El documento discute la propuesta de Estados Unidos de crear una "OTAN económica" entre Estados Unidos y la Unión Europea, con el objetivo de resolver la crisis económica estadounidense atrayendo capitales europeos. El autor argumenta que este proyecto beneficiaría principalmente a Estados Unidos a costa de los intereses económicos europeos, y que los intereses económicos de Europa están más alineados con Rusia que con Estados Unidos.
1. La OTAN económica, solución para la
crisis estadounidense
por Thierry Meyssan
Los primeros contactos del nuevo secretario de Estado John Kerry no
estuvieron dedicados exclusivamente al traslado de las tropas
estadounidenses hacia el Extremo Oriente ni al plan de partición del
Medio Oriente sino a la creación de una OTAN económica. Lo cual no
parece haber suscitado la menor inquietud en Europa, a pesar de
tratarse de un proyecto que Washington espera poner rápidamente en
aplicación como medio de resolver la crisis económica
estadounidense, en detrimento de los europeos.
Red Voltaire| Damasco (Siria)| 4 de marzo de 2013
Conferencia de prensa del secretario de Estado John Kerry y el ministro alemán de Relaciones
Exteriores Guido Westerwelle en Berlín, 26 de febrero de 2013.
En su discurso anual sobre el Estado de la Unión, el presidente Barack Obama
anunció unilateralmente el inicio de negociaciones sobre una Asociación Global
Transatlántica de Comercio e Inversión con la Unión Europea (12 de febrero).
Horas después, la primicia era confirmada a través de una declaración conjunta
del presidente de Estados Unidos y de los presidentes del Consejo Europeo y de
la Comisión Europea, respectivamente Herman Van Rompuy y José Manuel
Barroso.
2. El proyecto de creación de una Zona Transatlántica de Libre Comercio nació
oficialmente en 1992, al margen de las negociaciones del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte [1]. Siguiendo un evidente proceso de
expansión, Washington quería extender este último espacio económico hasta la
Unión Europea. Pero en aquella época se alzaron varias voces, en los propios
Estados Unidos, demandando la posposición de la absorción hasta que se
estabilizara la Organización Mundial del Comercio, por temor a que en vez de
fortalecerse entre sí, los dos proyectos pudiesen interferirse mutuamente.
La creación de un mercado transatlántico es sólo una faceta de un proyecto
mucho más amplio, que incluye la creación de un verdadero gobierno
supranacional con un Consejo Económico Transatlántico, un Consejo Político
Transatlántico y una Asamblea Parlamentaria Transatlántica. Esos tres órganos
ya se crearon, de manera embrionaria, sin que se les diese la más mínima
publicidad.
La arquitectura de estos tres órganos recuerda un proyecto muy antiguo de
creación de un gran bloque capitalista que reuniría a todos los Estados bajo
influencia anglo-estadounidense. Las huellas de ese proyecto están presentes
en las cláusulas secretas del Plan Marshall y, sobre todo, en el Tratado del
Atlántico Norte (artículo 2). Por eso es que se habla indistintamente de Unión
Transatlántica o de OTAN económica.
En ese aspecto, resulta por cierto revelador el hecho que el organismo
estadounidense que da seguimiento a ese proyecto no es el Departamento de
Comercio sino el Consejo de Seguridad Nacional.
Es posible hacerse una idea de lo que será el funcionamiento de la Unión
Transatlántica observando de qué manera se han resuelto los conflictos sobre el
acceso a los datos personales. Los europeos tienen normas muy exigentes de
protección de la privacidad, mientras que en ese terreno los estadounidenses
pueden hacer cualquier cosa invocando la lucha contra el terrorismo. Después
de varios intercambios sobre el tema, los europeos acabaron doblando el
espinazo ante los estadounidenses, quienes impusieron su propio modelo, un
modelo que funciona además en un solo sentido: los estadounidenses copiaron
los datos de los europeos mientras que los europeos no han tenido acceso a los
datos estadounidenses.
En el plano económico se tratará de derogar los derechos de aduana y las
barreras no tarifarias, o sea liquidar las normas locales [europeas] que impiden
ciertas importaciones. Washington quiere poder vender tranquilamente en
Europa sus OGM, sus pollos tratados con cloro y la carne de su ganado
alimentado con hormonas. Y además quiere utilizar sin la menor traba los datos
personales de los usuarios de Facebook, Google, etc.
A esa estrategia a largo plazo se agrega además una táctica a mediano plazo.
En 2009-2010, Barack Obama creó un Comité de consejeros económicos
presidido por la historiadora Christina Romer. Esta especialista de la Gran
Depresión de 1929 ha desarrollado la idea de que la única solución posible a la
actual crisis en Estados Unidos consiste en hacer que los capitales europeos se
desplacen hacia Wall Street. Es por ello que Washington ha hecho cerrar la
mayoría de los paraísos fiscales no vinculados a los anglosajones y ha influido
posteriormente sobre la cotización del euro. Pero los capitalistas en busca de
estabilidad han encontrado dificultades a la hora de transferir su dinero hacia
3. Estados Unidos, lo cual debe hacerse más fácil con la OTAN económica. Y
Estados Unidos salvará así su propia economía atrayendo los capitales
europeos, o sea en detrimento de la economía europea.
Más allá del carácter desigual de ese proyecto y de la trampa que representa en
lo inmediato, lo más importante es que los intereses de Estados Unidos y de la
Unión Europea son, en realidad, divergentes. Estados Unidos y Gran Bretaña
son potencias marítimas y el comercio transatlántico presenta para ellas un
interés histórico. Ese era incluso el objetivo que expresaban claramente en la
Carta del Atlántico. Los europeos, por el contrario, tienen intereses
continentales comunes con Rusia. Sobre todo en el plano energético. Al
mantener su sumisión al dictado de Washington, al igual que en tiempos de la
guerra fría, Bruselas atenta contra los intereses de los europeos.
Thierry Meyssan
Fuente
Al-Watan (Siria)
http://www.voltairenet.org/article177734.html