, tal persona “iría a la oscuridad durante un período de dos
años”, Atalaya, Sep. 15 de 1910, página 298.
Los Testigos de Jehová “justifican” esta conclusión basándose en la
historia de Felipe y el eunuco de Hch. 8:30,31_ “Felipe se acercó de
prisa al carro y, al oír que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó: -
¿Acaso entiende usted lo que está leyendo? -¿Y cómo voy a entenderlo
–contestó- si nadie me lo explica? Así que invitó a Felipe a subir y
sentarse con él”.
Tengamos en cuenta, que si nadie puede por sí solo entender las
Escrituras como ellos dicen, hay una contradicción muy grande, porque
¿cómo llegó a entenderla Russell? Recordemos que el eunuco no tenía
más que el Antiguo Testamento; pues si hubiese tenido el libro de los
Hechos, seguramente hubiera comprendido.
1
Agregado.
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Consideremos Hch. 17:11_ “Éstos eran de sentimientos más nobles que
los de Tesalónica, de modo que recibieron el mensaje con toda avidez y
todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que
se les anunciaba”2
. Tal como vemos aquí no nos dice que los de Berea
(v.10) escudriñaban diariamente la Atalaya; sino que escudriñaban las
Escrituras.
Y en 1 Jn. 2:27 dice: “En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron
permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe.
Permanezcan en él, tal y como él les enseñó”. Entonces vemos aquí que
no hay necesidad que de que nadie les enseñe; pues, la unción misma
es la que les enseña.
4. Otro pasaje predilecto de los Testigos de Jehová es 2 P. 1:20 _ “Ante
todo, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de
la interpretación particular de nadie”. Es interesante, porque realmente
condena lo que hacen los Testigos.
¿Quiénes interpretaban las Escrituras antes de Russell y Rutherford?
¿Por qué tenían ellos el derecho de formar su “interpretación particular”?
La verdad es que ellos sacan este pasaje –igual que otros muchos-
fuera de su contexto, el cual habla de “profecía”, la cual está sujeta
muchas veces a las interpretaciones exóticas de los sectarios. Se dice
que un “texto fuera de contexto es un pretexto”.
5. Lo más triste es que estos que tuercen tanto las Escrituras, se presentan
como “defensores de la Palabra”. Salen los misioneros para hablar con
las amas de casa y otras personas que usualmente saben muy poco de
la Palabra de Dios y, cuando oyen la “sabiduría” estudiosa de los
Testigos de Jehová, quedan impresionadas positivamente. Además, los
Testigos de Jehová atraen a tales personas, haciéndoles pensar que
ellos también pueden entender las “verdades escondidas a otros”. (Ellos
son Gnósticos revivificados”).
Veamos Col. 2:8,9_ “Cuídense de que nadie los cautive con la vana y
engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas, la que va de acuerdo
con los principios de este mundo y no conforme a Cristo. Toda la
plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo”.
En este pasaje el apóstol Pablo estaba escribiendo una carta a los de
Colosas, una ciudad en Asia menor, donde florecía el gnosticismo, [en
2
Aquí está haciendo referencia a los habitantes de Berea, una ciudad en la región de Macedonia, Grecia.
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cambio, Juan, como ya vimos; estaba hablando más acerca de los
nicolaítas [que pensaban que uno podía hacer cualquier cosa con el
cuerpo, pues estaba separado del espíritu] y en la cual había una gran
concentración de escépticos, gnósticos y gentiles que negaban la
divinidad de Cristo; es por eso que Pablo escribe para que sepamos cuál
era el problema que se vivía en esta ciudad. Recordemos también que
los judaizantes estaban enseñando a cumplir la ley de Moisés;
mientras los gnósticos enseñaban que había que sujetar el cuerpo
porque este es pecaminoso, y que Cristo por tanto no era divino,
puesto que el Espíritu de Dios no podía habitar dentro de un cuerpo
pecaminoso. Por ello, decían que el ser humano es corrupto por
naturaleza.
En la carta a los Colosenses, Pablo echa por tierra, las creencias
gnósticas acerca de Cristo; puesto que sí era divino y en él habitaba
corporalmente toda la plenitud de la deidad. Es decir, que está
totalmente claro que las cosas no son como los gnósticos de aquella
época y los Testigos de hoy en día dicen respecto de Jesús.