4. Adorar a nuestro Dios que se hizo hombre por toda la humanidad. Bendecir a su nombre siempre y en cada momento de la vida.
5. Contemplar el gran misterio de la noche santa del nacimiento de Jesús. Desprenderse del hombre viejo y vivir según el Espíritu Santo.
6. Enaltecer lo bueno que hay en cada uno a imagen de Dios. Fortalecer y perseverar en las actitudes del Evangelio.
7. Generar nueva vida a la luz de la familia de Nazaret. Humillarse desde nuestra pequeñez ante la divinidad de Dios.
8. Intensificar los momentos de encuentro a solas con quien sabemos nos ama. Jerarquizar nuestras opciones tratando de buscar lo importante y no lo urgente.
9. Llenarse de la ternura del Niño Dios y derrocharla a los demás. Maravillarse ante la pequeñez de un Dios poderoso y cercano.
10. Narrar la historia de salvación en nuestra vida. Ofrecer todo lo que somos para que otros sean más felices.
11. Postrarse ante la pobreza y sencillez del Niño de Belén. Quitar las barreras que entorpecen y dificultan nuestro caminar.
12. Rendirse a la belleza y al Amor de Emmanuel, el Dios con nosotros. Saborear la vida en todos sus colores y dar respuesta a los desafíos que surjan en nuestro camino.
13. Tender las manos vacías y acoger la gracia que viene de la bondad de Dios. Unir fuerzas para hacer puentes de fraternidad y trabajar por la paz.
14. Vaciarse de la autosuficiencia, del egoísmo Y abandonarse en manos del Padre. X es la incógnita que invita a cuestionarnos constantemente sobre nuestras motivaciones.
15. Yuxtaponer ilusiones y esperanzas por una fe viva y comprometida. Zambullirse sin miedo y vivir de corazón abierto las “sorpresas” de Dios.