La tecnología ha revolucionado los campos comercial y jurídico, generando nuevas exigencias que el sistema jurídico debe responder. El documento digital, compuesto por impulsos eléctricos almacenados en un soporte informático y traducibles a lenguaje natural, parece destinado a reemplazar progresivamente al documento tradicional debido a su naturaleza irreversible. Se necesita optimizar las oportunidades de la tecnología y adecuar el derecho a sus nuevas demandas.