Este documento presenta la novela "Mujeres que caminan sobre hielo" de la autora Gloria Ruiz. Narra la historia de tres amigas, Julia, Eve y Maru, que viven en el norte de España en la posguerra bajo la dictadura franquista. Cada una lidia con su propia historia de amor y exilio mientras la sociedad las oprime políticamente. La reaparición del antiguo amor de Julia, Fidel, desencadena una serie de eventos que llevan a cada mujer a tomar su propio camino hacia la libertad
Dossier novela 'Mujeres que caminan sobre hielo', de Gloria Ruiz
1. Mujeres que caminan
sobre hielo Gloria Ruiz
Gloria Ruiz
Gloria Ruiz (Casar de Periedo, 1942) es un una po-
etisa y escritora cántabra con una dilatada trayectoria
artística a sus espaldas. Cursó estudios de Magisterio
y dirigó dos galerías de arte en Torrelavega y Suan-
ces (Cantabria). Como poetisa tiene numerosos tí-
tulos publicados y su obra está recogida en
numerosas antologías poéticas. Como narradora
tiene tres obras en su haber. ‘Mujeres que caminan
sobre hielo’ es la cuarta.
‘Mujeres que caminan sobre hielo’
El Desvelo Ediciones, 2014
Colección: ‘El legado del Barón’
Autora: Gloria Ruiz
Ilustración de portada: Harold Cazneaux
PVP: 18,90 euros
IBIC: FA
ISBN: 978-84-940242-7-6
Distribuye: UDL Libros (www.udllibros.com)
A la venta: 30 de junio de 2014
JULIA,EveyMarusontresamigasque
vivenlaposguerraenelnortedeEspaña
asfixiadas por un pasado
traumáticoyunpresenteendondela
dictadura oprime no solo en lo político,
sinotambiénysobretodoenelámbitoín-
timodelospensamientosysentimientosde
cadauno.GloriaRuizhaescritoesteemo-
tivoyfascinanteretratocolectivodemujeres
parasertestigoyporlotantodartestimonio
de una realidad que ella vivió y de la cual
quieredarcuenta.LanovelaquepublicaEl
DesveloEdicionesnoesunmeroejercicio
estilísticoynarrativo,esunactodemorali-
dadporelquelaautorasesienteobligada,
comopersonaymujer,adarcuentadelo
vivido,todavezqueaúnquedamuchopor
recorrerpara,segúnindicaellaenlaentre-
vistaquereproducimos,sacardelolvidolo
queocurrió.Laobligaciónmoraldeltestigo
de dar cuenta y el impulso narrativo del
autorseconviertenenunafiestadelalec-
tura,enlaquecadacualpuedehallarloque
buscaentrelaspáginasdeestelibro:entre-
tenimiento,pasión,estilo...peroendonde
nadiepuededeclararseajenoaestetestimo-
niosobremujeresquehandebidodevivir
comosicaminaransobrehielo.
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El Desvelo Ediciones
Testigo y testimonio
Novedad
30 / 06 /14
Foto: Santos Doval
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su hermana, que murió en accidente de
tráfico junto a su esposo. Entre los niños
y la librería que abrió se le va la vida. Eve,
hija de un preboste del régimen fran-
quista, se hace pasar por representante de
un pintor de éxito, aunque quien real-
mente pinta los cuadros es ella. Esta ena-
morado de Tito, hijo de exiliados
republicanos.
En la novela, el pasado de la guerra y
la inmediata posguerra se confunde con
el presente de estas tres mujeres y con-
diciona el futuro de ellas y sus hijos. El
exilio es la válvula de escape a una so-
ciedad asfixiante en donde no hay li-
bertades ni derechos como el del
divorcio. La felicidad ha de estar fuera,
a la espera de un retorno.
La reaparición de Fidel en la vida de
Julia hace un efecto de catarsis en la
vida de todas. El matrimonio, real pero
ficticio, con un esposo ausente y un
hijo que es del hombre al que amó, me-
diatiza las decisiones de una mujer que
se reencuentra con aquel chaval que vi-
sitaba la casa en donde ella, enferma de
tuberculosis, pasó su niñez. Julia pasó
su infancia cuidada por Casimira y el
doctor, don Fernando. La hermana de
aquella, Camila, madre de Fidel, estaba
casada con un hombre del régimen que
en los compases de la Guerra Civil fue
el responsable del exilio de la familia de
Julia a México.
Ya adulta y restablecida, Julia se casa con Adrián, pero este desaparece pronto de su vida y la reinicia en
compañía de otra mujer, con la que forma una segunda familia. Fidel, que se ha formado como médico
en Inglaterra, vuelve y se inicia un romance en el que Julia acaba embarazada y Fidel, sin saber que tiene
una hija, vuelve a desaparecer para no comprometer a Julia. En Inglaterra conocerá a viejos republicanos
y ocho años después vuelve a España a reencontrarse con Julia. Lo hace agotado y enfermo queda postrado
mientras va descubriendo la verdad de su paternidad con Julia,
El amante de Eve, Tito, prepara la fuga de ambos, también al exilio, esta vez francés. Los padres de Tito
están exiliados en París y allí esperan reunirse con ellos, pero en el viaje en tren por Francia un atentado
acaba con la vida de Eve (viajaban prohombres del franquismo en el tren).
Maru, por su parte, y vistos los planes de Julia también prepara la marcha, permitiendo que los niños
partan primero con ésta.
Mientras las tres amigas van desapareciendo de España, Camila protagoniza la última rebelión al aban-
donar a su esposo, el causante de los males de la familia de Julia. Camila y Casimira ayudan a Julia, la
prometida del hijo de aquella, en todo lo que puede para que sea ella al menos feliz dentro del país.
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La autora
Gloria Ruiz
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Foto:SantosDoval
5. G LORIA RUIZ (Casar de Periedo, Cantabria, 1942) es
poeta y narradora. Cursó estudios de Magisterio y codi
rigiólaGaleríaPuntal2enTorrelavega,enCantabria,entre1976y1983.
Ha dirigido asimismo la galería municipal Algas de Suances, también en Cantabria.
GloriaRuizhacomisariadonumerosasexposicionesdeartesplásticasenCantabriayha
coordinadoellibrocolectivo4PoetasenTorrelavega.
Desulaborcomopoeta,cabedestacarlossiguientestítulos:Versosdeamorydemuerte
(Torrelavega,Cantabria,edicióndeautor,1977),
Rasgandooscuridades(Torrelavega,Cantabria,edicióndeautor,1977),Pielessinretorno(To-
rrelavega,PuntalLibros,1980),Laraízdelalba(Torrelavega,Puntal2,1981),Alitaki)(To-
rrelavega,Scriptvm,1985),
Delpoetaextrañado(Torrelavega,Scriptum/EdicionesTantín,1987),
Palabrasdeperfil(Torrelavega,AyuntamientodeTorrelavega,1989),
DeSombras(yalgunapenumbra)(Santander, 1999),Palabrasdeperfil(AyuntamientodeSanti-
llanadelmar,2003),Siempresiemprevivas(Santander.Ultramar,2007).
Estáincluidaenlasantologías:PoetasdeCantabria,hoy.1979.ViaCrucis.Santander.Fun-
daciónBotín.1987.OberturaenelNorte.1988.4PoetasenTorrelavega.1989.PoetasdeCantabria
enelaula.1996.Contralasguerras.2004.25AñosdecreaciónpoéticaenCantabria.2006.Historiay
AntologíadelaPoesíaFemeninaenCantabria.1997.VocespoéticasdeCantabria.1ªy2ªedición.2003,
2005. PoesíadelmediosigloenCantabria.Antología:1950-2000.2006.TiempodePoesía.Lacreación
poéticaenCantabria.1977-2004. Límites.2008.Versos,co-
loresysabores.2004.
Suobranarrativaestácompuestaporcuatroobras.
Lastresprimerasson:Anémonasdesdelamar.Santander,
Laortiga,1997;Siempresiemprevivas.CasardePeriedo,
ed.delaautora,2007.Sinunadiós.Torrelavega,Can-
tabria,QuáleaEditorial,2010.Mujeresquecaminansobre
hieloeslacuarta.
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‘Mujeresque
caminansobre
hielo’eslacuarta
obranarrativade
GloriaRuiz,que
tiene,asimismo,
unadiltada
trayectoriaenel
campodelapoesía.
Gloria Ruiz
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La foto
Harold Cazneaux
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7. HAROLDCAZNEAUX(30demarzode1878-19dejuniode1953)
fue un fotógrafo australiano conocido por su trabajo fotográfico de
tipo pictorialista. Nació en Wellington en el seno de una familia de
fotógrafosdeorigenaustraliano.En1889lafamiliasetrasladóaAdelaidadonde
Haroldrealizósusestudiossecundarios.En1896comenzóatrabajarenelestudio
fotográfico de Hammer&Co como retocador de fotografías junto a su padre, al
mismotiemporealizabaestudiosenlaEscueladeArte
deAdelaida.Destacandosuascendenciafrancesacam-
biósuapellidoporCazneauxañadiendounaxalfinal
en 1904. En 1898 tuvo ocasión de contemplar una
exposicióndefotospictorialistasenlaquedestacabael
carácter artístico de la fotografía, lo que motivó su
deseo de dedicarse a la misma. En 1906 comienza a
realizarsustrabajospersonalesempleandopapelSel-
tona,coneltiempollegóaconvertirseenunmaestro
en el uso del papel al carbón. En 1907 ingresó en la
SociedadFotográficadeNuevaGalesdelSurdelaque
seconvirtióenpresidenteen1917.
Sutrabajomantuvounalíneapictorialistayen1916,
junto a Cecil Bostock, James Stening, W.S. White,
MalcolmMcKinnonyJamesPaton,fundóelCamera
CircledeSídney.EstegruposeguíalospasosdelLin-
kedRing,elPhotoClubdeParísylaPhoto-Secession
ensuscomienzosorganizandoexposicionesydifun-
diendo el concepto de la fotografía como arte. En
1922fueelegidocomosuprimerpresidente.Untra-
bajosignificativofueelrealizadoentre1925y1932re-
cogiendo los trabajos de la construcción del puente
HarbourenSídney.Suprimeraexposiciónlarealizó
en al Sociedad Fotográfica de Nueva Gales del Sur en Sídney en 1909 y un año
después recibió su primer premio de la revista inglesa Amateur Photography, su
primerlibrosepublicóen1919.Desdeesosprincipiossutrabajosedesarrollócon
unaltogradodereconocimiento,convirtiéndoseenelprimeraustralianoquefue
miembrohonorariodelaRoyalPhotographicSociety.Unañoantesdesufalle-
cimiento recibió un homenaje multitudinario de todos los clubs fotográficos de
Australia.Suobrahasidoexpuestaennumerosasocasionestrassumuerteyparte
deellasepuedeencontrarenlaBibliotecaNacionaldeAustralia.
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HaroldCaznevaux,Pergolapattern
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Fragmento
CUANDO Tito regresó, Julia ya tenía los pasaportes y estaba
en el quehacer de seleccionar lo que quería llevarse, Casimira
la ayudaba y Camila perdía el tiempo con Martín que no la de-
jaba dar un paso sin él con gran regocijo de la abuela. Les contó Tito
de sus entrevistas con la madre de Eve y sus hermanos a los que, como
ella le había dicho, pudo conocer y disfrutar; aunque fuese en medio
de los recuerdos que los tres le traían de su novia. Se parecían a ella,
cada uno tenía algo de aquella indescifrable criatura que le enamoró.
Hablaron de todo, le contaron las aventuras de niña de la hermana
y acabaron riendo de la testarudez de Eve que, ya desde pequeña, im-
ponía con sentenciosas frases inusuales para su edad. A través de la
madre y los hermanos conoció episodios inéditos de ella y su amor
creció desde la certidumbre de saber que iba perteneciendo al pasado,
nadie ni nada podría desdecirla y se quedaría en su corazón con las
pocas felicidades que le pertenecieron de niño. Ella terminó con el
exilio de la tierra, le hizo volver y comenzó a liberarse de aquella ame-
naza de distancia sin solución, pudo, por ella, enfrentarse con los pai-
sajes y los recuerdos, el espíritu se le aligeraba, la losa del tartamudeo
y los tantos temores dejaron de habitarle
y así se lo refirió a ellos, los hermanos, y
a la madre. Vagabundeó por las calles de
la ciudad en tanto les esperaba y quiso
mirar las paredes de la que fue su casa,
recorrer los descampados por los que se
aventuró tantas veces de niño. Todavía
quedaban restos de la guerra, hasta allí
nadie quería mirar ni nadie se acercaba;
unos críos hurgaban en los vertederos,
“
9. a comprendía su curiosidad y le costó no sumarse a la búsqueda de po-
sibles tesoros; al reencontrarse con la familia de Eve los ojos le res-
plandecían, había recuperado algo que era suyo, puede que un poquito
de la inocencia del niño que empezaba a pintar y en cuyos dibujos el
descampado, anónimo y solo, aparecía con inquietante asiduidad.
El país es esto, un descampado que era nuestro, ni los mayores
se acercaban como no fuese para dejar inmundicias. Mi madre
desconocía mis andanzas por aquellos andurriales, de saberlo no
me lo hubiera permitido pero le mentía al decirle por dónde
había estado, aquel lugar me parecía mío, allí no sentía más que
la tierra libre.
Admiraba los escajos con sus flores altaneras, le hubiera gustado lle-
várselos a casa, ponerlos en su habitación en aquel garrafón que guar-
daba lleno de piedrecitas; no podía, hubiera tenido que decir de
dónde los había arrancado, no era lo mismo que las margaritas que
crecían hasta en los escasos prados que continuaban en barbecho y que
parecía que no eran de nadie; siempre que regresaba con margaritas
su madre se alegraba y se apresuraba a ponerlas en una vasija de barro
para luego colocarlas sobre la vieja cómoda.
En medio del descampado recordó la vez que se encontró con un
hombre y al verle sintió miedo, según recuerda el hombre se le acercó
y él pensó en correr pero sintió que sus piernas no le obedecían, pa-
recía que estuviesen clavadas en la tierra.
-No temas -le dijo ya a su lado-, me parece que te conozco, ¿eres el
hijo de Roberto, el rojo?
Tito abrió mucho los ojos, necesitaba negar aquello, además, su
padre se llamaba Roberto pero no Roberto el rojo.
-Mi padre se llama solo Roberto, no debe ser el mismo que usted dice.
“
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10. -El libro está dedicado a María Esther García, reciente-
mente fallecida. ¿Por qué?
-Tenía con ella una relación de muchísimos años. La quería
y la sigo queriendo. Además siento un gran respeto por su
memoria porque fue una mujer entregada a los más pobres,
a cualquiera que la necesitase. El despacho de ella no se ce-
rraba jamás.
-¿Considera que no se la ha reconocido lo suficiente?
¿Tal vez era una mujer que no le gustara este tipo de
cosas?
-No, no le gustaban. A ella no le gustaba ese tipo de aplau-
sos, ni en vida ni después de morir.
-Otra novela sobre la posguerra, ¿no incide en un gé-
nero que parece ya agotado?
-No, para nada.
-¿Setenta años después?
-Sí, porque quedamos personas que tenemos memoria…
-¿Y por qué tal vez aquella historia de la Guerra Civil no
se ha cerrado?
-Efectivamente, no se ha cerrado.
-Luego el autor es un testigo y la novela, un testimonio…
-Me siento en la obligación moral de decir que esta novela
está basada en hechos ciertos. Yo no reivindico nada más
que la memoria y el derecho a decir lo que pensamos las
personas que no estamos de acuerdo con que no se cerrara
esa historia.
-¿Pretende entonces contar su verdad’
-En los sistemas de enseñanza, yo recuerdo que se llegaba
hasta los Reyes Católicos. Había un montón de años en los
que no había pasado nada en este país, hasta que aparecía el
general redimiendo a todos los españoles. Señores, que
cuenten la verdad.
-¿Y cómo debiera de cerrase?
-Simplemente, reconociendo una reparación. Por su-
puesto, eso tiene que hacerse.
-Otros países que han vivido episodios traumáticos en su
historia han efectuado un catarsis sobre su pasado.
-Exacto.
-Perosiempreseinvocalaadvertenciadereabrirheridas…
-Pero es que esas heridas no se van a cerrar nunca si no to-
mamos la decisión de cauterizar adecuadamente. Tienen
que admitirse una serie de cuestiones, por ejemplo, en las
escuelas no se estudia que la guerra fue el producto de una
sublevación contra la República, que el régimen legal cons-
tituido. Eso fue una traición contra el Gobierno legal. Y a
eso se suma el abandono de todas las potencias, salvo la
URSS. Falta el reconocimiento. Y hay gente simplista que
dice que en la guerra mataron todos. Y es cierto, la guerra
no se hacía rezando el rosario. ¿Qué hubieran hecho los de
izquierdas? Eso nunca lo sabremos porque no se dio esa cir-
cunstancia, pero sabemos lo que hizo el usurpador, que si-
guió matando. Los ganacdores recibieron honores, existen
muchas cruces por los caídos y nombres que adornan las ca-
lles y que más bien las envenenan porque simplemente leer
sus nombres te exaspera.
-Que hay heridas abiertas, se ve en asuntos como la ex-
humación de cadáveres, algo que genera reacciones muy
encontradas y exaltadas.
-Es un derecho de los familiares. Yo no tengo ningún
muerto en ninguna cuneta, pero todos son mis muertos.
-¿Qué hay de autobiográfico en la novela? ¿Se reflejan
cosas propias, de personas que conociera?
-De gente que conozca, desde luego… o haya conocido, que
ya no esté.
-Aparte de su emotividad, la novela hace un retrato de
un grupo de mujeres que vive en la posguerra, en una es-
pecie de retaguardia del pasado reciente, en donde los
hombres están en un segundo plano…
-He querido describir ese mundo femenino porque, desde
luego, en muchos aspectos, casi todos, la mujer está olvi-
dada. Cuando existían los mal llamados bandoleros, las mu-
jeres eran tremendamente valoradas por ellos. Sabían
perfectamente lo que hacían las mujeres. Pero se habla de
los bandoleros y, de alguna forma escorada, de alguna
“Yo no tengo ningún muerto en ninguna
cuneta, pero todos son mis muertos”
10
Entrevista
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11. mujer. Pero las mujeres tuvieron mucha importancia
-Puede decirse que entre los olvidados de la guerra, los
perdedores, hay unos olvidados de los olvidados, que son
las mujeres.
-Claro, claro. En cualquier conflicto, la mujer siempre
sufre más que el varón. A ellas les tocó no solamente esto
que estamos citando, la ayuda que prestaron, sino cuántas
mujeres perdieron a sus maridos y siguieron adelante con
los hijos de mil maneras diferentes. Conservaron la idea del
compañero muerto, asesinado muchas veces en las cárceles
franquistas, y siguieron adelante.
-¿No es en el fondo una derrota que el exilio sea la so-
lución?
-En aquel tiempo no había otra solución. No olvidemos que
fue una dictadura hasta el último día de la vida del dictador.
La idea, y eso lo saben los historiadores mejor que yo, era
exterminar todo pensamiento que no fuera adicto y se pasó
40 años haciendo eso. Toda la gente que murió en las cár-
celes, en los campos de concentración, a resultas de la vida
que llevaban: el hambre, las enfermedades… la peste del
piojo verde. Ni siquiera sabían las enfermedades que eran,
pero claro, cuando moría un preso, recogían la ropa porque
vestían con harapos y así se contagiaban del llamado piojo
verde. Y como eso, la tuberculosis… y no existía la penici-
lina, y si hubiera existido, habría estado como el resto de las
cosas, en el mercado negro. Todas las enfermedades con
que pagaron los perdedores pero también los adictos al ré-
gimen que no tenían posibles.
-¿Es una mujer optimista?
-Creo que he sido una mujer luchadora, he trabajado
muchísimo y he tenido la fortuna de que la gente ha
comprado mis libros y eso a mí me parece ya una fortuna
tremenda. No se podía prever que una mujer como yo
hiciera cosas así.
-¿Está ambientada en Cantabria?
-Sí.
-¿Qué tipo de lector buscas con esta novela?
-Yo escribo porque siento la obligación moral. Yo se lo
debo a todos los que murieron defendiendo la República
-¿Tienes algún concepto teórico a la hora de escribir?,
¿algún concepto de la literatura?
-Cuando siento la necesidad de escribir, simplemente me
planteo qué quiero contar y cómo debo contarlo para que
lo entienda el mayor número posible de personas. Yo lo
único que quiero es escribir, que es como mejor me siento
y hace que me sienta viva.
-¿Le interesa el reconocimiento del público?
-¿A estas alturas de mi vida?
-En su trayectoria hay tanto poesía como narrativa, ¿hay
un proceso de una a otra?
-No, la poesía siempre surge. No ha habido abandono de
una cosa por otra. De hecho, mi manera de escribir (prosa)
que tiene cosas de la poesía, imágenes…
-Ha tenido galerías, ha estado vinculada con el arte,
¿sigue interesándole?…
-Ahora soy mucho más selectiva. Lo que realmente me gusta
es leer. Es que mi vida me parece aburrida.
-¿Leer le parece emocionante?
-Es muy emocionante. Me transporta a vidas diferentes, que
no son la tuya, de la que por conocida, por sufrida, debes
huir. La huida es por la vía de los libros. Es muy emocio-
nante.
-¿Tiene algún proyecto en marcha?
-Sí.
-¿También narrativa?
-Otra historia.
-¿Qué le parece el momento artístico actual?
-Los creadores siempre están ahí. Ahora es un mal mo-
mento, pero están ahí. Emergerán.
-¿Habrá un renacimiento?
-Nunca esta gente desaparece, ningún creador. Esta es una
tierra de creadores.
-¿Se debe a algo? ¿Somos especiales?
-¡Qué vamos a ser especiales!
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12. Otros títulos de
El Desvelo Ediciones
El Legado del Barón
1. B, Alberto Santamaría
2. Lola Dinamita, Rebeca Le Rumeur
3. Los que duermen juntos, Autores Varios
4. La partida, Rax Rinnekangas
5. Un fracaso ineludible y otros relatos, José Ramón San Juan
6. Manual para embaucadores (o para aquellos que pretendan serlo), Walter Serner
7. El perseguido, Daniel Guebel
8. Un poco de paz, Kepa Murua
9. Más cerca que cerca, Jari Ehrnrooth
10. El devorador íntimo, Eduardo Gruber
11. Elevación, Henri Barbusse
12. Rojo perla, Jesús Pardo
Última Thule
1. Cosas que solo suceden cuando a ti te pasan, Javier Fernández Rubio
2. Cuaderno de Saì Gòn, Pablo Escribano Ibáñez
3. Contraataque, Siegfried Sassoon
4. Cadenas de búsqueda, Javier Moreno
Altoparlante
1. El mundo que sentí cercano, Jesús Cabezón
Malentendido
1. La educación de las hijas, Mary Wollstonecraft
2. Olivier o el secreto, Claire de Duras
Postcards
1. El infierno del bibliófilo/El infierno del músico, Charles Asselineau
2. El joven hechicero/La Fanfarlo, Charles Baudelaire
cajadeluz
1. Rax Rinnekangas. Fabricando ladrillos de luz para la casa de Ícaro,
Javier Fernández y Mada Martínez
2. La querella oculta. Jeff Wall y la crítica de la neovanguardia,
Víctor del Río
Distribuye: UDL Libros (www.udllibros.com)
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