El documento argumenta que un líder que influye a los demás con ejemplos delega tareas y confía en su gente, lo que genera confianza mutua, mientras que un líder que no delega se muestra inseguro, desconfiado y prepotente, destruyendo así su liderazgo y la confianza de los demás. Un buen líder delega responsabilidades para permitir errores, conoce bien a su gente y la prepara para el éxito.