2. Nietzsche se sirve de la figura de Zaratustra, donde es
más bien un recurso literario ya que no representa
al personaje histórico y sirve como el portavoz y
símbolo de sus ideas principales sobre las que se
asienta toda su obra y que son exhaustivamente
tratadas a lo largo de este libro: la muerte de Dios,
el Übermensch, la voluntad de poder y (definido por
primera vez, aunque no desarrollado explícitamente)
el eterno retorno de la vida.
3. Se
presenta como el profeta supremo, superior
en sabiduría y conocimiento al resto de los humanos.
Nietzsche lo emplea como contraposición a la doctrina de
laIglesia católica, a la que considera heredera de Sócrates en
cuanto a la manera de entender la vida. Zaratustra fue
escogido por el autor como ejemplo de la
filosofíapresocrática,
para
explicar
su
teoría
del Übermensch (superhombre o suprahombre), vitalista y
naturalista, y para reivindicar la aceptación de los aspectos
negativos y positivos de la vida. En definitiva, para
proponer una actitud de aceptación de la vida en su
plenitud y negación del más allá, que en su opinión era la
causa de la debilidad humana.
4. Zaratustra es un ermitaño que vive recluido en la montaña, donde a
lo largo de su retiro reflexiona sobre la vida y la naturaleza del
hombre. Una vez siente que es el momento adecuado, decide
regresar al mundo para comunicarle el fruto de su conocimiento.
Esto queda patente al principio del prólogo con la frase:
Estoy hastiado de mi sabiduría como la abeja que ha recogido
demasiada miel, tengo necesidad de manos que se extiendan.[2]
En cierto modo, y como recursiva referencia a la Biblia y la
tradición cristiana, presente a lo largo de toda la obra, Zaratustra
es un mesías que lleva al hombre la noticia de su salvación; y al
igual que Juan el Bautista anunció la llegada de Jesús, Zaratustra
proclama el advenimiento del Übermensch.
5. Es evidente desde el principio el parangón que Nietzsche
hace de sí mismo proyectándose sobre la figura del
profeta Zaratustra. Siente la necesidad de transmitir su
conocimiento al mundo, para lo cual escribe un libro.
Equivalentemente, en su afán comunicador, Zaratustra
desciende de la montaña y se mezcla con el pueblo.