21. Eel l El trayecto, andado y desandado tantas veces, se vuelve invisible de tanto verlo. No se huele de tanto de tanto olerlo. Vamos dejando nuestra huella sin siquiera percibirlo, sobre la huella del tiempo. Y así también nuestra huella va quedando para ser pisada por otras huellas, para ser ignorada por otras huellas. Y así como ovillo desenrollado hasta lo infinito, perduramos, andando trayectos sin sentirlos, cruzando nuestras huellas sin conciencia.