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FRANCISCO VARELA Y LAS CIENCIAS COGNITIVAS
                                                  ARTÍCULO ESPECIAL




Francisco Varela y las ciencias cognitivas
Francisco Varela and the Cognitive Sciences
César Ojeda



        Biologist Francisco Varela worked in the fields of neurobiology, theoretical biology, epistemol-
        ogy, and especially, at the last, in cognitive neurosciences. He was Director of Research at the
        National Institute for Scientific Research in France and Director of the Laboratory of Cognitive
        Neurosciences of La Salpêtrière Hospital in Paris. This article refers to three of his main works:
        Connaître: Les Sciences Cognitives; The Embodied Mind, and Ethical Know-How (1, 2, 3).
        This article seeks to present the author’s main ideas on cognition as an “enactive” process and
        to comment on its implications.

        Key words: cognitive sciences, “enaction,” neurosciences
        Rev Chil Neuro-Psiquiat 2001; 39: 286-95




Introducción                                                       conocimiento hay que comprender el acto de vi-
                                                                   vir que lo precede y lo hace posible.

L    as primeras obras de Francisco Varela fueron
     escritas junto a Humberto Maturana (4, 5), y
no serán consideradas en este trabajo debido a
                                                                   La orientación enactiva

que, con el tiempo, el pensamiento de ambos au-                       La intención en este trabajo es presentar y re-
tores siguió un camino diferente; del mismo                        flexionar sobre la idea del conocimiento como
modo, aquellas específicamente relacionadas con                    “enacción”, de acuerdo a los planteamientos de
el budismo zen exceden los objetivos de este tra-                  Francisco Varela. No obstante, para hacerlo es ne-
bajo (6, 7). Para una consideración más completa                   cesario entregar algunos elementos previos. La di-
del pensamiento de Varela remitimos a su último                    ficultad para abordar directamente el tema radica
libro El fenómeno de la vida (8), en el que, ade-                  en que esta orientación “enactiva” surge como un
más de exponer ampliamente la historia de sus                      desarrollo de las ciencias cognitivas (CC) mismas,
desarrollos conceptuales, se hace cargo, desde la                  y sólo desde ellas es posible situarla en su impor-
biología, de la convicción de algunos físicos con-                 tancia relativa. Para quien desee una exposición
temporáneos –tardía y a la vez obvia– que postu-                   más amplia de esa historia remitimos al libro del
lan que, para comprender el universo hay primero                   autor “Conocer”. Lo que aquí haremos es recorrer
que comprender la vida, y específicamente, el ce-                  algunos de los puntos de ese desarrollo, pero so-
rebro (9, 10). Es decir, que para comprender el                    bre la base de un concepto, a nuestro juicio crucial




Nota: Una parte de este trabajo fue publicado en la sección “Artes y Letras” de El Mercurio, el 15 de julio de 2001.
Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía, Santiago, Chile.




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CÉSAR OJEDA




para entender la diferencia entre la perspectiva             Pero además, no se trata de cualquier estudio
enactiva y otras formas de la CC, como es el de          de la mente y del conocimiento, sino de uno cien-
“representación”. Como probablemente el lector           tífico y “moderno”, empresa que al parecer se pre-
sabe, “Cognición” deriva de la palabra latina            sentaba hasta hace poco, por razones no muy
cognosco, que significa “conocer por los sentidos”,      claras, como imposible. Sin embargo, ¿será la asi-
“ver”, “saber”, “reconocer”. Pero también, “conocer      milación de “conocimiento” y “mente” un asunto
por la inteligencia”, “comprender” o “estar infor-       baladí? Y, ¿será el análisis científico “moderno” un
mado”. Por su parte, la expresión “ciencias cogni-       asunto obvio? Nos referiremos a esto en el mo-
tivas” se corresponde exactamente con la conocida        mento oportuno. Por ahora, tan sólo deseamos
palabra de origen griego “epistemología”, término        señalar que, si quisiéramos entender a cabalidad
tal vez hoy en desuso, posiblemente por su larga         el campo de las CC, deberíamos en algún momento
trayectoria histórica (más de 25 siglos) que le im-      poder responder tres preguntas. La primera po-
pide dar a entender el matiz novedoso que la cien-       dría formularse del siguiente modo: ¿qué quere-
cia cognitiva atribuye a sí misma, y que en              mos decir con conocimiento?; la segunda, ¿qué
castellano significa “teoría del conocimiento”, es       decimos al decir mente?, y la tercera, ¿en qué con-
decir, los intentos por explicar el cómo conocemos.      siste y qué alcance tiene un estudio científico “mo-
    Varela define a las ciencias cognitivas como “el     derno”.
análisis científico moderno del conocimiento en
todas sus dimensiones”. Desde luego, el que conoz-       Breve historia
camos parece ser de una evidencia inmediata, y
este conocer es algo que hacemos los seres huma-             La historia de las CC parece empezar con lo que
nos y muchos otros seres vivos, al menos. Pero, en       se ha llamado “cibernética”. En griego, “cibernéti-
otros momentos, el autor habla de “las ciencias          ca” (χνβερνητιχη) significa el “arte del piloto”, es
consagradas al estudio de la mente y el conoci-          decir, del que sabe conducir, del que gobierna.
miento”. En el apartado, “¿Qué son las ciencias          Actualmente se la entiende como la imitación, a
cognitivas?” del libro De cuerpo Presente (2), jun-      través de máquinas, de los sistemas de regulación
to a los autores que lo acompañan, dice: “el térmi-      automática de los seres vivos. Según Varela, los lí-
no se usa para indicar que el estudio de la mente        deres iniciales de este movimiento opinaban “que
es en sí mismo una empresa científica valedera”.         el estudio de los fenómenos mentales había esta-
La aparición de la palabra “mente” en estas carac-       do demasiado tiempo en manos de psicólogos y
terizaciones complica sutilmente el sentido: el es-      filósofos y anhelaban expresar los procesos que
tudio del conocimiento resulta ser el estudio de la      subyacían a los fenómenos mentales en mecanis-
(o las) “mentes”. ¿Por qué? ¿Porque se parte de la       mos explícitos y formalismos matemáticos.” En
base de que conocer es algo que hacen las “men-          pocas palabras: “crear una ciencia de la mente”.
tes”? ¿Será así? Y, si así fuera, ¿qué es “mente”? ¿Es   Para ello era necesario, primero, aceptar que la
algo, una “cosa”, un órgano, un sistema, una idea,       lógica era una disciplina adecuada para compren-
una palabra, una “distinción” respecto de lo que         der el cerebro y la actividad mental, y, segundo,
no es “mente”? (11). Si se tratara tan sólo de la        ver el cerebro como un órgano que encarna prin-
manera en que designamos a un sistema “que tie-          cipios lógicos en sus elementos constitutivos o
ne la capacidad de conocer”, ¿por qué usar una           neuronas. Sobre esta base se construyeron los pri-
expresión con tanta historia y carga semántica en        meros computadores (con tubos al vacío) que, por
la evolución de occidente? ¿Quiere decir esto que        así decirlo, “representaban” neuronas interconec-
se está tratando de ampliar lo mental más allá de        tadas.
la “conciencia”, con la que suele confundírselo, y           Tal vez ahora sean más claras las razones de
se está afirmando, por ejemplo, que –entre mu-           incluir a la confusa palabra mente en este campo:
chas otras posibilidades biológicas– el sistema          se trataba, al menos en los inicios –y si hemos de
inmunitario es “mental”?                                 dar fe de la historia–, de producir un cambio de



REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA                                                                     287
FRANCISCO VARELA Y LAS CIENCIAS COGNITIVAS




mano, y arrebatar de las garras de la especulación        pular elementos físicos discretos: los símbolos. El
a los fenómenos mentales, para generarles un ho-          sistema interactúa sólo con la forma de los símbo-
gar sólido: la ciencia.                                   los (sus atributos físicos), no con su significado.
    Lo que nos interesa destacar de este inicio           No desviaremos la discusión en algunas inexacti-
cibernético es la tendencia humana a imitar a los         tudes filosóficas del autor, como por ejemplo el
seres vivos –incluido el mismo ser humano– a tra-         hacer sinónimos “representación” e “intenciona-
vés de artilugios –piénsese en el ancestral deseo de      lidad”, o “forma” y “atributos físicos”, puesto que
volar construyendo alas mecánicas semejantes a las        no afectan de manera grave el desarrollo de su ar-
de las aves. Sin embargo, si se trataba de crear in-      gumento principal hasta aquí. Lo mencionamos
teligencia, lo imitado debía ser el cerebro, puesto       porque más adelante ellas pueden resultar funda-
que parece aceptarse con muy pocas reservas que           mentales.
éste es el órgano de aquélla. A este deseo se lo ha           Sin embargo, el punto que más inquieta al au-
donominado en las CC, “inteligencia artificial”           tor es que implícita o explícitamente en el cogni-
(IA). Era natural entonces preguntarse en qué con-        tivismo se está afirmando que “el cerebro procesa
sistía la inteligencia, y de ese modo, aparte de imi-     información del mundo exterior”. Dicho con otras
tar neuronas y cablería, sería posible definir la         palabras, los símbolos representan a dicho mun-
exigencia operativa que justificara el plantear que       do, los que son procesados por el cerebro y deter-
algo así como IA se estaba alcanzando. Sin embar-         minan luego una respuesta. Los símbolos son
go, y allí está lo notable, la inteligencia fue defini-   representantes porque son “acerca de algo” (el
da por lo que hacían las máquinas que conocemos           mundo exterior), de allí que si son exactos (si re-
como ordenadores, es decir, por las propiedades           presentan bien), el cómputo podrá generar una
del artilugio y no del original. Varela, refiriéndose     respuesta satisfactoria (resolución de problemas)
a esta segunda etapa de las CC, a la que denomina         del ser vivo en ese mismo mundo exterior.
“Cognitivismo”, dice: “la intuición central ...era que
la inteligencia (incluida la inteligencia humana) se      La emergencia
parece tanto a un ordenador en sus características
esenciales, que la cognición –el conocimiento– se             No obstante “dos lagunas” impulsaban a reto-
puede definir como la computación de represen-            mar la idea de “autoorganización” desatendida
taciones simbólicas”.                                     hasta fines de la década de los años 70. “La prime-
    Aparece de este modo la palabra representación        ra –nos dice Varela– es que el procesamiento de
que, siendo clave en el pensamiento del autor que         información simbólica se basa en reglas secuen-
comentamos, lo es también para el análisis de la          ciales, aplicadas una por vez(...) Este cuello de
orientación “enactiva” que realizamos aquí. Con-          botella se convierte en una seria limitación cuan-
tinúa Varela: “Un cómputo es una operación reali-         do la tarea requiere gran cantidad de operaciones
zada mediante símbolos, es decir, mediante                secuenciales”. Y, la segunda, “es que el procesa-
elementos que representan algo”. El punto central         miento simbólico esta localizado: la pérdida o
es que “el cognitivista afirma que el único modo          disfunción de cualquier parte de los símbolos o
de dar cuenta de la inteligencia(...) estriba en for-     reglas del sistema deriva en un grave daño”.
mular la hipótesis de que la cognición consiste en            Pero además, los cerebros reales operan a par-
actuar sobre la base de representaciones que ad-          tir de interconexiones masivas, de forma distribui-
quieren realidad física con la forma de un código         da, de modo que las conexiones entre conjuntos
simbólico en el cerebro o en una máquina”. Luego,         de neuronas cambian como resultado de la expe-
a la pregunta ¿qué es la cognición?, deberá respon-       riencia. “En síntesis –agrega– estos conjuntos pre-
derse: procesamiento de información; manipula-            sentan una capacidad autoorganizativa que no es
ción de símbolos basada en reglas. Y la pregunta          propia de la lógica”.
¿cómo funciona?, será respondida: a través de cual-           Esta vuelta al cerebro resultó inspiradora. Ya no
quier dispositivo que pueda representar y mani-           era necesario partir de un “programa”, “sino de una



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CÉSAR OJEDA




hueste de componentes de tipo neural, no inteli-       te) se corresponden con una aptitud cognitiva es-
gentes, que, apropiadamente conectados, presentan      pecífica: la solución feliz para la tarea requerida”.
interesantes propiedades globales” (emergencia).           Lo central en este nuevo enfoque es que los sím-
Como ejemplo, el autor nos ofrece el siguiente: “To-   bolos no desempeñan ningún papel.
memos –nos dice– un número total N de elemen-
tos simples semejantes a neuronas y conectémoslos      Enacción y representación
entre sí (red de Hopfield). Luego presentemos al
sistema una sucesión de patrones tratando algunos          Sin embargo, el tema de la “representación”
de sus nódulos como extremos sensoriales (diga-        permanece pendiente, y recordemos, éste es uno
mos una retina). Al cabo de cada presentación, de-     de los principales conceptos que el autor intenta
jemos que el sistema se reorganice reacomodando        desmontar de la tradición en las CC, y lo intenta,
sus conexiones de acuerdo con un principio             debido a una insatisfacción “más profunda que la
hebbiano, es decir, incrementando los enlaces en-      búsqueda conexionista de otras posibilidades al
tre las neuronas que actúan juntas ante el ítem pre-   margen del procesamiento simbólico”. Lo que afir-
sentado. La presentación de la lista de patrones       ma es que la cognición no es representación, pues
constituye la fase de aprendizaje del sistema.”        en esta última “se ocultan tres supuestos funda-
    “Después de la fase de aprendizaje –continúa–      mentales”. El primero, es que habitamos un mun-
cuando volvemos a presentar uno de estos patro-        do con propiedades particulares; el segundo, que
nes al sistema, éste lo reconoce en el sentido de      “captamos” o “recobramos” estas propiedades re-
que adopta un estado global singular o configura-      presentándolas internamente, y el tercero, que un
ción interna que presuntamente reproduce el ítem       “nosotros” subjetivo separado es quien hace estas
aprendido...más aún, el sistema realiza un correc-     cosas. Propone entonces la designación “enactivo”
to reconocimiento aunque se le presente el patrón      para esta nueva orientación de la cognición –neo-
con ruido añadido, o aunque el sistema esté par-       logismo que proviene del verbo inglés to enact, que
cialmente mutilado”.                                   significa “poner en ejecución (por ejemplo una
    Ya no se trata entonces de construir un sistema    ley)”, pero también “representar” o “actuar” en el
a partir de símbolos o reglas, sino de componen-       sentido que se le da al trabajo del actor. Lo que en
tes simples “que se conectarían entre sí de mane-      suma desea enfatizar es la “creciente convicción
ras densas”. En este enfoque –agrega– “cada            de que la cognición no es la representación de un
componente opera sólo en su ámbito local, de           mundo pre-dado por una mente pre-dada sino
modo que no hay un agente externo que, por así         más bien la puesta en obra de un mundo y una
decirlo, haga girar la manivela del sistema. Pero,     mente a partir de una historia de la variedad de
dada la constitución de red del sistema, hay una       acciones que un ser realiza en el mundo”.
cooperación global que emerge espontáneamente              En la medida en que la palabra elegida contie-
cuando todas las ‘neuronas’ participantes alcan-       ne en una de sus acepciones la palabra “represen-
zan un estado mutuamente satisfactorio”. “En tal       tación”, nos parece una elección poco feliz. Como
sistema –concluye– no se requiere una unidad pro-      veremos enseguida, la idea matriz del movimien-
cesadora central que guíe toda la operación”.          to enactivo es que el conocimiento es acción en el
    Las respuestas que el cognitivismo daba a las      mundo (que perfectamente podría llamarse eje-
preguntas fundamentales, ahora son distintas: la       cución) y no representación del mundo. Este “lle-
cognición será “la emergencia de estados globales      var algo a cabo” es lo que determina la historia de
en una red de componentes simples que funciona         lo que se puede llevar a cabo más tarde, y es eso
a través de reglas locales que gobiernan las opera-    mismo lo que hace emerger “mundos” en los cua-
ciones individuales, y de reglas de cambio, que        les se seguirá llevando a cabo, en una espiral sin
gobiernan la conexión entre los elementos. Su fun-     límites precisables mientras el sistema permanez-
cionamiento es adecuado cuando vemos que las           ca “activo” o “vivo”. Varela piensa que esto es res-
propiedades emergentes (y la estructura resultan-      catar el sentido común en la definición de



REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA                                                                   289
FRANCISCO VARELA Y LAS CIENCIAS COGNITIVAS




cognición. “Precisamente –dice– la mayor capaci-       un modo extremadamente simplificado. Para en-
dad de la cognición viviente consiste en gran me-      tender la estructura de Bittorio debemos imagi-
dida en plantear las cuestiones relevantes que van     nar una unidad o célula simple que puede estar
surgiendo en cada momento de nuestra vida. No          sólo en dos estados, digamos uno o cero, o “acti-
son predefinidas –continúa–, sino enactuadas: se       vo” o “inactivo”. Se conecta una hilera de estas
las hace emerger desde un trasfondo, y lo relevan-     unidades elementales en una disposición circular.
te es aquello que nuestro sentido común juzga          “Este anillo de autómatas celulares –nos dice– ad-
como tal, siempre dentro de un contexto”. “Vale la     quiere una dinámica cuando se lo activa en un es-
pena insistir –agrega– en que se trata de una críti-   tado aleatorio y se permite que cada célula alcance
ca de la noción de representación como núcleo de       un estado actualizado en cada momento del tiem-
las CC, ya que sólo se puede representar un mundo      po de manera sincrónica”. “Supongamos –nos dice
que está pre-definido” (subrayo). En cambio, “(...)    más adelante– que simplemente arrojamos este
si el mundo que vivimos va surgiendo o es mode-        anillo en un ámbito de unos y ceros aleatorios, tal
lado en vez de ser predefinido, la noción de repre-    como una célula que se zambulle en un ámbito
sentación ya no puede desempeñar un papel              químico. Imaginemos que cuando una de las cé-
protagónico”.                                          lulas del anillo se topa con una de ambas alterna-
    Varela considera que las ciencias cognitivas se    tivas (0 y 1), el estado de la célula es reemplazado
han mantenido hasta hace poco tiempo, en una           por la perturbación que ella encontró”. Pero, como
tradición “abstracta”, que no sólo las caracteriza a   esa célula está unida al resto de las células de
ellas sino también al “mundo occidental”. ¿En qué      Bittorio en un sistema circular, lo que ocurre des-
consiste? En “la tendencia a abrirnos paso hasta la    pués de ese encuentro casual indica el cambio (o
atmósfera pura de lo general y de lo formal, de lo     falta de cambio) con que el sistema compensa esa
lógico y lo bien definido, de lo representado y lo     perturbación. Ahora bien, dadas ciertas reglas de
planificado...”. Sin embargo, estas ciencias “lenta-   configuración interna inicial, el sistema, por ejem-
mente han ido cobrando conciencia de que las           plo, producirá un cambio en la configuración ante
cosas han sido planteadas al revés y han comenza-      una secuencia impar de perturbaciones en el mis-
do un radical viraje paradigmático o epistémi-         mo lugar; en cambio, cualquier secuencia par no
co(...), la convicción de que las verdaderas           producirá cambio alguno. “Así –concluye Varela–
unidades de conocimiento son de naturaleza emi-        de todas las innumerables secuencias de posibles
nentemente concreta, incorporadas, encarnadas,         perturbaciones, este Bittorio escoge o señala en el
vividas; que el conocimiento se refiere a una          medio ambiente un subconjunto muy específico,
situacionalidad(...) Lo concreto no es un paso ha-     a saber: secuencias finitas impares, pues sólo estas
cia otra cosa –concluye–, es cómo llegamos y dón-      secuencias inducen un cambio repetible en la con-
de permanecemos”.                                      figuración de Bittorio. En otras palabras, dada su
    Más adelante agrega: “El mundo no es algo que      regla, y dada su forma de acoplamiento estructu-
nos haya sido entregado: es algo que emerge a par-     ral, este Bittorio se transforma en “reconocedor de
tir de cómo nos movemos, tocamos, respiramos y         secuencias impares”. Algo semejante ocurre para
comemos. Esto es lo que denomino –nos dice– la         otros Bittorios con otras reglas. Uno de ellos, por
cognición como enacción, ya que la acción con-         ejemplo, sólo reconoce (sufre un cambio de con-
nota el producir por medio de una manipulación         figuración) ante una secuencia de dos perturba-
concreta”.                                             ciones: todo lo que no sea una perturbación doble
                                                       en un lugar deja intacto a este Bittorio. Varela
Bittorio                                               enfatiza que en estos dos casos específicos no se
                                                       ha dotado a Bittorio con un programa para dis-
   Tal vez si el modelo fáctico que represente me-     tinguir “secuencias impares” o “dos perturbacio-
jor lo dicho hasta aquí sea el artilugio que Varela    nes sucesivas”; en cambio, se han especificado una
denomina Bittorio, y que aquí presentaremos de         forma de clausura para el sistema y el modo en



290                                                                           REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA
CÉSAR OJEDA




que el sistema se acoplará con un medio dado (re-      decir –agrega– que nuestro yo-almorzando es
emplazo del estado de cada célula por la pertur-       transparente”. Obviamente, si en ese momento
bación que encuentra en un ámbito de unos y ceros      empieza un temblor de tierra, se produce un “quie-
aleatorios). “El resultado –agrega– es que con el      bre” que nos saca de una situación y nos pone en
tiempo este acoplamiento selecciona o enactúa, a       otra también de inmediatez. La situación prime-
partir de un mundo de azar, un dominio de dis-         ra, y la segunda, forman “micro-mundos” y
tinciones (“secuencias impares” o “dos perturba-       “micro-identidades”, y los quiebres son bisagras
ciones sucesivas”) que tiene relevancia para la        que “articulan” los “micro-mundos”, y coherente-
estructura del sistema. En otras palabras, sobre la    mente, las “micro-identidades”. Estas articulacio-
base de su autonomía, el sistema selecciona o          nes están “a la base del carácter autónomo y
enactúa un dominio de significación”                   creativo de la cognición en los seres vivientes”.
    Las distinciones que selecciona Bittorio indi-
can las regularidades con las cuales co-varía          La encarnación (el cuerpo)
Bittorio: “estas regularidades comprenden lo que
denominaríamos el ‘mundo’ de Bittorio”. Y, “es             Varela sostiene que la cognición depende de los
manifiesto que este mundo no está pre-dado y lue-      tipos de experiencia que provienen del hecho de
go es recobrado mediante una representación”.          tener un cuerpo con varias habilidades sensorio-
    “No diseñamos a Bittorio para ser un recono-       motrices; y que estas habilidades individuales se
cedor de secuencias impares”; simplemente se le        alojan a su vez en un contexto biológico y cultural
ha dotado con una cierta dinámica interna y lue-       más amplio. Desea enfatizar que los procesos sen-
go ha sido arrojado a un ámbito aleatorio. No obs-     sorio-motrices, la percepción y la acción, son fun-
tante, dada la historia del acoplamiento entre la      damentalmente inseparables en la cognición
dinámica interna y ese ámbito, “secuencia impar”       vivida. Reproduce Varela el antiguo estudio de
se transforma en una distinción significativa para     Held y Hein (13), en el cual gatos criados en la
Bittorio. Por esta razón, “decimos que el ‘mundo’      oscuridad fueron expuestos a la luz. A un primer
de Bittorio está enactuado a través de una historia    grupo de animales se les permitió desplazarse en-
de acoplamiento estructural”. “Bittorio nos brin-      ganchados a un carro que portaba al segundo gru-
da –concluye– un paradigma de cómo la clausura         po de animales. Por lo tanto, ambos grupos
y el acoplamiento bastan para hacer emerger un         compartieron la misma experiencia visual, pero el
“mundo” de relevancia para un sistema”.                primero era “activo” y el segundo “pasivo”. Unas
                                                       semanas después los gatos fueron puestos en li-
Know-how y know-what                                   bertad. El primer grupo se comportó normalmen-
                                                       te, pero los que habían sido transportados se
   Varela, al igual que Echeverría, toma la idea de    comportaban como si estuviesen ciegos: chocaban
“transparencia” y “quiebres” de Fernando Flores        con los objetos y perdían el equilibrio.
(12). Se refiere con ellas a la trama que constituye       ¿Qué interpretación o explicación puede darse
nuestras vidas, a la manera inmediata en que ope-      de estos hechos experimentales? Desde luego, se
ramos en una situación dada, al mundo en tanto         puede decir que hay una diferencia, que no es lo
vivido y no “construido” mediante abstracciones.       mismo meramente ver, que “actuar viendo”. Para
A esto designa know-how (saber-cómo), que dife-        Varela, el tradicional modo de comprender la per-
rencia del know-what (saber-qué), es decir, entre      cepción es abstracto, y consiste básicamente en
la habilidad espontánea y el conocimiento o jui-       explicar cómo se procesa la información visual
cio racional. “Cuando nos sentamos a la mesa para      para recuperar las propiedades pre-determinadas
comer –nos dice– el complejo know-how que im-          del mundo. Sin embargo, cabe una explicación
plica el manejo de utensilios, las posturas corpo-     diferente, en la que se comprenda la percepción
rales y las pausas en la conversación están todos      como una acción “guiada perceptualmente”. Sin
presentes sin que exista deliberación”. “Podríamos     embargo, creemos que la objeción fundamental a



REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA                                                                  291
FRANCISCO VARELA Y LAS CIENCIAS COGNITIVAS




esta nueva explicación, y que el mismo experimen-      presencia plena (presencia-presente) en nuestra
to señalado sugiere, es que, inadvertidamente, se      historia, por lo que esta vuelta, si bien trae lo sido,
está reduciendo “la” percepción a “percepción vi-      lo trae en tanto falta. La reunión de ayer jamás
sual”. El primer grupo de gatos, al accionar, tuvo     podrá volver a ser en el modo en que fue cuando
la posibilidad de interactuar con los objetos desde    fue: de tenerla de nuevo, la tengo como recuerdo
varios sistemas perceptivos al mismo tiempo, vi-       (como lo que ya no está).
sual, táctil, propioceptivo y kinestésico, en cam-         Mas, la reunión aconteciendo ahora, y la re-
bio el segundo, sólo desde la percepción visual. El    unión recordada ahora como aconteciendo ayer,
contra experimento que habría sido pertinente y        se me dan como experiencias completamente di-
crucial, habría sido el comparar gatos, bajo las       ferentes, es decir, sin que yo deba realizar reflexión
mismas condiciones iniciales, que hubiesen “ac-        alguna para darme cuenta que se trata de una o la
cionado” con los ojos tapados, con el grupo visual     otra. Ahora bien, volver a hacer presente algo que
pasivo (que iban en el carro). ¿Habrían los prime-     fue es, propia y estrictamente re-presentar. Es de-
ros actuado tan ciegos como los pasivos pasajeros      cir, si partimos de lo que efectivamente nos ocu-
del carro?                                             rre, no podemos prescindir de la experiencia de
    Sea como fuere, el punto de partida para enfo-     re-presentación, a menos que podamos demostrar
car la percepción como-acción, continúa Varela,        –o simplemente creer– que se trata de un subpro-
es el estudio de cómo el que percibe guía sus ac-      ducto, de algo que no encierra importancia sustan-
ciones en situaciones locales. No se trata ya de un    tiva para el tema de la cognición.
mundo pre-dado, independiente del que percibe,             Desde luego, no se trata acá de un concepto teó-
sino más bien de la estructura sensoriomotriz del      rico –construido– como aquel que dice, por ejem-
agente cognitivo, el modo en que el sistema ner-       plo, que “el cerebro mediante símbolos ‘representa’
vioso une superficies sensoriales y motrices. La       el mundo exterior”. La representación a la que nos
percepción como “acción guiada perceptualmente”        estamos refiriendo aquí es algo que nos pasa de
no es más que esquemas sensoriomotrices recu-          manera cotidiana: es una de las formas que tene-
rrentes, de los cuales “surgen” las estructuras        mos de hacer presentes las ausencias, y sin lo cual,
cognitivas. Pero es evidente que la palabra percep-    ni el “pensamiento” ni la inteligencia ni la com-
ción tiene aquí un significado ambiguo (es decir,      prensión ni los objetos percibidos ni el mundo ni
polisémico). Por una parte, es percepción, y por       la temporalidad, serían posibles, como hemos in-
otra, una parte de la percepción. Esta ambigüe-        tentado mostrar en los primeros capítulos de la
dad, en apariencia inocente, es una reformulación      obra mencionada. La representación es uno de los
radical de la percepción. ¿Cómo expresarla? La per-    sectores del “no” de la experiencia, sectores de la
cepción es acción, bien, pero, de acuerdo al autor,    falta, de la carencia o del hueco, traídos a presen-
acción guiada visualmente. Luego, la visión no es      cia mediante imagos (representantes), y que arti-
percepción, sino una parte de ella, y a la vez, su     culan “toda” sintaxis, es decir, el lugar en el que el
guía.                                                  sentido emerge. Sin embargo, la representación, al
                                                       igual que todo el resto de las experiencias que he-
Algunas preguntas                                      mos denominado “actos”, como el percibir, el so-
                                                       ñar, el actuar, o el fantasear, y muchos otros, no
   Sin embargo, ¿se refiere la representación a un     implican postular un “mundo exterior” indepen-
supuesto mundo externo independiente y pre-es-         diente de lo que somos y hacemos. Eso, sin em-
tablecido, o a una experiencia?                        bargo, no quiere decir que no experimentemos un
   En los capítulos iniciales de La presencia de lo    “mundo”. No sólo lo experimentamos sino que
ausente (14) hemos partido describiendo el recuer-     vivimos en él, anudados en él, y él es lo que es,
do como la presencia de lo ausente. Esta presen-       merced a esa trama en la que somos. Lo que expe-
cia-ausente o presencia de lo “sido”, estrictamente,   rimentamos como mundo es una trama articulada
es volver a hacer presente algo que alguna vez fue     de cosas, situaciones y personas, es decir que se



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CÉSAR OJEDA




nos ofrecen en la experiencia con algún sentido,        recurrentes, patrones recurrentes, etcétera) implica
como por ejemplo que un automóvil sea algo que          al menos dos cosas: reconocimiento y tiempo. Algo
de algún modo comprendemos, o que el compu-             es recurrente porque vuelve a ocurrir, es decir,
tador sea para escribir, o que la casa de Mirasol       porque de alguna manera se re-conoce como ocu-
esté en al litoral central de Chile: justamente esa     rrido “antes”. Pero, ¿no requiere ese re-conoci-
comprensión “hace” al atomóvil, al computador y         miento que lo ocurrido (lo que ya no es) esté de
a la casa. Pero, resulta que no hay articulación        algún modo presente en la nueva experiencia? Y,
posible sin la traída a presencia de ausencias, y       ¿cómo puede estar presente algo que ya no es, sino
estas últimas son re o pre-presentación, articu-        como una presencia-ausente? Del mismo modo,
lantes de las presencias-presentes. Si tuviésemos       los esquemas sensorio-motrices re-currentes a que
que decirlo brevemente: el “mundo externo” sólo         se refiere el autor, ¿no implican que la experiencia
es tal por los imaginarios (re y pre-presentacio-       deja “algo” en la estructura que afecta “en ausen-
nes) que lo constituyen en tanto sintaxis, es decir,    cia” lo que será una nueva experiencia, y que sólo
dicho mundo es algo que no puede existir –como          por eso, siendo otra, es la misma? ¿Qué significa
tal mundo– por sí mismo. Sin embargo, eso no            que la Red de Hopfield “re-conozca” los patrones
implica que confundamos nuestros recuerdos y            previamente presentados al sistema? ¿O que
fantasías, con lo que nos hace frente en el mundo       Bittorio “re-conozca” secuencias impares o dos
de modo presente-presente, como el automóvil, el        sucesivas? ¿Qué significa que aprenda, sino que lo
computador o la casa de Mirasol cuando estamos          sido está de algún modo presente en lo siendo?
frente a ellos. Las presencias presentes son lo que         Luego, no parece ser la “re-presentación” el pro-
llamamos “real”. Pero lo “real” no es un mundo, a       blema de las ciencias cognitivas, sino la idea teó-
menos que esté articulado por imagos, es decir, por     rica de que la re-presentación es representación de
la presencia de lo ausente: dicho de otro modo, lo      un mundo externo pre-establecido. Pero, la solución
que estamos afirmando es que lo “real” no tiene         no puede ser eliminar la re-presentación, sino
fisonomía ni puede constituir “algo”, una “cosa”,       –justamente– tomarla en cuenta del modo en que
un “objeto”, ni menos un mundo por sí mismo.            se da. El prejuicio de un mundo externo pre-esta-
No obstante, eso “real” es para nosotros inaccesi-      blecido no deriva de la experiencia –fundamental
ble en estado “nudo”, porque siempre toma en            según hemos visto– de re-presentar, sino del
nuestra experiencia alguna fisonomía, algún sen-        constructivismo científico en general, que despre-
tido, se constituye en alguna sintaxis. Sólo sabe-      cia la experiencia directa como fuente de conoci-
mos de él a través de reconocer la diferencia entre     miento, y luego se salta lo obvio, lo que no rara
imaginar un automóvil (presencia-ausente) y ser         vez significa décadas de estériles controversias
arrollados por un automóvil (presencia-presente).       empíricas al interior de la ciencia misma.
Allí lo real se anuncia, pero nunca en sí mismo             Mirado de este modo, ¿no ocurre que las cien-
sino ya en medio del sentido, ya en medio de un         cias, incluidas las cognitivas, producen sólo repre-
mundo constituido, mundo al que por lo demás,           sentaciones (modelos teóricos y fácticos), de
no podemos renunciar. Que no puede existir un           manera que eliminar a la representación es elimi-
“mundo real” resulta ahora evidente: eso es seme-       nar a las ciencias mismas?
jante a sostener que puede existir un lenguaje sin          El punto que deseamos enfatizar ahora es que
contrastes fonéticos. Lo real se entrama con lo no      las ciencias, por definición y de hecho, no pueden
real (imago) representante de lo que falta (deseo),     romper con el know-what, aunque su tema sea el
y articulan un sentido: esa trama es el mundo.          know-how. Y esto no es un mero juego de pala-
Luego, ni real ni no-real, ni aquí ni allá, ni dentro   bras. La Red de Hopfield, que brevemente hemos
ni fuera, ni sujeto ni objeto: el mundo es un plexo     descrito como uno de los ejemplos que Varela uti-
articulado de lo real y lo no-real, y allí somos.       liza para explicar las propiedades emergentes o
    Por otra parte, y ahora desde “dentro” de las       globales de un sistema de unidades simples
CC, la idea misma de recurrencia (experiencias          interconectadas, no son un cerebro ni una red



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FRANCISCO VARELA Y LAS CIENCIAS COGNITIVAS




genética, ni una red de inmunidad, sino artilugios        no un modelo de sí. Las explicaciones científicas
que pretenden, en algún grado, “representarlas”.          no pueden alcanzar lo explicado. Pero además, la
Cualquier modelo, fáctico o teórico, es un simula-        idea de Varela acerca de que el conocimiento no
cro, una representación de algo que se supone está        puede partir de un mundo pre-establecido y que
ya encarnado: los cerebros y el conocimiento exis-        es “mentalmente” representado, contradictoria-
ten, y por ello es posible creer que al construir         mente atrapa también a la orientación cognitiva
computadores se está en algún grado haciendo un           enactiva: ¿qué otra cosa son el autómata celular y
modelo de ellos. El sol y los planetas se dan por         las explicaciones científicas (modelos y teorías) de
existentes antes de establecer los modelos geo o          las CC, sino “representaciones” de mentes y cere-
heliocentristas. Del mismo modo, los postulados           bros, pre-establecidos, dados, y sobre los cuales
de la enacción son un conjunto de ideas que pre-          podemos hacer explicaciones y construir modelos
tenden ser –aunque embrionaria y promiso-                 fácticos?
riamente– una explicación del cómo conocemos,                 De allí que, aunque compartimos ampliamen-
porque presuponen el “conocimiento”. No obstan-           te que el conocimiento es encarnado, corporal,
te, la explicación, el modelo teórico o el artilugio,     concreto, ejecutado, sostenemos que la ciencia,
como el anillo de autómatas celulares acoplados a         debido a la tiranía del método que la define, ja-
un medio al que Varela denomina “Bittorio”, no            más podrá tener acceso a él científicamente, por
pueden transformarse en aquello que explican.             más “moderna” que se considere a sí misma. La
Explicar, por ejemplo, a través de las ideas de emer-     existencia misma de las ciencias hace de la experien-
gencia y quiebres, de micromundos y microiden-            cia de representación una posibilidad definitoria del
tidades, de emergencia y de clausura operativa y          comportamiento humano, puesto que eso es lo que
otras el know-how de la acción de sentarnos a al-         la ciencia hace: representar, emular, simular, lo que
morzar y conversar con nuestra familia, no es ni          se supone existe en la “realidad”, de manera que
podrá nunca ser esa acción y seguirá siendo un            sostener que el obstáculo en las CC es la idea de
know-what. Y no podrá serlo, justamente, porque           representación, es sostener que el obstáculo es la
esa acción o cualquiera otra, son por sí mismas y         ciencia misma.

        Francisco Varela fue biólogo y su trabajo se desarrolló en campos como la neurobiología, la
        biología teórica y la epistemología, y especialmente en el último tiempo, en las neurociencias
        cognitivas. Fue Director de Investigaciones en el Centro Nacional de Investigaciones Científi-
        cas de Francia y Director del Laboratorio de Neurociencias Cognitivas en el Hospital de La
        Salpêtrière, en Paris. El comentario que realizamos en este artículo está basado en tres de sus
        obras principales: Conocer, De cuerpo presente y Ética y acción (1, 2, 3). El propósito de este
        artículo es presentar las ideas más importantes del autor respecto de la cognición como un
        proceso “enactivo” y realizar algunos comentarios acerca da las implicaciones que conlleva.


Referencias
                                                          5.   Maturana H, Varela F. El árbol del conocimiento.
1.    Varela F. Conocer. Barcelona, Ed. Gedisa, l990           Santiago, Ed. Universitaria, 1984
2.    Varela F, Thompson E, Rosch E. De cuerpo pre-       6.   Varela F, Hayward JW (Ed.). Un puente para dos
      sente. Barcelona, Ed. Gedisa, 1992                       miradas. Santiago, Dolmen, 1997
3.    Varela F. Ética y Acción. Santiago, Dolmen, 1996    7.   Varela F (Ed.). Dormir, soñar, morir. Santiago,
4.    Maturana H, Varela F. De máquinas y seres vivos          Dolmen, 1999
      (Segunda edición). Santiago, Ed. Universitaria,     8.   Varela F. El fenómeno de la vida. Dolmen, Santia-
      1995                                                     go, 2000



294                                                                               REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA
CÉSAR OJEDA




9.  Penrose R. Las sombras de la mente. Barcelona,         12. Echeverría R. Ontología del lenguaje. Santiago,
    Grifalgo Mondadori, 1996                                   Dolmen, 1994
10. Schwartzmann F. Historia del universo y concien-       13. Held R, Hein A. Adaptation of disarranged hand-
    cia. Santiago, Ed. Universidad Arcis, 2000                 eye coordination contingent upon re-afferent
11. Gyarmati G, Velásquez O. Mente y Cuerpo: Aspec-            stimulation. Perceptual-Motor Skills 1958; 8: 87-
    tos Psicológicos y Filosóficos. Santiago, Fac. de          90
    Ciencias Sociales y Fac. de Filosofía, Pont. Univer-   14. Ojeda C. La presencia de lo ausente. Santiago, Ed.
    sidad Católica de Chile, 1994                              Cuatro Vientos, 1998




Dirección postal:
César Ojeda
Providencia 1939/52-B
Santiago
Email: cojeda@vtr.net



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  • 1. FRANCISCO VARELA Y LAS CIENCIAS COGNITIVAS ARTÍCULO ESPECIAL Francisco Varela y las ciencias cognitivas Francisco Varela and the Cognitive Sciences César Ojeda Biologist Francisco Varela worked in the fields of neurobiology, theoretical biology, epistemol- ogy, and especially, at the last, in cognitive neurosciences. He was Director of Research at the National Institute for Scientific Research in France and Director of the Laboratory of Cognitive Neurosciences of La Salpêtrière Hospital in Paris. This article refers to three of his main works: Connaître: Les Sciences Cognitives; The Embodied Mind, and Ethical Know-How (1, 2, 3). This article seeks to present the author’s main ideas on cognition as an “enactive” process and to comment on its implications. Key words: cognitive sciences, “enaction,” neurosciences Rev Chil Neuro-Psiquiat 2001; 39: 286-95 Introducción conocimiento hay que comprender el acto de vi- vir que lo precede y lo hace posible. L as primeras obras de Francisco Varela fueron escritas junto a Humberto Maturana (4, 5), y no serán consideradas en este trabajo debido a La orientación enactiva que, con el tiempo, el pensamiento de ambos au- La intención en este trabajo es presentar y re- tores siguió un camino diferente; del mismo flexionar sobre la idea del conocimiento como modo, aquellas específicamente relacionadas con “enacción”, de acuerdo a los planteamientos de el budismo zen exceden los objetivos de este tra- Francisco Varela. No obstante, para hacerlo es ne- bajo (6, 7). Para una consideración más completa cesario entregar algunos elementos previos. La di- del pensamiento de Varela remitimos a su último ficultad para abordar directamente el tema radica libro El fenómeno de la vida (8), en el que, ade- en que esta orientación “enactiva” surge como un más de exponer ampliamente la historia de sus desarrollo de las ciencias cognitivas (CC) mismas, desarrollos conceptuales, se hace cargo, desde la y sólo desde ellas es posible situarla en su impor- biología, de la convicción de algunos físicos con- tancia relativa. Para quien desee una exposición temporáneos –tardía y a la vez obvia– que postu- más amplia de esa historia remitimos al libro del lan que, para comprender el universo hay primero autor “Conocer”. Lo que aquí haremos es recorrer que comprender la vida, y específicamente, el ce- algunos de los puntos de ese desarrollo, pero so- rebro (9, 10). Es decir, que para comprender el bre la base de un concepto, a nuestro juicio crucial Nota: Una parte de este trabajo fue publicado en la sección “Artes y Letras” de El Mercurio, el 15 de julio de 2001. Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía, Santiago, Chile. 286 REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA
  • 2. CÉSAR OJEDA para entender la diferencia entre la perspectiva Pero además, no se trata de cualquier estudio enactiva y otras formas de la CC, como es el de de la mente y del conocimiento, sino de uno cien- “representación”. Como probablemente el lector tífico y “moderno”, empresa que al parecer se pre- sabe, “Cognición” deriva de la palabra latina sentaba hasta hace poco, por razones no muy cognosco, que significa “conocer por los sentidos”, claras, como imposible. Sin embargo, ¿será la asi- “ver”, “saber”, “reconocer”. Pero también, “conocer milación de “conocimiento” y “mente” un asunto por la inteligencia”, “comprender” o “estar infor- baladí? Y, ¿será el análisis científico “moderno” un mado”. Por su parte, la expresión “ciencias cogni- asunto obvio? Nos referiremos a esto en el mo- tivas” se corresponde exactamente con la conocida mento oportuno. Por ahora, tan sólo deseamos palabra de origen griego “epistemología”, término señalar que, si quisiéramos entender a cabalidad tal vez hoy en desuso, posiblemente por su larga el campo de las CC, deberíamos en algún momento trayectoria histórica (más de 25 siglos) que le im- poder responder tres preguntas. La primera po- pide dar a entender el matiz novedoso que la cien- dría formularse del siguiente modo: ¿qué quere- cia cognitiva atribuye a sí misma, y que en mos decir con conocimiento?; la segunda, ¿qué castellano significa “teoría del conocimiento”, es decimos al decir mente?, y la tercera, ¿en qué con- decir, los intentos por explicar el cómo conocemos. siste y qué alcance tiene un estudio científico “mo- Varela define a las ciencias cognitivas como “el derno”. análisis científico moderno del conocimiento en todas sus dimensiones”. Desde luego, el que conoz- Breve historia camos parece ser de una evidencia inmediata, y este conocer es algo que hacemos los seres huma- La historia de las CC parece empezar con lo que nos y muchos otros seres vivos, al menos. Pero, en se ha llamado “cibernética”. En griego, “cibernéti- otros momentos, el autor habla de “las ciencias ca” (χνβερνητιχη) significa el “arte del piloto”, es consagradas al estudio de la mente y el conoci- decir, del que sabe conducir, del que gobierna. miento”. En el apartado, “¿Qué son las ciencias Actualmente se la entiende como la imitación, a cognitivas?” del libro De cuerpo Presente (2), jun- través de máquinas, de los sistemas de regulación to a los autores que lo acompañan, dice: “el térmi- automática de los seres vivos. Según Varela, los lí- no se usa para indicar que el estudio de la mente deres iniciales de este movimiento opinaban “que es en sí mismo una empresa científica valedera”. el estudio de los fenómenos mentales había esta- La aparición de la palabra “mente” en estas carac- do demasiado tiempo en manos de psicólogos y terizaciones complica sutilmente el sentido: el es- filósofos y anhelaban expresar los procesos que tudio del conocimiento resulta ser el estudio de la subyacían a los fenómenos mentales en mecanis- (o las) “mentes”. ¿Por qué? ¿Porque se parte de la mos explícitos y formalismos matemáticos.” En base de que conocer es algo que hacen las “men- pocas palabras: “crear una ciencia de la mente”. tes”? ¿Será así? Y, si así fuera, ¿qué es “mente”? ¿Es Para ello era necesario, primero, aceptar que la algo, una “cosa”, un órgano, un sistema, una idea, lógica era una disciplina adecuada para compren- una palabra, una “distinción” respecto de lo que der el cerebro y la actividad mental, y, segundo, no es “mente”? (11). Si se tratara tan sólo de la ver el cerebro como un órgano que encarna prin- manera en que designamos a un sistema “que tie- cipios lógicos en sus elementos constitutivos o ne la capacidad de conocer”, ¿por qué usar una neuronas. Sobre esta base se construyeron los pri- expresión con tanta historia y carga semántica en meros computadores (con tubos al vacío) que, por la evolución de occidente? ¿Quiere decir esto que así decirlo, “representaban” neuronas interconec- se está tratando de ampliar lo mental más allá de tadas. la “conciencia”, con la que suele confundírselo, y Tal vez ahora sean más claras las razones de se está afirmando, por ejemplo, que –entre mu- incluir a la confusa palabra mente en este campo: chas otras posibilidades biológicas– el sistema se trataba, al menos en los inicios –y si hemos de inmunitario es “mental”? dar fe de la historia–, de producir un cambio de REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA 287
  • 3. FRANCISCO VARELA Y LAS CIENCIAS COGNITIVAS mano, y arrebatar de las garras de la especulación pular elementos físicos discretos: los símbolos. El a los fenómenos mentales, para generarles un ho- sistema interactúa sólo con la forma de los símbo- gar sólido: la ciencia. los (sus atributos físicos), no con su significado. Lo que nos interesa destacar de este inicio No desviaremos la discusión en algunas inexacti- cibernético es la tendencia humana a imitar a los tudes filosóficas del autor, como por ejemplo el seres vivos –incluido el mismo ser humano– a tra- hacer sinónimos “representación” e “intenciona- vés de artilugios –piénsese en el ancestral deseo de lidad”, o “forma” y “atributos físicos”, puesto que volar construyendo alas mecánicas semejantes a las no afectan de manera grave el desarrollo de su ar- de las aves. Sin embargo, si se trataba de crear in- gumento principal hasta aquí. Lo mencionamos teligencia, lo imitado debía ser el cerebro, puesto porque más adelante ellas pueden resultar funda- que parece aceptarse con muy pocas reservas que mentales. éste es el órgano de aquélla. A este deseo se lo ha Sin embargo, el punto que más inquieta al au- donominado en las CC, “inteligencia artificial” tor es que implícita o explícitamente en el cogni- (IA). Era natural entonces preguntarse en qué con- tivismo se está afirmando que “el cerebro procesa sistía la inteligencia, y de ese modo, aparte de imi- información del mundo exterior”. Dicho con otras tar neuronas y cablería, sería posible definir la palabras, los símbolos representan a dicho mun- exigencia operativa que justificara el plantear que do, los que son procesados por el cerebro y deter- algo así como IA se estaba alcanzando. Sin embar- minan luego una respuesta. Los símbolos son go, y allí está lo notable, la inteligencia fue defini- representantes porque son “acerca de algo” (el da por lo que hacían las máquinas que conocemos mundo exterior), de allí que si son exactos (si re- como ordenadores, es decir, por las propiedades presentan bien), el cómputo podrá generar una del artilugio y no del original. Varela, refiriéndose respuesta satisfactoria (resolución de problemas) a esta segunda etapa de las CC, a la que denomina del ser vivo en ese mismo mundo exterior. “Cognitivismo”, dice: “la intuición central ...era que la inteligencia (incluida la inteligencia humana) se La emergencia parece tanto a un ordenador en sus características esenciales, que la cognición –el conocimiento– se No obstante “dos lagunas” impulsaban a reto- puede definir como la computación de represen- mar la idea de “autoorganización” desatendida taciones simbólicas”. hasta fines de la década de los años 70. “La prime- Aparece de este modo la palabra representación ra –nos dice Varela– es que el procesamiento de que, siendo clave en el pensamiento del autor que información simbólica se basa en reglas secuen- comentamos, lo es también para el análisis de la ciales, aplicadas una por vez(...) Este cuello de orientación “enactiva” que realizamos aquí. Con- botella se convierte en una seria limitación cuan- tinúa Varela: “Un cómputo es una operación reali- do la tarea requiere gran cantidad de operaciones zada mediante símbolos, es decir, mediante secuenciales”. Y, la segunda, “es que el procesa- elementos que representan algo”. El punto central miento simbólico esta localizado: la pérdida o es que “el cognitivista afirma que el único modo disfunción de cualquier parte de los símbolos o de dar cuenta de la inteligencia(...) estriba en for- reglas del sistema deriva en un grave daño”. mular la hipótesis de que la cognición consiste en Pero además, los cerebros reales operan a par- actuar sobre la base de representaciones que ad- tir de interconexiones masivas, de forma distribui- quieren realidad física con la forma de un código da, de modo que las conexiones entre conjuntos simbólico en el cerebro o en una máquina”. Luego, de neuronas cambian como resultado de la expe- a la pregunta ¿qué es la cognición?, deberá respon- riencia. “En síntesis –agrega– estos conjuntos pre- derse: procesamiento de información; manipula- sentan una capacidad autoorganizativa que no es ción de símbolos basada en reglas. Y la pregunta propia de la lógica”. ¿cómo funciona?, será respondida: a través de cual- Esta vuelta al cerebro resultó inspiradora. Ya no quier dispositivo que pueda representar y mani- era necesario partir de un “programa”, “sino de una 288 REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA
  • 4. CÉSAR OJEDA hueste de componentes de tipo neural, no inteli- te) se corresponden con una aptitud cognitiva es- gentes, que, apropiadamente conectados, presentan pecífica: la solución feliz para la tarea requerida”. interesantes propiedades globales” (emergencia). Lo central en este nuevo enfoque es que los sím- Como ejemplo, el autor nos ofrece el siguiente: “To- bolos no desempeñan ningún papel. memos –nos dice– un número total N de elemen- tos simples semejantes a neuronas y conectémoslos Enacción y representación entre sí (red de Hopfield). Luego presentemos al sistema una sucesión de patrones tratando algunos Sin embargo, el tema de la “representación” de sus nódulos como extremos sensoriales (diga- permanece pendiente, y recordemos, éste es uno mos una retina). Al cabo de cada presentación, de- de los principales conceptos que el autor intenta jemos que el sistema se reorganice reacomodando desmontar de la tradición en las CC, y lo intenta, sus conexiones de acuerdo con un principio debido a una insatisfacción “más profunda que la hebbiano, es decir, incrementando los enlaces en- búsqueda conexionista de otras posibilidades al tre las neuronas que actúan juntas ante el ítem pre- margen del procesamiento simbólico”. Lo que afir- sentado. La presentación de la lista de patrones ma es que la cognición no es representación, pues constituye la fase de aprendizaje del sistema.” en esta última “se ocultan tres supuestos funda- “Después de la fase de aprendizaje –continúa– mentales”. El primero, es que habitamos un mun- cuando volvemos a presentar uno de estos patro- do con propiedades particulares; el segundo, que nes al sistema, éste lo reconoce en el sentido de “captamos” o “recobramos” estas propiedades re- que adopta un estado global singular o configura- presentándolas internamente, y el tercero, que un ción interna que presuntamente reproduce el ítem “nosotros” subjetivo separado es quien hace estas aprendido...más aún, el sistema realiza un correc- cosas. Propone entonces la designación “enactivo” to reconocimiento aunque se le presente el patrón para esta nueva orientación de la cognición –neo- con ruido añadido, o aunque el sistema esté par- logismo que proviene del verbo inglés to enact, que cialmente mutilado”. significa “poner en ejecución (por ejemplo una Ya no se trata entonces de construir un sistema ley)”, pero también “representar” o “actuar” en el a partir de símbolos o reglas, sino de componen- sentido que se le da al trabajo del actor. Lo que en tes simples “que se conectarían entre sí de mane- suma desea enfatizar es la “creciente convicción ras densas”. En este enfoque –agrega– “cada de que la cognición no es la representación de un componente opera sólo en su ámbito local, de mundo pre-dado por una mente pre-dada sino modo que no hay un agente externo que, por así más bien la puesta en obra de un mundo y una decirlo, haga girar la manivela del sistema. Pero, mente a partir de una historia de la variedad de dada la constitución de red del sistema, hay una acciones que un ser realiza en el mundo”. cooperación global que emerge espontáneamente En la medida en que la palabra elegida contie- cuando todas las ‘neuronas’ participantes alcan- ne en una de sus acepciones la palabra “represen- zan un estado mutuamente satisfactorio”. “En tal tación”, nos parece una elección poco feliz. Como sistema –concluye– no se requiere una unidad pro- veremos enseguida, la idea matriz del movimien- cesadora central que guíe toda la operación”. to enactivo es que el conocimiento es acción en el Las respuestas que el cognitivismo daba a las mundo (que perfectamente podría llamarse eje- preguntas fundamentales, ahora son distintas: la cución) y no representación del mundo. Este “lle- cognición será “la emergencia de estados globales var algo a cabo” es lo que determina la historia de en una red de componentes simples que funciona lo que se puede llevar a cabo más tarde, y es eso a través de reglas locales que gobiernan las opera- mismo lo que hace emerger “mundos” en los cua- ciones individuales, y de reglas de cambio, que les se seguirá llevando a cabo, en una espiral sin gobiernan la conexión entre los elementos. Su fun- límites precisables mientras el sistema permanez- cionamiento es adecuado cuando vemos que las ca “activo” o “vivo”. Varela piensa que esto es res- propiedades emergentes (y la estructura resultan- catar el sentido común en la definición de REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA 289
  • 5. FRANCISCO VARELA Y LAS CIENCIAS COGNITIVAS cognición. “Precisamente –dice– la mayor capaci- un modo extremadamente simplificado. Para en- dad de la cognición viviente consiste en gran me- tender la estructura de Bittorio debemos imagi- dida en plantear las cuestiones relevantes que van nar una unidad o célula simple que puede estar surgiendo en cada momento de nuestra vida. No sólo en dos estados, digamos uno o cero, o “acti- son predefinidas –continúa–, sino enactuadas: se vo” o “inactivo”. Se conecta una hilera de estas las hace emerger desde un trasfondo, y lo relevan- unidades elementales en una disposición circular. te es aquello que nuestro sentido común juzga “Este anillo de autómatas celulares –nos dice– ad- como tal, siempre dentro de un contexto”. “Vale la quiere una dinámica cuando se lo activa en un es- pena insistir –agrega– en que se trata de una críti- tado aleatorio y se permite que cada célula alcance ca de la noción de representación como núcleo de un estado actualizado en cada momento del tiem- las CC, ya que sólo se puede representar un mundo po de manera sincrónica”. “Supongamos –nos dice que está pre-definido” (subrayo). En cambio, “(...) más adelante– que simplemente arrojamos este si el mundo que vivimos va surgiendo o es mode- anillo en un ámbito de unos y ceros aleatorios, tal lado en vez de ser predefinido, la noción de repre- como una célula que se zambulle en un ámbito sentación ya no puede desempeñar un papel químico. Imaginemos que cuando una de las cé- protagónico”. lulas del anillo se topa con una de ambas alterna- Varela considera que las ciencias cognitivas se tivas (0 y 1), el estado de la célula es reemplazado han mantenido hasta hace poco tiempo, en una por la perturbación que ella encontró”. Pero, como tradición “abstracta”, que no sólo las caracteriza a esa célula está unida al resto de las células de ellas sino también al “mundo occidental”. ¿En qué Bittorio en un sistema circular, lo que ocurre des- consiste? En “la tendencia a abrirnos paso hasta la pués de ese encuentro casual indica el cambio (o atmósfera pura de lo general y de lo formal, de lo falta de cambio) con que el sistema compensa esa lógico y lo bien definido, de lo representado y lo perturbación. Ahora bien, dadas ciertas reglas de planificado...”. Sin embargo, estas ciencias “lenta- configuración interna inicial, el sistema, por ejem- mente han ido cobrando conciencia de que las plo, producirá un cambio en la configuración ante cosas han sido planteadas al revés y han comenza- una secuencia impar de perturbaciones en el mis- do un radical viraje paradigmático o epistémi- mo lugar; en cambio, cualquier secuencia par no co(...), la convicción de que las verdaderas producirá cambio alguno. “Así –concluye Varela– unidades de conocimiento son de naturaleza emi- de todas las innumerables secuencias de posibles nentemente concreta, incorporadas, encarnadas, perturbaciones, este Bittorio escoge o señala en el vividas; que el conocimiento se refiere a una medio ambiente un subconjunto muy específico, situacionalidad(...) Lo concreto no es un paso ha- a saber: secuencias finitas impares, pues sólo estas cia otra cosa –concluye–, es cómo llegamos y dón- secuencias inducen un cambio repetible en la con- de permanecemos”. figuración de Bittorio. En otras palabras, dada su Más adelante agrega: “El mundo no es algo que regla, y dada su forma de acoplamiento estructu- nos haya sido entregado: es algo que emerge a par- ral, este Bittorio se transforma en “reconocedor de tir de cómo nos movemos, tocamos, respiramos y secuencias impares”. Algo semejante ocurre para comemos. Esto es lo que denomino –nos dice– la otros Bittorios con otras reglas. Uno de ellos, por cognición como enacción, ya que la acción con- ejemplo, sólo reconoce (sufre un cambio de con- nota el producir por medio de una manipulación figuración) ante una secuencia de dos perturba- concreta”. ciones: todo lo que no sea una perturbación doble en un lugar deja intacto a este Bittorio. Varela Bittorio enfatiza que en estos dos casos específicos no se ha dotado a Bittorio con un programa para dis- Tal vez si el modelo fáctico que represente me- tinguir “secuencias impares” o “dos perturbacio- jor lo dicho hasta aquí sea el artilugio que Varela nes sucesivas”; en cambio, se han especificado una denomina Bittorio, y que aquí presentaremos de forma de clausura para el sistema y el modo en 290 REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA
  • 6. CÉSAR OJEDA que el sistema se acoplará con un medio dado (re- decir –agrega– que nuestro yo-almorzando es emplazo del estado de cada célula por la pertur- transparente”. Obviamente, si en ese momento bación que encuentra en un ámbito de unos y ceros empieza un temblor de tierra, se produce un “quie- aleatorios). “El resultado –agrega– es que con el bre” que nos saca de una situación y nos pone en tiempo este acoplamiento selecciona o enactúa, a otra también de inmediatez. La situación prime- partir de un mundo de azar, un dominio de dis- ra, y la segunda, forman “micro-mundos” y tinciones (“secuencias impares” o “dos perturba- “micro-identidades”, y los quiebres son bisagras ciones sucesivas”) que tiene relevancia para la que “articulan” los “micro-mundos”, y coherente- estructura del sistema. En otras palabras, sobre la mente, las “micro-identidades”. Estas articulacio- base de su autonomía, el sistema selecciona o nes están “a la base del carácter autónomo y enactúa un dominio de significación” creativo de la cognición en los seres vivientes”. Las distinciones que selecciona Bittorio indi- can las regularidades con las cuales co-varía La encarnación (el cuerpo) Bittorio: “estas regularidades comprenden lo que denominaríamos el ‘mundo’ de Bittorio”. Y, “es Varela sostiene que la cognición depende de los manifiesto que este mundo no está pre-dado y lue- tipos de experiencia que provienen del hecho de go es recobrado mediante una representación”. tener un cuerpo con varias habilidades sensorio- “No diseñamos a Bittorio para ser un recono- motrices; y que estas habilidades individuales se cedor de secuencias impares”; simplemente se le alojan a su vez en un contexto biológico y cultural ha dotado con una cierta dinámica interna y lue- más amplio. Desea enfatizar que los procesos sen- go ha sido arrojado a un ámbito aleatorio. No obs- sorio-motrices, la percepción y la acción, son fun- tante, dada la historia del acoplamiento entre la damentalmente inseparables en la cognición dinámica interna y ese ámbito, “secuencia impar” vivida. Reproduce Varela el antiguo estudio de se transforma en una distinción significativa para Held y Hein (13), en el cual gatos criados en la Bittorio. Por esta razón, “decimos que el ‘mundo’ oscuridad fueron expuestos a la luz. A un primer de Bittorio está enactuado a través de una historia grupo de animales se les permitió desplazarse en- de acoplamiento estructural”. “Bittorio nos brin- ganchados a un carro que portaba al segundo gru- da –concluye– un paradigma de cómo la clausura po de animales. Por lo tanto, ambos grupos y el acoplamiento bastan para hacer emerger un compartieron la misma experiencia visual, pero el “mundo” de relevancia para un sistema”. primero era “activo” y el segundo “pasivo”. Unas semanas después los gatos fueron puestos en li- Know-how y know-what bertad. El primer grupo se comportó normalmen- te, pero los que habían sido transportados se Varela, al igual que Echeverría, toma la idea de comportaban como si estuviesen ciegos: chocaban “transparencia” y “quiebres” de Fernando Flores con los objetos y perdían el equilibrio. (12). Se refiere con ellas a la trama que constituye ¿Qué interpretación o explicación puede darse nuestras vidas, a la manera inmediata en que ope- de estos hechos experimentales? Desde luego, se ramos en una situación dada, al mundo en tanto puede decir que hay una diferencia, que no es lo vivido y no “construido” mediante abstracciones. mismo meramente ver, que “actuar viendo”. Para A esto designa know-how (saber-cómo), que dife- Varela, el tradicional modo de comprender la per- rencia del know-what (saber-qué), es decir, entre cepción es abstracto, y consiste básicamente en la habilidad espontánea y el conocimiento o jui- explicar cómo se procesa la información visual cio racional. “Cuando nos sentamos a la mesa para para recuperar las propiedades pre-determinadas comer –nos dice– el complejo know-how que im- del mundo. Sin embargo, cabe una explicación plica el manejo de utensilios, las posturas corpo- diferente, en la que se comprenda la percepción rales y las pausas en la conversación están todos como una acción “guiada perceptualmente”. Sin presentes sin que exista deliberación”. “Podríamos embargo, creemos que la objeción fundamental a REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA 291
  • 7. FRANCISCO VARELA Y LAS CIENCIAS COGNITIVAS esta nueva explicación, y que el mismo experimen- presencia plena (presencia-presente) en nuestra to señalado sugiere, es que, inadvertidamente, se historia, por lo que esta vuelta, si bien trae lo sido, está reduciendo “la” percepción a “percepción vi- lo trae en tanto falta. La reunión de ayer jamás sual”. El primer grupo de gatos, al accionar, tuvo podrá volver a ser en el modo en que fue cuando la posibilidad de interactuar con los objetos desde fue: de tenerla de nuevo, la tengo como recuerdo varios sistemas perceptivos al mismo tiempo, vi- (como lo que ya no está). sual, táctil, propioceptivo y kinestésico, en cam- Mas, la reunión aconteciendo ahora, y la re- bio el segundo, sólo desde la percepción visual. El unión recordada ahora como aconteciendo ayer, contra experimento que habría sido pertinente y se me dan como experiencias completamente di- crucial, habría sido el comparar gatos, bajo las ferentes, es decir, sin que yo deba realizar reflexión mismas condiciones iniciales, que hubiesen “ac- alguna para darme cuenta que se trata de una o la cionado” con los ojos tapados, con el grupo visual otra. Ahora bien, volver a hacer presente algo que pasivo (que iban en el carro). ¿Habrían los prime- fue es, propia y estrictamente re-presentar. Es de- ros actuado tan ciegos como los pasivos pasajeros cir, si partimos de lo que efectivamente nos ocu- del carro? rre, no podemos prescindir de la experiencia de Sea como fuere, el punto de partida para enfo- re-presentación, a menos que podamos demostrar car la percepción como-acción, continúa Varela, –o simplemente creer– que se trata de un subpro- es el estudio de cómo el que percibe guía sus ac- ducto, de algo que no encierra importancia sustan- ciones en situaciones locales. No se trata ya de un tiva para el tema de la cognición. mundo pre-dado, independiente del que percibe, Desde luego, no se trata acá de un concepto teó- sino más bien de la estructura sensoriomotriz del rico –construido– como aquel que dice, por ejem- agente cognitivo, el modo en que el sistema ner- plo, que “el cerebro mediante símbolos ‘representa’ vioso une superficies sensoriales y motrices. La el mundo exterior”. La representación a la que nos percepción como “acción guiada perceptualmente” estamos refiriendo aquí es algo que nos pasa de no es más que esquemas sensoriomotrices recu- manera cotidiana: es una de las formas que tene- rrentes, de los cuales “surgen” las estructuras mos de hacer presentes las ausencias, y sin lo cual, cognitivas. Pero es evidente que la palabra percep- ni el “pensamiento” ni la inteligencia ni la com- ción tiene aquí un significado ambiguo (es decir, prensión ni los objetos percibidos ni el mundo ni polisémico). Por una parte, es percepción, y por la temporalidad, serían posibles, como hemos in- otra, una parte de la percepción. Esta ambigüe- tentado mostrar en los primeros capítulos de la dad, en apariencia inocente, es una reformulación obra mencionada. La representación es uno de los radical de la percepción. ¿Cómo expresarla? La per- sectores del “no” de la experiencia, sectores de la cepción es acción, bien, pero, de acuerdo al autor, falta, de la carencia o del hueco, traídos a presen- acción guiada visualmente. Luego, la visión no es cia mediante imagos (representantes), y que arti- percepción, sino una parte de ella, y a la vez, su culan “toda” sintaxis, es decir, el lugar en el que el guía. sentido emerge. Sin embargo, la representación, al igual que todo el resto de las experiencias que he- Algunas preguntas mos denominado “actos”, como el percibir, el so- ñar, el actuar, o el fantasear, y muchos otros, no Sin embargo, ¿se refiere la representación a un implican postular un “mundo exterior” indepen- supuesto mundo externo independiente y pre-es- diente de lo que somos y hacemos. Eso, sin em- tablecido, o a una experiencia? bargo, no quiere decir que no experimentemos un En los capítulos iniciales de La presencia de lo “mundo”. No sólo lo experimentamos sino que ausente (14) hemos partido describiendo el recuer- vivimos en él, anudados en él, y él es lo que es, do como la presencia de lo ausente. Esta presen- merced a esa trama en la que somos. Lo que expe- cia-ausente o presencia de lo “sido”, estrictamente, rimentamos como mundo es una trama articulada es volver a hacer presente algo que alguna vez fue de cosas, situaciones y personas, es decir que se 292 REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA
  • 8. CÉSAR OJEDA nos ofrecen en la experiencia con algún sentido, recurrentes, patrones recurrentes, etcétera) implica como por ejemplo que un automóvil sea algo que al menos dos cosas: reconocimiento y tiempo. Algo de algún modo comprendemos, o que el compu- es recurrente porque vuelve a ocurrir, es decir, tador sea para escribir, o que la casa de Mirasol porque de alguna manera se re-conoce como ocu- esté en al litoral central de Chile: justamente esa rrido “antes”. Pero, ¿no requiere ese re-conoci- comprensión “hace” al atomóvil, al computador y miento que lo ocurrido (lo que ya no es) esté de a la casa. Pero, resulta que no hay articulación algún modo presente en la nueva experiencia? Y, posible sin la traída a presencia de ausencias, y ¿cómo puede estar presente algo que ya no es, sino estas últimas son re o pre-presentación, articu- como una presencia-ausente? Del mismo modo, lantes de las presencias-presentes. Si tuviésemos los esquemas sensorio-motrices re-currentes a que que decirlo brevemente: el “mundo externo” sólo se refiere el autor, ¿no implican que la experiencia es tal por los imaginarios (re y pre-presentacio- deja “algo” en la estructura que afecta “en ausen- nes) que lo constituyen en tanto sintaxis, es decir, cia” lo que será una nueva experiencia, y que sólo dicho mundo es algo que no puede existir –como por eso, siendo otra, es la misma? ¿Qué significa tal mundo– por sí mismo. Sin embargo, eso no que la Red de Hopfield “re-conozca” los patrones implica que confundamos nuestros recuerdos y previamente presentados al sistema? ¿O que fantasías, con lo que nos hace frente en el mundo Bittorio “re-conozca” secuencias impares o dos de modo presente-presente, como el automóvil, el sucesivas? ¿Qué significa que aprenda, sino que lo computador o la casa de Mirasol cuando estamos sido está de algún modo presente en lo siendo? frente a ellos. Las presencias presentes son lo que Luego, no parece ser la “re-presentación” el pro- llamamos “real”. Pero lo “real” no es un mundo, a blema de las ciencias cognitivas, sino la idea teó- menos que esté articulado por imagos, es decir, por rica de que la re-presentación es representación de la presencia de lo ausente: dicho de otro modo, lo un mundo externo pre-establecido. Pero, la solución que estamos afirmando es que lo “real” no tiene no puede ser eliminar la re-presentación, sino fisonomía ni puede constituir “algo”, una “cosa”, –justamente– tomarla en cuenta del modo en que un “objeto”, ni menos un mundo por sí mismo. se da. El prejuicio de un mundo externo pre-esta- No obstante, eso “real” es para nosotros inaccesi- blecido no deriva de la experiencia –fundamental ble en estado “nudo”, porque siempre toma en según hemos visto– de re-presentar, sino del nuestra experiencia alguna fisonomía, algún sen- constructivismo científico en general, que despre- tido, se constituye en alguna sintaxis. Sólo sabe- cia la experiencia directa como fuente de conoci- mos de él a través de reconocer la diferencia entre miento, y luego se salta lo obvio, lo que no rara imaginar un automóvil (presencia-ausente) y ser vez significa décadas de estériles controversias arrollados por un automóvil (presencia-presente). empíricas al interior de la ciencia misma. Allí lo real se anuncia, pero nunca en sí mismo Mirado de este modo, ¿no ocurre que las cien- sino ya en medio del sentido, ya en medio de un cias, incluidas las cognitivas, producen sólo repre- mundo constituido, mundo al que por lo demás, sentaciones (modelos teóricos y fácticos), de no podemos renunciar. Que no puede existir un manera que eliminar a la representación es elimi- “mundo real” resulta ahora evidente: eso es seme- nar a las ciencias mismas? jante a sostener que puede existir un lenguaje sin El punto que deseamos enfatizar ahora es que contrastes fonéticos. Lo real se entrama con lo no las ciencias, por definición y de hecho, no pueden real (imago) representante de lo que falta (deseo), romper con el know-what, aunque su tema sea el y articulan un sentido: esa trama es el mundo. know-how. Y esto no es un mero juego de pala- Luego, ni real ni no-real, ni aquí ni allá, ni dentro bras. La Red de Hopfield, que brevemente hemos ni fuera, ni sujeto ni objeto: el mundo es un plexo descrito como uno de los ejemplos que Varela uti- articulado de lo real y lo no-real, y allí somos. liza para explicar las propiedades emergentes o Por otra parte, y ahora desde “dentro” de las globales de un sistema de unidades simples CC, la idea misma de recurrencia (experiencias interconectadas, no son un cerebro ni una red REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA 293
  • 9. FRANCISCO VARELA Y LAS CIENCIAS COGNITIVAS genética, ni una red de inmunidad, sino artilugios no un modelo de sí. Las explicaciones científicas que pretenden, en algún grado, “representarlas”. no pueden alcanzar lo explicado. Pero además, la Cualquier modelo, fáctico o teórico, es un simula- idea de Varela acerca de que el conocimiento no cro, una representación de algo que se supone está puede partir de un mundo pre-establecido y que ya encarnado: los cerebros y el conocimiento exis- es “mentalmente” representado, contradictoria- ten, y por ello es posible creer que al construir mente atrapa también a la orientación cognitiva computadores se está en algún grado haciendo un enactiva: ¿qué otra cosa son el autómata celular y modelo de ellos. El sol y los planetas se dan por las explicaciones científicas (modelos y teorías) de existentes antes de establecer los modelos geo o las CC, sino “representaciones” de mentes y cere- heliocentristas. Del mismo modo, los postulados bros, pre-establecidos, dados, y sobre los cuales de la enacción son un conjunto de ideas que pre- podemos hacer explicaciones y construir modelos tenden ser –aunque embrionaria y promiso- fácticos? riamente– una explicación del cómo conocemos, De allí que, aunque compartimos ampliamen- porque presuponen el “conocimiento”. No obstan- te que el conocimiento es encarnado, corporal, te, la explicación, el modelo teórico o el artilugio, concreto, ejecutado, sostenemos que la ciencia, como el anillo de autómatas celulares acoplados a debido a la tiranía del método que la define, ja- un medio al que Varela denomina “Bittorio”, no más podrá tener acceso a él científicamente, por pueden transformarse en aquello que explican. más “moderna” que se considere a sí misma. La Explicar, por ejemplo, a través de las ideas de emer- existencia misma de las ciencias hace de la experien- gencia y quiebres, de micromundos y microiden- cia de representación una posibilidad definitoria del tidades, de emergencia y de clausura operativa y comportamiento humano, puesto que eso es lo que otras el know-how de la acción de sentarnos a al- la ciencia hace: representar, emular, simular, lo que morzar y conversar con nuestra familia, no es ni se supone existe en la “realidad”, de manera que podrá nunca ser esa acción y seguirá siendo un sostener que el obstáculo en las CC es la idea de know-what. Y no podrá serlo, justamente, porque representación, es sostener que el obstáculo es la esa acción o cualquiera otra, son por sí mismas y ciencia misma. Francisco Varela fue biólogo y su trabajo se desarrolló en campos como la neurobiología, la biología teórica y la epistemología, y especialmente en el último tiempo, en las neurociencias cognitivas. Fue Director de Investigaciones en el Centro Nacional de Investigaciones Científi- cas de Francia y Director del Laboratorio de Neurociencias Cognitivas en el Hospital de La Salpêtrière, en Paris. El comentario que realizamos en este artículo está basado en tres de sus obras principales: Conocer, De cuerpo presente y Ética y acción (1, 2, 3). El propósito de este artículo es presentar las ideas más importantes del autor respecto de la cognición como un proceso “enactivo” y realizar algunos comentarios acerca da las implicaciones que conlleva. Referencias 5. Maturana H, Varela F. El árbol del conocimiento. 1. Varela F. Conocer. Barcelona, Ed. Gedisa, l990 Santiago, Ed. Universitaria, 1984 2. Varela F, Thompson E, Rosch E. De cuerpo pre- 6. Varela F, Hayward JW (Ed.). Un puente para dos sente. Barcelona, Ed. Gedisa, 1992 miradas. Santiago, Dolmen, 1997 3. Varela F. Ética y Acción. Santiago, Dolmen, 1996 7. Varela F (Ed.). Dormir, soñar, morir. Santiago, 4. Maturana H, Varela F. De máquinas y seres vivos Dolmen, 1999 (Segunda edición). Santiago, Ed. Universitaria, 8. Varela F. El fenómeno de la vida. Dolmen, Santia- 1995 go, 2000 294 REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA
  • 10. CÉSAR OJEDA 9. Penrose R. Las sombras de la mente. Barcelona, 12. Echeverría R. Ontología del lenguaje. Santiago, Grifalgo Mondadori, 1996 Dolmen, 1994 10. Schwartzmann F. Historia del universo y concien- 13. Held R, Hein A. Adaptation of disarranged hand- cia. Santiago, Ed. Universidad Arcis, 2000 eye coordination contingent upon re-afferent 11. Gyarmati G, Velásquez O. Mente y Cuerpo: Aspec- stimulation. Perceptual-Motor Skills 1958; 8: 87- tos Psicológicos y Filosóficos. Santiago, Fac. de 90 Ciencias Sociales y Fac. de Filosofía, Pont. Univer- 14. Ojeda C. La presencia de lo ausente. Santiago, Ed. sidad Católica de Chile, 1994 Cuatro Vientos, 1998 Dirección postal: César Ojeda Providencia 1939/52-B Santiago Email: cojeda@vtr.net REVISTA CHILENA DE NEURO-PSIQUIATRÍA 295