1. Capitalismo y Socialismo en China
Capitalismo Chino:
Una encuesta cubriendo 20 países, realizada por GlobeScan en 2005, descubrió que los chinos
son quienes más creen (74%) que “la economía de mercado es el mejor sistema en el cual
basar el futuro del mundo”. Se trata de un resultado sorprendente, cuando recordamos que
hasta 1979 el gobierno chino tomaba absolutamente todas las decisiones económicas.
Esa misma encuesta determinó que en Estados Unidos la gente apoya también al libre
mercado (71%), mientras que en Rusia el apoyo al capitalismo es débil (43%) y en Francia
(36%) más débil aún.
El gran cambio de manera de pensar de los chinos respecto al capitalismo es confirmado por
el estudio de opinión pública realizado en 2006 por el Chicago Council on Global Affairs: 87%
de los encuestados en China piensan que “la globalización, especialmente la mayor
interconexión de la economía de su país con otros alrededor del mundo, beneficia a la nación”.
Ese resultado se compara con 60% en EE.UU. y 54% en India.
No debe sorprendernos que los chinos apoyen la globalización, la cual abrió a su país al resto
del mundo, disparó el crecimiento económico y los cambios sociales, permitiendo que millones
surgieran de la miseria. Al ampliar los horizontes y oportunidades de la gente, la globalización
ha ejercido presión en el Partido Comunista Chino para que permita las privatizaciones y el
funcionamiento del mercado, lográndose un impacto positivo en la sociedad civil.
Los chinos pueden ahora ser dueños de sus viviendas, operar sus propios negocios y buscar
empleo en el sector privado. Tal libertad económica era imposible bajo la planificación central
y la autarquía anterior. En una importante revista de negocios china, Caijing, aparece una
fotografía de la Estatua de la Libertad en la misma página que el aviso de un condominio en
Beijing. Y los estudiantes de bachillerato en Shangai leen discusiones sobre la globalización y
reformas económicas en sus libros de texto, sin ninguna mención a Mao.
La liberalización del comercio ha beneficiado a China y a la economía global. A pesar de que
millones de trabajadores chinos han sido afectados, la encuesta del Chicago Council muestra
que 65% de los encuestados en China creen que “el comercio internacional beneficia la
estabilidad laboral de los trabajadores”. Por el contrario, apenas 30% de los trabajadores en
Estados Unidos piensa que el comercio internacional beneficia a los trabajadores.
Claro que el propósito del comercio no es proteger empleos sino crear riqueza y la riqueza a
nivel mundial es mucho mayor hoy que hace un par de décadas. La apertura comercial, la
revolución de la información y la integración financiera se han combinado con cambios
institucionales que favorecen al mercado en ofrecer a China, y al resto del mundo, un
espléndido futuro.
2. Una de las lecciones aprendidas en China es que la pobreza se combate mejor con cambios
institucionales que con ayuda extranjera e intervención del gobierno. Hace varias décadas, la
concentración de la miseria estaba en Asia, no en Africa. Hoy sucede lo contrario y la ayuda
extranjera no ha mejorado la vida de los africanos más pobres.
De igual manera, el salario mínimo no es ninguna panacea. Los políticos ofrecen aumentar el
salario mínimo, pero no encaran las causas fundamentales de la pobreza. Si el salario mínimo
se fija por encima de lo que el mercado indica, los patronos contratarán a menos gente y
cambiarán sus sistemas de producción, reemplazando mano de obra por maquinarias.
Hong Kong nunca tuvo salario mínimo y China no lo impone a nivel nacional. Aunque China ha
avanzado mucho hacia una economía de mercado, falta todavía. Se requiere la expansión de
los derechos de propiedad, justicia y transparencia en el sistema judicial, a la vez que el libre
flujo de la información. Beijing también debe permitir la total convertibilidad de su moneda,
el yuan.
Abrir el Partido Comunista Chino a los capitalistas y enmendar la constitución para proteger
la propiedad privada no es suficiente si no hay jueces independientes. Pero ya erigieron una
estatua de Adam Smith en la Universidad de Finanzas y Economía en Chengdu, algo que no se
ve en las universidades de América Latina.
Si el futuro de China depende del libre comercio, tiene que contarse también con libertad
política porque el libre mercado no existe sin gente libre. El reto es institucionalizar el
estado de derecho que protege del estado a las personas y a sus propiedades.
LA REALIDAD CHINA
1. El turismo:
Como consecuencia de la apertura de China al mundo occidental, se produjo un notable
crecimiento de la actividad turística, que se transformó en una nueva e importante fuente de
ingresos para la economía china.
El estado intervino directamente en el desarrollo y armado del aparato turístico,
organizándolo a través de cooperativas, contratadas por él. El control del gobierno sobre el
turismo se materializó principalmente en dos formas: estableciendo los salarios para los
empleados de la cooperativa y asignándole a cada uno una vivienda (de características
modestas), que es propiedad del Estado.
2. La agricultura:
La mayoría de la población se dedica a actividades agrícolas, trabajando la tierra en grupos
de familia que se organizan bajo la forma de cooperativas locales, al igual que lo hacían en la
Unión Soviética. Las tierras, que antes eran propiedad del Estado, ahora han pasado a manos
de las cooperativas familiares.
3. El cambio también se refleja en la producción, que pasó de ser patrimonio del Estado, para
dividirse entre éste y las exportaciones. Esta posibilidad les permitió a los agricultores
acrecentar sus ingresos y aumentar en un 800% la producción. Esto trajo aparejado un
mejoramiento en las condiciones de vida de la población.
3. La propiedad:
Quizás sea éste uno de los aspectos donde el cambio es más resistido el Estado continúa
teniendo la libre disposición de la propiedad, y la entrega en uso y goce.
En algunos casos, como en el de la agricultura que anteriormente citamos, el Estado cede las
tierras, pero no a particulares, sino a las cooperativas. El mismo ejemplo se extiende a las
cooperativas de turismo.
4. Aspectos sociales y culturales:
Como consecuencia directa de la apertura de la economía de mercado, comienzan a producirse
efectos en la esfera de los social, donde las diferencias entre las clases sociales es cada vez
más notoria.
Incluso la conciencia de la gente tiende a acentuar la estratificación social, ya que se ha
perdido el concepto de comunidad a cambio de un pensamiento mucho más individualista.
Sobre todo es notorio en los jóvenes chinos, quienes al ser consultados acerca de que era lo
más importante para ellos, contestaban el dinero, la ganancia, el consumo de bienes, todos
elementos característicos de una mentalidad capitalista.
En cuanto a la cultura, la invasión de elementos culturales de los países capitalistas desplazan
las tradiciones y los valores antiguos de ésta sociedad.
Esto se ve reflejado claramente en la situación de la Muralla China. Este monumento histórico
de gran valor religioso para China, es ahora una feria que se alimenta del turismo
internacional, proveniente de Occidente.
El capitalismo chino lucha por escapar de la crisis:
Tras meses de noticias acerca del retroceso de la economía china, en las últimas semanas el
optimismo se ha apoderado de algunos economistas burgueses. Argumentan que la amplitud y
efectividad de las medidas anticrisis adoptadas por el régimen chino posibilitan una rápida
recuperación.
Es indiscutible que la economía china cuenta con poderosos recursos, destacando su
gigantesca potencia industrial1 y sus enormes reservas económicas. Sin embargo, todavía es
demasiado prematuro para afirmar que estamos ante una inminente recuperación y, sobre
todo, para descartar que la actual crisis, al margen de su duración en el tiempo, no provocará
una profunda y duradera herida en la economía del gigante asiático.
4. Un gigante doblegado por el mercado mundial:
Considerando que actualmente el 40% del PIB chino proviene de las exportaciones, se
comprende el terrible golpe que ha supuesto la caída de sus ventas en el exterior: nada menos
que un 25,7% y un 17% en febrero y marzo de este año respectivamente. Los inversores
extranjeros, que contaban de antemano con esta perspectiva, empezaron a recortar sus
inversiones en el país ya desde el pasado octubre2. Empresas emblemáticas como China
Telecom -primera telefonía china- o Lenovo -cuarto fabricante mundial de ordenadores-, han
sufrido una reducción de sus beneficios del 96,3% y el 20% respectivamente en 2008. Las
exportaciones de automóviles bajaron más de un 61% en los dos primeros meses de 2009.
El proceso de contracción económica, que empezó por los sectores más dependientes del
comercio mundial, se extiende ahora a otras áreas de la economía. Así, el sector de la
energía, importante termómetro de la actividad productiva, se ha resentido duramente. El
Consejo Chino de la Electricidad informó de una reducción de más del 10% de la demanda en
el primer trimestre de este año, derivada fundamentalmente de la caída del consumo
industrial.
La crisis de sobreproducción que experimentan varias ramas de la industria china se está
traduciendo en la destrucción de parte de las fuerzas productivas instaladas. Numerosos
informes afirman que en la industria juguetera se han cerrado ya el 50% de las fábricas
existentes. Alrededor de veinte millones de trabajadores han ido al paro en los últimos
meses.
No olvidemos además, que los vínculos de China con el mercado mundial no se limitan
solamente al sector industrial manufacturero. La llamada fábrica del mundo, rebosante de
capitales gracias a su abultado superávit comercial, se ha convertido en estos años en uno de
los mayores prestamistas de la economía estadounidense3. Parecía un buen negocio, China
prestaba y EEUU, a cambio, consumía sus mercancías. Sin embargo, el estallido de la crisis en
EEUU está transformando este negocio en un asunto feo. Las estimaciones del gobierno chino
respecto a sus pérdidas por las inversiones que ha realizado en renta variable estadounidense
van desde los 80.000 a los 240.000 millones de dólares. Y, lo peor, cualquier caída futura del
dólar, conllevará una gran pérdida de capitales para China.
Las medidas anticrisis del régimen chino:
Semejante combinación de factores ha dado como resultado una reducción en el crecimiento
del PIB chino, hasta situarse en un 6,1% en el primer trimestre de 2009, la cifra más baja de
los últimos 17 años. Este dato es aún más desolador si tenemos en cuenta que para dar
trabajo a las casi diez millones de personas que se incorporan anualmente al mercado laboral
la economía necesita crecer a tasas de un 8%.
Ante la difícil situación que se abre en el mercado mundial4, los dirigentes chinos están
apostando por relanzar el crecimiento a través del incremento del consumo doméstico. Para
ello, han puesto en marcha un generoso plan de inversión estatal que, además, sirve para
5. estimular el crédito. En total se prevé inyectar alrededor de 585.000 millones de dólares en
la economía, fundamentalmente a través de inversiones en infraestructuras5. Respecto al
crédito, el volumen en el sector privado se ha multiplicado por seis en el último año, mientras
la masa monetaria en circulación ha crecido en torno al 25%. Estas medidas han permitido que
la producción industrial remontara en marzo así como también las ventas minoristas.
Sin embargo, por sí sólo, este plan no parece ser lo suficientemente efectivo como para
volver a situar el crecimiento del PIB en torno al 9%, media de la que este país ha disfrutado
en los últimos años. De hecho, hay persistentes rumores sobre la aprobación de un segundo
plan estatal de estímulo económico debido al agotamiento de los efectos beneficiosos del
primero. También hay voces que advierten de la peligrosa dinámica que genera la expansión
crediticia. En la medida en que el sector productivo de la economía se resiente por la
recesión, existe el riesgo de que se alimenten procesos especulativos similares a los ocurridos
en otros países. Varios analistas destacan con preocupación el aumento de las inversiones
bursátiles y en bienes inmuebles. El crecimiento de burbujas especulativas en la bolsa y el
sector inmobiliario podría estimular modestamente el crecimiento económico a corto y medio
plazo, pero a costa de provocar un desarreglo aún peor a largo plazo como demuestra la
experiencia en EEUU.
¿Podrá el consumo interno sustituir los ingresos de las
exportaciones?
Todos parecen de acuerdo en que la clave para que el capitalismo chino pueda superar su
dependencia de las exportaciones es aumentar la capacidad del consumo de su población.
Formular la solución del problema es simple, pero llevarla a la práctica es una tarea más
complicada.
No olvidemos que el desarrollo vertiginoso de la economía china se ha basado en parte en la
explotación de mano de obra muy barata, es decir, en la existencia de una clase obrera con un
poder adquisitivo limitado. El tan insistentemente subrayado espíritu ahorrador del pueblo
chino no es otra cosa que el reflejo de la indefensión de las familias trabajadoras que, debido
al desmantelamiento de los beneficios sociales de los que las proveía la economía planificada y
nacionalizada, deben financiar sus gastos médicos y escolares, así como resguardarse
económicamente para períodos de desempleo o cuando se jubilan.
Parece obvio que aumentando los salarios, concediendo generosos y prolongados subsidios de
desempleo, garantizando una sanidad y educación gratuitas y universales, se aumentaría el
poder de compra de las masas chinas. Pero todas estas medidas van precisamente en
dirección contraria a la política desarrollada por los dirigentes chinos.
Hace poco más de dos años que, con el reconocimiento legal de la propiedad privada, los
dirigentes estalinistas chinos incorporaron a la esfera del derecho una realidad de hecho en
el terreno económico: la legitimidad del beneficio privado y, por tanto, de la desigualdad
social. Socavar la propiedad nacionalizada y la planificación económica como cimientos
esenciales de la economía y sociedad china, no podía traer otro resultado. Sobre la estrechez
6. económica y la explotación de la gran mayoría se ha desarrollado una capa de nuevos ricos:
825.000 chinos poseen más de un millón de euros. Pero siguen siendo una minoría en un país
poblado por 1.200 millones de personas con un poder adquisitivo muy bajo.
No podemos prever con exactitud el ritmo de los desarrollos económicos, pero sí hay algo que
estamos en condiciones de afirmar: la desigualdad y la injusticia social que se han
desarrollado en China al calor de la restauración capitalista, y que aumentarán bajo la crisis
de sobreproducción, preparan un estallido social de grandes proporciones.
4 de mayo de 2009
Fuente: El Militante
NOTAS:
1. Según un informe de la Asociación de Fabricantes de Maquinaria y Plantas Industriales de
Alemania, China se ha convertido en el mayor productor del mundo de bienes de equipo,
desbancando a Alemania.
2. En el primer trimestre de 2009 la Inversión Extranjera Directa ha caído un 20,6%.
3. China posee actualmente divisas extranjeras por un valor de dos billones de dólares, de los
que aproximadamente el 70% son dólares USA.
4. El BM advierte que el comercio caerá a su peor nivel en los últimos 80 años, pronosticando
para 2009 una caída del 9%.
5. Por ejemplo, sólo en los tres primeros meses de 2009, la inversión en la red ferroviaria se
ha triplicado.
Socialismo Chino:
Del Socialismo a la Economía Socialista Del Mercado:
Desde la revolución de 1949, cuando el Partido Comunista Chino llega al poder, la República
Popular China se organiza en lo económico y lo político a partir de las ideas del comunismo. Por
el avance de la globalización y cierto desamparo de lo que queda del comunismo mundial, China
ha venido introduciendo, en los últimos veinte años, cambios importantes que expresan una
lenta apertura económica hacia el capitalismo. A este acercamiento al capitalismo se suma la
devolución de Hong Kong (antigua colonia británica) a China, en 1997. Este hecho llevó a que
China utilizara la frase “un país, dos sistemas” para referirse a la nueva situación económica.
7. Las reformas económicas implementadas a partir de 1979, cuando era presidente Deng
Xiaoping, implicaron un cambio estructural muy profundo, ya que afectaron la filosofía
colectivista que venía rigiendo el sistema. Las reformas se han llevado a cabo de manera
gradual y selectiva en algunas áreas y sectores, para evaluar su impacto y luego generalizarlas
al resto del país. Sus objetivos eran mejorar el funcionamiento económico y la competitividad,
introducir el sector privado y reformar el sector público, incentivar la apertura al capital
extranjero, dar mayores responsabilidades a las provincias (descentralización),y corregir los
desequilibrios entre las ciudades y el campo en cuanto a producción y salarios. Como veremos,
los primeros sectores afectados fueron la agricultura y el comercio; luego, desde 1984, la
industria y los centros urbanos.
La anterior explotación de la tierra, organizada a un sistema de “responsabilidad familiar’,
según el cual las tierras siguen siendo propiedad del Estado pero se dividen y distribuyen
entre la familias en pequeñas parcelas arrendadas de diez a a quince años. Los campesinos
firmaban un contrato por el cual se obligaban a entregar una cuota fija de la producción,
mientras que podían comercializar el excedente a precios libres en el mercado local. Los
medios de producción, que eran administrados de manera cooperativa en la comuna, fueron
privatizados. Hacia mediados de 1980, se suprimió la entrega de cuotas obligatorias al
Estado.
De este modo, cada familia se convirtió en la unidad económica básica del medio rural. La
producción aumentó considerablemente, sobre todo la de aquellos productos cuyos precios no
estaban fijados por el Estado (carnes, verduras y frutas). Así, las reformas fueron exitosas
al comienzo, pero luego se estancaron. A partir de 1993, el gobierno liberó el mercado de
cereales pero siguió siendo su principal comprador, debido a los desajustes en los precios que
resultaban del mercado libre. La especulación en el comercio de granos ‘,o tardó en llegar y, a
la larga, perjudicó el ingreso de los campesinos que, por otro lado, gastaban más en insumos.
El aumento de los impuestos también incidió en el ingreso de los campesinos. Los cambios no
sirvieron para mejorar la distribución de cereales entre las provincias más ricas en
producción (región oriental) y las más deficitarias (regiones occidentales): al delegarse
8. responsabilidades de desarrollo social en las autoridades locales, las provincias más pobres se
vieron con mayores dificultades para enfrentar esa tarea por la falta de recursos
económicos. El estancamiento también se debió al aumento de la población en edad de
trabajar, que fue más rápido que el incremento del empleo.
Las comunas rurales:
Fueron creadas por el gobierno comunista en 1958 para agrupar a las familias campesinas y
organizar el trabajo. Constituían unidades básicas de producción agraria bajo el modo de
distribución colectiva, es decir, no había propiedad privada de la tierra ni de las herramientas
para la producción. En cada comuna (conformada en promedio por 4.700 familias se
desarrollaban la agricultura, algunas industrias y el comercio. Las comunas ofrecían toda
clase de servicios sociales y emprendían obras de infraestructura.
Las ciudades:
Las reformas en las ciudades se produjeron a partir de 1984. Buscaban disminuir el papel del
Estado dando mayores responsabilidades a los directores de empresas públicas. Esta
descentralización se denominó “responsabilidad de gestión’.Los directores de fábricas podían
elegir a sus clientes y proveedores, además de contratar y despedir personal. En 1991 se
suprime el empleo de por vida, y los salarios se asocian a la productividad. Además, se
producen cambios en la propiedad de las empresas. Si bien la propiedad estatal continúa, se
permiten otras formas de propiedad, como la colectiva y la privada. Las empresas colectivas
están vinculadas siempre a la autoridad local; las empresas privadas pueden ser de propiedad
extranjera.
La inversión extranjera:
La apertura a las inversiones extranjeras fue un elemento clave de la reforma. El monopolio
del Estado sobre el comercio exterior fue eliminado, lo que llevó a la creación de más de mil
sociedades de exportación e importación denominadas Foreign Trade Companies (FTC). Estas
FTC tienen a su cargo la compra y la venta de divisas. Todas las operaciones de cambio de las
9. empresas deben realizarse a través de estas sociedades. Se permitió la circulación de
divisas, así como el establecimiento de los precios y los pagos en moneda extranjera.
También se crearon Zonas Económicas Especiales (ZEE), destinadas a la importación de
tecnologías de punta y a la inversión extranjera, como Shenzhen, Fujian, Shandou, Xiamen y
la Isla de Hainari. Muchas coinciden con centros urbanos, particularmente en ciudades
costeras o ciudades sobre las orillas del río Yangtze, capitales de provincia en la región
sudoriental. En los últimos años se han favorecido ciudades menores ubicadas en zonas de
frontera. Las ZEE son territorios donde los capitales extranjeros gozan de un régimen
preferencial, debido a la menor carga de impuestos, a una legislación laboral distinta y a una
infraestructura adecuada. En sus comienzos la producción de estas zonas estaba dirigida al
mercado externo, pero ahora también, al mercado interno chino.
Las Industrias:
Desde sus comienzos, el gobierno comunista chino dio mucha importancia a las industrias
pesadas vinculadas a la gran oferta de recursos mineros y energéticos (minera, metalúrgica,
siderúrgica, química y petroquímica. A partir de las reformas, se buscó incrementar las
industrias livianas y la construcción de viviendas. La industria textil china es la más
importante del mundo; también son significativas las industrias de juguetes, plásticos,
productos eléctricos y electrónicos en su fase de ensamblaje.
Desde que se implementaron las reformas, China atraviesa, no sin dificultades, una economía
socialista de mercado, la cual consiste en una mayor descentralización, en la introducción de
mecanismos de mercado con reducción del control estatal y una vinculación más abierta con el
mercado mundial. En este nuevo esquema, se acentuaron los desajustes y las desigualdades
territoriales entre la región oriental, con mayor dinamismo e integrada al mercado mundial, y
el resto del país, más pobre y menos desarrollado. El marco regulatorio (normas y leyes) es
muy importante para controlar los desequilibrios que implica poner en marcha el capitalismo
en un país de tradición socialista, donde no toda la población ni todas las regiones participan
del mismo modo en los cambios.
10. Apreciación Crítica
Del Capitalismo Chino:
Es un país en el cual año tras año ha ido progresando invirtiendo capital y
tecnología para si mismo; tanto así que se ha convertido en la 1era potencia
mundial debido a su esfuerzo, sus logros, su progreso, etc.
Hoy en día se esta incrementando varias actividades en China como el turismo,
la agricultura, la minería, etc.
Debido a la compra y venta de productos; las exportaciones y las importaciones,
así va vendiendo sus productos como los electrodomésticos, las telas, etc. y va
comprando productos como alimentos ejemplo: la papa, el brócoli, los pepinos, el
camote, etc.
Todo este proceso lo hace con el fin de intercambiar productos; la obtención de
lucro, la ganancia máxima, seguir siendo una potencia mundial.
Del Socialismo Chino:
Es un país lleno de valores, son bien unidos en todos los aspectos, en ellos
predominan los estímulos morales sobre los estímulos materiales.
Gracias a estos valores que ellos poseen es que cada día que pasa ellos quieren
ser mejores personas y triunfadores; por eso no les importa trabajar tanto para
poder lograr con el objetivo el cual es ganar, ser mejores.