1. CRÓNICA DE LA TECNOLOGÍA ANUNCIADA
Han transcurrido varias semanas desde que inicié el recorrido. Meses atrás
rondaba en la escuela el tema de una capacitación que, para muchos compañeros,
resultaba esquivo, incluso para mí que hacía poco había culminado una Maestría.
No quería saber sobre tareas, proyectos, foros, etc. Quería disfrutar el
sentirme liberada de tantas actividades.
Hablé del tema, casi a diario, con mis compañeros de la escuela, y en cada charla
se iba despertando el interés de algunos porque, además, se planteaba como una
gran transformación que ya estaba anunciada y que se convertiría en un recurso
indispensable para estar a la par con las exigencias y necesidades educativas del
nuevo siglo.
Dudé en tomar la decisión pero, gracias a la motivación de las compañeras decidí
dar el paso para entrar al mundo “tit@s”.
Inicié el recorrido, al igual que muchos colegas, con muchas expectativas que
poco a poco, y desde las cosas más sencillas para unos pero algo complejas para
otros, fuimos avanzando en nuestro conocimiento y superando los obstáculos que
a diario se presentaban.
Pero no caminaba sola. En la puerta de entrada estaba el guía, esa persona que
desde el inicio, al abrir la puerta, me recibió con una sonrisa, y en el transcurrir
de todas las sesiones compartió su conocimiento, pero sobre todo, su calidad
humana que se vio reflejada en el buen trato, en la paciencia, en la interacción
con cada uno de los participantes y en la capacidad para resolver conflictos.
En ese caminar conocí nuevas personas que fueron haciendo más enriquecedor el
trayecto al compartir sus experiencias y al entregar un poco de sí mismas para
llevar a feliz término la tarea encomendada. Hubo tropiezos pero, finalmente,
2. se superaron porque la tolerancia nos enseña a respetar las diferencias y a
entender que cada persona es un mundo diferente.
Estoy en la etapa final del proceso de formación. Son muchas las cosas
aprendidas y las experiencias vividas en cada una de las sesiones porque cada día
tenía su particularidad: Un mensaje nuevo, una nueva actividad y hasta un nuevo
comentario jocoso que impregnaba el aula de risas y alegrías, lo que generaba un
ambiente agradable de trabajo.
La última sesión fue muy especial. Se realizó un compartir navideño. Cada grupo
llevó el plato que se acordó en la sesión anterior. Disfruté de una deliciosa natilla
con buñuelo, brevas con manjar blanco, ensalada, en fin, muchas cosas ricas. Pero
lo más importante de ese momento era el lazo de amistad que nos unía y que cada
día se fue fortaleciendo a través de un saludo, de un trabajo en equipo, de un
intercambio de experiencias que fueron enriqueciendo nuestro ser y nuestro
quehacer.
Avancé considerablemente, pero el camino hacia la meta propuesta está por
recorrerse, y está en mis manos. Me queda la tarea de arriesgarme y lanzarme,
sin temor alguno, a compartir los conocimientos adquiridos con mis alumnos. Son
ellos mi razón de ser y los que llegan cada día con el anhelo de encontrarse no
sólo con mi caluroso saludo y el de sus amigos, sino con un ambiente de
aprendizaje que sea atractivo para él y que despierte su interés por “querer
aprender”.
DORA LIBIA ACOSTA GARCÍA