1. Unamuno según Marías,
60 años después
CÉSAR PÉREZ GRACIA*
o es muy habitual que un libro más de un año en ver la luz. Pero la vio.
N cumpla 60 años y tengamos la
fortuna de que su autor siga entre
nosotros. Eso sucede este año con el libro
Julián Marías ha demostrado muchas
cosas en España. Con el paso de los
años — y si no al tiempo— su tesón va a
Miguel de Unamuno, publicado en 1943 por resultar legendario. Por ejemplo, frente a
Julián Marías. En sus memorias cuenta tanto republicano de salón como cunde
que no fue fácil publicar ese libro, y me lo en la Transición, don Julián tiene a gala
corroboró por teléfono hace unas comentar que él fue republicano cuando
semanas, con estas palabras: no convenía serlo, es decir, durante la
dictadura de Franco. La actual
“ n lr e c nr d U a n ea
U i o n o t e n mu o r
b a monarquía es una pera en dulce en la
facilísimo de publicar, pero un libro a que cabe toda discrepancia política.
fv rea u a tmei d. li o tró
a o r n e r a ” E lr ad
d b
* Escritor
2. Quizá una de las claves del Unamuno de tradujo a Gibbon). En realidad, lo
1943 de Marías, el primer libro dedicado incomprensible sigue siendo el enorme
al rector vasco de Salamanca, es su afán salto de calidad de la generación del 98.
por aclarar un par de ideas capitales en Basta comparar a Unamuno con un
torno a su heterodoxia en distintos Balmes, por ejemplo. No digamos el
campos. Unamuno es la paradoja caso de Ortega. En pintura existe una
palpitante de un teólogo agnóstico que continuidad prodigiosa en nuestra
se pasó la vida lidiando con su agónica y historia —Velázquez, Goya, Fortuny y
dudosa inmortalidad carnal. ¡Qué Rosales, Picasso— y quizá también en
diferencia con el siniestro teócrata música y arquitectura, pero no en la
Arzallus! Por fortuna, tenemos un novela o en el pensamiento. No hay un
agnóstico valeroso como Fernando Cervantes en el XVIII
Savater. En la página 149, Marías aduce —acaso un híbrido feliz de Cadalso y
que Unamuno es un heterodoxo frívolo, Moratín— y es dudosísimo que lo haya
un heterodoxo a priori. Su escepticismo en el galdosiano XIX o en el unamuniano
radical frente a la razón es flagrante. Su XX. ¿Podemos soñar con un Cervantes
forma de creer en Dios se basa en una del siglo XXI, quizá un Javier Marías en
corazonada —por vía cordial, dice—, al plena forma novelesca? ¿Es disparatado
mo oe q eP sa s s naq e“a
d n u acl ot í u h y e considerarlo ya una realidad?
cosas del corazón que la razón ni
i g a. Q éclase de razón será esa
ma i ”¿ u
n Julián Marías planteó el problema de la
p s l a “ z n c ri”d P sa y
otau d r ó od l e a c l
a a continuidad española en La España posible
Unamuno? Ortega dio pasos de gigante en tiempo de Carlos III. Esa continuidad
frente a esa posición. Todo lo que hace existió en campos muy valiosos, el político
un hombre lo hace por razones líricas. con el cambio de Austrias a Borbones, y en
¿Qué trecho hay entre la razón cordial y el campo estético con la pintura, la música
la razón lírica, entre la corazonada o la arquitectura, pero no en la filosofía.
intuitiva y la fascinación narrativa o Bueno, tampoco Francia tuvo herederos de
ilusión lírica orteguiana? Descartes en el XVIII, y hasta Comte y
Bergson no retoma su tradición filosófica.
Hago un inciso para plantear el sabroso Otro cantar es la Enciclopedia como
tema de la continuidad de nuestra divulgación de conocimientos científicos y
historia intelectual y literaria. ¿Cómo el papel de Montesquieu, Voltaire y
pasamos del metafísico Suárez o de Rousseau como propulsores de políticos
Gracián, los dos genios jesuitas del Siglo revolucionarios o reaccionarios:
de Oro, a personajes como Unamuno, Robespierre o Bonaparte.
Morente o Zubiri, o al propio Marías?
Feijoo es un Gracián menor, pero sin el Pero volvamos al punto de partida.
nivel de Leibniz o Vico. Nuestro XVIII no Unamuno como intelectual frívolo o
tiene un Kant. Pero tampoco ensayistas escéptico frente a la razón científica del
libres como Goethe o el Dr. Johnson, XIX. De ahí, su pose de hurón o gruñón
Rousseau o Diderot. Jovellanos es un perenne frente a la pretensión de ser
excelente crítico de Goya, pero le falta filósofo. Su oficio es fabricar poemas y
holgura de campo intelectual. Y todavía mitos, ser un poeta o un novelista
es más penoso el XIX, Menéndez Pelayo excéntrico —nivolista—. Unamuno ganó
es un Gibbon menor (Mor de Fuentes su cátedra de griego en la Universidad de
3. Salamanca en 1891 y en 1901 se convirtió teórica rigurosa. En este sentido, el
en rector. ¿Qué clase de hombre era este Unamuno válido y valiente para Marías
helenista vasco, amigo de emular a es el teólogo o mitólogo capaz de
Bécquer y Machado con sus poemas, y de imaginar el abismo de la ultravida. En
ser con sus novelas una especie de concreto, el hombre auto-torturado por la
Chesterton del Tormes? posibilidad de su aniquilación brutal y
que se agarra al clavo ardiente de su
Crítica de la razón aforística: Julián Marías dudosa inmortalidad. Para Marías, allá
despliega en su ensayo unamuniano una por 1943, hace nada menos que 60
crítica frontal hacia el uso y concepto del años, cuando el autor contaba 29 años
aforismo, cuyo prestigio barroco fue —había conocido a Unamuno en
notable en manos de Gracián, su Oráculo Santander en 1934—, en el escritor
Manual fue traducido por Schopenhauer y vasco hay dos perplejidumbres claves,
Nietzsche fue acaso el último aforista. por un lado, una deficiencia intelectual
Según Marías, Unamuno nunca se dejó grave: su escepticismo provinciano frente
tentar por el aforismo. Frente al adagio a la razón filosófica, lo que hace de él un
gracianesco vistoso —lo bueno, si breve, sofista o heterodoxo frívolo, y por otro
dos veces bueno— el problema clave del lado, su faceta de mitólogo novelesco
aforismo, su afán de concisión o última capaz de explorar mediante la
palabra —su oraculitis aguda— consiste en imaginación el supuesto continente
cortar de tajo la urdimbre temporal del misterioso de la ultrapersona, la
asunto que se pretende esclarecer. La pervivencia en carne propia más allá de
clave está en que la razón histórica es la muerte. ¡Ahí es nada! Machado lo dijo
razón narrativa. Todo lo humano requiere e v ro ga e y rfn o :“Yh d
n es s rv s pou d s ¿ a e
contar una historia. El aforismo apuesta por morir contigo el mundo mago... la blanca
el fogonazo argumental. Juan Benet era un sombra del amor primero? ¿Y ha de
aforista novelesco, pero esa es otra morir contigo el mundo tuyo? ¿Los
historia. Por el contrario, la razón vital opta yunques y crisoles de tu alma / laboran
por rondar y explorar las facetas esenciales p r e p l y aae v no ” u áe a
aa l o o p r li t? Q i s
v e z
de cada problema. La realidad no se deja incertidumbre radical es el poso de oro
aforizar, siempre tiene recovecos nuevos, de lo que llamamos —gracias a
su problema clave es la raigambritis o Unamuno y Marías— el hondón del alma
ramificación perenne de sus senderos o o, lo que es lo mismo, la persona.
raíces latentes. La misión del filósofo es
hacer aflorar la red subterránea del
inmenso árbol de la realidad. El aforista
nos da la parte por el todo. Victor Hugo dijo
de Francia que era como un potro jacobino
que sueña con establos de seda. Se
anhela miniaturizar de un plumazo la
pirámide múltiple de la realidad.
Marías acierta al dibujarnos un Unamuno
sofista, un pre-filósofo que se desvive y
azacana por lidiar a la hidra de la
realidad, pero que carece de sensibilidad