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HO LEGON
                    REVISTA DE FILOSOFÍA
                  La revista de los estudiantes
                  de filosofía de la Pontificia
                    Universidad Católica de
                           Valparaíso




          Nº 16 - 2012

      EDICIÓN ESPECIAL

            20 AÑOS

           (1992-2012)



 Edición Impresa: ISSN 0718-5551
Edición Electrónica: ISSN 0718-9567
         www.holegon.net
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial




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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial




Proyecto financiado por el Fondo Confía y el Instituto de Filosofía de la
             Pontificia Universidad Católica de Valparaíso




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                     CONSEJO EDITORIAL
                 Ho Legon – Revista de Filosofía


                       Fernando Arancibia
                           Ágata Ávila
                        Jonathan Franco
                        Esteban Gallegos
                            Rocío Jil
                        Alexander López
                        Francisca Marín
                         Pablo Olivares
                         Bastián Pizarro
                        Néstor Troncoso
                       Leonardo Venegas
                         Carlos Vergara
                         Daniel Vilches


                            Contacto:
                      contacto@holegon.net

                     Envío de publicaciones:
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INDICE

Editorial                                                                                            9
Portada de la revista nº 1                                                                          11
Saludo del director del Instituto de Filosofía PUCV, prof.
Mauricio Schiavetti R……………………………………………                                                              12
Saludo del prof. del Instituto de Filosofía PUCV, prof. Ricardo
Espinoza L……………………………………………………….                                                                    13
    I.      Trabajos presentados en el IV Congreso
            Iberoamericano de Filosofía                                                             17
    - Individuación, Black y Cúmulos – DAISY AGUIRRE...............                                 19
    - Amistad y Democracia: el Hombre, el Poder y la Ciudad –
         DANIELA CÁPONA G……………………………………...                                                          33
    - Metafísica de la Modalidad en el Derecho – FERNANDO
         ARANCIBIA C……………………………………………...                                                            67
    II.     Trabajos de estudiantes de pregrado PUCV                                                79
    - Sobre el lugar que debe tener la Filosofía dentro de las
         Universidades Latinoamericanas – ALDO PERÁN G. y
         LEONARDO VENEGAS L…………………………………..                                                          81
    - La Fe y la Razón en la búsqueda del conocimiento –
         RICARDO RAMÍREZ B……………………………………..                                                          97
    III.    Trabajos de estudiantes de postgrado PUCV                                               117
    - Heidegger, Verdad y Ciencia – GUILLERMO
         MARTÍNEZ…...............................................................................   119
    IV.     Trabajos de exalumnos de Filosofía PUCV                                                 137
    - Eventos incausantes en mecanismos causales – ESTEBAN
         CÉSPEDES…………………………………………………                                                                139




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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial




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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial




EDITORIAL


La presente edición de nuestra revista Ho Legon quiso conmemorar los
20 años desde la publicación de la primera revista. Por ello, pensamos esta
convocatoria sólo para quienes estudian y han estudiado en nuestro
Instituto. Aprovechamos, para esta ocasión, los trabajos de nuestros
compañeros que expusieron en el IV Congreso Iberoamericano de
Filosofía para publicarlos en esta edición especial. Junto con ello, los
trabajos que llegaron en virtud de nuestra convocatoria, tanto de pregrado
como de postgrado, además del trabajo de un compañero que estudió en
nuestro Instituto (publicado en el Nº 10 de nuestra revista) y que
actualmente se está doctorando en Alemania.

Hoy, con un nuevo Consejo Editorial, hemos querido que la revista sea
una herramienta verdaderamente dispuesta para el uso y el aprendizaje de
nuestra comunidad filosófica de la PUCV. A lo largo de estos años hemos
posicionado a la revista en la comunidad filosófica nacional como una
instancia de expresión filosófica única a nivel de pregrado. Ahora, ya
posicionada, nuestros compañeros podrán hacer uso de ella para vitalizar
y revitalizar a la filosofía en los diferentes contextos en los cuales ella se
hace necesaria. Este posicionamiento de la filosofía se hace imperativo,
toda vez que en dichos contextos se puede observar una fuerte necesidad
de ella. Es deber del filósofo-en-formación, posicionar su saber en la
sociedad, no para autojustificarse, sino más bien para aportar desde él
problemas y atisbos de solución de aquellas dificultades que surgen en
esos contextos problemáticos. Es la responsabilidad social del filósofo,
filosofar, no desde fuera, sino desde la sociedad que requiere su filosofía.


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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial


En síntesis: queremos que la revista aporte al posicionamiento y
revitalización de la filosofía. Y el modo en virtud del cual podemos
comenzar a realizar esta tarea es a través del discurso filosófico. Y una de
las formas de hacerlo es mediante una publicación. No es sólo
academicismo (como algunos señalan peyorativamente) sino que es
filosofía viva. Queremos que en este número conmemorativo de la revista,
podamos mostrar que en nuestro Instituto, la filosofía está viva, lo ha
estado desde el número 1 de 1992 y lo estará, desde hoy, aún más,
aportando al devenir de los diversos contextos del hombre que requieren
de (cada vez más) filosofía.

                             Consejo Editorial

                     Ho Legon – Revista de Filosofía




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          Portada Ho Legon Año 1 - Nº 1 – Mayo 1992




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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial




SALUDO DEL DIRECTO DEL INSTITUTO DE FILOSOFÍA PUCV,
PROF. MAURICIO SCHIAVETTI R. A LA REVISTA EN SUS 20
AÑOS

En el marco de los veinte años de publicación de la Revista Ho Legon y
correspondiendo al número dieciséis, reciban un cariñoso saludo de la
Dirección y del Consejo de Profesores del Instituto de Filosofía de la
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

En efecto, quien ha llevado a cabo la tarea de sostener una publicación
sabe cuán difícil es animar a sus autores, revisar sus escritos, conseguir el
financiamiento, corregir los errores de la impresión, promover un
encuentro de profesores y alumnos con ocasión de la aparición del
número en cuestión, repartir el número y comenzar todo de nuevo
abriendo el espacio de participación a nuevos alumnos que asumen la
tarea, como quien entrega el testimonio en las carreras de postas.

Con mucha alegría entonces celebramos este nuevo aniversario de la
Revista Ho Legon, que recolecta el diverso quehacer filosófico, poético y
literario de nuestros estudiantes del Instituto de Filosofía, que avanzan
sostenidamente en su quehacer, dando una vez más prueba de su
madurez, tenacidad y compromiso con la vocación que han asumido.

Querida Revista Ho Legon, son ustedes una parte fundamental del rostro
visible del Instituto de Filosofía. Que la luz que esta Revista irradia no
cese nunca para que así podamos seguir celebrando su aparición por
muchos años.

Mauricio Schiavetti Rosas
Director
Instituto de Filosofía
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

                                     12
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial




SALUDO DEL PROF. DEL INSTITUTO DE FILOSOFÍA PUCV,
PROF. RICARDO ESPINOZA L. A LA REVISTA EN SUS 20 AÑOS


HO LEGON… Ha pasado mucho tiempo. ―Lo más difícil es
comenzar a decir lo que tengo que decir; porque mi decir todavía
no está ‗claro‘, su luminosidad se me oculta, se fuga a lo ‗no-dicho‘,
se escapa… ¿a dónde?, no sé… Cómo un ‗decir propio‘, no
terminado, en pleno proceso de gestación, que se va forjando paso a
paso, puede ser comunicado; cómo una vivencia puede ser
transmitida a alguna persona que no quiere escuchar, o que ¡no
puede escuchar!; cómo mi ‗canto‘ puede volar sin aires
tempestuosos‖… Así comenzaba mi artículo en el número 5,
noviembre de 1994, de la Revista de los Estudiantes del Instituto de
Filosofía de la Universidad Católica de Valparaíso (en esos años ni
pensábamos en ser Pontificia). El texto era tan juvenil e impetuoso;
obviamente de la mano de múltiples lecturas de Nietzsche. Y en
plena escritura de mi tesis de licenciatura. Pero igual esas palabras
que están escritas ahí, y en ninguna otra parte de mis escritos,
suenan vivas y completamente adecuadas para este breve escrito en
torno a HO LEGON. ¿Cómo hablar de la Revista? ¿Es posible
hablar de ella? ¿Se tiene oídos para que escuchen acerca de ella?
¿Puedo hablar de ella en su carácter mismo inicial y fontanal?

Muchos recuerdos me trae esta Revista. Tuve el privilegio de
escribir en ella como estudiante en dos ocasiones y otra como
profesor (Nº 11, 2005). Ya me he referido en forma simple a mi
segunda contribución como estudiante, pero escribí también en el
primer número, allá por el año 1992. Un artículo, mi primer artículo

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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial


filosófico, escrito en un número memorable (un artículo sobre la
―tiranía de la luz‖, esto es, del ser, de la filosofía como ontología de
la mano maestra del ―tirano‖ Heidegger). HO LEGON nacía con
mucha fuerza en el Instituto de Filosofía y con el apoyo de todos
sus profesores y de la Universidad Católica de Valparaíso. ¿Por qué
nace la necesidad de crear una revista de filosofía? Porque el
estudiantado era ―in-quieto‖, diría Hegel, y sentía que tenía que
hablar, decir, expresar lo que acontecía, lo que estaba aconteciendo.
La vida en su total inquietud gusta expresarse. Y en esos tiempos,
de comienzos de los 90, realmente nosotros los jóvenes, vivos y
joviales, por excelencia, teníamos que expresarnos. En Chile todo
había cambiado, tanto en la cotidianidad, tanto en la forma de
organizarse y en la esperanza que se levantaba para todos; el país era
otro y ya no tenía miedo. Era el momento en que los jóvenes
hablaban, decían, expresaban lo que podría ser Chile, un país para
todos.

La Filosofía que a veces se da en un ser académico salía, en cierta
forma, del aula; ahora la filosofía hablaba de temas de nosotros:
política, poesía, literatura, arte, etc. La filosofía se expresaba y nos
reunía esencialmente, que es lo propio del vocablo griego HO
LEGON, en torno a esta Revista. Ella al nacer ya era un
acontecimiento. Y nos permitió soñar que el Instituto de Filosofía,
que la Universidad, que Chile y el mundo podría ser distinto. Pues
ahora éramos nosotros los que hablábamos. Ya éramos mayores de
edad y teníamos mucho que decir (ya no queríamos que nos
representaran) y en ese decir nuevo, jovial, emergente todos
nosotros nos sentíamos llamados, congregados y reunidos como
estudiantes del Instituto.



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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial


La aventura del escribir, del editar, del negociar el dinero para poder
tener la Revista, mucho antes de las ISI, era una aventura digna de
esos jóvenes de los 90. Todo se sentía como una gesta, como un
desafío, como una hazaña. Se había creado un Centauro. ¡Sí!... nació
un Centauro en tiempos de nuevos tiempos y se echó a correr y no
se ha detenido. En esos tiempos, es posible, que acontezca la
aventura lúdica de creer que sí se puede. Se puede esperar en que
cuando hablamos realmente pase algo, algo que nos congregue y
nos haga ver y reflexionar que en cada uno de nosotros se esconde
en su propia piel y superficie un rotundo y verdadero ―nosotros‖.
Un nosotros digno de lo más preferible y noble de cada uno.

¡Amigos!... ―¡No hemos llegado demasiado tarde!‖. En verdad,
nunca se llega tarde (aunque nos alejemos del poeta), pues en ―todo
aquí comienza la esfera allá‖, como decía Fritz. En el instante de
nuestra situación actual todavía podemos seguir creando centauros.
Un centauro como esta HO LEGON que nos ha permitido dar y
dar sueños y proyectos a cada uno de nosotros. Una y otra vez ha
dado sentido a los estudiantes de filosofía del Instituto de Filosofía.
Un sentido que no está escrito, sino que está siempre siendo escrito
por todos y de nosotros depende, en cierto instante, descubrir cuál
es o era el sentido que se buscaba. Ya han pasado muchos equipos
editoriales de la Revista y con estos equipos los estudiantes del
Instituto se han renovado una y otra vez, y, sin embargo, sigue
patente la jovialidad, el soñar y el creer que sí se puede cambiar o en
algo mejorar esta sociedad chilena.




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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial




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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial




                                    I

Trabajos presentados en el IV Congreso Iberoamericano
                      de Filosofía


   El IV Congreso Iberoamericano de Filosofía, que tomó por nombre
―Filosofía en Diálogo‖, se desarrolló los días 5 al 9 de noviembre del 2012
en la Pontificia Universidad Católica de Chile, y contó con la presencia de
  expositores de todo el mundo. Entre ellos estuvieron 3 compañeros de
 nuestro Instituto: Daisy Aguirre, Fernando Arancibia y Daniela Cápona,
 quienes exponen en esta edición de la revista sus trabajos presentados en
                             dicho congreso.




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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial




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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial



                 Individuación, Black y cúmulos
                            Daisy Aguirre S.
              Pontificia Universidad Católica de Valparaíso


Resumen:
Cuando en nuestra cotidianeidad nos enfrentamos a un padre o una madre
con su hijo normalmente decimos que ―son parecidos‖, con esto
queremos decir que hay ciertos rasgos que hacen notar cierta relación
entre ellos. Si nos encontramos, por su parte, con dos gemelos o
simplemente con dos objetos muy parecidos ya entramos en un poco más
de detalle para lograr encontrar las diferencias, las cuales a veces
resolvemos por una cuestión numérica simplemente. Pero, ¿qué sucedería
si nos encontráramos con dos objetos perfectamente idénticos en todas
sus propiedades, incluso las relacionales? ¿Cómo podríamos sostener que
realmente son dos objetos y no sólo uno? Este tema – la individuación –
ha sido estudiado a lo largo de toda la historia de la filosofía, y por
supuesto, no ha tenido una solución tan radical que haya dejado conforme
a todos los estudiosos del tema. Bajo la línea de lo ya señalado nos
introduciremos en el tema de la individuación bajo una línea más bien
analítica, aunque por cuestiones historiográficas se iniciará aludiendo a
Leibniz. Dicho esto es que revisaremos una teoría que tampoco ha tenido
una clara y definida posición como es la teoría de cúmulos, veremos cómo
la misma llega a diferentes resoluciones para un mismo problema, es decir,
no daremos una solución sino más bien una revisión.

Palabras clave: Individuación – Max Black – cúmulos - Indiscernibles




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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial


     1. Black contra Leibniz.

En el capítulo 9 de la obra El discurso de la Metafísica de Leibniz éste
menciona la idea que va a desencadenar en lo que hoy conocemos como
el Principio de Identidad de los Indiscernibles – en adelante PII-, el cual
afirma que si dos objetos tienen las mismas propiedades entonces son el
mismo objeto; estableciendo por lo tanto que:

      (1)  x y X [((x es X)             (y es X)) (x = y)]
      Teniendo en cuenta que la variable ―X‖ va a tener como rango
propiedades. La primera observación y precaución que se debería tomar es
qué tipo de propiedades estamos hablando, y particularmente, qué
propiedades está considerando Leibniz a la hora de plantear este
principio.1 En primer lugar, al menos en este trabajo, vamos a entender
una propiedad como una entidad abstracta que puede estar instanciada en
algún otro objeto y que de cierta forma va a caracterizar al objeto que la
posea: Las propiedades incluyen los atributos, cualidades, elementos o características de
las cosas.2
           Como ya se ha mencionado, debemos entender qué tipo de
propiedad está hablando Leibniz, y si hacemos esta pregunta es obvio que
estamos entendiendo que no existe una sola categoría de propiedad. Bajo
este respecto debemos decir que son variadas las formas de caracterizar
una propiedad, por el momento 3 sólo diremos que para efectos prácticos
Leibniz debía estar considerando sólo propiedades de tipo ‗cualitativas‘.
Este tipo de propiedad, también conocida como general, es aquella que
pueden predicarse de cualquier objeto y/o son atribuibles de manera
‗universal‘; por el contrario y para aclarar más el concepto, las ‗no

1 Esa observación y precaución ya la tuvo alguien y fue Michael Della Rocca en su artículo
"Two Spheres, Twenty Spheres, and the Identity of Indiscernibles‖ del año 2005.
2 SWOYER, C. and ORILIA, F., "Properties", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter

2011               Edition),             Edward               N.               Zalta (ed.),
http://plato.stanford.edu/archives/win2011/entries/properties/
3 A medida que se vaya interiorizando el trabajo, y en la medida que se requiera,

recurriremos a una nueva caracterización de propiedades.

                                            20
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial


cualitativas‘ son aquellas que se pueden adjudicar sólo a un objeto en
particular o son respecto a un particular, siendo una propiedad no-
cualitativa casi por antonomasia la propiedad de ‗ser idéntico a sí mismo‘,
también conocida como Haecceitas4. El porqué Leibniz no estaría dispuesto
a aceptar una propiedad de este tipo Della Rocca lo asocia con la relación
que existiría entre esto y el principio de Razón Suficiente. 5
         Como se ha dicho anteriormente este trabajo pretende abarcarse
desde una línea analítica, por lo tanto, respecto al PII debemos esclarecer
que uno de los primeros trabajos que va a marcar precedente dentro de la
esta línea investigativa es el artículo de Max Black del año 1952 ―The
Identity of Indiscernibles‖. En él Black postulará el siguiente experimento
mental respecto a un mundo posible para refutar el PII, mundo que
constará solo de dos esferas y nada más:

                    Podríamos suponer que cada una (de las esferas) estaba
                    hecha de hierro químicamente puro, que tenían un
                    diámetro de una milla, que tenían la misma temperatura,
                    el color y así sucesivamente, y que no existía nada más.
                    Por lo tanto, todas las cualidades y características
                    relacionales de la una serían también características de la
                    otra. Ahora, si lo que estoy describiendo es lógicamente
                    posible, no es imposible que dos cosas tengan todas sus
                    propiedades en común. Me parece (entonces) que esto
                    refuta el Principio. 6



4 Existe toda una investigación acerca de este tipo de propiedad que toca directamente el
tema de la individuación, siendo ella misma considerada una respuesta a esta problemática.
Lamentablemente entrar en este tópico sería desviarnos del tema central. Para mayor
información al respecto véase ROSENKRANTZ, G., Haecceity. An Ontological Essay.
Kluwer Academic Publishers, The Netherlands. (1993)
5 Cf. Della Rocca, op. cit. (1) 484.
6 BLACK, M, ―The Identity of Indiscernibles‖ en Mind, New Series, Vol. 61 N°242 (1952)

p. 156. Los paréntesis son míos.

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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial


Lo que aquí plantea Black es que, si bien en el mundo actual parece
verdadero que para poder diferenciar un elemento de otro tiene que existir
al menos una propiedad en la cual difieran, no es contradictorio pensar en
un mundo posible donde puedan existir dos indiscernibles de manera tal
que ni siquiera puedan nombrárseles para identificarlos, dando a entender
la idea de un mundo totalmente simétrico. Dentro de esta problemática se
irán agregando algunas teorías paralelas para dar buen fin, o todo lo
contrario a esta argumentación. Dentro de ella tenemos el aspecto
espacial7 y temporal,8 por nombrar algunos. Por su parte, Ian Hacking
plantea que la formulación llevada a cabo por Black no es suficiente para
contrarrestar el PII: Yo no afirmo que nada pueda establecer la verdad de PII, pero
sólo que los mundos posibles no son nunca suficientes9. Es decir, para Hacking no
es un esfuerzo vano lo de Black, pero sí incompleto.
          Obviamente, como en toda tesis, Black tendrá defensores y
detractores. Uno de los que vendrá a reforzar la tesis de Black es Adams,
sobre todo en un mentado artículo de 1979, introduciendo la idea de
identidad primitiva,10 la cual es uno de los elementos que va a conformar su
propia respuesta al tema de la individuación y que el mismo llama
haecceitismo moderado:

                    Si se desea un nombre para la posición que he defendido
                    aquí, de acuerdo al cual la thisness y la identidad
                    transmundial son primitivas, pero lógicamente conectadas
                    con la suchness, podemos llamarla Haecceitismo Moderado11.

7 Cf. QUINTERO, C., ―El problema de los indiscernibles‖ en Revista Colombiana de Filosofía
de la Ciencia, vol. VIII, n° 16-17 (2007) pp. 7-19
8 Cf. ALVARADO, J.T., ―Esencias individuales e identidad primitiva‖ en Analytica, Río de

Janeiro, vol. 11 n°2, 2007, pp. 155-195.
9 HACKING, I., ―The Identity of Indiscernibles‖ en The Journal of Philosophy, Vol. 9, 1972,

p. 249
10 Cf. ADAMS, R. M., "Primitive Thisness and Primitive Identity"The Journal of

Philosophy 76 (1979), 5-26. En este artículo Adams introduce las nociones de suchness y
thisness. Esta última se identifica con la ya nombrada haecceitas.
11 Ibid. p. 25-26 He mantenido los conceptos en su idioma original para no caer en

interpretaciones que puedan ser erróneas. Si bien ya se ha explicado lo que Adams está

                                            22
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Aunque formalmente esta tesis de Adams no es esencial a lo que se quiere
profundizar en este trabajo, sí se hace necesaria de revisar para hacer
explícita la continuación que tuvo el experimento de Black y las eventuales
reformulaciones respecto al problema de la individuación.

      2. Diferentes cúmulos.

         Hemos visto en el capítulo anterior que las propiedades no
pueden definirse simplemente en el hecho de instanciar ciertas
características y nada más, sino que dependen de otras variables como si
son esenciales, accidentales, relacionales, etc. Bajo ese mismo respecto
entra en juego el tema de qué forma pasan a ser un componente de estos
objetos que caracterizan, es decir, cómo se ‗juntan‘ todas ellas para formar
un todo que sería el particular en cuestión. La respuesta a esta interrogante
puede ser formulada en dos grandes posturas, aceptar una entidad que las
reúna o asumir que un particular es ―simplemente‖ 12 una suma de toda
ellas. La primera respuesta que refiere a una entidad es la que se funda en
la existencia de un ‗sustrato‘. Un sustrato se puede definir como aquella
entidad de carácter particular que hace de sujeto de todas las
determinaciones. Dicho de otro modo, es aquel objeto donde inhieren las
propiedades. Por otro lado, debemos decir que el sustrato instancia
propiedades, pero que sin embargo, él no es instanciado por nada. Por
definición tenemos entonces que:

            x [ (x es un sustrato)         (    y (x instancia y) ¬      y (y instancia
x)]



entendiendo por thisness, por otra parte debemos entender la suchness como un grupo de
propiedades cualitativas que poseen el carácter de esenciales al objeto que las instancia.
12 Destaco la idea de ―simplemente‖ en el sentido de que es mucho más complejo asumir

que un objeto es una suma de propiedades y nada más, pues hay que ver cómo se une esta
suma.

                                           23
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Los sustratos también son conocidos como ―bare particulars‖ o
particulares desnudos, dado que es lo que queda del objeto particular
cuando quitamos las propiedades de éste. Esto a diferencia de la teoría de
cúmulos que al quitar las propiedades, en esta teoría no queda nada.

     El otro modo como son conocidos los sustratos es como ―thin
particulars‖ o particulares ―delgados‖ para diferenciarlos o marcar la
diferencia con el objeto particular, llamado a su vez particular ―grueso‖ o
―thick particular‖. Esto es, el particular grueso será el sustrato con todas
las propiedades, es decir, el objeto particular como tal. Si bien son muchas
las críticas que se le hacen a la teoría del sustrato, son dos las más grandes
y las que se revisarán aquí: La crítica epistemológica y la ontológica.


     -    Crítica epistemológica:

Martin13 en su artículo explicita la critica que se le hizo a Locke en su
época frente al problema de cómo demostrar la existencia de un sustrato;
la mayor parte de las argumentaciones vienen desde una posición
empirista, es decir: ¿qué es un sustrato y cuál es su correlato en la realidad?
Lo que aquí se está criticando es que en realidad no tenemos
conocimiento del sustrato realmente, ya que lo que conocemos o
aprehendemos cuando conocemos las cosas son sus propiedades. Cuando
planteamos el sustrato, lo hacemos con el fin de responder a la
interrogante de dónde se están instanciando esas propiedades que vemos
pero, sin embargo, nunca llegamos a conocer el sustrato. Los argumentos
al respecto son dos, uno de corte epistemológico y otro con respecto al
contenido del pensamiento.
     Para ambos tenemos el problema de que no sabemos o no tenemos
una clara idea de qué es un sustrato, este ―no sé qué‖ de Locke.



13 MARTIN, C. B. 'Substance substantiated', in Australasian Journal of Philosophy, 58: (1980)
1, 3 — 10

                                             24
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        a) Argumento epistemológico: decimos que no existen o no
           conocemos qué es un sustrato porque nunca hemos tenido
           evidencia empírica de tal entidad. Es decir, para el empirismo el
           argumento quedaría estructurado del siguiente modo:

        (i)          La proposición ―Hay F‘s‖ está justificada si y sólo si hay
                     percepciones inmediatas de F.
        (ii)         No hay percepciones inmediatas de los sustratos.
        (iii)        No hay justificación para ―hay sustratos‖

Luego, se puede concluir a partir de esto, que no existen los sustratos. Sin
embargo este argumento es muy discutible para alguien que no esté de
acuerdo con una postura enteramente empirista.

        b) Argumento sobre el contenido del pensamiento: No sabemos lo
           que es un sustrato, por tanto no podemos preguntar por él. Es
           decir, la formulación ―Hay un sustrato‖ es incorrecta pues carece
           de sentido ya que es una noción vacía.

Respecto a esto, podemos decir que la noción de sustrato si es inteligible a
partir de la definición de propiedad y asumiendo la noción de
instanciación como primitiva, esto es:

              x [ (x es un sustrato)   (   y (x instancia y) ¬     y (y instancia x)]

Ambas críticas son nada dificultoso de responder, si de partida
rechazamos la postura empirista, agregando otras bases que no serán
profundizadas en este trabajo.

        -       Crítica ontológica:

El sustrato es el sostenedor (bearer) de propiedades, pero no posee ninguna.14


14   Cf. Íbid p. 6

                                            25
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        Fácil quizá es la salida cuando se acepta el hecho de que existen
propiedades abundantes, pues podría adjudicarle variadas propiedades al
sustrato tal como que ―el sustrato tiene la propiedad de ser idéntico a sí
mismo‖, ―ser el sostenedor de propiedades‖, etc. 15 Es decir, se ha
planteado resumidamente lo qué es un sustrato y parte de sus críticas,
pero que aún así puede ser una solución frente a la coexistencia de
propiedades.

     Por otra parte, si no se desea asumir una postura que implique la
existencia de un sustrato dadas las condiciones anteriores, nos
enfrentamos a la idea de asumir una co-presencia de propiedades que es
más bien conocida como teoría de cúmulos. Respecto a esta teoría son
varios los caminos que se pueden atravesar. En primera instancia tenemos
que un cúmulo de propiedades puede ser un grupo de propiedades co-
presenciadas en una suma mereológica donde ninguna de ellas tiene
prioridad ontológica por sobre las demás, aunque asumir esta posición
implicaría por ejemplo –dada la regla de unicidad de composición en la
mereología estándar – que todas las propiedades le son esenciales a los
objetos, pues si un solo elemento falta a la suma ésta ya pasa a ser una
diferente16. Respecto al mismo problema nos encontramos con la teoría
de P. Simons en un trabajo de 1994 donde postula el hecho que las
propiedades son tropos17 los cuales están co-presentes pero con la
salvedad de que existen tanto tropos nucleares como periféricos, es decir,
los tropos nucleares se identificarían con las propiedades esenciales del
objeto y los periféricos con las accidentales. Es decir, si un tropo del
núcleo falta el objeto en sí variaría, mientras que si faltase uno periférico
no afecta mayormente a la esencia del objeto. En lugar de la copresencia,
Simons asume la relación de fundación de Husserl. Un tropo s está fundado en t si la

15 Cf. SIDER, T., ―Bare Particulars‖ en Philosophical Perspective, 20, Metaphysics, 2006, p.
387-397
16 Una solución podría encontrarse bajo la lectura de la posición posibilista de David

Lewis. Cf. LEWIS, D. ―On the plurality of Worlds‖
17 De forma ulterior explicaré este concepto con la finalidad de ampliarlo en detalle para

fines específicos de esta investigación.

                                            26
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existencia de t es necesaria para la existencia de s. 18 Una de las críticas que
enfrenta esta teoría - y que en el mismo trabajo Simons reconoce- es que
hablar de un cúmulo de tropos nucleares no se aleja mucho de la noción
de sustrato, es decir, además de sonar intuitivamente muy parecidos
cumplen la misma función: ser esencial al objeto y sostener las demás
propiedades, pues las propiedades nucleares sostienen a las periféricas.
Obviamente estas teorías, y sobre todo esta última, han sido refinadas al
poseer una base bastante plausible si no se quiere considerar la idea de un
sustrato, pero es la médula de ellas es la que nos interesa para continuar
con esta investigación.19

     3. PII y cúmulos.

En lo que respecta a la teoría de cúmulos solo hemos nombrado algunas
teorías que responden a la co-presencia frente a la existencia de sustratos,
sin embargo lo que aquí se mostrará es cómo la misma idea de cúmulo va
a variar el resultado de enfrentarse al PII dependiendo de qué sea lo que
componga a estos cúmulos. Inicialmente queda claro que estos cúmulos
son de propiedades, pero dependiendo el tipo de propiedad van a
enfrentar o defender el PII y al experimento de Black respectivamente. En
cuanto al tipo de propiedades que nos interesa revisar en este ámbito
refiere a cómo están instanciadas en el objeto, es decir si son universales o
tropos. Si son universales podría tratarse de inmanentes o trascendentes.
Estos últimos, también conocidos como ‗platónicos‘, son aquellas
propiedades que existen de manera necesaria –sin depender de sus
instancias-20 . Para las pretensiones de esta investigación este tipo de

18 BACON, J., "Tropes", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter 2011-Edition),-
Edward-N.-Zalta (ed.): http://plato.stanford.edu/archives/win2011/entries/tropes/
19 Para mayor detalle sobre teoría de cúmulos de tropos véase SIMONS, P. ―Identity

Through Time and Trope Bundles‖ en Topoi 19, (2000)147-155 y KEINÄNEN,
M.―Tropes – The Basic Constituents of Poweful Particulars?‖ en Dialectica 65, (2011) 419 –
450.
20 ALVARADO, J.T., ―¿Por qué aceptar universales trascendentes?‖ en Intus-Legere Filosofía

vol. 4, n°2, año 2010, pp. 45-74.

                                           27
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universales en sí mismo no prestan mayor utilidad dado que,
normalmente, aceptando universales trascendentes se acepta que estos se
instancian a través de tropos, lo cual nos deja en igualdad de condiciones
que si solo aceptáramos tropos. 21 Siguiendo la línea de los universales
hemos dicho que también existen los universales inmanentes. Estos son
por el contrario, aquellos que existen dependiendo de sus instancias, es
decir, si no existiese ninguna cosa blanca no existiría el universal blanco.
Basándonos en el mismo ejemplo se debe entender un tropo como un
tipo de propiedad que se ejerce de manera particular, por ejemplo el tropo
de la blancura de la nieve es diferente del tropo blanco de una nube,
mientras que para el caso del universal es el mismo blanco instanciado
tanto en la nube como en la nieve. Para mayor claridad entonces un tropo
es una propiedad de carácter particular que se instancia sólo en un objeto.
         Haciendo estas aclaraciones queda entonces la respuesta al
problema de individuación a partir del PII y el experimento de Black.
         A pesar que pareciese nos enfrentamos a dos teorías y por tanto
dos respuestas, esto no es del todo cierto en el sentido que veremos a
continuación. En primer lugar veremos qué sucede con los universales
inmanentes. John O‘Leary-Hawthorne nos da una posibilidad respecto a
este tipo de universales:

                   Una consecuencia de la concepción inmanente que merece
                   enfatizarse entonces es que aprueba la idea que uno y el mismo
                   universal inmanente pueda estar a una distancia espacial de sí
                   mismo.22

y en ese mismo aspecto concluye:



21 Esta implicancia sólo vale para el caso estudiado que refiere a la teoría de cúmulos
respecto al PII, pues no toda vez que se acepte tropos se aceptan universales
trascendentes. Muchos autores aceptan tropos con el fin de no aceptar universales.
22O'LEARY-HAWTHORNE, J,. "The Bundle Theory of Substance and the Identity of

Indiscernibles" Analysis 55 (1995), 196.

                                          28
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                  Por todo lo que Max Black ha dicho, la teoría de cúmulos de la
                  substancia es una hipótesis metafísica viable. Ya que la teoría de
                  cúmulos de la substancia provee una forma de defender la
                  Identidad de los Indiscernibles, podemos concluir seguramente
                  que, por todo lo que Max Black ha dicho, la Identidad de los
                  Indiscernibles es también una hipótesis metafísica viable.23

Es decir, lo que el autor plantea es que se supone que todo aquel que
postule la existencia de universales inmanentes debe asumir que frente al
experimento de Black nos encontramos con el mismo universal
instanciado dos veces, dicho de otro modo, no son dos esferas distintas
sino el mismo universal instanciado doblemente, lo que daría el favor y la
veracidad al PII de Leibniz por sobre Black ya que nos encontraríamos
frente a un universal ―bilocado‖. Sin embargo el tema no se cierra ahí
porque por su parte Rodriguez-Pereyra da una lectura totalmente invertida
al mismo concepto de universal inmanente. Este último hace explícito un
solo concepto que cambia drásticamente la visión que ya teníamos, esta es
la ―instanciación‖.

                  Habiendo introducido la distinción entre la instancia del
                  cúmulo y el cúmulo mismo, el teórico de cúmulos afirma que
                  los particulares son instancias de cúmulos de universales. Así los
                  particulares son constituidos totalmente por universales sin ser
                  idénticos a los cúmulos de universales. Así cuando un cúmulo
                  de universales tiene más de una instancia, hay algunos
                  particulares numéricamente distintos con exactamente los
                  mismos constituyentes.24

Lo que plantea Rodríguez-Pereyra es que una cosa es el cúmulo de
universales y otra diferente son sus instanciaciones, con lo que se entiende
que el experimento de Black estaría compuesto por dos esferas diferentes


23Ibid.
24 RODRIGUEZ-PEREYRA, G., "The Bundle Theory is compatible with distinct but
indiscernible particulars" Analysis 64 (2004), 78

                                        29
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial


en tanto cada uno es una instanciación de ‗él‘ cúmulo de universales.
Entonces tenemos que a pesar de postularse una teoría de universales, las
posibilidades son dos ya sea que se consideren cúmulos ‗bilocados‘ o dos
‗instanciaciones‘ de un mismo cúmulo de universales. En cuanto a los
cúmulos de tropos no debiese existir mayor controversia respecto a la
identidad de las esferas, pues como hemos ya mencionado, los tropos son
especie de propiedades particulares que instancian un solo objeto, y por
tanto, para el caso del experimento de Black debiesen ser dos esferas en
tanto cada una es un cúmulo de tropos diferentes ya que no puede estar
‗bilocado‘; aunque no por esto se debiese abrazar fácilmente esta última
opción, porque se demostró que no está del todo exenta de
complicaciones. Finalmente podemos agregar que para el caso de aceptar
sustratos estos mismos cumplirían una función de individuación respecto
a las esferas ya que nos enfrentaríamos a dos sustratos distintos.

Consideraciones finales

Como ha sido visto a lo largo de este trabajo la idea no es tomar parte de
una u otra teoría frente al tema de la individuación y los cúmulos – al
menos no en este trabajo -, sino más bien entregar de forma somera y
resumida una introducción a ambos temas de la forma más objetiva
posible. Es decir, se ha considerado tanto la postulación del PII como el
experimento de Black y el de Adams para reunirlos en una teoría de
propiedades como es la de cúmulos. En segundo lugar lo que también se
ha querido mostrar es que a pesar de enfrentarnos a una misma teoría no
siempre llegamos a una misma solución como en el caso de los universales
y el PII. Para algunos filósofos este problema se cierra en la cuestión
empírica que encerraba la idea de un sustrato y que de algún modo sería
problema de todo lo que hemos planteado, sin embargo apelando a
cuestiones mucho más metafísicas es que se ha dado paso a este trabajo.
Para concluir me quedo con un fragmento de Rodríguez-Pereyra que
resume tanto este trabajo como la investigación misma:



                                   30
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial


                    Es ampliamente asumido que la falsedad del (PII) refuta la
                    Teoría de Cúmulos. Yo he argumentado que esa asunción es
                    errónea. La Teoría de Cúmulos ni implica ni está
                    comprometida con (PII). No sólo la teoría de cúmulos es
                    compatible con la falsedad de (PII), ésta puede ser usada para
                    refutar (PII).25



BIBLIOGRAFÍA

ALVARADO, J.T., ―¿Por qué aceptar universales trascendentes?‖ en
Intus-Legere Filosofía vol. 4, n°2, año 2010, pp. 45-74.

------------------------, ―Esencias individuales e identidad primitiva‖ en
Analytica, Río de Janeiro, vol. 11 n°2, 2007, pp. 155-195.

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Philosophy 76 (1979), 5-26.

BACON, J., "Tropes", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter 2011-
Edition),-Edward-N.-Zalta (ed.):
http://plato.stanford.edu/archives/win2011/entries/tropes/

BLACK, M, ―The Identity of Indiscernibles‖ en Mind, New Series, Vol. 61
N°242 (1952) p. 153-164.

DELLA ROCCA, M., "Two Spheres, Twenty Spheres, and the Identity of
Indiscernibles" Pacific Philosophical Quarterly 86 (2005), 480-492.

HACKING, I., ―The Identity of Indiscernibles‖ en The Journal of
Philosophy, Vol. 9, 1972, p. 249-256.


25   Ibíd. p. 81

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KEINÄNEN, M.―Tropes – The Basic Constituents of Poweful
Particulars?‖ en Dialectica 65, (2011) 419 – 450.

LEWIS, D. ―On the plurality of Worlds‖

MARTIN, C. B. 'Substance substantiated', in Australasian Journal of
Philosophy, 58: (1980) 1, 3 — 10.

O'LEARY-HAWTHORNE, J,. "The Bundle Theory of Substance and
the Identity of Indiscernibles" Analysis 55 (1995), 191-196.

QUINTERO, C., ―El problema de los indiscernibles‖ en Revista
Colombiana de Filosofía de la Ciencia, vol. VIII, n° 16-17 (2007) pp. 7-19.

RODRIGUEZ-PEREYRA, G., "The Bundle Theory is compatible with
distinct but indiscernible particulars" Analysis 64 (2004), 72-81.

ROSENKRANTZ, G., Haecceity. An Ontological Essay. Kluwer Academic
Publishers, The Netherlands. (1993).

Cf. SIDER, T., ―Bare Particulars‖ en Philosophical Perspective, 20,
Metaphysics, 2006, p. 387-397.

SIMONS, P. ―Identity Through Time and Trope Bundles‖ en Topoi 19,
(2000)147-155.

SWOYER, C. and ORILIA, F., "Properties", The Stanford Encyclopedia of
Philosophy       (Winter      2011       Edition),-Edward-N.-Zalta (ed.),
http://plato.stanford.edu/archives/win2011/entries/properties/




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Amistad y democracia: el hombre, el poder y la ciudad.

                            Daniela Cápona G.
               Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Resumen:
Los conceptos de amistad y democracia son afirmaciones políticas de
Spinoza y Aristóteles, ambos, cuyas concepciones convergen y difieren
connotadamente, permiten ver el devenir de las categorías. Éstas se tornan
actuales en la medida en que se trata de una forma de política auténtica y
no viciada, en vistas de dirigir a una resignificación de la política de hoy.
Se trata pues, de visualizar cómo opera el poder en la configuración del
ciudadano y la ciudad.

Palabras Clave:
Poder- Democracia- Amistad- Arquitectónica- Relaciones




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       Algo vivo quiere, antes que nada, dar libre curso a su fuerza –la vida misma es
                                                                   voluntad de poder26.



         En el ámbito de lo político, estamos frente a una concatenación
de diversos factores que modifican la realidad, tornándola un terreno apto
para elaborar diferentes organizaciones de las formas políticas del poder,
haciendo de la ciudad un plano de topografías, cartografías, y finalmente
demografías, en la cual la población, la seguridad y el territorio se tornan el
objeto sobre el cual el poder se ejerce en forma de una dominación27.
Ahora bien, las formas en que el poder se ejecuta depende siempre de la
forma de gobierno y de la concepción de justicia de quien o quienes estén
en la cúspide del poder, es por ello también que la ética no puede quedar
excluida de la política, en cuanto determina no sólo la reflexión moral,
sino también en cuanto forma determinante en que los individuos se
relacionan tanto con el otro, como consigo mismos; es en cuanto ésta se
internaliza como disciplina y costumbre, que por lo mismo, también, se
impone como mecanismo de control social. La amistad como fundamento
de la comunidad política, es una categoría interesante al estudiarla no en
virtud de su aspecto meramente social, sino llevado al plano político, y
más aún, ético-político, pues altera –en principio- la idea de una jerarquía
que marca una brecha entre el gobernante y el gobernado, y que en
ocasiones, se torna al primero en un soberano, con poder sobre la vida y
la muerte de cada uno de sus súbditos.

       Jean-Pierre Vernant –famoso filósofo francés especializado en la
Grecia Antigua- escribe a propósito de la filíaque: La amistad se teje en la

26 NIETZSCHE, F. Más allá del bien y del mal. (Traducción: Andrés Sánchez Pascual, Alianza
Editorial, Buenos Aires, 2007) p. 34.
27 Hablo de dominación en cuanto que el gobernante ejerce una relación a partir del poder

con el que determina los factores sociales, culturales, económicos e incluso, en algunos
casos, éticos, de su gobernado. Imponiéndole así ciertos patrones homogeneizantes y
alienantes que determinan al fin y al cabo, su realidad existencial.

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articulación de lo privado, lo propio, lo diferente, y de lo público, lo común, lo que es
igual.28 Este concepto intermedio que funda un principio político en el
ámbito privado, es el que se torna totalmente público con la obra
aristotélica. Es este filósofo griego quien nos afirma que esta forma de
relación es efectivamente la que permite, no sólo el surgimiento de una
comunidad (koinonía), sino también la permanencia de la misma y su
transformación a una forma más compleja, como lo es la sociedad. Así
mismo, Spinoza, filósofo del siglo XVI asevera la misma tesis, sin
embargo las diferencias de tipo ontológicas –que fundamentan la teoría y
realidad política- permiten que las consecuencias sean distintas en el
ámbito práctico: la timocracia o politía en Aristóteles o bien la democracia
del filósofo holandés. Ambos recurren a una democracia sin embargo la
coincidencia en ésta puede ser meramente nominal, o bien, se puede tratar
también de un contrapunto político. Se trata ahora pues, de develar el
devenir del concepto y argumentar con ello la vacuidad que puede tener
esta forma de gobierno en el día de hoy. Vacuidad, claramente, no en el
sentido que sea una categoría vacía, sino más bien, apelando al hecho de
que la política se ha encargado de reformular las costumbres y la ética
como sistemas de control que atentan en la sociedad en sus aspectos más
íntimos. Así es como también, no sólo han naturalizado las costumbres,
sino también la democracia como la mejor forma de gobierno; en otras
palabras, se ha ritualizado como tal. No obstante, esta naturalización de la
democracia pierde los matices que en ella se pueden apreciar, no es lo
mismo esta forma de gobierno en Chile, en Argentina o bien en Italia, etc.
Así queda abierta la pregunta, ¿qué es la democracia realmente?

El estudio de la amistad como fundamento, y así posteriormente de la
democracia como mejor modelo de gobierno como consecuencia de ésta,
tiene un influjo actual respecto a los modos en que ejercen hoy en día las

28 Lo que precede a esa cita es: Para que exista la ciudad, es preciso que sus miembros estén unidos
entre sí por los lazos de la philía, de una amistad que los haga semejantes e iguales entre sí. En el espacio
privado que dibujan los amigos, todo es compartido entre pares, todo es común, como en el espacio público
de la ciudadanía. En VERNANT, Jean-Pierre, Entre mito y política. Fragmentos de un itinerario.
(Fondo de Cultura Económica, México, 2002). p.17.

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relaciones de poder; la amistad siendo una categoría en principio ética,
determina el devenir de la ciudad como una que no responde a formas ni
totalitarias, ni represivas; sino más bien a una forma de relación que
permite una plenitud del hombre en cuanto despliega su potencia de
manera más acabada. Las naciones democráticas de hoy, apelan a
represiones innecesarias en vistas de ―protección‖, más, ésta, parece ser
sólo una forma más de reducir el campo experimental, social e intelectual
del hombre, llevándolo a una existencia estática. El lema de la seguridad
ha provisto a los gobernantes con una insignia bajo la cual justifican todo
abuso de poder, rompiendo el lazo más íntimo que tiene con su
gobernado: el respeto a su libertad con el so pretexto de la misma.



     1. Aristóteles: Entre la ética y la política.


         Los conceptos de amistad y democracia en el filósofo griego
ocupan lugar tanto en su Ética a Nicómaco como en su Política, por lo cual
serán estos los textos relevantes para abordar el análisis. Ambas obras no
se pueden leer sino interconectadas, pues su relación –como se verá-
atañe directamente al horizonte teleológico del hombre: la felicidad.

         En el primer libro de la Política, Aristóteles nos habla del hombre
y la sociedad, es aquí donde encontramos también su célebre afirmación
del animal políticoEl hombre se caracteriza por una asociatividad natural,
pues el Estado procede de la naturaleza, más, esto ocurre porque el fin del
hombre está en la felicidad y esto sólo es posible en la vida en comunidad.
Sin embargo, la ciudad es por naturaleza anterior a los individuos, porque
el todo es anterior a las partes, por tanto la legitimidad de la ciudad está en
que es un hecho natural. El hombre no es pues, una realidad autárquica,
sino que requiere de otros para satisfacer sus necesidades, pues todas las
cosas se definen por sus funciones y capacidades, lo cual permite al mismo
tiempo ver en el filósofo una escala valorativa en el orden óntico, el que se


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expresa de modo patente con su justificación de la esclavitud y el criterio
que establece para las relaciones entre amo y esclavo, gobernante y
gobernado. Lo que caracteriza al hombre político es el lenguaje, su propia
constitución social y la ética, en tanto que la lógica que nos propone el
filósofo nos introduce a un horizonte teleológico, donde la eydaimoníaes el
fin último y supremo que se cumple sólo en la pólis como Politía. Es en la
comunidad y en la ciudad, donde el individuo encuentra su vínculo
existencial. Ahora bien, la ética como principio del hombre como animal
político tiene una importancia radical, pues es el modo en que se configura
las relaciones entre los ciudadanos; aquí es por tanto, en donde entra en
juego el concepto de amistad.

         Es en el libro octavo de la Ética a Nicómaco, que aparece la teoría
de la amistad. Aquí, la primera sentencia que tiende a una definición es
cuando dice: Es, en efecto, una virtud, o va acompañado de virtud, y, además, es lo
más necesario para la vida.29Con esto, inmediatamente nos introduce en el
carácter ético del concepto para poco después relacionarlo con la justicia,
llevándonos así, al mismo tiempo, al ámbito de lo político en su expresión
más íntima: la del vínculo entre un individuo y otro. Así, el hombre como
animal político instaura su primer lazo real con el otro –real en cuento
fundamental para la ciudad-, no en la mera conveniencia o utilidad, sino
en base a la amistad; esto es, mediante el vínculo de virtud en el cual
ambos desean el bienestar del otro por sí mismos, y no en vistas del placer
o el interés, pues esto último sería para Aristóteles efectivamente amistad,
más no una duradera y en y por sí misma. Es en este preciso punto en el
cual la justicia se hace presente, pues es en cuanto que la relación se
establece a partir no sólo del afecto, sino de la virtud, que tal valor
aparece, pues éste supone la virtud. Así, la amistad como fundamento de
la comunidad política apunta más bien a su permanencia, por ello es que
afirma:


 ARISTÓTELES. Ética a Nicómaco. (Edición bilingüe y Traducción de María Araujo y Julián
29

Marías, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1994) 1155a3-4. p.122


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                    Parece además que la amistad mantiene unidas a las ciudades, y
                    que los legisladores consagran más esfuerzos a ella que a la
                    justicia: en efecto, la concordia parece ser algo semejante a la
                    amistad, y es a ella a lo que más aspiran, mientras que lo que
                    con más empeño procuran expulsar es la discordia, que es
                    enemistad. Y cuando los hombres son amigos, ninguna
                    necesidad hay de justicia, mientras que aún siendo justos
                    necesitan además de la amistad, y parece que son más justos los
                    que son más capaces de amistad.30



En esta cita aparece por vez primera el concepto de ciudad, y además el
filósofo griego establece una relación directa entre En esta cita aparece
por vez primera el concepto de ciudad, y además el filósofo griego
establece una relación directa entre concordia, amistad y justicia, a la cual
contrapone la de enemistad y discordia (stásis). La paz de la ciudad, esto es,
su unidad, la permite específicamente la amistad en cuanto justicia; el
conflicto civil surge de la falta de amistad31, es decir, de la falta de virtud y
justicia, esto es, cuando los ciudadanos se tornan individualidades que
buscan la felicidad y la autarquía por su propia cuenta. Pues la justicia es
una necesidad social, porque se trata del orden de la comunidad en cuanto
al discernimiento de lo justo e injusto, esto es, marca el criterio ético en lo
que respecta a las relaciones entre los individuos.32




30 Op.cit (4) 1155a 22-28. p. 122.
31 La amistad es por tanto, la forma en que la comunidad permanece unida en vistas de
evitar el conflicto civil; el vínculo social, se transforma entonces en elemento político en
cuanto que la codificación de la ciudad se funda en un lazo proteccionista de la paz del
Estado.
32 Op.cit (4) 1253a37-38. p.5



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En la Política, Aristóteles afirmará el lazo entre amistad y sociedad al decir
que:


                      Y estas cosas son producto de la amistad, ya que la elección de
                      la vida en común supone la amistad. El fin de la ciudad es,
                      pues, el vivir bien, y esas cosas son medios para este fin. La
                      ciudad es la comunidad de familias y aldeas en una vida
                      perfecta y suficiente, y ésta es, a nuestro juicio, la vida feliz y
                      buena. 33



Por tanto, la estructuración y arquitectónica de la ciudad, tiene como base
la amistad y como fin el vivir bien autárquicamente, es por ello que ésta
opera como el vínculo que establece un entramado político-social basado
en la justicia, esto es –para nuestro filósofo-, en la igualdad, pero igualdad
entre los ciudadanos, no entre todos los individuos. El poder político se
viene a establecer justamente en la medida en que los ciudadanos sean
capaces tanto de obedecer como de mandar, pues se caracterizan por un
ejercicio del poder.

         Y así como hay distintas formas de gobierno, habrán también
distintos tipos de justicia y de amistad que se corresponden a éstas,34 sin
embargo lo común a todas estas formas es la conveniencia en tanto que
no sólo ha permitido la permanencia de la vida en comunidad, sino
también en cuanto apunta al fin último de los legisladores: el bien común.
Por ello en la Ética a Eudemo, Aristóteles hará una extraña afirmación:

33Cfr. ARISTÓTELES. Política. (Edición bilingüe y Traducción de Julián Marías y María
Araujo, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1983). 1280b38- 1281a2. p.85.

34Todas las comunidades parecen ser, pues, partes de la comunidad política, y las distintas clases de
amistad se corresponderán con las distintas clases de comunidad.   En op.cit (4) 1160a27-29.
p.132.

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                     En efecto –dice allí Aristóteles- la obra propia de la política [el
                     acto, la operación propiamente política] consiste en producir la
                     mayor cantidad posible de amistad (tês te gar politikês érgon
                     einai dokei málista poiêsai philían).35



La operación política es pues generar la unidad civil, construir una ciudad
es configurar una arquitectónica de relaciones basada en el vínculo
virtuoso entre todos los individuos que la conforman, sólo así es posible
que haya justicia y que el ciudadano en cuanto se caracteriza por un
ejercicio del poder, sea capaz de obrar siempre en virtud del bien común,
sin romper con el orden propio de la comunidad.

          En cuanto a la teoría de gobierno, en la Ética a Nicómaco,
Aristóteles pondrá tres formas de gobiernos rectos y sus desviaciones;
correspondientemente serán: monarquía y tiranía, aristocracia y oligarquía,
y finalmente timocracia y democracia. Sin embargo, es precisamente en
este último punto el que toma más importancia para el filósofo. 36 Pues la
timocracia que aquí describe el autor se corresponde con lo que en la
Política establecerá de manera más firme como Politía: la forma positiva de
la democracia.37 Aristóteles afirmará a esta última como la mejor forma de
gobierno, pues el poder se ejerce a partir de una multitud –una mixtura
entre los mejores y los ciudadanos comunes- que opera como un cuerpo
político, y en la medida en que éste está compuesto de muchos individuos
es más incorruptible, pues éste por su constitución posee más virtudes que

35 ARISTÓTELES. Ética Eudemia, 1234b 22-23. Citado en TATIÁN, Diego. La cautela del salvaje.
Pasiones y política en Spinoza. (Adriana Hidalgo Editora, Argentina, 2001) p.62.
36 Cfr. Op.cit (8) 1255b16-20, p.11. Ya en el libro I de la Política, Aristóteles reconoce en

cierto sentido la naturaleza del gobierno político, en cuanto caracterizado por ser de
hombres libres e iguales, no una monarquía.
37 Es preciso notar que, cronológicamente, la Ética a Nicómaco fue escrita previo a la Política,

por lo cual las concepciones políticas de la primera se consolidan en la segunda obra.

                                              40
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una sola persona, por lo tanto al mismo tiempo, esta masa indistinta
buscará el bien común desde una perspectiva más general que uno sólo o
unos pocos que gobiernen en vistas de sus propios intereses. En este
sentido la mixtura de este cuerpo político apela a la unidad y la no
corrupción del poder sustentándose en la idea de encontrar las mejores
condiciones de vida y libertad para la mayoría, siendo todos los
ciudadanos capaces de practicar cierto ejercicio del poder, con lo cual saca
el poder de la esfera elitista y los ciudadanos asumen un rol activo en lo
que respecta al orden de la ciudad.

         Ahora bien, para Aristóteles la teoría de gobierno se ejerce bajo
dos perspectivas: el interés propio del gobernante o el bien común de la
ciudadanía. Éste será el criterio que demarcará la diferencia entre los
gobiernos desviados y los rectos; los segundos se caracterizarán por
sostener la idea de una justicia distributiva en cuanto a buscar siempre el
justo medio entre los dos extremos de la desigualdad (el exceso y la
extrema carencia), con lo cual apunta a mantener la armonía de la polis, su
paz interna. En lo que respecta a la concepción de la timocracia en la
Ética, corresponde de forma más menos semejante a lo que después en la
Política decretará como Politía, sin embargo es preciso aclarar ciertos
puntos para acentuar el carácter ético de estas formas de gobierno.
Aristóteles afirma que la timocracia es también un gobierno que apela a la
multitud, donde todos los propietarios son iguales, al igual que en la
democracia. Sin embargo, esta última tiene una connotación negativa en
cuanto que para el filósofo implica la idea de pobreza. Así, hablando sobre
la timocracia y la democracia, afirmará:


                A la timocracia se parece el gobierno de los hermanos, ya que
                éstos son iguales, excepto en la medida en que se diferencian
                por la edad; por eso, si las diferencias de edad son muy grandes,
                ya no hay entre ellos amistad fraternal. La democracia se
                encuentra principalmente en las casas donde no hay amo (pues


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                       en ellas todos son iguales), y en aquellas en que el que manda es
                       débil y cada uno puede hacer lo que quiere.38



La descripción de la timocracia como la relación entre hermanos afirma
un punto capital: la igualdad entre los hermanos sustenta el piso de una
forma de gobierno no sólo igualitaria, sino también virtuosa en cuanto
entre los hermanos siempre media la amistad. La queja por la diferencia de
edad que rompe el lazo, extrapolándola a la concepción de la Política, es
más un beneficio que una desventaja, pues el cuerpo mixto requiere para
su mayor diversidad de diferencias etarias, lo cual no rompe el lazo sino
más aún, lo afirma. Pues lo que une este cuerpo, no sólo es la igualdad,
sino la idea del bien común que ha de ir dirigido a todo el espectro de la
polis, no sólo a un fragmento etareo. En este sentido, los ancianos y los
jóvenes dentro de este cuerpo conforman una unidad en cuanto se
complementan sus virtudes, potencializando así la totalidad de la fuerza
política. En lo que respecta a lo delineado sobre la democracia como
forma negativa, apunta más a lo que podría llamarse un anarquismo como
consecuencia de una extrema libertad, esto es, libertinaje, con lo cual el
cuerpo se despotencia en la medida en que cada uno hace lo que quiere
pensando más en sí mismo que en los otros, desfigurando así el
entramado que conforma la unidad de la comunidad.

          La complementación de las posturas de las obras, apuntan a la
idea de una democracia positiva en cuanto que el cuerpo político asienta la
unidad de la comunidad a partir de la idea del bien común, la amistad, la
justicia y la conveniencia. Esto ocurre sólo en la Politía o Timocracia, o
mejor aún, en la complementación de ambas. Pues bien, si el gobernado
no tiene nada en común con su gobernante no hay amistad, y por tanto,
tampoco justicia, elaborándose así una relación de autoridad impuesta,
donde el que ejerce el poder lo hace sólo en vistas a sí mismo y a su elite
política.

38   Op.cit (4). 1161 a4-10. p.133.

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       2. Spinoza: la política de las pasiones


         La vasta obra spinozista es relevante a nivel político no sólo por la
fama del autor, o por ser un autor tópico de la época moderna, sino
porque es en ella en donde encontramos un sistema ético-ontológico-
político que posibilita una nueva cosmovisión de la realidad. Su Ética es un
libro primordial en cuanto que constituye el acceso a la raíz de toda su
filosofía, dentro de la cual cabe destacar su antropología paralelista, que es
lo que le permite postular la relación alma-cuerpo como una unidad, y al
mismo tiempo, ambivalente, lo cual se expresa en la relación entre
imaginación y razón. Así, se hace preciso partir desde ella el análisis de la
amistad y lo político, teniendo siempre en cuenta la relevancia de la teoría
del cuerpo del filósofo.39


39 A modo introductorio de la Ética spinozista es preciso dejar en claro ciertos puntos
importantes que desde ella se deprenden. En ella se nos presenta una apertura a un plano
de inmanencia en el cual toda jerarquía pierde sus cimientos, con lo cual derrumba a su vez
el gran edificio político que resguarda los grandes sistemas de control social. Su ontología
basada en la proposición de una sustancia única con infinitos atributos y modos, nos abre
la puerta a esa utopía política de la horizontalidad, en donde precisamente es el límite lo
que nos ofrece una visión plena, y al mismo tiempo, un mismo punto de encuentro a nivel
social. En este entramado ontológico, Spinoza nos presenta a nosotros, los hombres en
cuanto corpóreos, como modos que expresan el atributo de la extensión, y al mismo
tiempo, en cuanto entes pensantes, como modos que expresan atributo del pensamiento, así
en el hombre no hay primacía ni de la res cogitans cartesiana ni del cuerpo, sino una bella
armonía que nos devela a cada uno como unidad. Lo político se desprende desde aquí,
desde el cuerpo entendido como potencialidad, como un conjunto de relaciones que nos
permiten afectar y ser afectados; en definitiva, definidos con el concepto de ―poder‖. Esto
se nos expresa en la proposición XXXIV del primer libro; diciendo: ― Dei potentia esta ipsa
ipsius essentia”, esto es, ―la potencia de Dios es su esencia misma”(E:I, XXXIV), con lo cual, tal
como Vidal Peña escribe en nota al pie de la proposición, lo que hace Spinoza es afirmar
que ―la potencia no es sólo la esencia misma de Dios, sino la de cualquier realidad: el hombre se definirá
por su deseo, y, en general, todas las cosas por su conatus” (E:I, nota 23). Es por este motivo que

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          La capacidad de afectar y ser afectado es lo que caracteriza al
hombre como potencia, pues son precisamente los afectos los que le
dotan no sólo su singularidad, sino su capacidad activa y pasiva, esto es, su
poder de relacionarse con el otro y consigo mismo. Es en la definición
dada de los afectos en el libro III, la que nos abre la puerta a la esfera de
lo político:


                    Por afectos entiendo las afecciones del cuerpo, por las cuales
                    aumenta o disminuye, es favorecida o perjudicada, la potencia
                    de obrar de ese mismo cuerpo, y entiendo, al mismo tiempo,
                    las ideas de esas afecciones. Así pues, si podemos ser causa
                    adecuada de alguna de esas afecciones, entonces entiendo por
                    <<afecto>> una acción; en los otros casos, una pasión.40



Spinoza lo que hace aquí es establecer una mecánica de los afectos
tomando como base la alegría, la tristeza y el deseo. Y éstos tienen la
capacidad de implicar la potencia individual, haciendo así que el hombre
vea en la realización de su potencia su libertad y felicidad, mientras que en
su impotencia su servidumbre a elementos externos.

        Ahora bien, volviendo al concepto de amistad, éste aparece en el
libro IV de la obra revisada, y el filósofo la relaciona directamente con la
honestidad, así afirma:


todo cuanto existe expresa de cierta y determinada manera la potencia de Dios (E:I,
XXXVI, dem), por ello también el cuerpo será definido por el poder, poder de resistencia
de afecciones externas, y poder de afectar a otros cuerpos.

40SPINOZA, B. Ética demostrada según el orden geométrico. (Traducción de Vidal Peña, Alianza
Editorial, Madrid, 2009) III, def. V. p.193.


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                      Al deseo por el cual se siente obligado el hombre que vive
                      según la guía de la razón a unirse por amistad a los demás, lo
                      llamo honradez, y llamo honroso lo que alaban los hombres
                      que viven según la guía de la razón, y deshonroso, por el
                      contrario, a lo que se opone al establecimiento de la amistad. 41



Este vínculo designa la manera en que los hombres guiados por la razón –
y por tanto libres- se relacionan entre sí, no buscando el interés, “guiarse a
sí mismo y guiar a los demás conforme al libre juicio de la razón, y hacer sólo aquello
que sabe es primordial.”.42 Es por ello que en el Tratado de la Reforma del
Entendimiento, habla sobre el modo de vida y los tres bienes que los
hombres vulgares usualmente han puesto como supremos: el honor, la
riqueza y el placer. Sin embargo Spinoza no atenta contra ellos como si en
sí fuesen malos, sino que los considera perjudiciales en cuanto son
tomados como fines y no como medios para alcanzar a éstos. Se trata de
hacer lo necesario para vivir bien, y en ese caso poner estos bienes como
supremos, lo único que hacen es desviar al espíritu de su verdadero bien,
volcándose así hacia la fortuna y esclavitud.

         La amistad es por tanto una relación de libertad entre individuos,
y al mismo tiempo, una guiada por la razón, así por tanto, como afirmará
el filósofo en la proposición LXXIII, tal hombre es más libre en el Estado
donde las leyes regulan a todos, y no en la soledad donde sólo responde a
sí mismo; ha de observar siempre las leyes comunes del Estado, pues éste
supone la suma de potencias. La amistad entendida en el orden político
cumple un rol importante en la medida en que apela a una suerte de
relación que no sólo apela a lo emocional, sino también a la virtud y la
libertad; es un modelo de ―enseñanza‖ mutua en la medida en que son

41   Op.cit (15) IV, XXXVII, Esc. II. p.326.
42   Op.cit (15) IV. LXX. p.363.

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capaces de guiar y guiarse por la razón. Por ello es que Spinoza afirma:
―Es útil a los hombres, ante todo, asociarse entre ellos, y vincularse con los lazos que
mejor contribuyen a que estén unidos, y, en general, hacer aquello que sirva para
consolidar la amistad.”.43 Ahora bien, es preciso recalcar qué es el bien que
une a los hombres en amistad: el conocimiento. Es por ello que se habla
de hombres libres y de la guía de la razón; el conocimiento es lo que le da
libertad al hombre respecto de la fortuna y las pasiones, por ellos es que
Spinoza habla de los tres grados de conocimiento y de su orden de
transición, esto es lo que expresará el filósofo en el Tratado de la Reforma del
Entendimiento.

         En lo que respecta a la teoría de gobierno, para Spinoza es
totalmente indivisible la ética y la construcción ontológica de su política,
es por ello que el filósofo abogará siempre por la Democracia, en cuanto
es en ella en la cual hay un mayor despliegue y plenitud de potencias
realizadas. En cuanto arquitectónica de potencias, las relaciones de poder
de los individuos se ven en su mayoría realizadas en esta forma de
gobierno, en la medida en que se basa en primer término en la amistad, y
por tanto, en el conocimiento, y finalmente en la libertad, todo esto bajo
la guía de la razón. Sin embargo es preciso ahondar aquí principalmente lo
que postula en la Ética, el Tratado Teológico-Político y en el Tratado Político. Es
necesario, previo a esto, notar cuál es el horizonte que va a guiar el
camino, y ese es el poder que ejerce la razón por sobre las pasiones, es
ésta la que ha de ser soberana en el aspecto de lo político. 44



43   Op.cit (15) IV, Cap.XII, p.371.

44 SPINOZA, B. Tratado Político. (Traducción de Atilano Dominguez, Alianza Editorial,
Madrid, 2010) 1,5. pp.86-87. Porque es cierto, tal como lo hemos demostrado en nuestra Ética, que los
hombre están necesariamente sometidos a los afectos.[…] Hemos demostrado, además, que la razón tiene
gran poder para someter y moderar los afectos; pero hemos visto, a la vez, que el camino que enseña la
razón es extremadamente arduo.


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        Es preciso abordar en primer término lo que concierne al ámbito
imaginativo del hombre, pues éste responde a ideas inadecuadas que
vienen del exterior –es un conocimiento inmediato y parcial-, y que
produce pasiones –no como las ideas adecuadas que producen acciones-,
pues nos muestra las cosas y acontecimientos, esto es, los efectos, pero no
sus causas, haciendo así que en nosotros residan conocimientos que no se
correspondan con la realidad –esto es lo que Spinoza llama conocimiento
del primer género.45 El hombre al ser pasional, responde necesariamente a
la imaginación, de hecho, este constituye el primer contacto o visión que
uno tiene de mundo, más, por lo mismo, nos hace esclavo del exterior en
la medida en que no se permite el paso a la razón para que domine a las
pasiones. Lo cual queda patente cuando expresa que:


                   De aquí se sigue que el hombre está sujeto siempre,
                   necesariamente, a las pasiones, y que sigue el orden común de
                   la naturaleza, obedeciéndolo, y acomodándose a él cuanto lo
                   exige la naturaleza de las cosas. 46



         Para Spinoza por tanto, se parte de un estado del derecho natural,
para pasar posterior a un pacto –tal como Rousseau y Hobbes- a la
constitución de un estado político y civil, el cual es claramente
convencionado. Por ello es que afirma en el Tratado Político que ―los
hombres, en efecto, no nacen civilizados, sino que se hacen”. 47 El pacto entre los
hombres surge por la necesidad de seguridad y conveniencia que le
propende la vida en sociedad; aquí, la razón ha de tener más poder que las
afecciones o instintos en cuanto que ésta es la que nos lleva al bien



45 Cfr. Op.cit (15) II, XXXV, Dem. p.157.
46 Op.cit (15) IV, IV, Cor. p.294.
47 Op.cit (19) T.P: V, 2. p.127.



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común. Esto se hace patente con la afirmación de las nociones comunes 48.
Los individuos a constituir la sociedad han cedido su potencia al soberano
en vistas de que él les proporcione la seguridad y conveniencia que ellos
buscan; al cederles tal, el soberano es como un solo cuerpo y alma que ha
de regir la ciudad en virtud de la razón, liberando así a los ciudadanos de la
inseguridad y el temor que la vida en estado natural proporciona. 49 Así
Spinoza afirmará que:


                    El cuerpo del Estado se debe regir como por una sola mente y,
                    en consecuencia, la voluntad de la sociedad debe ser
                    considerada como la voluntad de todos, hay que pensar que
                    cuando la sociedad considera justo y bueno ha sido decretado
                    por cada uno en particular.50



La sociedad interpretada de este modo, al cederle su poder lo hace en
virtud de que la razón sea la que gobierne, la razón como ley; esta lectura
absolutista no remite a una soberanía que reprime la libertad del individuo,
sino por el contrario, afirma sus libertades en la medida en que este poder
ha permitido al soberano constituir la sociedad de modo que se incline
siempre a realizar el bien común, liberando al hombre de las servidumbres
que conllevan las pasiones, para que así sea la potencia del Estado la que
se despliegue y realice, la cual es mucho mayor que la de cada individuo en
particular. Con esto, es como logra sostener Spinoza la democracia como
la mejor forma de gobierno, y al mismo tiempo, el mejor modo de
existencia, pues es en ésta en la que la libertad se expresa de forma más
completa para los individuos, por ello afirmará en el Tratado Teológico-
Político que:

48 Cfr. Op.cit (15) E: II. XXXVIII, Cor. p.160.
49 Esto se explicita en la Ética con el planteamiento de la teoría de los cuerpos compuestos.
(Libro II)
50 Op.cit (19) T.P: III, 5. p.109.



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                   Así, pues, se puede formar una sociedad y lograr que todo
                   pacto sea siempre observado con máxima fidelidad, sin que ello
                   contradiga al derecho natural, a condición de que cada uno
                   transfiera a la sociedad todo el poder que él posee, de suerte
                   que ella sola mantenga el supremo derecho de la naturaleza a
                   todo, es decir, la potestad suprema, a la que todo el mundo
                   tiene que obedecer, ya por iniciativa propia, ya por miedo al
                   máximo suplicio. El derecho de dicha sociedad se llama
                   democracia; ésta se define, pues, como la asociación general de
                   los hombres, que posee colegialmente el supremo derecho a
                   todo lo que puede. 51



Con esta sentencia se puede articular el funcionamiento y razonamiento
de la democracia según la concepción del filósofo holandés. La sociedad
al construirse es un constructo humano en pos de propiciar al hombre de
libertad, y por lo mismo de la afirmación de sus potencias (positivas
claramente, como la alegría, etc.), se trata por tanto de la constitución de la
ciudad en pos de la felicidad y libertad de los hombres. La justicia es por
tanto, la permanente disposición de ánimo a atribuir a cada uno lo que le pertenece por
el derecho civil,52 esto es, lo que le corresponde por haber entregado su
potencia al soberano. Al ceder su poder a un soberano, se cede el poder al
cuerpo del Estado, permitiendo de este modo que no sean sólo
individualidades las que encuentren su libertad, sino el Estado entero. Se
trata, por tanto, de democracia en la medida en que ésta permite que la
sabiduría sea la que rija la vida, dejando así las pasiones opacadas, y
asegurando que el ámbito existencial del ciudadano se defina más por la
libertad que por la servidumbre, por la razón que por las pasiones, en
definitiva por la potencia que por la impotencia. Así, el súbdito tendrá que

51 SPINOZA, B. Tratado Teológico-político. (Traducción de Atilano Domínguez, Alianza
Editorial, Madrid, 2008) XVI, III. pp.340-341.
52 Op.cit (26) T.T.P:XVI, IV. p.345.



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obedecer al soberano y éste ha de gobernar con sabiduría. El Estado es
democrático porque apela a que sea la mayoría la que decida, y porque es
la única que se funda bajo su propio consenso, no se trata entonces, de
una forma de gobierno totalitaria, por el contrario, es la única que afirma
la libertad de los hombres: son ellos mismos los que ceden su poder para
que la razón como ley los rija.



     3. Amistad y Democracia: el devenir categorial de los conceptos


         Como hemos visto, la concepción de Aristóteles y Spinoza no
tiene sólo un acercamiento nominal, se trata pues del mismo fin: felicidad,
sabiduría y libertad; más, los medios son lo que difieren, dotando a sí a los
conceptos que estamos tratando de una riqueza categorial que con suerte
roza con la concepción naturalizada hoy en día. Antes bien, es preciso
dirigirnos al análisis comparativo entre las nociones, a modo de vislumbrar
diferencias y semejanzas para develar así el devenir de una concepción que
hoy casi carece de sentido. Previo a esto, es menester connotar el
horizonte político que determinó a ambos filósofos; el primero vivió y se
acercó a lo que fue la construcción del Imperio de Alejandro, y el otro,
vivió y apoyó las políticas liberales de Jean de Witt. Estos hechos,
permiten apreciar porqué Aristóteles centra la ciudad siempre en un
marco de amistad, pues la idea de Imperio implica necesariamente
conflicto en cuanto dominación de más territorios, y por lo mismo, pone
como modelo a la prudencia para así evitar toda forma totalitaria de
efectuar las relaciones de poder. Por otra parte, Spinoza alude siempre a la
libertad y a la amistad, pues sabe que los conflictos civiles –el vivió la
problemática religiosa y política entre los de Witt y los Orange- van
siempre en contra de los individuos, y que la idea de sociedad de su
tiempo se dirige más al gobernante y su poder, que al gobernado. En un
marco general, ambos filósofos buscaron que la unidad social fuese



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imperturbable, para que así el poder no cayese en las lides de la tiranía y
sus consecuencias.

          En lo que respecta a la amistad, ambos la ponen como aquel
principio que permite el mantenimiento de la comunidad política, esto es,
el vínculo entre los individuos que permite tanto la igualdad como la
beneficencia de los agentes del pacto, no en vista del interés claramente,
sino por los otros y también por sí mismos. Aristóteles incluye la virtud y
la justicia en su planteamiento, el filósofo holandés hace lo mismo, pues
ambos apuntan a la unidad social, se refieren por tanto al mejor vínculo
entre los individuos para afirmar a la sociedad como algo positivo. Esto es
contrario a cualquier forma de subordinación entre los ciudadanos, con lo
cual se busca evitar cualquier forma de poder que se conciba como
totalitaria o represiva; el objetivo es mantener a la tiranía lo más alejado
posible de la vida de los individuos, pues ésta atenta siempre contra la
virtud y libertad humana, y al mismo tiempo, contra la razón, pues se
atiene más al beneficio y voluntad propia, que al bien común. En este
sentido, a ambos filósofos los mueve una intuición de base: el amor al
conocimiento, es precisamente a partir de ahí que elaborarán cada uno su
propia arquitectónica del poder.

         Para Aristóteles la filía es el contrapunto que permite –utilizando
la metáfora platónica- que el tejido sea parejo y unido: una mixtura que en
la democracia va a alcanzar su punto álgido en la configuración de un
cuerpo político compuesto. Pues tal, avala el bien común y por lo mismo,
aleja los intereses personales y las ansias de poder de los egoístas, porque
él mismo por su constitución posee más virtud que un solo individuo.
Este cuerpo es activo en cuanto a su rol fáctico en la práctica política,
todos los ciudadanos se caracterizan por un ejercicio del poder. Esto
difiere de la teoría spinozista en cuanto que la estructuración de su cuerpo
político se fundamenta en que el soberano recibe su poder de los
ciudadanos, él ejerce el poder fácticamente, pero es la potencia de todo el
Estado la que está en sus manos, podría decirse entonces, que este cuerpo
posee entonces el poder de modo virtual más que fáctico. Aún así, la

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democracia del holandés está configurada de modo tal, que la corrupción
sea inviable, poniendo períodos y votaciones en cortos períodos de
tiempo, y asignando un papel activo y real al cuerpo político en el Consejo
supremo53. En este punto de similitud y diferencia, cabe establecer las
diferencias significativas en las bases de ambos pensamientos, lo cual
permite al mismo tiempo, ver en qué se diferencian en sus fines.

         La ontología no puede quedar fuera de la política pues ésta se
funda en la realidad, y es según el modo en que se la conciba que la
configuración del poder y de las ciudades será diferente, al mismo tiempo,
tampoco puede quedar fuera la antropología, pues es en tanto que el
hombre se comprende de tal o cual manera, que se configura también su
existencia. Por ejemplo, para Spinoza el poder no puede sino expresarse
democráticamente, así lo determina su sistema, para Aristóteles lo mismo,
no obstante, el último nos sitúa en un horizonte teleológico en el cual se
interpreta la democracia como aquella que permite que la mayoría de los
hombres realicen sus fines. Sin embargo, esta idea de cumplir los fines
difiere en mucho al compararlo con la realización de la potencia de los
individuos del filósofo holandés. En principio, es menester recordar que
es en el Apéndice del libro I de la Ética en donde se hace patente que los
hombres y la existencia no está regida por fines, negando así, el mismo
Spinoza, la teleología no sólo de su política, sino de su ontología. El
despliegue de la potencia apunta directamente a la felicidad, y no a ésta
como fin, sino como desarrollo, como un modo de vida: como una
estética existencial que se configura en el devenir de las afecciones que van
determinando tanto la potencia como la impotencia, la libertad como la
esclavitud. Con el Estagirita estamos en cambio, ante una concepción
hilemórfica que sigue cargada con el peso del alma como principio
determinante, y por lo mismo, con una idea del hombre como
determinado, esto es, como inferior en valoración existencial en cuanto

53 Cfr. DOMÍNGUEZ, Atilano. ―Libertad y Democracia en la filosofía de Spinoza‖ en Revista
de Estudios Políticos, n˚11, 1979, p.153-154.


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que no es motor propio, sino como un títere más en la configuración
metafísica del primer motor inmóvil, con esto la teleología aristotélica
encuentra su fundamento, poniendo en riesgo el ámbito práctico de la
realidad del cuerpo, y la libertad del cuerpo. Esto está claro para el pulidor
de lentes: el hombre al definirse como un modo y expresión de los
atributos de la extensión y el entendimiento, se codifica y construye a
partir de sus relaciones; es decir, estamos frente a una lógica de relaciones,
una relación de constitución que rebasa en lo fenoménico por su realidad
de ser capaz de ejercer y recibir afecciones. El poder aquí tiene la misma
lógica, por ello su arquitectónica se configura a partir de la amistad y no de
un contrato, pues se apela más al vínculo de unión social no sólo por su
conveniencia sino también porque es esta relación la que permite una
sociedad más plena en lo que respecta al orden de las pasiones. El poder
es pues, como una red de potencias en la cual cada sujeto recibe y efectúa
sus relaciones a partir de su potencia de obrar; es el cuerpo el motor del
poder54. En cambio, las relaciones que codifican la estructuración del
poder para Aristóteles sigue siendo jerárquica, en cuanto depende de un
principio trascendente que determina la realidad a partir de una diferencia
ontológica, sin apelar en caso alguno a la inmanencia.

         Por ello es que la concordancia en los elementos constitutivos de
ambos filósofos son similares en cuanto a los conceptos, sin embargo al
diferir las bases sobre la cual se sostienen, cambia la comprensión del
sistema político en su completitud. Para Spinoza, la política se adecua al
hombre, no al revés; es un constructo a partir de su comunión, de su
potencia; por el contrario, para el estagirita el hombre se adecua a la
política en cuanto esta constituye un fin y en ella se realizan los fines,
pues, a pesar de la naturaleza social y política del hombre y del carácter
constructo de la organización civil, en cuanto es considerada como fin, los
ciudadanos pierden parte de su libertad, se remiten a los fines más no al

54Esta concepción del poder es un precedente para el posterior análisis que hace Michel
Foucault del concepto, el cual se aprecia en sus diversas obras en las que trata tanto de la
soberanía, como de la micropolítica y biopolítica.

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desarrollo y a la vida propiamente tal, con ello se desvalora el ámbito
existencial de los hombres, en cuanto que su felicidad se ve manipulada
por una teleología que no sustenta su verdadera libertad. Se es libre e igual
sólo en la ciudad, ella es la que sostiene el horizonte teleológico que
permite a la mayoría la realización de sus fines, más, ¿todos los fines
convergen inequívocamente hacia la felicidad, es esta acaso un concepto
unívoco? En este punto Spinoza nos abre la puerta: el hombre al definirse
por el deseo (cupiditas) y su potencia, apela no sólo al conocimiento y sus
grados, sino también al ámbito experimental con su lógica de afecciones;
el hombre es libre porque su constitución le permite encontrar en el
despliegue de su potencia la máxima libertad, la verdadera vida. Aquí, los
hombres son democráticos, pues la antropología paralelista se lo permite,
porque su sistema ontológico se lo permite, porque el hombre no es una
sustancia, sino un modo, y uno que expresa la esencia a través de los
atributos.

      En esta misma línea, una diferencia radical entre los filósofos recae
en la valoración óntica-política de los individuos, el filósofo griego
establece una suerte de jerarquía en cuanto al valor existencial y ético-
funcional, sobre la cual es capaz de sostener la existencia de la esclavitud
en cuanto a que por naturaleza los esclavos están destinados a obedecer,
pues no son virtuosos sino gracias a sus amos, y porque su funcionalidad
política responde sólo al cumplimiento de servicios, esto es, a obedecer lo
que su dueño le ordene. En cambio, con el holandés estamos presente
ante una horizontalidad en cuanto al valor existencial de los hombres,
claramente Spinoza abogará por una escala de valorización, pero ésta es
respecto de los géneros de conocimiento, lo cual en efecto determina al
hombre, más su libertad le es inherente a su condición gracias a su
antropología paralelista y la sustentación de una ontología inmanente, pero
esto no quita, claramente, la obediencia a las leyes, porque éstas responden
a la libertad de la naturaleza humana55. No hay un hombre superior y uno

55 Op.cit (19) T.P, IV. p.123-124. Las reglas, efecto, y las causas del miedo y del respeto que, por su
propio bien, la sociedad tiene que mantener, no se refieren a los derechos civiles, sino al derecho natural.

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inferior según el análisis de la ciudad spinozista, todos están en el mismo
plano y por su constitución, son iguales en todo sentido, todos tienen las
mismas capacidades a su disposición, el ascenso responde a un despliegue
de potencia personal y también mediante la ayuda de otro que lo encamine
a ese camino. En este mismo orden, hay una diferencia también en lo que
respecta al gobernante(s) de tales democracias, pues Aristóteles al hablar
de cuerpo político habla explícitamente de una mixtura activa, esto es,
fáctica, no un cuerpo meramente virtual. Spinoza por el otro lado, al hacer
alusión al cuerpo del Estado, hace alusión a la potencia virtual que se cede
a un gobernante(s), esta potencia es activa, y fáctica en cuanto a la
consideración del Consejo Supremo. En un caso, el cuerpo político
expresamente toma un rol activo en el poder, en el otro, la noción de
cuerpo apela a una virtualidad de potencia de todos los individuos de la
ciudad, la cual se cede al gobernante o al consejo con el fin de que sea éste
quien permita que todas éstas, encuentren su plenitud en la configuración
del Estado como uno democrático.



       4. Spinoza y Aristóteles: la democracia y su naturalización, una
          contrapropuesta o resignificación a la concepción actual.


         Como se pudo apreciar, la concepción de democracia en ambos
filósofos responde a una necesidad práctica: lograr la unidad del Estado
conservando la libertad e individualidad de los ciudadanos mediante un
vínculo ético. Se trata pues de una forma de ejercer el poder que apunta
siempre a la felicidad, sea entendida como eydaimonía o como el mayor
despliegue de potencia. Estamos hablando de sistemas organizados en
donde la arquitectónica del poder permite que él mismo penetre en las

Porque no pueden ser castigadas por el derecho civil, sino por el derecho de guerra; y la sociedad no está
sujeta a ellas, sino por lo mismo que lo está el hombre en el estado natural, el cual para poder ser autónomo
o para no ser su propio enemigo, tiene que guardarse de no darse muerte a sí mismo. Y, evidentemente, esta
cautela no es obediencia, sino la libertad de la naturaleza humana.

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relaciones de todos los ciudadanos; la política tiene que ser ética, tiene que
ser estética. ¿Por qué? La ética es el único vínculo que permite la unidad
del Estado, por ello tanto Aristóteles como Spinoza hablan de la amistad
como un elemento fundamental de la comunidad, pues no se trata de un
pacto meramente utilitario o de conveniencia, sino que apela a un lazo
existencial, a un lazo de virtud y no sólo de afecto, por lo tanto, si la
comunidad se fundamenta en tal, la corrupción del poder es casi
imposible, pues el amigo siempre piensa en el bien del otro y su seguridad.
La democracia como consecuencia de un tipo de ciudad tal, es obligatoria
en cuanto que es la única forma de lo político que permite sustentar no
sólo la ciudad como algo positivo, sino también un respeto mutuo entre
gobernante y gobernado, una forma de poder que busca la libertad antes
que el interés propio, la felicidad antes que la represión. Tanto el filósofo
griego como el holandés están en contra de cualquier forma de tiranía de
los individuos –en el caso del primero, salvo la justificación de los
esclavos. En este punto, podemos hablar de filosofía política propiamente
tal, estamos ante la elaboración de una realidad política en su aspecto más
práctico posible, donde existe una justificación de la democracia y no se
trata pues, de una mera forma conceptual ya carente de sentido, que sólo
parece significar que el voto es el único poder que tenemos en el
momento de las elecciones. Resignificar la democracia como algo más que
votar –lo cual en Chile es aún menos representativo gracias al peculiar
sistema binominal-, esto es, como una forma activa de ejecutar el poder,
como un sistema que permita la libertad, y que apunte a la idea de
comunidad unida ético-existencialmente como algo activo en rigor, como
algo positivo en cuanto permite las mejores condiciones para que cada
uno encuentre allí su felicidad, ése es el fin. Se habla de democracia como
si fuese el gran acto cívico ir a una urna y depositar un papel con la
elección que uno hace cada cierto período de tiempo, pero el poder se
queda en la elección, esto es, se traspasa mediante una suerte de acuerdo
democrático, el cual no responde a nada más que al juego de que el que
tiene más gana. El populismo y la propaganda, el capitalismo, una
educación paupérrima en sectores descentralizados, han configurado una
forma de pensamiento manipulada por el sistema imperante, esto es, por

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Ho legon completa - 2012

  • 1. HO LEGON REVISTA DE FILOSOFÍA La revista de los estudiantes de filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Nº 16 - 2012 EDICIÓN ESPECIAL 20 AÑOS (1992-2012) Edición Impresa: ISSN 0718-5551 Edición Electrónica: ISSN 0718-9567 www.holegon.net
  • 2. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial 2
  • 3. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Proyecto financiado por el Fondo Confía y el Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso 3
  • 4. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial 4
  • 5. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial CONSEJO EDITORIAL Ho Legon – Revista de Filosofía Fernando Arancibia Ágata Ávila Jonathan Franco Esteban Gallegos Rocío Jil Alexander López Francisca Marín Pablo Olivares Bastián Pizarro Néstor Troncoso Leonardo Venegas Carlos Vergara Daniel Vilches Contacto: contacto@holegon.net Envío de publicaciones: publicar@holegon.net Impresión: Impresos Libra, Juana Ross 35, Valparaíso, Chile 5
  • 6. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial 6
  • 7. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial INDICE Editorial 9 Portada de la revista nº 1 11 Saludo del director del Instituto de Filosofía PUCV, prof. Mauricio Schiavetti R…………………………………………… 12 Saludo del prof. del Instituto de Filosofía PUCV, prof. Ricardo Espinoza L………………………………………………………. 13 I. Trabajos presentados en el IV Congreso Iberoamericano de Filosofía 17 - Individuación, Black y Cúmulos – DAISY AGUIRRE............... 19 - Amistad y Democracia: el Hombre, el Poder y la Ciudad – DANIELA CÁPONA G……………………………………... 33 - Metafísica de la Modalidad en el Derecho – FERNANDO ARANCIBIA C……………………………………………... 67 II. Trabajos de estudiantes de pregrado PUCV 79 - Sobre el lugar que debe tener la Filosofía dentro de las Universidades Latinoamericanas – ALDO PERÁN G. y LEONARDO VENEGAS L………………………………….. 81 - La Fe y la Razón en la búsqueda del conocimiento – RICARDO RAMÍREZ B…………………………………….. 97 III. Trabajos de estudiantes de postgrado PUCV 117 - Heidegger, Verdad y Ciencia – GUILLERMO MARTÍNEZ…............................................................................... 119 IV. Trabajos de exalumnos de Filosofía PUCV 137 - Eventos incausantes en mecanismos causales – ESTEBAN CÉSPEDES………………………………………………… 139 7
  • 8. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial 8
  • 9. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial EDITORIAL La presente edición de nuestra revista Ho Legon quiso conmemorar los 20 años desde la publicación de la primera revista. Por ello, pensamos esta convocatoria sólo para quienes estudian y han estudiado en nuestro Instituto. Aprovechamos, para esta ocasión, los trabajos de nuestros compañeros que expusieron en el IV Congreso Iberoamericano de Filosofía para publicarlos en esta edición especial. Junto con ello, los trabajos que llegaron en virtud de nuestra convocatoria, tanto de pregrado como de postgrado, además del trabajo de un compañero que estudió en nuestro Instituto (publicado en el Nº 10 de nuestra revista) y que actualmente se está doctorando en Alemania. Hoy, con un nuevo Consejo Editorial, hemos querido que la revista sea una herramienta verdaderamente dispuesta para el uso y el aprendizaje de nuestra comunidad filosófica de la PUCV. A lo largo de estos años hemos posicionado a la revista en la comunidad filosófica nacional como una instancia de expresión filosófica única a nivel de pregrado. Ahora, ya posicionada, nuestros compañeros podrán hacer uso de ella para vitalizar y revitalizar a la filosofía en los diferentes contextos en los cuales ella se hace necesaria. Este posicionamiento de la filosofía se hace imperativo, toda vez que en dichos contextos se puede observar una fuerte necesidad de ella. Es deber del filósofo-en-formación, posicionar su saber en la sociedad, no para autojustificarse, sino más bien para aportar desde él problemas y atisbos de solución de aquellas dificultades que surgen en esos contextos problemáticos. Es la responsabilidad social del filósofo, filosofar, no desde fuera, sino desde la sociedad que requiere su filosofía. 9
  • 10. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial En síntesis: queremos que la revista aporte al posicionamiento y revitalización de la filosofía. Y el modo en virtud del cual podemos comenzar a realizar esta tarea es a través del discurso filosófico. Y una de las formas de hacerlo es mediante una publicación. No es sólo academicismo (como algunos señalan peyorativamente) sino que es filosofía viva. Queremos que en este número conmemorativo de la revista, podamos mostrar que en nuestro Instituto, la filosofía está viva, lo ha estado desde el número 1 de 1992 y lo estará, desde hoy, aún más, aportando al devenir de los diversos contextos del hombre que requieren de (cada vez más) filosofía. Consejo Editorial Ho Legon – Revista de Filosofía 10
  • 11. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Portada Ho Legon Año 1 - Nº 1 – Mayo 1992 11
  • 12. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial SALUDO DEL DIRECTO DEL INSTITUTO DE FILOSOFÍA PUCV, PROF. MAURICIO SCHIAVETTI R. A LA REVISTA EN SUS 20 AÑOS En el marco de los veinte años de publicación de la Revista Ho Legon y correspondiendo al número dieciséis, reciban un cariñoso saludo de la Dirección y del Consejo de Profesores del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. En efecto, quien ha llevado a cabo la tarea de sostener una publicación sabe cuán difícil es animar a sus autores, revisar sus escritos, conseguir el financiamiento, corregir los errores de la impresión, promover un encuentro de profesores y alumnos con ocasión de la aparición del número en cuestión, repartir el número y comenzar todo de nuevo abriendo el espacio de participación a nuevos alumnos que asumen la tarea, como quien entrega el testimonio en las carreras de postas. Con mucha alegría entonces celebramos este nuevo aniversario de la Revista Ho Legon, que recolecta el diverso quehacer filosófico, poético y literario de nuestros estudiantes del Instituto de Filosofía, que avanzan sostenidamente en su quehacer, dando una vez más prueba de su madurez, tenacidad y compromiso con la vocación que han asumido. Querida Revista Ho Legon, son ustedes una parte fundamental del rostro visible del Instituto de Filosofía. Que la luz que esta Revista irradia no cese nunca para que así podamos seguir celebrando su aparición por muchos años. Mauricio Schiavetti Rosas Director Instituto de Filosofía Pontificia Universidad Católica de Valparaíso 12
  • 13. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial SALUDO DEL PROF. DEL INSTITUTO DE FILOSOFÍA PUCV, PROF. RICARDO ESPINOZA L. A LA REVISTA EN SUS 20 AÑOS HO LEGON… Ha pasado mucho tiempo. ―Lo más difícil es comenzar a decir lo que tengo que decir; porque mi decir todavía no está ‗claro‘, su luminosidad se me oculta, se fuga a lo ‗no-dicho‘, se escapa… ¿a dónde?, no sé… Cómo un ‗decir propio‘, no terminado, en pleno proceso de gestación, que se va forjando paso a paso, puede ser comunicado; cómo una vivencia puede ser transmitida a alguna persona que no quiere escuchar, o que ¡no puede escuchar!; cómo mi ‗canto‘ puede volar sin aires tempestuosos‖… Así comenzaba mi artículo en el número 5, noviembre de 1994, de la Revista de los Estudiantes del Instituto de Filosofía de la Universidad Católica de Valparaíso (en esos años ni pensábamos en ser Pontificia). El texto era tan juvenil e impetuoso; obviamente de la mano de múltiples lecturas de Nietzsche. Y en plena escritura de mi tesis de licenciatura. Pero igual esas palabras que están escritas ahí, y en ninguna otra parte de mis escritos, suenan vivas y completamente adecuadas para este breve escrito en torno a HO LEGON. ¿Cómo hablar de la Revista? ¿Es posible hablar de ella? ¿Se tiene oídos para que escuchen acerca de ella? ¿Puedo hablar de ella en su carácter mismo inicial y fontanal? Muchos recuerdos me trae esta Revista. Tuve el privilegio de escribir en ella como estudiante en dos ocasiones y otra como profesor (Nº 11, 2005). Ya me he referido en forma simple a mi segunda contribución como estudiante, pero escribí también en el primer número, allá por el año 1992. Un artículo, mi primer artículo 13
  • 14. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial filosófico, escrito en un número memorable (un artículo sobre la ―tiranía de la luz‖, esto es, del ser, de la filosofía como ontología de la mano maestra del ―tirano‖ Heidegger). HO LEGON nacía con mucha fuerza en el Instituto de Filosofía y con el apoyo de todos sus profesores y de la Universidad Católica de Valparaíso. ¿Por qué nace la necesidad de crear una revista de filosofía? Porque el estudiantado era ―in-quieto‖, diría Hegel, y sentía que tenía que hablar, decir, expresar lo que acontecía, lo que estaba aconteciendo. La vida en su total inquietud gusta expresarse. Y en esos tiempos, de comienzos de los 90, realmente nosotros los jóvenes, vivos y joviales, por excelencia, teníamos que expresarnos. En Chile todo había cambiado, tanto en la cotidianidad, tanto en la forma de organizarse y en la esperanza que se levantaba para todos; el país era otro y ya no tenía miedo. Era el momento en que los jóvenes hablaban, decían, expresaban lo que podría ser Chile, un país para todos. La Filosofía que a veces se da en un ser académico salía, en cierta forma, del aula; ahora la filosofía hablaba de temas de nosotros: política, poesía, literatura, arte, etc. La filosofía se expresaba y nos reunía esencialmente, que es lo propio del vocablo griego HO LEGON, en torno a esta Revista. Ella al nacer ya era un acontecimiento. Y nos permitió soñar que el Instituto de Filosofía, que la Universidad, que Chile y el mundo podría ser distinto. Pues ahora éramos nosotros los que hablábamos. Ya éramos mayores de edad y teníamos mucho que decir (ya no queríamos que nos representaran) y en ese decir nuevo, jovial, emergente todos nosotros nos sentíamos llamados, congregados y reunidos como estudiantes del Instituto. 14
  • 15. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial La aventura del escribir, del editar, del negociar el dinero para poder tener la Revista, mucho antes de las ISI, era una aventura digna de esos jóvenes de los 90. Todo se sentía como una gesta, como un desafío, como una hazaña. Se había creado un Centauro. ¡Sí!... nació un Centauro en tiempos de nuevos tiempos y se echó a correr y no se ha detenido. En esos tiempos, es posible, que acontezca la aventura lúdica de creer que sí se puede. Se puede esperar en que cuando hablamos realmente pase algo, algo que nos congregue y nos haga ver y reflexionar que en cada uno de nosotros se esconde en su propia piel y superficie un rotundo y verdadero ―nosotros‖. Un nosotros digno de lo más preferible y noble de cada uno. ¡Amigos!... ―¡No hemos llegado demasiado tarde!‖. En verdad, nunca se llega tarde (aunque nos alejemos del poeta), pues en ―todo aquí comienza la esfera allá‖, como decía Fritz. En el instante de nuestra situación actual todavía podemos seguir creando centauros. Un centauro como esta HO LEGON que nos ha permitido dar y dar sueños y proyectos a cada uno de nosotros. Una y otra vez ha dado sentido a los estudiantes de filosofía del Instituto de Filosofía. Un sentido que no está escrito, sino que está siempre siendo escrito por todos y de nosotros depende, en cierto instante, descubrir cuál es o era el sentido que se buscaba. Ya han pasado muchos equipos editoriales de la Revista y con estos equipos los estudiantes del Instituto se han renovado una y otra vez, y, sin embargo, sigue patente la jovialidad, el soñar y el creer que sí se puede cambiar o en algo mejorar esta sociedad chilena. 15
  • 16. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial 16
  • 17. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial I Trabajos presentados en el IV Congreso Iberoamericano de Filosofía El IV Congreso Iberoamericano de Filosofía, que tomó por nombre ―Filosofía en Diálogo‖, se desarrolló los días 5 al 9 de noviembre del 2012 en la Pontificia Universidad Católica de Chile, y contó con la presencia de expositores de todo el mundo. Entre ellos estuvieron 3 compañeros de nuestro Instituto: Daisy Aguirre, Fernando Arancibia y Daniela Cápona, quienes exponen en esta edición de la revista sus trabajos presentados en dicho congreso. 17
  • 18. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial 18
  • 19. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Individuación, Black y cúmulos Daisy Aguirre S. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Resumen: Cuando en nuestra cotidianeidad nos enfrentamos a un padre o una madre con su hijo normalmente decimos que ―son parecidos‖, con esto queremos decir que hay ciertos rasgos que hacen notar cierta relación entre ellos. Si nos encontramos, por su parte, con dos gemelos o simplemente con dos objetos muy parecidos ya entramos en un poco más de detalle para lograr encontrar las diferencias, las cuales a veces resolvemos por una cuestión numérica simplemente. Pero, ¿qué sucedería si nos encontráramos con dos objetos perfectamente idénticos en todas sus propiedades, incluso las relacionales? ¿Cómo podríamos sostener que realmente son dos objetos y no sólo uno? Este tema – la individuación – ha sido estudiado a lo largo de toda la historia de la filosofía, y por supuesto, no ha tenido una solución tan radical que haya dejado conforme a todos los estudiosos del tema. Bajo la línea de lo ya señalado nos introduciremos en el tema de la individuación bajo una línea más bien analítica, aunque por cuestiones historiográficas se iniciará aludiendo a Leibniz. Dicho esto es que revisaremos una teoría que tampoco ha tenido una clara y definida posición como es la teoría de cúmulos, veremos cómo la misma llega a diferentes resoluciones para un mismo problema, es decir, no daremos una solución sino más bien una revisión. Palabras clave: Individuación – Max Black – cúmulos - Indiscernibles 19
  • 20. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial 1. Black contra Leibniz. En el capítulo 9 de la obra El discurso de la Metafísica de Leibniz éste menciona la idea que va a desencadenar en lo que hoy conocemos como el Principio de Identidad de los Indiscernibles – en adelante PII-, el cual afirma que si dos objetos tienen las mismas propiedades entonces son el mismo objeto; estableciendo por lo tanto que: (1)  x y X [((x es X) (y es X)) (x = y)] Teniendo en cuenta que la variable ―X‖ va a tener como rango propiedades. La primera observación y precaución que se debería tomar es qué tipo de propiedades estamos hablando, y particularmente, qué propiedades está considerando Leibniz a la hora de plantear este principio.1 En primer lugar, al menos en este trabajo, vamos a entender una propiedad como una entidad abstracta que puede estar instanciada en algún otro objeto y que de cierta forma va a caracterizar al objeto que la posea: Las propiedades incluyen los atributos, cualidades, elementos o características de las cosas.2 Como ya se ha mencionado, debemos entender qué tipo de propiedad está hablando Leibniz, y si hacemos esta pregunta es obvio que estamos entendiendo que no existe una sola categoría de propiedad. Bajo este respecto debemos decir que son variadas las formas de caracterizar una propiedad, por el momento 3 sólo diremos que para efectos prácticos Leibniz debía estar considerando sólo propiedades de tipo ‗cualitativas‘. Este tipo de propiedad, también conocida como general, es aquella que pueden predicarse de cualquier objeto y/o son atribuibles de manera ‗universal‘; por el contrario y para aclarar más el concepto, las ‗no 1 Esa observación y precaución ya la tuvo alguien y fue Michael Della Rocca en su artículo "Two Spheres, Twenty Spheres, and the Identity of Indiscernibles‖ del año 2005. 2 SWOYER, C. and ORILIA, F., "Properties", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter 2011 Edition), Edward N. Zalta (ed.), http://plato.stanford.edu/archives/win2011/entries/properties/ 3 A medida que se vaya interiorizando el trabajo, y en la medida que se requiera, recurriremos a una nueva caracterización de propiedades. 20
  • 21. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial cualitativas‘ son aquellas que se pueden adjudicar sólo a un objeto en particular o son respecto a un particular, siendo una propiedad no- cualitativa casi por antonomasia la propiedad de ‗ser idéntico a sí mismo‘, también conocida como Haecceitas4. El porqué Leibniz no estaría dispuesto a aceptar una propiedad de este tipo Della Rocca lo asocia con la relación que existiría entre esto y el principio de Razón Suficiente. 5 Como se ha dicho anteriormente este trabajo pretende abarcarse desde una línea analítica, por lo tanto, respecto al PII debemos esclarecer que uno de los primeros trabajos que va a marcar precedente dentro de la esta línea investigativa es el artículo de Max Black del año 1952 ―The Identity of Indiscernibles‖. En él Black postulará el siguiente experimento mental respecto a un mundo posible para refutar el PII, mundo que constará solo de dos esferas y nada más: Podríamos suponer que cada una (de las esferas) estaba hecha de hierro químicamente puro, que tenían un diámetro de una milla, que tenían la misma temperatura, el color y así sucesivamente, y que no existía nada más. Por lo tanto, todas las cualidades y características relacionales de la una serían también características de la otra. Ahora, si lo que estoy describiendo es lógicamente posible, no es imposible que dos cosas tengan todas sus propiedades en común. Me parece (entonces) que esto refuta el Principio. 6 4 Existe toda una investigación acerca de este tipo de propiedad que toca directamente el tema de la individuación, siendo ella misma considerada una respuesta a esta problemática. Lamentablemente entrar en este tópico sería desviarnos del tema central. Para mayor información al respecto véase ROSENKRANTZ, G., Haecceity. An Ontological Essay. Kluwer Academic Publishers, The Netherlands. (1993) 5 Cf. Della Rocca, op. cit. (1) 484. 6 BLACK, M, ―The Identity of Indiscernibles‖ en Mind, New Series, Vol. 61 N°242 (1952) p. 156. Los paréntesis son míos. 21
  • 22. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Lo que aquí plantea Black es que, si bien en el mundo actual parece verdadero que para poder diferenciar un elemento de otro tiene que existir al menos una propiedad en la cual difieran, no es contradictorio pensar en un mundo posible donde puedan existir dos indiscernibles de manera tal que ni siquiera puedan nombrárseles para identificarlos, dando a entender la idea de un mundo totalmente simétrico. Dentro de esta problemática se irán agregando algunas teorías paralelas para dar buen fin, o todo lo contrario a esta argumentación. Dentro de ella tenemos el aspecto espacial7 y temporal,8 por nombrar algunos. Por su parte, Ian Hacking plantea que la formulación llevada a cabo por Black no es suficiente para contrarrestar el PII: Yo no afirmo que nada pueda establecer la verdad de PII, pero sólo que los mundos posibles no son nunca suficientes9. Es decir, para Hacking no es un esfuerzo vano lo de Black, pero sí incompleto. Obviamente, como en toda tesis, Black tendrá defensores y detractores. Uno de los que vendrá a reforzar la tesis de Black es Adams, sobre todo en un mentado artículo de 1979, introduciendo la idea de identidad primitiva,10 la cual es uno de los elementos que va a conformar su propia respuesta al tema de la individuación y que el mismo llama haecceitismo moderado: Si se desea un nombre para la posición que he defendido aquí, de acuerdo al cual la thisness y la identidad transmundial son primitivas, pero lógicamente conectadas con la suchness, podemos llamarla Haecceitismo Moderado11. 7 Cf. QUINTERO, C., ―El problema de los indiscernibles‖ en Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia, vol. VIII, n° 16-17 (2007) pp. 7-19 8 Cf. ALVARADO, J.T., ―Esencias individuales e identidad primitiva‖ en Analytica, Río de Janeiro, vol. 11 n°2, 2007, pp. 155-195. 9 HACKING, I., ―The Identity of Indiscernibles‖ en The Journal of Philosophy, Vol. 9, 1972, p. 249 10 Cf. ADAMS, R. M., "Primitive Thisness and Primitive Identity"The Journal of Philosophy 76 (1979), 5-26. En este artículo Adams introduce las nociones de suchness y thisness. Esta última se identifica con la ya nombrada haecceitas. 11 Ibid. p. 25-26 He mantenido los conceptos en su idioma original para no caer en interpretaciones que puedan ser erróneas. Si bien ya se ha explicado lo que Adams está 22
  • 23. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Aunque formalmente esta tesis de Adams no es esencial a lo que se quiere profundizar en este trabajo, sí se hace necesaria de revisar para hacer explícita la continuación que tuvo el experimento de Black y las eventuales reformulaciones respecto al problema de la individuación. 2. Diferentes cúmulos. Hemos visto en el capítulo anterior que las propiedades no pueden definirse simplemente en el hecho de instanciar ciertas características y nada más, sino que dependen de otras variables como si son esenciales, accidentales, relacionales, etc. Bajo ese mismo respecto entra en juego el tema de qué forma pasan a ser un componente de estos objetos que caracterizan, es decir, cómo se ‗juntan‘ todas ellas para formar un todo que sería el particular en cuestión. La respuesta a esta interrogante puede ser formulada en dos grandes posturas, aceptar una entidad que las reúna o asumir que un particular es ―simplemente‖ 12 una suma de toda ellas. La primera respuesta que refiere a una entidad es la que se funda en la existencia de un ‗sustrato‘. Un sustrato se puede definir como aquella entidad de carácter particular que hace de sujeto de todas las determinaciones. Dicho de otro modo, es aquel objeto donde inhieren las propiedades. Por otro lado, debemos decir que el sustrato instancia propiedades, pero que sin embargo, él no es instanciado por nada. Por definición tenemos entonces que: x [ (x es un sustrato) ( y (x instancia y) ¬ y (y instancia x)] entendiendo por thisness, por otra parte debemos entender la suchness como un grupo de propiedades cualitativas que poseen el carácter de esenciales al objeto que las instancia. 12 Destaco la idea de ―simplemente‖ en el sentido de que es mucho más complejo asumir que un objeto es una suma de propiedades y nada más, pues hay que ver cómo se une esta suma. 23
  • 24. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Los sustratos también son conocidos como ―bare particulars‖ o particulares desnudos, dado que es lo que queda del objeto particular cuando quitamos las propiedades de éste. Esto a diferencia de la teoría de cúmulos que al quitar las propiedades, en esta teoría no queda nada. El otro modo como son conocidos los sustratos es como ―thin particulars‖ o particulares ―delgados‖ para diferenciarlos o marcar la diferencia con el objeto particular, llamado a su vez particular ―grueso‖ o ―thick particular‖. Esto es, el particular grueso será el sustrato con todas las propiedades, es decir, el objeto particular como tal. Si bien son muchas las críticas que se le hacen a la teoría del sustrato, son dos las más grandes y las que se revisarán aquí: La crítica epistemológica y la ontológica. - Crítica epistemológica: Martin13 en su artículo explicita la critica que se le hizo a Locke en su época frente al problema de cómo demostrar la existencia de un sustrato; la mayor parte de las argumentaciones vienen desde una posición empirista, es decir: ¿qué es un sustrato y cuál es su correlato en la realidad? Lo que aquí se está criticando es que en realidad no tenemos conocimiento del sustrato realmente, ya que lo que conocemos o aprehendemos cuando conocemos las cosas son sus propiedades. Cuando planteamos el sustrato, lo hacemos con el fin de responder a la interrogante de dónde se están instanciando esas propiedades que vemos pero, sin embargo, nunca llegamos a conocer el sustrato. Los argumentos al respecto son dos, uno de corte epistemológico y otro con respecto al contenido del pensamiento. Para ambos tenemos el problema de que no sabemos o no tenemos una clara idea de qué es un sustrato, este ―no sé qué‖ de Locke. 13 MARTIN, C. B. 'Substance substantiated', in Australasian Journal of Philosophy, 58: (1980) 1, 3 — 10 24
  • 25. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial a) Argumento epistemológico: decimos que no existen o no conocemos qué es un sustrato porque nunca hemos tenido evidencia empírica de tal entidad. Es decir, para el empirismo el argumento quedaría estructurado del siguiente modo: (i) La proposición ―Hay F‘s‖ está justificada si y sólo si hay percepciones inmediatas de F. (ii) No hay percepciones inmediatas de los sustratos. (iii) No hay justificación para ―hay sustratos‖ Luego, se puede concluir a partir de esto, que no existen los sustratos. Sin embargo este argumento es muy discutible para alguien que no esté de acuerdo con una postura enteramente empirista. b) Argumento sobre el contenido del pensamiento: No sabemos lo que es un sustrato, por tanto no podemos preguntar por él. Es decir, la formulación ―Hay un sustrato‖ es incorrecta pues carece de sentido ya que es una noción vacía. Respecto a esto, podemos decir que la noción de sustrato si es inteligible a partir de la definición de propiedad y asumiendo la noción de instanciación como primitiva, esto es: x [ (x es un sustrato) ( y (x instancia y) ¬ y (y instancia x)] Ambas críticas son nada dificultoso de responder, si de partida rechazamos la postura empirista, agregando otras bases que no serán profundizadas en este trabajo. - Crítica ontológica: El sustrato es el sostenedor (bearer) de propiedades, pero no posee ninguna.14 14 Cf. Íbid p. 6 25
  • 26. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Fácil quizá es la salida cuando se acepta el hecho de que existen propiedades abundantes, pues podría adjudicarle variadas propiedades al sustrato tal como que ―el sustrato tiene la propiedad de ser idéntico a sí mismo‖, ―ser el sostenedor de propiedades‖, etc. 15 Es decir, se ha planteado resumidamente lo qué es un sustrato y parte de sus críticas, pero que aún así puede ser una solución frente a la coexistencia de propiedades. Por otra parte, si no se desea asumir una postura que implique la existencia de un sustrato dadas las condiciones anteriores, nos enfrentamos a la idea de asumir una co-presencia de propiedades que es más bien conocida como teoría de cúmulos. Respecto a esta teoría son varios los caminos que se pueden atravesar. En primera instancia tenemos que un cúmulo de propiedades puede ser un grupo de propiedades co- presenciadas en una suma mereológica donde ninguna de ellas tiene prioridad ontológica por sobre las demás, aunque asumir esta posición implicaría por ejemplo –dada la regla de unicidad de composición en la mereología estándar – que todas las propiedades le son esenciales a los objetos, pues si un solo elemento falta a la suma ésta ya pasa a ser una diferente16. Respecto al mismo problema nos encontramos con la teoría de P. Simons en un trabajo de 1994 donde postula el hecho que las propiedades son tropos17 los cuales están co-presentes pero con la salvedad de que existen tanto tropos nucleares como periféricos, es decir, los tropos nucleares se identificarían con las propiedades esenciales del objeto y los periféricos con las accidentales. Es decir, si un tropo del núcleo falta el objeto en sí variaría, mientras que si faltase uno periférico no afecta mayormente a la esencia del objeto. En lugar de la copresencia, Simons asume la relación de fundación de Husserl. Un tropo s está fundado en t si la 15 Cf. SIDER, T., ―Bare Particulars‖ en Philosophical Perspective, 20, Metaphysics, 2006, p. 387-397 16 Una solución podría encontrarse bajo la lectura de la posición posibilista de David Lewis. Cf. LEWIS, D. ―On the plurality of Worlds‖ 17 De forma ulterior explicaré este concepto con la finalidad de ampliarlo en detalle para fines específicos de esta investigación. 26
  • 27. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial existencia de t es necesaria para la existencia de s. 18 Una de las críticas que enfrenta esta teoría - y que en el mismo trabajo Simons reconoce- es que hablar de un cúmulo de tropos nucleares no se aleja mucho de la noción de sustrato, es decir, además de sonar intuitivamente muy parecidos cumplen la misma función: ser esencial al objeto y sostener las demás propiedades, pues las propiedades nucleares sostienen a las periféricas. Obviamente estas teorías, y sobre todo esta última, han sido refinadas al poseer una base bastante plausible si no se quiere considerar la idea de un sustrato, pero es la médula de ellas es la que nos interesa para continuar con esta investigación.19 3. PII y cúmulos. En lo que respecta a la teoría de cúmulos solo hemos nombrado algunas teorías que responden a la co-presencia frente a la existencia de sustratos, sin embargo lo que aquí se mostrará es cómo la misma idea de cúmulo va a variar el resultado de enfrentarse al PII dependiendo de qué sea lo que componga a estos cúmulos. Inicialmente queda claro que estos cúmulos son de propiedades, pero dependiendo el tipo de propiedad van a enfrentar o defender el PII y al experimento de Black respectivamente. En cuanto al tipo de propiedades que nos interesa revisar en este ámbito refiere a cómo están instanciadas en el objeto, es decir si son universales o tropos. Si son universales podría tratarse de inmanentes o trascendentes. Estos últimos, también conocidos como ‗platónicos‘, son aquellas propiedades que existen de manera necesaria –sin depender de sus instancias-20 . Para las pretensiones de esta investigación este tipo de 18 BACON, J., "Tropes", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter 2011-Edition),- Edward-N.-Zalta (ed.): http://plato.stanford.edu/archives/win2011/entries/tropes/ 19 Para mayor detalle sobre teoría de cúmulos de tropos véase SIMONS, P. ―Identity Through Time and Trope Bundles‖ en Topoi 19, (2000)147-155 y KEINÄNEN, M.―Tropes – The Basic Constituents of Poweful Particulars?‖ en Dialectica 65, (2011) 419 – 450. 20 ALVARADO, J.T., ―¿Por qué aceptar universales trascendentes?‖ en Intus-Legere Filosofía vol. 4, n°2, año 2010, pp. 45-74. 27
  • 28. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial universales en sí mismo no prestan mayor utilidad dado que, normalmente, aceptando universales trascendentes se acepta que estos se instancian a través de tropos, lo cual nos deja en igualdad de condiciones que si solo aceptáramos tropos. 21 Siguiendo la línea de los universales hemos dicho que también existen los universales inmanentes. Estos son por el contrario, aquellos que existen dependiendo de sus instancias, es decir, si no existiese ninguna cosa blanca no existiría el universal blanco. Basándonos en el mismo ejemplo se debe entender un tropo como un tipo de propiedad que se ejerce de manera particular, por ejemplo el tropo de la blancura de la nieve es diferente del tropo blanco de una nube, mientras que para el caso del universal es el mismo blanco instanciado tanto en la nube como en la nieve. Para mayor claridad entonces un tropo es una propiedad de carácter particular que se instancia sólo en un objeto. Haciendo estas aclaraciones queda entonces la respuesta al problema de individuación a partir del PII y el experimento de Black. A pesar que pareciese nos enfrentamos a dos teorías y por tanto dos respuestas, esto no es del todo cierto en el sentido que veremos a continuación. En primer lugar veremos qué sucede con los universales inmanentes. John O‘Leary-Hawthorne nos da una posibilidad respecto a este tipo de universales: Una consecuencia de la concepción inmanente que merece enfatizarse entonces es que aprueba la idea que uno y el mismo universal inmanente pueda estar a una distancia espacial de sí mismo.22 y en ese mismo aspecto concluye: 21 Esta implicancia sólo vale para el caso estudiado que refiere a la teoría de cúmulos respecto al PII, pues no toda vez que se acepte tropos se aceptan universales trascendentes. Muchos autores aceptan tropos con el fin de no aceptar universales. 22O'LEARY-HAWTHORNE, J,. "The Bundle Theory of Substance and the Identity of Indiscernibles" Analysis 55 (1995), 196. 28
  • 29. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Por todo lo que Max Black ha dicho, la teoría de cúmulos de la substancia es una hipótesis metafísica viable. Ya que la teoría de cúmulos de la substancia provee una forma de defender la Identidad de los Indiscernibles, podemos concluir seguramente que, por todo lo que Max Black ha dicho, la Identidad de los Indiscernibles es también una hipótesis metafísica viable.23 Es decir, lo que el autor plantea es que se supone que todo aquel que postule la existencia de universales inmanentes debe asumir que frente al experimento de Black nos encontramos con el mismo universal instanciado dos veces, dicho de otro modo, no son dos esferas distintas sino el mismo universal instanciado doblemente, lo que daría el favor y la veracidad al PII de Leibniz por sobre Black ya que nos encontraríamos frente a un universal ―bilocado‖. Sin embargo el tema no se cierra ahí porque por su parte Rodriguez-Pereyra da una lectura totalmente invertida al mismo concepto de universal inmanente. Este último hace explícito un solo concepto que cambia drásticamente la visión que ya teníamos, esta es la ―instanciación‖. Habiendo introducido la distinción entre la instancia del cúmulo y el cúmulo mismo, el teórico de cúmulos afirma que los particulares son instancias de cúmulos de universales. Así los particulares son constituidos totalmente por universales sin ser idénticos a los cúmulos de universales. Así cuando un cúmulo de universales tiene más de una instancia, hay algunos particulares numéricamente distintos con exactamente los mismos constituyentes.24 Lo que plantea Rodríguez-Pereyra es que una cosa es el cúmulo de universales y otra diferente son sus instanciaciones, con lo que se entiende que el experimento de Black estaría compuesto por dos esferas diferentes 23Ibid. 24 RODRIGUEZ-PEREYRA, G., "The Bundle Theory is compatible with distinct but indiscernible particulars" Analysis 64 (2004), 78 29
  • 30. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial en tanto cada uno es una instanciación de ‗él‘ cúmulo de universales. Entonces tenemos que a pesar de postularse una teoría de universales, las posibilidades son dos ya sea que se consideren cúmulos ‗bilocados‘ o dos ‗instanciaciones‘ de un mismo cúmulo de universales. En cuanto a los cúmulos de tropos no debiese existir mayor controversia respecto a la identidad de las esferas, pues como hemos ya mencionado, los tropos son especie de propiedades particulares que instancian un solo objeto, y por tanto, para el caso del experimento de Black debiesen ser dos esferas en tanto cada una es un cúmulo de tropos diferentes ya que no puede estar ‗bilocado‘; aunque no por esto se debiese abrazar fácilmente esta última opción, porque se demostró que no está del todo exenta de complicaciones. Finalmente podemos agregar que para el caso de aceptar sustratos estos mismos cumplirían una función de individuación respecto a las esferas ya que nos enfrentaríamos a dos sustratos distintos. Consideraciones finales Como ha sido visto a lo largo de este trabajo la idea no es tomar parte de una u otra teoría frente al tema de la individuación y los cúmulos – al menos no en este trabajo -, sino más bien entregar de forma somera y resumida una introducción a ambos temas de la forma más objetiva posible. Es decir, se ha considerado tanto la postulación del PII como el experimento de Black y el de Adams para reunirlos en una teoría de propiedades como es la de cúmulos. En segundo lugar lo que también se ha querido mostrar es que a pesar de enfrentarnos a una misma teoría no siempre llegamos a una misma solución como en el caso de los universales y el PII. Para algunos filósofos este problema se cierra en la cuestión empírica que encerraba la idea de un sustrato y que de algún modo sería problema de todo lo que hemos planteado, sin embargo apelando a cuestiones mucho más metafísicas es que se ha dado paso a este trabajo. Para concluir me quedo con un fragmento de Rodríguez-Pereyra que resume tanto este trabajo como la investigación misma: 30
  • 31. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Es ampliamente asumido que la falsedad del (PII) refuta la Teoría de Cúmulos. Yo he argumentado que esa asunción es errónea. La Teoría de Cúmulos ni implica ni está comprometida con (PII). No sólo la teoría de cúmulos es compatible con la falsedad de (PII), ésta puede ser usada para refutar (PII).25 BIBLIOGRAFÍA ALVARADO, J.T., ―¿Por qué aceptar universales trascendentes?‖ en Intus-Legere Filosofía vol. 4, n°2, año 2010, pp. 45-74. ------------------------, ―Esencias individuales e identidad primitiva‖ en Analytica, Río de Janeiro, vol. 11 n°2, 2007, pp. 155-195. ADAMS, R. M., "Primitive Thisness and Primitive Identity"The Journal of Philosophy 76 (1979), 5-26. BACON, J., "Tropes", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter 2011- Edition),-Edward-N.-Zalta (ed.): http://plato.stanford.edu/archives/win2011/entries/tropes/ BLACK, M, ―The Identity of Indiscernibles‖ en Mind, New Series, Vol. 61 N°242 (1952) p. 153-164. DELLA ROCCA, M., "Two Spheres, Twenty Spheres, and the Identity of Indiscernibles" Pacific Philosophical Quarterly 86 (2005), 480-492. HACKING, I., ―The Identity of Indiscernibles‖ en The Journal of Philosophy, Vol. 9, 1972, p. 249-256. 25 Ibíd. p. 81 31
  • 32. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial KEINÄNEN, M.―Tropes – The Basic Constituents of Poweful Particulars?‖ en Dialectica 65, (2011) 419 – 450. LEWIS, D. ―On the plurality of Worlds‖ MARTIN, C. B. 'Substance substantiated', in Australasian Journal of Philosophy, 58: (1980) 1, 3 — 10. O'LEARY-HAWTHORNE, J,. "The Bundle Theory of Substance and the Identity of Indiscernibles" Analysis 55 (1995), 191-196. QUINTERO, C., ―El problema de los indiscernibles‖ en Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia, vol. VIII, n° 16-17 (2007) pp. 7-19. RODRIGUEZ-PEREYRA, G., "The Bundle Theory is compatible with distinct but indiscernible particulars" Analysis 64 (2004), 72-81. ROSENKRANTZ, G., Haecceity. An Ontological Essay. Kluwer Academic Publishers, The Netherlands. (1993). Cf. SIDER, T., ―Bare Particulars‖ en Philosophical Perspective, 20, Metaphysics, 2006, p. 387-397. SIMONS, P. ―Identity Through Time and Trope Bundles‖ en Topoi 19, (2000)147-155. SWOYER, C. and ORILIA, F., "Properties", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter 2011 Edition),-Edward-N.-Zalta (ed.), http://plato.stanford.edu/archives/win2011/entries/properties/ 32
  • 33. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Amistad y democracia: el hombre, el poder y la ciudad. Daniela Cápona G. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Resumen: Los conceptos de amistad y democracia son afirmaciones políticas de Spinoza y Aristóteles, ambos, cuyas concepciones convergen y difieren connotadamente, permiten ver el devenir de las categorías. Éstas se tornan actuales en la medida en que se trata de una forma de política auténtica y no viciada, en vistas de dirigir a una resignificación de la política de hoy. Se trata pues, de visualizar cómo opera el poder en la configuración del ciudadano y la ciudad. Palabras Clave: Poder- Democracia- Amistad- Arquitectónica- Relaciones 33
  • 34. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Algo vivo quiere, antes que nada, dar libre curso a su fuerza –la vida misma es voluntad de poder26. En el ámbito de lo político, estamos frente a una concatenación de diversos factores que modifican la realidad, tornándola un terreno apto para elaborar diferentes organizaciones de las formas políticas del poder, haciendo de la ciudad un plano de topografías, cartografías, y finalmente demografías, en la cual la población, la seguridad y el territorio se tornan el objeto sobre el cual el poder se ejerce en forma de una dominación27. Ahora bien, las formas en que el poder se ejecuta depende siempre de la forma de gobierno y de la concepción de justicia de quien o quienes estén en la cúspide del poder, es por ello también que la ética no puede quedar excluida de la política, en cuanto determina no sólo la reflexión moral, sino también en cuanto forma determinante en que los individuos se relacionan tanto con el otro, como consigo mismos; es en cuanto ésta se internaliza como disciplina y costumbre, que por lo mismo, también, se impone como mecanismo de control social. La amistad como fundamento de la comunidad política, es una categoría interesante al estudiarla no en virtud de su aspecto meramente social, sino llevado al plano político, y más aún, ético-político, pues altera –en principio- la idea de una jerarquía que marca una brecha entre el gobernante y el gobernado, y que en ocasiones, se torna al primero en un soberano, con poder sobre la vida y la muerte de cada uno de sus súbditos. Jean-Pierre Vernant –famoso filósofo francés especializado en la Grecia Antigua- escribe a propósito de la filíaque: La amistad se teje en la 26 NIETZSCHE, F. Más allá del bien y del mal. (Traducción: Andrés Sánchez Pascual, Alianza Editorial, Buenos Aires, 2007) p. 34. 27 Hablo de dominación en cuanto que el gobernante ejerce una relación a partir del poder con el que determina los factores sociales, culturales, económicos e incluso, en algunos casos, éticos, de su gobernado. Imponiéndole así ciertos patrones homogeneizantes y alienantes que determinan al fin y al cabo, su realidad existencial. 34
  • 35. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial articulación de lo privado, lo propio, lo diferente, y de lo público, lo común, lo que es igual.28 Este concepto intermedio que funda un principio político en el ámbito privado, es el que se torna totalmente público con la obra aristotélica. Es este filósofo griego quien nos afirma que esta forma de relación es efectivamente la que permite, no sólo el surgimiento de una comunidad (koinonía), sino también la permanencia de la misma y su transformación a una forma más compleja, como lo es la sociedad. Así mismo, Spinoza, filósofo del siglo XVI asevera la misma tesis, sin embargo las diferencias de tipo ontológicas –que fundamentan la teoría y realidad política- permiten que las consecuencias sean distintas en el ámbito práctico: la timocracia o politía en Aristóteles o bien la democracia del filósofo holandés. Ambos recurren a una democracia sin embargo la coincidencia en ésta puede ser meramente nominal, o bien, se puede tratar también de un contrapunto político. Se trata ahora pues, de develar el devenir del concepto y argumentar con ello la vacuidad que puede tener esta forma de gobierno en el día de hoy. Vacuidad, claramente, no en el sentido que sea una categoría vacía, sino más bien, apelando al hecho de que la política se ha encargado de reformular las costumbres y la ética como sistemas de control que atentan en la sociedad en sus aspectos más íntimos. Así es como también, no sólo han naturalizado las costumbres, sino también la democracia como la mejor forma de gobierno; en otras palabras, se ha ritualizado como tal. No obstante, esta naturalización de la democracia pierde los matices que en ella se pueden apreciar, no es lo mismo esta forma de gobierno en Chile, en Argentina o bien en Italia, etc. Así queda abierta la pregunta, ¿qué es la democracia realmente? El estudio de la amistad como fundamento, y así posteriormente de la democracia como mejor modelo de gobierno como consecuencia de ésta, tiene un influjo actual respecto a los modos en que ejercen hoy en día las 28 Lo que precede a esa cita es: Para que exista la ciudad, es preciso que sus miembros estén unidos entre sí por los lazos de la philía, de una amistad que los haga semejantes e iguales entre sí. En el espacio privado que dibujan los amigos, todo es compartido entre pares, todo es común, como en el espacio público de la ciudadanía. En VERNANT, Jean-Pierre, Entre mito y política. Fragmentos de un itinerario. (Fondo de Cultura Económica, México, 2002). p.17. 35
  • 36. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial relaciones de poder; la amistad siendo una categoría en principio ética, determina el devenir de la ciudad como una que no responde a formas ni totalitarias, ni represivas; sino más bien a una forma de relación que permite una plenitud del hombre en cuanto despliega su potencia de manera más acabada. Las naciones democráticas de hoy, apelan a represiones innecesarias en vistas de ―protección‖, más, ésta, parece ser sólo una forma más de reducir el campo experimental, social e intelectual del hombre, llevándolo a una existencia estática. El lema de la seguridad ha provisto a los gobernantes con una insignia bajo la cual justifican todo abuso de poder, rompiendo el lazo más íntimo que tiene con su gobernado: el respeto a su libertad con el so pretexto de la misma. 1. Aristóteles: Entre la ética y la política. Los conceptos de amistad y democracia en el filósofo griego ocupan lugar tanto en su Ética a Nicómaco como en su Política, por lo cual serán estos los textos relevantes para abordar el análisis. Ambas obras no se pueden leer sino interconectadas, pues su relación –como se verá- atañe directamente al horizonte teleológico del hombre: la felicidad. En el primer libro de la Política, Aristóteles nos habla del hombre y la sociedad, es aquí donde encontramos también su célebre afirmación del animal políticoEl hombre se caracteriza por una asociatividad natural, pues el Estado procede de la naturaleza, más, esto ocurre porque el fin del hombre está en la felicidad y esto sólo es posible en la vida en comunidad. Sin embargo, la ciudad es por naturaleza anterior a los individuos, porque el todo es anterior a las partes, por tanto la legitimidad de la ciudad está en que es un hecho natural. El hombre no es pues, una realidad autárquica, sino que requiere de otros para satisfacer sus necesidades, pues todas las cosas se definen por sus funciones y capacidades, lo cual permite al mismo tiempo ver en el filósofo una escala valorativa en el orden óntico, el que se 36
  • 37. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial expresa de modo patente con su justificación de la esclavitud y el criterio que establece para las relaciones entre amo y esclavo, gobernante y gobernado. Lo que caracteriza al hombre político es el lenguaje, su propia constitución social y la ética, en tanto que la lógica que nos propone el filósofo nos introduce a un horizonte teleológico, donde la eydaimoníaes el fin último y supremo que se cumple sólo en la pólis como Politía. Es en la comunidad y en la ciudad, donde el individuo encuentra su vínculo existencial. Ahora bien, la ética como principio del hombre como animal político tiene una importancia radical, pues es el modo en que se configura las relaciones entre los ciudadanos; aquí es por tanto, en donde entra en juego el concepto de amistad. Es en el libro octavo de la Ética a Nicómaco, que aparece la teoría de la amistad. Aquí, la primera sentencia que tiende a una definición es cuando dice: Es, en efecto, una virtud, o va acompañado de virtud, y, además, es lo más necesario para la vida.29Con esto, inmediatamente nos introduce en el carácter ético del concepto para poco después relacionarlo con la justicia, llevándonos así, al mismo tiempo, al ámbito de lo político en su expresión más íntima: la del vínculo entre un individuo y otro. Así, el hombre como animal político instaura su primer lazo real con el otro –real en cuento fundamental para la ciudad-, no en la mera conveniencia o utilidad, sino en base a la amistad; esto es, mediante el vínculo de virtud en el cual ambos desean el bienestar del otro por sí mismos, y no en vistas del placer o el interés, pues esto último sería para Aristóteles efectivamente amistad, más no una duradera y en y por sí misma. Es en este preciso punto en el cual la justicia se hace presente, pues es en cuanto que la relación se establece a partir no sólo del afecto, sino de la virtud, que tal valor aparece, pues éste supone la virtud. Así, la amistad como fundamento de la comunidad política apunta más bien a su permanencia, por ello es que afirma: ARISTÓTELES. Ética a Nicómaco. (Edición bilingüe y Traducción de María Araujo y Julián 29 Marías, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1994) 1155a3-4. p.122 37
  • 38. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Parece además que la amistad mantiene unidas a las ciudades, y que los legisladores consagran más esfuerzos a ella que a la justicia: en efecto, la concordia parece ser algo semejante a la amistad, y es a ella a lo que más aspiran, mientras que lo que con más empeño procuran expulsar es la discordia, que es enemistad. Y cuando los hombres son amigos, ninguna necesidad hay de justicia, mientras que aún siendo justos necesitan además de la amistad, y parece que son más justos los que son más capaces de amistad.30 En esta cita aparece por vez primera el concepto de ciudad, y además el filósofo griego establece una relación directa entre En esta cita aparece por vez primera el concepto de ciudad, y además el filósofo griego establece una relación directa entre concordia, amistad y justicia, a la cual contrapone la de enemistad y discordia (stásis). La paz de la ciudad, esto es, su unidad, la permite específicamente la amistad en cuanto justicia; el conflicto civil surge de la falta de amistad31, es decir, de la falta de virtud y justicia, esto es, cuando los ciudadanos se tornan individualidades que buscan la felicidad y la autarquía por su propia cuenta. Pues la justicia es una necesidad social, porque se trata del orden de la comunidad en cuanto al discernimiento de lo justo e injusto, esto es, marca el criterio ético en lo que respecta a las relaciones entre los individuos.32 30 Op.cit (4) 1155a 22-28. p. 122. 31 La amistad es por tanto, la forma en que la comunidad permanece unida en vistas de evitar el conflicto civil; el vínculo social, se transforma entonces en elemento político en cuanto que la codificación de la ciudad se funda en un lazo proteccionista de la paz del Estado. 32 Op.cit (4) 1253a37-38. p.5 38
  • 39. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial En la Política, Aristóteles afirmará el lazo entre amistad y sociedad al decir que: Y estas cosas son producto de la amistad, ya que la elección de la vida en común supone la amistad. El fin de la ciudad es, pues, el vivir bien, y esas cosas son medios para este fin. La ciudad es la comunidad de familias y aldeas en una vida perfecta y suficiente, y ésta es, a nuestro juicio, la vida feliz y buena. 33 Por tanto, la estructuración y arquitectónica de la ciudad, tiene como base la amistad y como fin el vivir bien autárquicamente, es por ello que ésta opera como el vínculo que establece un entramado político-social basado en la justicia, esto es –para nuestro filósofo-, en la igualdad, pero igualdad entre los ciudadanos, no entre todos los individuos. El poder político se viene a establecer justamente en la medida en que los ciudadanos sean capaces tanto de obedecer como de mandar, pues se caracterizan por un ejercicio del poder. Y así como hay distintas formas de gobierno, habrán también distintos tipos de justicia y de amistad que se corresponden a éstas,34 sin embargo lo común a todas estas formas es la conveniencia en tanto que no sólo ha permitido la permanencia de la vida en comunidad, sino también en cuanto apunta al fin último de los legisladores: el bien común. Por ello en la Ética a Eudemo, Aristóteles hará una extraña afirmación: 33Cfr. ARISTÓTELES. Política. (Edición bilingüe y Traducción de Julián Marías y María Araujo, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1983). 1280b38- 1281a2. p.85. 34Todas las comunidades parecen ser, pues, partes de la comunidad política, y las distintas clases de amistad se corresponderán con las distintas clases de comunidad.   En op.cit (4) 1160a27-29. p.132. 39
  • 40. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial En efecto –dice allí Aristóteles- la obra propia de la política [el acto, la operación propiamente política] consiste en producir la mayor cantidad posible de amistad (tês te gar politikês érgon einai dokei málista poiêsai philían).35 La operación política es pues generar la unidad civil, construir una ciudad es configurar una arquitectónica de relaciones basada en el vínculo virtuoso entre todos los individuos que la conforman, sólo así es posible que haya justicia y que el ciudadano en cuanto se caracteriza por un ejercicio del poder, sea capaz de obrar siempre en virtud del bien común, sin romper con el orden propio de la comunidad. En cuanto a la teoría de gobierno, en la Ética a Nicómaco, Aristóteles pondrá tres formas de gobiernos rectos y sus desviaciones; correspondientemente serán: monarquía y tiranía, aristocracia y oligarquía, y finalmente timocracia y democracia. Sin embargo, es precisamente en este último punto el que toma más importancia para el filósofo. 36 Pues la timocracia que aquí describe el autor se corresponde con lo que en la Política establecerá de manera más firme como Politía: la forma positiva de la democracia.37 Aristóteles afirmará a esta última como la mejor forma de gobierno, pues el poder se ejerce a partir de una multitud –una mixtura entre los mejores y los ciudadanos comunes- que opera como un cuerpo político, y en la medida en que éste está compuesto de muchos individuos es más incorruptible, pues éste por su constitución posee más virtudes que 35 ARISTÓTELES. Ética Eudemia, 1234b 22-23. Citado en TATIÁN, Diego. La cautela del salvaje. Pasiones y política en Spinoza. (Adriana Hidalgo Editora, Argentina, 2001) p.62. 36 Cfr. Op.cit (8) 1255b16-20, p.11. Ya en el libro I de la Política, Aristóteles reconoce en cierto sentido la naturaleza del gobierno político, en cuanto caracterizado por ser de hombres libres e iguales, no una monarquía. 37 Es preciso notar que, cronológicamente, la Ética a Nicómaco fue escrita previo a la Política, por lo cual las concepciones políticas de la primera se consolidan en la segunda obra. 40
  • 41. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial una sola persona, por lo tanto al mismo tiempo, esta masa indistinta buscará el bien común desde una perspectiva más general que uno sólo o unos pocos que gobiernen en vistas de sus propios intereses. En este sentido la mixtura de este cuerpo político apela a la unidad y la no corrupción del poder sustentándose en la idea de encontrar las mejores condiciones de vida y libertad para la mayoría, siendo todos los ciudadanos capaces de practicar cierto ejercicio del poder, con lo cual saca el poder de la esfera elitista y los ciudadanos asumen un rol activo en lo que respecta al orden de la ciudad. Ahora bien, para Aristóteles la teoría de gobierno se ejerce bajo dos perspectivas: el interés propio del gobernante o el bien común de la ciudadanía. Éste será el criterio que demarcará la diferencia entre los gobiernos desviados y los rectos; los segundos se caracterizarán por sostener la idea de una justicia distributiva en cuanto a buscar siempre el justo medio entre los dos extremos de la desigualdad (el exceso y la extrema carencia), con lo cual apunta a mantener la armonía de la polis, su paz interna. En lo que respecta a la concepción de la timocracia en la Ética, corresponde de forma más menos semejante a lo que después en la Política decretará como Politía, sin embargo es preciso aclarar ciertos puntos para acentuar el carácter ético de estas formas de gobierno. Aristóteles afirma que la timocracia es también un gobierno que apela a la multitud, donde todos los propietarios son iguales, al igual que en la democracia. Sin embargo, esta última tiene una connotación negativa en cuanto que para el filósofo implica la idea de pobreza. Así, hablando sobre la timocracia y la democracia, afirmará: A la timocracia se parece el gobierno de los hermanos, ya que éstos son iguales, excepto en la medida en que se diferencian por la edad; por eso, si las diferencias de edad son muy grandes, ya no hay entre ellos amistad fraternal. La democracia se encuentra principalmente en las casas donde no hay amo (pues 41
  • 42. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial en ellas todos son iguales), y en aquellas en que el que manda es débil y cada uno puede hacer lo que quiere.38 La descripción de la timocracia como la relación entre hermanos afirma un punto capital: la igualdad entre los hermanos sustenta el piso de una forma de gobierno no sólo igualitaria, sino también virtuosa en cuanto entre los hermanos siempre media la amistad. La queja por la diferencia de edad que rompe el lazo, extrapolándola a la concepción de la Política, es más un beneficio que una desventaja, pues el cuerpo mixto requiere para su mayor diversidad de diferencias etarias, lo cual no rompe el lazo sino más aún, lo afirma. Pues lo que une este cuerpo, no sólo es la igualdad, sino la idea del bien común que ha de ir dirigido a todo el espectro de la polis, no sólo a un fragmento etareo. En este sentido, los ancianos y los jóvenes dentro de este cuerpo conforman una unidad en cuanto se complementan sus virtudes, potencializando así la totalidad de la fuerza política. En lo que respecta a lo delineado sobre la democracia como forma negativa, apunta más a lo que podría llamarse un anarquismo como consecuencia de una extrema libertad, esto es, libertinaje, con lo cual el cuerpo se despotencia en la medida en que cada uno hace lo que quiere pensando más en sí mismo que en los otros, desfigurando así el entramado que conforma la unidad de la comunidad. La complementación de las posturas de las obras, apuntan a la idea de una democracia positiva en cuanto que el cuerpo político asienta la unidad de la comunidad a partir de la idea del bien común, la amistad, la justicia y la conveniencia. Esto ocurre sólo en la Politía o Timocracia, o mejor aún, en la complementación de ambas. Pues bien, si el gobernado no tiene nada en común con su gobernante no hay amistad, y por tanto, tampoco justicia, elaborándose así una relación de autoridad impuesta, donde el que ejerce el poder lo hace sólo en vistas a sí mismo y a su elite política. 38 Op.cit (4). 1161 a4-10. p.133. 42
  • 43. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial 2. Spinoza: la política de las pasiones La vasta obra spinozista es relevante a nivel político no sólo por la fama del autor, o por ser un autor tópico de la época moderna, sino porque es en ella en donde encontramos un sistema ético-ontológico- político que posibilita una nueva cosmovisión de la realidad. Su Ética es un libro primordial en cuanto que constituye el acceso a la raíz de toda su filosofía, dentro de la cual cabe destacar su antropología paralelista, que es lo que le permite postular la relación alma-cuerpo como una unidad, y al mismo tiempo, ambivalente, lo cual se expresa en la relación entre imaginación y razón. Así, se hace preciso partir desde ella el análisis de la amistad y lo político, teniendo siempre en cuenta la relevancia de la teoría del cuerpo del filósofo.39 39 A modo introductorio de la Ética spinozista es preciso dejar en claro ciertos puntos importantes que desde ella se deprenden. En ella se nos presenta una apertura a un plano de inmanencia en el cual toda jerarquía pierde sus cimientos, con lo cual derrumba a su vez el gran edificio político que resguarda los grandes sistemas de control social. Su ontología basada en la proposición de una sustancia única con infinitos atributos y modos, nos abre la puerta a esa utopía política de la horizontalidad, en donde precisamente es el límite lo que nos ofrece una visión plena, y al mismo tiempo, un mismo punto de encuentro a nivel social. En este entramado ontológico, Spinoza nos presenta a nosotros, los hombres en cuanto corpóreos, como modos que expresan el atributo de la extensión, y al mismo tiempo, en cuanto entes pensantes, como modos que expresan atributo del pensamiento, así en el hombre no hay primacía ni de la res cogitans cartesiana ni del cuerpo, sino una bella armonía que nos devela a cada uno como unidad. Lo político se desprende desde aquí, desde el cuerpo entendido como potencialidad, como un conjunto de relaciones que nos permiten afectar y ser afectados; en definitiva, definidos con el concepto de ―poder‖. Esto se nos expresa en la proposición XXXIV del primer libro; diciendo: ― Dei potentia esta ipsa ipsius essentia”, esto es, ―la potencia de Dios es su esencia misma”(E:I, XXXIV), con lo cual, tal como Vidal Peña escribe en nota al pie de la proposición, lo que hace Spinoza es afirmar que ―la potencia no es sólo la esencia misma de Dios, sino la de cualquier realidad: el hombre se definirá por su deseo, y, en general, todas las cosas por su conatus” (E:I, nota 23). Es por este motivo que 43
  • 44. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial La capacidad de afectar y ser afectado es lo que caracteriza al hombre como potencia, pues son precisamente los afectos los que le dotan no sólo su singularidad, sino su capacidad activa y pasiva, esto es, su poder de relacionarse con el otro y consigo mismo. Es en la definición dada de los afectos en el libro III, la que nos abre la puerta a la esfera de lo político: Por afectos entiendo las afecciones del cuerpo, por las cuales aumenta o disminuye, es favorecida o perjudicada, la potencia de obrar de ese mismo cuerpo, y entiendo, al mismo tiempo, las ideas de esas afecciones. Así pues, si podemos ser causa adecuada de alguna de esas afecciones, entonces entiendo por <<afecto>> una acción; en los otros casos, una pasión.40 Spinoza lo que hace aquí es establecer una mecánica de los afectos tomando como base la alegría, la tristeza y el deseo. Y éstos tienen la capacidad de implicar la potencia individual, haciendo así que el hombre vea en la realización de su potencia su libertad y felicidad, mientras que en su impotencia su servidumbre a elementos externos. Ahora bien, volviendo al concepto de amistad, éste aparece en el libro IV de la obra revisada, y el filósofo la relaciona directamente con la honestidad, así afirma: todo cuanto existe expresa de cierta y determinada manera la potencia de Dios (E:I, XXXVI, dem), por ello también el cuerpo será definido por el poder, poder de resistencia de afecciones externas, y poder de afectar a otros cuerpos. 40SPINOZA, B. Ética demostrada según el orden geométrico. (Traducción de Vidal Peña, Alianza Editorial, Madrid, 2009) III, def. V. p.193. 44
  • 45. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Al deseo por el cual se siente obligado el hombre que vive según la guía de la razón a unirse por amistad a los demás, lo llamo honradez, y llamo honroso lo que alaban los hombres que viven según la guía de la razón, y deshonroso, por el contrario, a lo que se opone al establecimiento de la amistad. 41 Este vínculo designa la manera en que los hombres guiados por la razón – y por tanto libres- se relacionan entre sí, no buscando el interés, “guiarse a sí mismo y guiar a los demás conforme al libre juicio de la razón, y hacer sólo aquello que sabe es primordial.”.42 Es por ello que en el Tratado de la Reforma del Entendimiento, habla sobre el modo de vida y los tres bienes que los hombres vulgares usualmente han puesto como supremos: el honor, la riqueza y el placer. Sin embargo Spinoza no atenta contra ellos como si en sí fuesen malos, sino que los considera perjudiciales en cuanto son tomados como fines y no como medios para alcanzar a éstos. Se trata de hacer lo necesario para vivir bien, y en ese caso poner estos bienes como supremos, lo único que hacen es desviar al espíritu de su verdadero bien, volcándose así hacia la fortuna y esclavitud. La amistad es por tanto una relación de libertad entre individuos, y al mismo tiempo, una guiada por la razón, así por tanto, como afirmará el filósofo en la proposición LXXIII, tal hombre es más libre en el Estado donde las leyes regulan a todos, y no en la soledad donde sólo responde a sí mismo; ha de observar siempre las leyes comunes del Estado, pues éste supone la suma de potencias. La amistad entendida en el orden político cumple un rol importante en la medida en que apela a una suerte de relación que no sólo apela a lo emocional, sino también a la virtud y la libertad; es un modelo de ―enseñanza‖ mutua en la medida en que son 41 Op.cit (15) IV, XXXVII, Esc. II. p.326. 42 Op.cit (15) IV. LXX. p.363. 45
  • 46. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial capaces de guiar y guiarse por la razón. Por ello es que Spinoza afirma: ―Es útil a los hombres, ante todo, asociarse entre ellos, y vincularse con los lazos que mejor contribuyen a que estén unidos, y, en general, hacer aquello que sirva para consolidar la amistad.”.43 Ahora bien, es preciso recalcar qué es el bien que une a los hombres en amistad: el conocimiento. Es por ello que se habla de hombres libres y de la guía de la razón; el conocimiento es lo que le da libertad al hombre respecto de la fortuna y las pasiones, por ellos es que Spinoza habla de los tres grados de conocimiento y de su orden de transición, esto es lo que expresará el filósofo en el Tratado de la Reforma del Entendimiento. En lo que respecta a la teoría de gobierno, para Spinoza es totalmente indivisible la ética y la construcción ontológica de su política, es por ello que el filósofo abogará siempre por la Democracia, en cuanto es en ella en la cual hay un mayor despliegue y plenitud de potencias realizadas. En cuanto arquitectónica de potencias, las relaciones de poder de los individuos se ven en su mayoría realizadas en esta forma de gobierno, en la medida en que se basa en primer término en la amistad, y por tanto, en el conocimiento, y finalmente en la libertad, todo esto bajo la guía de la razón. Sin embargo es preciso ahondar aquí principalmente lo que postula en la Ética, el Tratado Teológico-Político y en el Tratado Político. Es necesario, previo a esto, notar cuál es el horizonte que va a guiar el camino, y ese es el poder que ejerce la razón por sobre las pasiones, es ésta la que ha de ser soberana en el aspecto de lo político. 44 43 Op.cit (15) IV, Cap.XII, p.371. 44 SPINOZA, B. Tratado Político. (Traducción de Atilano Dominguez, Alianza Editorial, Madrid, 2010) 1,5. pp.86-87. Porque es cierto, tal como lo hemos demostrado en nuestra Ética, que los hombre están necesariamente sometidos a los afectos.[…] Hemos demostrado, además, que la razón tiene gran poder para someter y moderar los afectos; pero hemos visto, a la vez, que el camino que enseña la razón es extremadamente arduo. 46
  • 47. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Es preciso abordar en primer término lo que concierne al ámbito imaginativo del hombre, pues éste responde a ideas inadecuadas que vienen del exterior –es un conocimiento inmediato y parcial-, y que produce pasiones –no como las ideas adecuadas que producen acciones-, pues nos muestra las cosas y acontecimientos, esto es, los efectos, pero no sus causas, haciendo así que en nosotros residan conocimientos que no se correspondan con la realidad –esto es lo que Spinoza llama conocimiento del primer género.45 El hombre al ser pasional, responde necesariamente a la imaginación, de hecho, este constituye el primer contacto o visión que uno tiene de mundo, más, por lo mismo, nos hace esclavo del exterior en la medida en que no se permite el paso a la razón para que domine a las pasiones. Lo cual queda patente cuando expresa que: De aquí se sigue que el hombre está sujeto siempre, necesariamente, a las pasiones, y que sigue el orden común de la naturaleza, obedeciéndolo, y acomodándose a él cuanto lo exige la naturaleza de las cosas. 46 Para Spinoza por tanto, se parte de un estado del derecho natural, para pasar posterior a un pacto –tal como Rousseau y Hobbes- a la constitución de un estado político y civil, el cual es claramente convencionado. Por ello es que afirma en el Tratado Político que ―los hombres, en efecto, no nacen civilizados, sino que se hacen”. 47 El pacto entre los hombres surge por la necesidad de seguridad y conveniencia que le propende la vida en sociedad; aquí, la razón ha de tener más poder que las afecciones o instintos en cuanto que ésta es la que nos lleva al bien 45 Cfr. Op.cit (15) II, XXXV, Dem. p.157. 46 Op.cit (15) IV, IV, Cor. p.294. 47 Op.cit (19) T.P: V, 2. p.127. 47
  • 48. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial común. Esto se hace patente con la afirmación de las nociones comunes 48. Los individuos a constituir la sociedad han cedido su potencia al soberano en vistas de que él les proporcione la seguridad y conveniencia que ellos buscan; al cederles tal, el soberano es como un solo cuerpo y alma que ha de regir la ciudad en virtud de la razón, liberando así a los ciudadanos de la inseguridad y el temor que la vida en estado natural proporciona. 49 Así Spinoza afirmará que: El cuerpo del Estado se debe regir como por una sola mente y, en consecuencia, la voluntad de la sociedad debe ser considerada como la voluntad de todos, hay que pensar que cuando la sociedad considera justo y bueno ha sido decretado por cada uno en particular.50 La sociedad interpretada de este modo, al cederle su poder lo hace en virtud de que la razón sea la que gobierne, la razón como ley; esta lectura absolutista no remite a una soberanía que reprime la libertad del individuo, sino por el contrario, afirma sus libertades en la medida en que este poder ha permitido al soberano constituir la sociedad de modo que se incline siempre a realizar el bien común, liberando al hombre de las servidumbres que conllevan las pasiones, para que así sea la potencia del Estado la que se despliegue y realice, la cual es mucho mayor que la de cada individuo en particular. Con esto, es como logra sostener Spinoza la democracia como la mejor forma de gobierno, y al mismo tiempo, el mejor modo de existencia, pues es en ésta en la que la libertad se expresa de forma más completa para los individuos, por ello afirmará en el Tratado Teológico- Político que: 48 Cfr. Op.cit (15) E: II. XXXVIII, Cor. p.160. 49 Esto se explicita en la Ética con el planteamiento de la teoría de los cuerpos compuestos. (Libro II) 50 Op.cit (19) T.P: III, 5. p.109. 48
  • 49. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial Así, pues, se puede formar una sociedad y lograr que todo pacto sea siempre observado con máxima fidelidad, sin que ello contradiga al derecho natural, a condición de que cada uno transfiera a la sociedad todo el poder que él posee, de suerte que ella sola mantenga el supremo derecho de la naturaleza a todo, es decir, la potestad suprema, a la que todo el mundo tiene que obedecer, ya por iniciativa propia, ya por miedo al máximo suplicio. El derecho de dicha sociedad se llama democracia; ésta se define, pues, como la asociación general de los hombres, que posee colegialmente el supremo derecho a todo lo que puede. 51 Con esta sentencia se puede articular el funcionamiento y razonamiento de la democracia según la concepción del filósofo holandés. La sociedad al construirse es un constructo humano en pos de propiciar al hombre de libertad, y por lo mismo de la afirmación de sus potencias (positivas claramente, como la alegría, etc.), se trata por tanto de la constitución de la ciudad en pos de la felicidad y libertad de los hombres. La justicia es por tanto, la permanente disposición de ánimo a atribuir a cada uno lo que le pertenece por el derecho civil,52 esto es, lo que le corresponde por haber entregado su potencia al soberano. Al ceder su poder a un soberano, se cede el poder al cuerpo del Estado, permitiendo de este modo que no sean sólo individualidades las que encuentren su libertad, sino el Estado entero. Se trata, por tanto, de democracia en la medida en que ésta permite que la sabiduría sea la que rija la vida, dejando así las pasiones opacadas, y asegurando que el ámbito existencial del ciudadano se defina más por la libertad que por la servidumbre, por la razón que por las pasiones, en definitiva por la potencia que por la impotencia. Así, el súbdito tendrá que 51 SPINOZA, B. Tratado Teológico-político. (Traducción de Atilano Domínguez, Alianza Editorial, Madrid, 2008) XVI, III. pp.340-341. 52 Op.cit (26) T.T.P:XVI, IV. p.345. 49
  • 50. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial obedecer al soberano y éste ha de gobernar con sabiduría. El Estado es democrático porque apela a que sea la mayoría la que decida, y porque es la única que se funda bajo su propio consenso, no se trata entonces, de una forma de gobierno totalitaria, por el contrario, es la única que afirma la libertad de los hombres: son ellos mismos los que ceden su poder para que la razón como ley los rija. 3. Amistad y Democracia: el devenir categorial de los conceptos Como hemos visto, la concepción de Aristóteles y Spinoza no tiene sólo un acercamiento nominal, se trata pues del mismo fin: felicidad, sabiduría y libertad; más, los medios son lo que difieren, dotando a sí a los conceptos que estamos tratando de una riqueza categorial que con suerte roza con la concepción naturalizada hoy en día. Antes bien, es preciso dirigirnos al análisis comparativo entre las nociones, a modo de vislumbrar diferencias y semejanzas para develar así el devenir de una concepción que hoy casi carece de sentido. Previo a esto, es menester connotar el horizonte político que determinó a ambos filósofos; el primero vivió y se acercó a lo que fue la construcción del Imperio de Alejandro, y el otro, vivió y apoyó las políticas liberales de Jean de Witt. Estos hechos, permiten apreciar porqué Aristóteles centra la ciudad siempre en un marco de amistad, pues la idea de Imperio implica necesariamente conflicto en cuanto dominación de más territorios, y por lo mismo, pone como modelo a la prudencia para así evitar toda forma totalitaria de efectuar las relaciones de poder. Por otra parte, Spinoza alude siempre a la libertad y a la amistad, pues sabe que los conflictos civiles –el vivió la problemática religiosa y política entre los de Witt y los Orange- van siempre en contra de los individuos, y que la idea de sociedad de su tiempo se dirige más al gobernante y su poder, que al gobernado. En un marco general, ambos filósofos buscaron que la unidad social fuese 50
  • 51. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial imperturbable, para que así el poder no cayese en las lides de la tiranía y sus consecuencias. En lo que respecta a la amistad, ambos la ponen como aquel principio que permite el mantenimiento de la comunidad política, esto es, el vínculo entre los individuos que permite tanto la igualdad como la beneficencia de los agentes del pacto, no en vista del interés claramente, sino por los otros y también por sí mismos. Aristóteles incluye la virtud y la justicia en su planteamiento, el filósofo holandés hace lo mismo, pues ambos apuntan a la unidad social, se refieren por tanto al mejor vínculo entre los individuos para afirmar a la sociedad como algo positivo. Esto es contrario a cualquier forma de subordinación entre los ciudadanos, con lo cual se busca evitar cualquier forma de poder que se conciba como totalitaria o represiva; el objetivo es mantener a la tiranía lo más alejado posible de la vida de los individuos, pues ésta atenta siempre contra la virtud y libertad humana, y al mismo tiempo, contra la razón, pues se atiene más al beneficio y voluntad propia, que al bien común. En este sentido, a ambos filósofos los mueve una intuición de base: el amor al conocimiento, es precisamente a partir de ahí que elaborarán cada uno su propia arquitectónica del poder. Para Aristóteles la filía es el contrapunto que permite –utilizando la metáfora platónica- que el tejido sea parejo y unido: una mixtura que en la democracia va a alcanzar su punto álgido en la configuración de un cuerpo político compuesto. Pues tal, avala el bien común y por lo mismo, aleja los intereses personales y las ansias de poder de los egoístas, porque él mismo por su constitución posee más virtud que un solo individuo. Este cuerpo es activo en cuanto a su rol fáctico en la práctica política, todos los ciudadanos se caracterizan por un ejercicio del poder. Esto difiere de la teoría spinozista en cuanto que la estructuración de su cuerpo político se fundamenta en que el soberano recibe su poder de los ciudadanos, él ejerce el poder fácticamente, pero es la potencia de todo el Estado la que está en sus manos, podría decirse entonces, que este cuerpo posee entonces el poder de modo virtual más que fáctico. Aún así, la 51
  • 52. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial democracia del holandés está configurada de modo tal, que la corrupción sea inviable, poniendo períodos y votaciones en cortos períodos de tiempo, y asignando un papel activo y real al cuerpo político en el Consejo supremo53. En este punto de similitud y diferencia, cabe establecer las diferencias significativas en las bases de ambos pensamientos, lo cual permite al mismo tiempo, ver en qué se diferencian en sus fines. La ontología no puede quedar fuera de la política pues ésta se funda en la realidad, y es según el modo en que se la conciba que la configuración del poder y de las ciudades será diferente, al mismo tiempo, tampoco puede quedar fuera la antropología, pues es en tanto que el hombre se comprende de tal o cual manera, que se configura también su existencia. Por ejemplo, para Spinoza el poder no puede sino expresarse democráticamente, así lo determina su sistema, para Aristóteles lo mismo, no obstante, el último nos sitúa en un horizonte teleológico en el cual se interpreta la democracia como aquella que permite que la mayoría de los hombres realicen sus fines. Sin embargo, esta idea de cumplir los fines difiere en mucho al compararlo con la realización de la potencia de los individuos del filósofo holandés. En principio, es menester recordar que es en el Apéndice del libro I de la Ética en donde se hace patente que los hombres y la existencia no está regida por fines, negando así, el mismo Spinoza, la teleología no sólo de su política, sino de su ontología. El despliegue de la potencia apunta directamente a la felicidad, y no a ésta como fin, sino como desarrollo, como un modo de vida: como una estética existencial que se configura en el devenir de las afecciones que van determinando tanto la potencia como la impotencia, la libertad como la esclavitud. Con el Estagirita estamos en cambio, ante una concepción hilemórfica que sigue cargada con el peso del alma como principio determinante, y por lo mismo, con una idea del hombre como determinado, esto es, como inferior en valoración existencial en cuanto 53 Cfr. DOMÍNGUEZ, Atilano. ―Libertad y Democracia en la filosofía de Spinoza‖ en Revista de Estudios Políticos, n˚11, 1979, p.153-154. 52
  • 53. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial que no es motor propio, sino como un títere más en la configuración metafísica del primer motor inmóvil, con esto la teleología aristotélica encuentra su fundamento, poniendo en riesgo el ámbito práctico de la realidad del cuerpo, y la libertad del cuerpo. Esto está claro para el pulidor de lentes: el hombre al definirse como un modo y expresión de los atributos de la extensión y el entendimiento, se codifica y construye a partir de sus relaciones; es decir, estamos frente a una lógica de relaciones, una relación de constitución que rebasa en lo fenoménico por su realidad de ser capaz de ejercer y recibir afecciones. El poder aquí tiene la misma lógica, por ello su arquitectónica se configura a partir de la amistad y no de un contrato, pues se apela más al vínculo de unión social no sólo por su conveniencia sino también porque es esta relación la que permite una sociedad más plena en lo que respecta al orden de las pasiones. El poder es pues, como una red de potencias en la cual cada sujeto recibe y efectúa sus relaciones a partir de su potencia de obrar; es el cuerpo el motor del poder54. En cambio, las relaciones que codifican la estructuración del poder para Aristóteles sigue siendo jerárquica, en cuanto depende de un principio trascendente que determina la realidad a partir de una diferencia ontológica, sin apelar en caso alguno a la inmanencia. Por ello es que la concordancia en los elementos constitutivos de ambos filósofos son similares en cuanto a los conceptos, sin embargo al diferir las bases sobre la cual se sostienen, cambia la comprensión del sistema político en su completitud. Para Spinoza, la política se adecua al hombre, no al revés; es un constructo a partir de su comunión, de su potencia; por el contrario, para el estagirita el hombre se adecua a la política en cuanto esta constituye un fin y en ella se realizan los fines, pues, a pesar de la naturaleza social y política del hombre y del carácter constructo de la organización civil, en cuanto es considerada como fin, los ciudadanos pierden parte de su libertad, se remiten a los fines más no al 54Esta concepción del poder es un precedente para el posterior análisis que hace Michel Foucault del concepto, el cual se aprecia en sus diversas obras en las que trata tanto de la soberanía, como de la micropolítica y biopolítica. 53
  • 54. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial desarrollo y a la vida propiamente tal, con ello se desvalora el ámbito existencial de los hombres, en cuanto que su felicidad se ve manipulada por una teleología que no sustenta su verdadera libertad. Se es libre e igual sólo en la ciudad, ella es la que sostiene el horizonte teleológico que permite a la mayoría la realización de sus fines, más, ¿todos los fines convergen inequívocamente hacia la felicidad, es esta acaso un concepto unívoco? En este punto Spinoza nos abre la puerta: el hombre al definirse por el deseo (cupiditas) y su potencia, apela no sólo al conocimiento y sus grados, sino también al ámbito experimental con su lógica de afecciones; el hombre es libre porque su constitución le permite encontrar en el despliegue de su potencia la máxima libertad, la verdadera vida. Aquí, los hombres son democráticos, pues la antropología paralelista se lo permite, porque su sistema ontológico se lo permite, porque el hombre no es una sustancia, sino un modo, y uno que expresa la esencia a través de los atributos. En esta misma línea, una diferencia radical entre los filósofos recae en la valoración óntica-política de los individuos, el filósofo griego establece una suerte de jerarquía en cuanto al valor existencial y ético- funcional, sobre la cual es capaz de sostener la existencia de la esclavitud en cuanto a que por naturaleza los esclavos están destinados a obedecer, pues no son virtuosos sino gracias a sus amos, y porque su funcionalidad política responde sólo al cumplimiento de servicios, esto es, a obedecer lo que su dueño le ordene. En cambio, con el holandés estamos presente ante una horizontalidad en cuanto al valor existencial de los hombres, claramente Spinoza abogará por una escala de valorización, pero ésta es respecto de los géneros de conocimiento, lo cual en efecto determina al hombre, más su libertad le es inherente a su condición gracias a su antropología paralelista y la sustentación de una ontología inmanente, pero esto no quita, claramente, la obediencia a las leyes, porque éstas responden a la libertad de la naturaleza humana55. No hay un hombre superior y uno 55 Op.cit (19) T.P, IV. p.123-124. Las reglas, efecto, y las causas del miedo y del respeto que, por su propio bien, la sociedad tiene que mantener, no se refieren a los derechos civiles, sino al derecho natural. 54
  • 55. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial inferior según el análisis de la ciudad spinozista, todos están en el mismo plano y por su constitución, son iguales en todo sentido, todos tienen las mismas capacidades a su disposición, el ascenso responde a un despliegue de potencia personal y también mediante la ayuda de otro que lo encamine a ese camino. En este mismo orden, hay una diferencia también en lo que respecta al gobernante(s) de tales democracias, pues Aristóteles al hablar de cuerpo político habla explícitamente de una mixtura activa, esto es, fáctica, no un cuerpo meramente virtual. Spinoza por el otro lado, al hacer alusión al cuerpo del Estado, hace alusión a la potencia virtual que se cede a un gobernante(s), esta potencia es activa, y fáctica en cuanto a la consideración del Consejo Supremo. En un caso, el cuerpo político expresamente toma un rol activo en el poder, en el otro, la noción de cuerpo apela a una virtualidad de potencia de todos los individuos de la ciudad, la cual se cede al gobernante o al consejo con el fin de que sea éste quien permita que todas éstas, encuentren su plenitud en la configuración del Estado como uno democrático. 4. Spinoza y Aristóteles: la democracia y su naturalización, una contrapropuesta o resignificación a la concepción actual. Como se pudo apreciar, la concepción de democracia en ambos filósofos responde a una necesidad práctica: lograr la unidad del Estado conservando la libertad e individualidad de los ciudadanos mediante un vínculo ético. Se trata pues de una forma de ejercer el poder que apunta siempre a la felicidad, sea entendida como eydaimonía o como el mayor despliegue de potencia. Estamos hablando de sistemas organizados en donde la arquitectónica del poder permite que él mismo penetre en las Porque no pueden ser castigadas por el derecho civil, sino por el derecho de guerra; y la sociedad no está sujeta a ellas, sino por lo mismo que lo está el hombre en el estado natural, el cual para poder ser autónomo o para no ser su propio enemigo, tiene que guardarse de no darse muerte a sí mismo. Y, evidentemente, esta cautela no es obediencia, sino la libertad de la naturaleza humana. 55
  • 56. Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 16 – 2012 :: Edición Especial relaciones de todos los ciudadanos; la política tiene que ser ética, tiene que ser estética. ¿Por qué? La ética es el único vínculo que permite la unidad del Estado, por ello tanto Aristóteles como Spinoza hablan de la amistad como un elemento fundamental de la comunidad, pues no se trata de un pacto meramente utilitario o de conveniencia, sino que apela a un lazo existencial, a un lazo de virtud y no sólo de afecto, por lo tanto, si la comunidad se fundamenta en tal, la corrupción del poder es casi imposible, pues el amigo siempre piensa en el bien del otro y su seguridad. La democracia como consecuencia de un tipo de ciudad tal, es obligatoria en cuanto que es la única forma de lo político que permite sustentar no sólo la ciudad como algo positivo, sino también un respeto mutuo entre gobernante y gobernado, una forma de poder que busca la libertad antes que el interés propio, la felicidad antes que la represión. Tanto el filósofo griego como el holandés están en contra de cualquier forma de tiranía de los individuos –en el caso del primero, salvo la justificación de los esclavos. En este punto, podemos hablar de filosofía política propiamente tal, estamos ante la elaboración de una realidad política en su aspecto más práctico posible, donde existe una justificación de la democracia y no se trata pues, de una mera forma conceptual ya carente de sentido, que sólo parece significar que el voto es el único poder que tenemos en el momento de las elecciones. Resignificar la democracia como algo más que votar –lo cual en Chile es aún menos representativo gracias al peculiar sistema binominal-, esto es, como una forma activa de ejecutar el poder, como un sistema que permita la libertad, y que apunte a la idea de comunidad unida ético-existencialmente como algo activo en rigor, como algo positivo en cuanto permite las mejores condiciones para que cada uno encuentre allí su felicidad, ése es el fin. Se habla de democracia como si fuese el gran acto cívico ir a una urna y depositar un papel con la elección que uno hace cada cierto período de tiempo, pero el poder se queda en la elección, esto es, se traspasa mediante una suerte de acuerdo democrático, el cual no responde a nada más que al juego de que el que tiene más gana. El populismo y la propaganda, el capitalismo, una educación paupérrima en sectores descentralizados, han configurado una forma de pensamiento manipulada por el sistema imperante, esto es, por 56