Una geisha japonesa llegó al distrito de Kioto el 11 de febrero con el propósito de contar mitos a los niños más pequeños, especialmente a las 3 pm. Ella se encargaba de estar todas las tardes en una sala esperando a los niños y les daba un pequeño taller después, donde debían responder preguntas que ella socializaba al día siguiente para ayudarlos a reflexionar. Desde entonces, ella ha seguido desarrollando esta actividad con más entusiasmo porque sus niños han podido progresar.