2. El domingo 28 de enero de 1912, Quito se convirtió en escenario del crimen que una turba fanática
consumó contra el general Eloy Alfaro Delgado, líder del liberalismo ecuatoriano, su hermano Medardo,
su sobrino Flavio, el periodista Luciano Coral y los militares Manuel Serrano Renda y Ulpiano Páez.
En la consumación del martirologio influyeron aquellos antecedentes incubados por la ambición y
deslealtad de jefes liberales y fuerzas políticas y económicas contrarias a los afanes transformadores
alfaristas.
Desde el derrocamiento de Alfaro en agosto de 1911, la división del liberalismo agudizó y esa
situación la aprovecharon terceros para captar posiciones. Por la muerte del presidente Emilio Estrada en
diciembre de 1911, a pocos meses de ejercer su mandato, asumió como encargado del poder Carlos
Freile Zaldumbide.
3. Este último tuvo el respaldo de los generales Leonidas Plaza y Julio Andrade, pero no de
Pedro J. Montero, quien pidió el regreso de Eloy Alfaro, que en efecto arribó el 4 de enero. La
tarea pacificadora del ex presidente resultó infructuosa, pues ocurrieron feroces combates entre
las fuerzas simpatizantes del gobernante interino y los liberales radicales.
En Huigra, Naranjito y Yaguachi, los leales a Eloy Alfaro llevaron la peor parte. La guerra
civil cesó por la suscripción del Tratado de Durán (22 de enero de 1912), que daba garantías a los
dirigentes rebeldes hecho prisioneros, aunque resultaron falsas.
Pedro J. Montero murió asesinado el 25 de enero en Guayaquil por el ataque de un soldado y
de la turba que lo mutiló, arrastró y le prendió fuego en la plaza de San Francisco. El grupo que
encabezaba Eloy Alfaro salió por tren a Quito en la madrugada del 26. Cerca del mediodía del
domingo 28, la máquina entró en la ciudad.
4. Los prisioneros fueron llevados al Panóptico, en medio de actitudes
sospechosas del populacho. Sin dar tiempo a algún leal auxilio, la
displicente masa de hombres y mujeres asaltó los calabozos, gracias al
comportamiento cómplice de autoridades y guardias de turno.
El grupo inició la masacre y asesinó, ofendió cadáveres, los arrastró y
solo culminó su orgía de sangre cuando en la pira del parque El Ejido
ardió el cuerpo del líder manabita. El escritor Alfredo Pareja Diezcanseco
denominó 'La hoguera bárbara' al repudiable episodio
7. El Museo Eloy Alfaro, ubicado en el interior del Colegio Militar
Eloy Alfaro cuenta con un complejo que no solo está destinado a la
historia militar. La naturaleza y el pasado arqueológico tienen
también su espacio.
Trajes y municiones utilizadas en las guerras de independencia,
retratos de ilustres militares del país, restos de los soldados
anónimos caídos en combate y algunos objetos personales del
General Eloy Alfaro son los tesoros del Templete de los Héroes. Se
presenta al público en tres ambientes: el Templete de los Héroes, el
Museo Antropológico y Natural y el Parque Geodésico.