1. Desde que existe el euro he tenido una fascinación por él.
Me es realmente increíble que un grupo de países se pongan de acuerdo en tantas cosas
como para dejar a un lado su moneda (símbolo patrio para muchos), y al mismo tiempo
dejar uno de los instrumentos más utilizados por los Estados: la política monetaria.
La verdad, es que a pesar de ser estudiante de economía desde el año 2001, nunca había
terminado de entender este proceso, siempre lo había visto como un cambio geopolítico
más que económico.
Después de la segunda guerra mundial Europa empieza a resurgir gracias al plan Marshall,
que es un gigantesco plan de ayuda de EE.UU para la reconstrucción. Pero más que el plan,
la necesidad de eliminar conflictos económicos llevó a que las zonas (altamente disputadas
entre Francia y Alemania) de Lorena y Alsacia, productoras de Carbón y Acero empezaran
a ser manejadas autónomamente, por fuera de los resortes gubernamentales de estas dos
potencias europeas.
Sin entrar en mayor detalle, con la creación de esta Comunidad Económica del Carbón y el
Acero (CECA), y un grupo selecto de países que crearon el BENELUX (Bélgica, Holanda
y Luxemburgo) dieron paso al germen de la integración que hoy en día conocemos y está
en disputa por la crisis económica principalmente.
Pero al verlo como un proceso de necesidad para no caer en más guerras siempre lo vi muy
políticamente, y no trascendía al análisis económico que debía haber llegado. La realidad es
que la necesidad de integración no es únicamente por el desgaste en términos de vidas
humanas y capital, sino también por la misma necesidad de competir con un mundo que
está cambiando la forma de producir.
Anteriormente estábamos acostumbrados a que los países más avanzados eran los europeos
y EE.UU., y la única excepción casi milagrosa era Japón. Pero ya es más común ver
tecnología hecha en países en vías de desarrollo, y que estos mismos países tengan buenos
sistemas educativos, lo cual ha llevado a grandes relocalizaciones de producción, dejando
una situación complicada a los países desarrollados para su futuro.
2. Es en este panorama que entra la necesidad de integración económica y la moneda única.
Porque ¿cómo competir mejor que ser un único país? Lo digo no porque se hayan borrado
las fronteras políticas existentes, sino porque la integración ha sido tan profunda que el
tránsito de mercancías y personas es libre. Esto implica pues, que una empresa puede
pensar fácilmente en tener varias plantas, o procesos a lo largo y ancho de la Unión sin los
sobrecostos que implican las aduanas, el cambio de divisas o los trámites de migración.
Todo esto hace que resulte mucho mejor vivir en Europa en estos días, pero además tiene
ciertas ventajas para los países, por ejemplo Alemania solía tener un Marco bastante
apreciado, lo cual hacía costoso comprar productos alemanes, pero al entrar en el euro, este
país se volvió menos costoso porque ya es una moneda para todos los países y Alemania
era el más productivo y desarrollado. Para otros países como Grecia que estaban menos
desarrollados, les vino bien el euro por el hecho que la financiación llegó más fácil tanto de
la misma Europa como del resto del mundo (lo cual fue buena parte del problema actual).
Pero no fue solo eso, al crear el mercado único, los europeos que han sido bastante
proteccionistas se garantizaban un suministro bastante amplio de productos gracias a todos
Estados sus miembros. Lo cual también es un gran incentivo para generar una zona única
con el euro, porque es básicamente un país gigante, con un mercado extraordinariamente
rico.
Obviamente esto ha generado que algunos países ganen más que otros, como Alemania, y
otros pierdan (que terminan siendo los de la periferia) como Grecia, España e Irlanda entre
otros, lo cual traté un poco en un post anterior, y lo seguiré tratando posteriormente.
Pero también ha generado unos costos a los Estados, que es lo que mencioné al comienzo,
la pérdida de la política monetaria, lo cual trataré en el próximo post.