SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 14
Page   1
EL VISITANTE MALIGNO


     FERNANDO E .SOBENES
          BUITRÓN




 Todos los derechos reservados 19/11/2009
   República Bolivariana de Venezuela



 SAFE CREATIVE 1104229042854 del 22
            abr. 2011



PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL
         O PARCIAL POR

     CUALQUIER MEDIO SIN
AUTORIZACIÓN EXPRESA DEL AUTOR.
                                            2
                                            Page
CAPÍTULO II

    -   ¿Has visto como está aclarando el cielo,
        la tormenta se fue muy rápido, no te
        parece Peter? qué extraño – comentó Jeff
        -

    -   Si, en verdad, la luna está muy brillante.
        Deberíamos de estar llegando ya al
        puesto de los muchachos – respondió
        Peter -

        Siguieron avanzando por la carretera y el
lago ya no se divisaba, los árboles lo cubrían
haciendo la vía un poco más angosta.
Abruptamente de los matorrales, salió un venado
corriendo velozmente atravesándose por la
carretera. El reflejo de las luces de la patrulla hizo
que sus ojos se vieran brillantes, rojos, por un
segundo; a duras penas el vehículo dio un frenazo
y logro detenerse. El animal siguió su carrera a
toda velocidad y se estrelló de cabeza contra un
árbol.

    -   ¡Carajo! ¿Viste eso Jeff? – Exclamó Peter
        - Parecía que quería embestirnos. ¿Pero
        qué diantres le pasó a ese venado?

Descendieron del vehículo y se dirigieron al lugar
donde estaba el animal.

        La luna, a pesar de que ahora estaba muy
clara, no permitía distinguir muy bien las
                                                         3




condiciones del venado. Caminaron hacia éste
                                                         Page
que se encontraba a unos quince metros y Jeff
encendió la linterna.

    -   ¡Dios mío! - exclamó Peter -

         Una de las astas del animal se había
partido producto del choque contra el árbol, la otra
se había introducido en la corteza. Sus patas
temblaban en un espasmo. La cabeza, del lado
en que faltaba parte de la cornamenta, manaba
abundante sangre brillando con el reflejo de la luz
de luna y emergía parte del cerebro, brotaba
sangre y espuma por su hocico: las sacudidas
incontrolables dominaban su cuerpo haciéndolo
emitir un horrible bramido de dolor. Su sufrimiento
era terrible.

    -   No podemos ayudarlo, Peter. – dijo Jeff -

    -   Tienes razón Jeff, no hay nada que hacer.
        ¿quieres que yo…? - señalando hacia su
        pistola -

    -   No, gracias Jeff, yo lo hago.

        Peter extrajo su pistola de la funda y se
acercó al venado que seguía sangrando y abría
los ojos desmesuradamente, la masa encefálica le
colgaba por un lado de la cabeza. El bramido se
hizo mayor; ahora no era la misma sensación, de
sufrimiento – podían sentirlo – se percibía su
furia,    su    rabia.    El     animal    trataba
desesperadamente de desprenderse del árbol.

El Sheriff acercó la pistola a la cabeza del animal.
                                                       4
                                                       Page




Lo siento amiguito, es para que no sufras más.
Los bramidos se mezclaron con el disparo
que retumbó en la noche. El proyectil atravesó la
cabeza del venado lateralmente destrozándole lo
que le quedaba de cerebro. Pero el animal no
cayó. Seguía luchando por zafarse, ahora tenía
los ojos más abiertos e inyectados de sangre, su
mirada despedía odio.

Ambos estaban sorprendidos:

    -   ¿Cómo era posible que no haya caído? -
        pensó Peter -, ¿habré fallado?

         Alumbró hacia el lugar donde había
disparado. El orificio ensangrentado de entrada y
salida le daba la respuesta.

        Volvió a apuntar a la cabeza al animal,
para darle el tiro de gracia, cuando
repentinamente    una     sombra  enorme    los
sobrevoló, solo fue un instante, pero todo se
oscureció por un par de segundos.

    -   ¿Qué fue eso Peter? ¿viste algo? –
        preguntó Jeff.

    -   No pude ver nada. ¿qué pudo haber sido
        eso? – contestó Peter -

       El venado seguía frenéticamente tratando
de zafarse, y nuevamente apuntando ahora a la
base de la cabeza, Peter disparó.

        El animal se quedó quieto por unos
instantes luego de recibir el segundo tiro, después,
                                                       5




comenzó nuevamente a moverse, continuaba
                                                       Page




desesperadamente tratando de liberarse. Peter y
Jeff retrocedieron unos pasos sorprendidos, no
comprendían lo que pasaba, súbitamente el
venado logró zafarse dejando clavada su asta en
el árbol, volteó hacia donde estaban ambos
hombres con la mirada en blanco, bañado en
sangre, dio dos pasos y cayó fulminado.

         Ambos se miraron confundidos a la vez
que sorprendidos. Allí estaba el animal tendido en
el piso. No salían de su asombro.

    -   ¿Oyes eso? - preguntó, Peter-

    -   No, no oigo nada – contestó Jeff -

    -   A eso me refiero, no hay ningún ruido,
        todo está en silencio.

        Era cierto. No solamente todo estaba en
calma; lo raro era que no se oía absolutamente
nada, ni el ruido de los grillos, ni el movimiento de
las hojas de los árboles al ser agitadas por el
viento, no. No había ningún tipo de ruido. Era
como si todo se hubiera paralizado. Igual que en
una fotografía, todo estaba inmóvil y no se
escuchaba ni un alma.

        Ambos hombres estaban desconcertados,
extrañados por esa situación, cuando sonaron sus
receptores de radio sobresaltándolos.

    -   Jefe Donovan, jefe Donovan, aquí central.

    -   Adelante central, utilice los códigos –
        contestó Peter -
                                                        6
                                                        Page
-   Disculpe Tornado,- era la voz de Jack -.
        aun continuamos sin contacto con
        Relámpago 2. Los otros relámpagos no
        reportan novedades.

    -   Está bien central – respondió Peter -
        continúe tratando de comunicarse con
        ellos, nosotros estamos llegando a la
        zona.

    -   Comprendido Tornado, cambio y fuera.

         Los policías retornaron al vehículo en
silencio, meditando sobre el momento que
acababan de vivir. La luna había descendido a la
mitad del cielo y se lucía rojiza.

    -   ¿Crees que les haya sucedido algo malo a
        los muchachos? - preguntó Jeff -. Es raro
        que no se hayan comunicado.

    -   Ya veremos lo que ha sucedido, sólo
        faltan unos kilómetros para llegar a su
        ubicación.- Respondió Peter -

        Siguieron conduciendo por unos minutos
por la carretera en medio de los pinos y entraron a
una vía recta donde se podía ver nuevamente el
lago.

    -   ¡Qué olor tan horrible!, - exclamó Peter -

    -   Sí, es como de un zorrillo o algo así –
        secundó Jeff -
                                                      7




    -   ¡Pero qué demonios! - exclamó Peter -
                                                      Page
A lo lejos se podía divisar en el camino
unos bultos a ambos lados de la carretera. Se
acercaron más con el vehículo y por fin, les fue
posible ver lo que era. Venados muertos tirados
en el asfalto, con los hocicos y ojos muy abiertos
que expresaban terror, no menos de treinta
estaban dispuestos a lo largo del camino de esa
forma.

         Descendieron del vehículo encendiendo
las luces más fuertes de los faros, con las
escopetas en mano y la otra cubriéndose la nariz y
la boca. Acercándose al cuerpo del primer animal,
la fetidez de la putrefacción les producía arcadas.
Las moscas revoloteaban el cadáver produciendo
un zumbido infernal; el vientre del animal estaba
abierto y todo su interior estaba esparcido en el
piso, parecía haber explotado, todos los cuerpos
se encontraban de ese modo, infestados por
larvas y gusanos.

        No había signos de lucha, ni rastros de
algún otro animal. Tampoco hallaron huellas de
vehículos o algo que indicara que los animales
hubieran sido muertos en algún otro lugar y
trasladados allí; y por la putrefacción de los
cuerpos por lo menos debían de tener unas
veinticuatro horas de fallecidos.

    -   Jeff, aguantando las náuseas, tocó a uno
        de los animales.

    -   Peter, todavía está caliente.
                                                      8




    -   ¿Qué? - preguntó Peter -, ¿A qué te
                                                      Page




        refieres?
-   El cuerpo del venado aún está caliente.

    -   No puede ser, - dijo Peter - tocándolo
        también -. ¡Mierda!, tienes razón, está
        caliente, vamos a ver a los otros.

        Fueron acercándose a los otros cuerpos y
constataron que todos conservaban el calor
corporal como si estuvieran vivos.

    -   ¡Esto no puede ser posible! – Peter
        exclamó    -.   Por    el   estado   de
        descomposición ya deberían de llevar
        unas cuantas horas muertos además, la
        tormenta, la lluvia debería de haberlos
        enfriado y por la fuerza de esta, los
        órganos deberían de estar esparcidos, la
        sangre….

    -   Pero, ¿si les cayó un rayo? - Interrumpió
        Jeff -

Peter lo miró y dijo: no lo creo, no hay ningún
rastro de quemaduras, ni en los cuerpos, ni en a la
vegetación, tampoco en el asfalto. Vamos a
buscar a los muchachos.

        Les era imposible seguir en el vehículo,
los cuerpos de los venados obstruían el paso así
que tuvieron que continuar a pie. La luz de los
faros de la camioneta los alumbraba desde atrás
mientras avanzaban por la carretera a través de
los cadáveres de los animales, las sombras de
ambos se proyectaban sobre los árboles y hacían
                                                      9




que se vieran como dos gigantes que a medida
                                                      Page




que se acercaban hacia el otro lado, se hacían
más cortas.
En ese momento, escucharon un disparo,
luego otro, y otro más; sintieron el sonido
inconfundible de las balas volando sobre sus
cabezas.

¡Al suelo, nos están disparando!, - gritó Peter -

        Se arrojaron al piso, mientras los disparos
continuaban. Pero ya no eran hacia la dirección
donde se encontraban.

    -   ¿Ves algo? - preguntó Peter -

    -   No, no veo nada,- respondió, Jeff -

Nuevamente los        disparos     y      gritos    de
desesperación.

    -   ¡NO!, ¡CARAJO!, ¡NO!            ¡SOCORRO,
        AYÚDENME!

    -   ¡Es la voz de Franklin!, - dijo Jeff -

    -   Vamos a ayudarlo, - intervino Peter -

        Las detonaciones proseguían y en ese
instante vieron a Franklin que salió corriendo de
espaldas de entre los arbustos, disparando hacia
los árboles.

¡Franklin, Franklin!, ¿qué sucede? ¿A quién
disparas? - le pregunto Peter -

        El policía estaba pálido, el terror lo hacía
temblar, los ojos los tenía muy abiertos, la pistola
                                                         10




en sus manos se encontraba con el conjunto móvil
hacia atrás sin proyectiles, pero él trataba de
                                                         Page




seguir disparando en vano.
Peter y Jeff levantaron sus escopetas apuntando
hacia los árboles y se acercaron a Franklin.

    -   ¿Qué hay allí? ¿Qué te estaba atacando?
        ¿Dónde está Michael? - le pregunto Jeff -

    -   ¡Allí vienen, allí vienen!, - respondió
        Franklin sudando, y temblando -. ¡Allí
        están!

         Primero escucharon chillidos similares a
cerdos, luego se multiplicaron transformándose en
gritos de personas y lamentos. Luego voces claras
de hombres y mujeres, suplicando por ayuda y
profiriendo insultos. Era el sonido de un tumulto de
personas. Los gritos se hicieron desgarradores,
escalofriantes y venían de allí, del lugar donde
hacía unos instantes, el policía había estado
disparando.

         Los arbustos empezaron a moverse y
entonces, aparecieron de la nada, una manada de
animales, negros, peludos, enormes, con cuerpo
de jabalí, colmillos y rostros humanos con ojos de
fuego que los sorprendieron lanzándose sobre
ellos, gruñendo y riéndose.

        Peter y Jeff dispararon sus escopetas sin
éxito. Las bestias los arrojaron al piso mientras
los hombres trataban de protegerse cubriendo sus
cabezas con los brazos. Empezaron a morderlos
por todas partes; los gritos de dolor de los policías
se oían retumbar en el bosque mientras las
                                                        11




bestias reían y gruñían. Hasta que se fueron
corriendo hacia el lago y desaparecieron en el
                                                        Page




agua.
Jeff y Peter se levantaron del piso
espantados por lo que había sucedido, las
cabezas les estallaban de dolor y se sentían
mareados. Franklin estaba todavía en el suelo,
vomitando. Poco a poco fueron reponiéndose y
comenzaron a correr en dirección al vehículo que
estaba más allá con las luces encendidas.

        Llegaron al lugar donde estaban los
venados muertos, los tres se encontraban sin
respiración, proseguían espantados por lo que
había sucedido.

   -   ¿Qué fue eso? carajo ¿Qué mierda fue
       eso? - preguntó Jeff -, casi sin aliento

   -   ¡Nos estaban persiguiendo!,        ¡querían
       matarnos! - dijo Franklin -

        Recobrando        la     respiración,    e
incorporándose, Peter miró a sus hombres y se
comenzó a palpar el cuerpo, comprobando que no
tenía ningún tipo de herida, tan solo su ropa
estaba sucia, inmunda, por haberse revolcado en
la vegetación. Se hallaba cubierto de barro, las
huellas de pezuñas de animal estaban por toda su
ropa al igual que Jeff y Franklin, pero no estaban
heridos.

   -   Vamos a calmarnos – dijo Peter -

   -   ¿Qué fue lo que pasó? - preguntó Jeff -.
       ¿Qué mierda fue eso?
                                                     12




Franklin se encontraba aún en estado de shock y
no profería palabra.
                                                     Page
-   Franklin, ¿qué pasó? - le preguntó Peter -

El policía no contestaba y continuaba mirando con
terror hacia atrás.

Peter lo sujetó de los hombros con fuerza
sacudiéndolo.

   -   Franklin  ¿Qué      pasó    allí   atrás?
       contéstame, tienes que sobreponerte.

Franklin miró a Peter, luego a Jeff y empezó a
balbucear.

   -   Noso… Nosotros, Michael yo estábamos
       yendo hacia el lago, revisando por si
       había alguna persona bañándose y
       advertirlos de la tormenta.

Peter se percató que se habían olvidado de
Michael.

   -   ¿Dónde está Michael? ¿Dónde lo dejaste?
       - preguntó Jeff -

   -   No sé, - respondió Franklin -, estábamos
       corriendo juntos y nos separamos al llegar
       al camino. No sé en dónde está.

   -   Tenemos que ir a buscarlo. - dijo Peter -
       Hay que encontrarlo.

   -   ¡NO!, - gritó Franklin -, ¡no quiero volver
       allí!
                                                     13




   -   Tiene razón jefe, no podemos hacer nada,
       al menos solos. Volver allá sería un
                                                     Page




       suicidio. – dijo Jeff -
Peter permaneció en silencio meditando.

   -   Tienes razón Jeff, pide refuerzos, que
       despierten a todo el personal que está
       durmiendo, dejen solamente dos puestos
       cubriendo el pueblo y la entrada, que el
       resto venga acá de inmediato. - ordenó
       Peter -

   -   Si, jefe. - contestó Jeff - y se comunicó
       con la central. La pestilencia y los insectos
       revoloteando los cadáveres de los
       venados aumentaba.




                                                       14
                                                       Page

Más contenido relacionado

Más de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón

Buscando Inspiración. Cuento de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón
Buscando Inspiración. Cuento de Fernando Edmundo Sobenes BuitrónBuscando Inspiración. Cuento de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón
Buscando Inspiración. Cuento de Fernando Edmundo Sobenes BuitrónFernando Edmundo Sobenes Buitrón
 
Capítulo III de la novela: "El Visitante maligno II" de Fernando Edmundo Sob...
Capítulo III de la novela:  "El Visitante maligno II" de Fernando Edmundo Sob...Capítulo III de la novela:  "El Visitante maligno II" de Fernando Edmundo Sob...
Capítulo III de la novela: "El Visitante maligno II" de Fernando Edmundo Sob...Fernando Edmundo Sobenes Buitrón
 
Capítulo II de la novela: "El Visitante Maligno II" de Fernando Edmundo Soben...
Capítulo II de la novela: "El Visitante Maligno II" de Fernando Edmundo Soben...Capítulo II de la novela: "El Visitante Maligno II" de Fernando Edmundo Soben...
Capítulo II de la novela: "El Visitante Maligno II" de Fernando Edmundo Soben...Fernando Edmundo Sobenes Buitrón
 
Restos Humanos, tomado de Libros de Sangre III de Clive Barker
Restos Humanos, tomado de Libros de Sangre III de Clive BarkerRestos Humanos, tomado de Libros de Sangre III de Clive Barker
Restos Humanos, tomado de Libros de Sangre III de Clive BarkerFernando Edmundo Sobenes Buitrón
 

Más de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón (20)

BUSCANDO INSPIRACIÓN
BUSCANDO INSPIRACIÓN BUSCANDO INSPIRACIÓN
BUSCANDO INSPIRACIÓN
 
"El Visitante Maligno II": Primera parte " Recuerdos"
"El Visitante Maligno II":  Primera parte  " Recuerdos""El Visitante Maligno II":  Primera parte  " Recuerdos"
"El Visitante Maligno II": Primera parte " Recuerdos"
 
Buscando Inspiración Segunda Parte
Buscando Inspiración Segunda ParteBuscando Inspiración Segunda Parte
Buscando Inspiración Segunda Parte
 
Buscando Inspiración. Cuento de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón
Buscando Inspiración. Cuento de Fernando Edmundo Sobenes BuitrónBuscando Inspiración. Cuento de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón
Buscando Inspiración. Cuento de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón
 
"Rex, El Hombre Lobo" de Clive Barker
"Rex, El Hombre Lobo" de Clive Barker"Rex, El Hombre Lobo" de Clive Barker
"Rex, El Hombre Lobo" de Clive Barker
 
"El Visitante Maligno II" Capítulo VI
"El Visitante Maligno II" Capítulo VI "El Visitante Maligno II" Capítulo VI
"El Visitante Maligno II" Capítulo VI
 
El Visitante Maligno II capítulo V
El Visitante Maligno II capítulo VEl Visitante Maligno II capítulo V
El Visitante Maligno II capítulo V
 
Capítulo III de la novela: "El Visitante maligno II" de Fernando Edmundo Sob...
Capítulo III de la novela:  "El Visitante maligno II" de Fernando Edmundo Sob...Capítulo III de la novela:  "El Visitante maligno II" de Fernando Edmundo Sob...
Capítulo III de la novela: "El Visitante maligno II" de Fernando Edmundo Sob...
 
Capítulo II de la novela: "El Visitante Maligno II" de Fernando Edmundo Soben...
Capítulo II de la novela: "El Visitante Maligno II" de Fernando Edmundo Soben...Capítulo II de la novela: "El Visitante Maligno II" de Fernando Edmundo Soben...
Capítulo II de la novela: "El Visitante Maligno II" de Fernando Edmundo Soben...
 
El hombre que coleccionaba a Poe
El hombre que coleccionaba a PoeEl hombre que coleccionaba a Poe
El hombre que coleccionaba a Poe
 
La Capa, de Robert Bloch.
La Capa, de Robert Bloch.La Capa, de Robert Bloch.
La Capa, de Robert Bloch.
 
La Risa del Vampiro de Robert Bloch
La Risa del Vampiro de Robert BlochLa Risa del Vampiro de Robert Bloch
La Risa del Vampiro de Robert Bloch
 
Nuctinia
NuctiniaNuctinia
Nuctinia
 
Restos Humanos, tomado de Libros de Sangre III de Clive Barker
Restos Humanos, tomado de Libros de Sangre III de Clive BarkerRestos Humanos, tomado de Libros de Sangre III de Clive Barker
Restos Humanos, tomado de Libros de Sangre III de Clive Barker
 
La cueva de los ecos
La cueva de los ecosLa cueva de los ecos
La cueva de los ecos
 
Algo llamado enoch
Algo llamado enochAlgo llamado enoch
Algo llamado enoch
 
King stephen el piso de cristal
King stephen   el piso de cristalKing stephen   el piso de cristal
King stephen el piso de cristal
 
El demonio en la tierra
El demonio en la tierraEl demonio en la tierra
El demonio en la tierra
 
El Ceremonial de H.P. Lovecraft
El Ceremonial de H.P. LovecraftEl Ceremonial de H.P. Lovecraft
El Ceremonial de H.P. Lovecraft
 
El beso siniestro de robert bloch
El beso siniestro  de robert blochEl beso siniestro  de robert bloch
El beso siniestro de robert bloch
 

Capitulo II

  • 1. Page 1
  • 2. EL VISITANTE MALIGNO FERNANDO E .SOBENES BUITRÓN Todos los derechos reservados 19/11/2009 República Bolivariana de Venezuela SAFE CREATIVE 1104229042854 del 22 abr. 2011 PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL POR CUALQUIER MEDIO SIN AUTORIZACIÓN EXPRESA DEL AUTOR. 2 Page
  • 3. CAPÍTULO II - ¿Has visto como está aclarando el cielo, la tormenta se fue muy rápido, no te parece Peter? qué extraño – comentó Jeff - - Si, en verdad, la luna está muy brillante. Deberíamos de estar llegando ya al puesto de los muchachos – respondió Peter - Siguieron avanzando por la carretera y el lago ya no se divisaba, los árboles lo cubrían haciendo la vía un poco más angosta. Abruptamente de los matorrales, salió un venado corriendo velozmente atravesándose por la carretera. El reflejo de las luces de la patrulla hizo que sus ojos se vieran brillantes, rojos, por un segundo; a duras penas el vehículo dio un frenazo y logro detenerse. El animal siguió su carrera a toda velocidad y se estrelló de cabeza contra un árbol. - ¡Carajo! ¿Viste eso Jeff? – Exclamó Peter - Parecía que quería embestirnos. ¿Pero qué diantres le pasó a ese venado? Descendieron del vehículo y se dirigieron al lugar donde estaba el animal. La luna, a pesar de que ahora estaba muy clara, no permitía distinguir muy bien las 3 condiciones del venado. Caminaron hacia éste Page
  • 4. que se encontraba a unos quince metros y Jeff encendió la linterna. - ¡Dios mío! - exclamó Peter - Una de las astas del animal se había partido producto del choque contra el árbol, la otra se había introducido en la corteza. Sus patas temblaban en un espasmo. La cabeza, del lado en que faltaba parte de la cornamenta, manaba abundante sangre brillando con el reflejo de la luz de luna y emergía parte del cerebro, brotaba sangre y espuma por su hocico: las sacudidas incontrolables dominaban su cuerpo haciéndolo emitir un horrible bramido de dolor. Su sufrimiento era terrible. - No podemos ayudarlo, Peter. – dijo Jeff - - Tienes razón Jeff, no hay nada que hacer. ¿quieres que yo…? - señalando hacia su pistola - - No, gracias Jeff, yo lo hago. Peter extrajo su pistola de la funda y se acercó al venado que seguía sangrando y abría los ojos desmesuradamente, la masa encefálica le colgaba por un lado de la cabeza. El bramido se hizo mayor; ahora no era la misma sensación, de sufrimiento – podían sentirlo – se percibía su furia, su rabia. El animal trataba desesperadamente de desprenderse del árbol. El Sheriff acercó la pistola a la cabeza del animal. 4 Page Lo siento amiguito, es para que no sufras más.
  • 5. Los bramidos se mezclaron con el disparo que retumbó en la noche. El proyectil atravesó la cabeza del venado lateralmente destrozándole lo que le quedaba de cerebro. Pero el animal no cayó. Seguía luchando por zafarse, ahora tenía los ojos más abiertos e inyectados de sangre, su mirada despedía odio. Ambos estaban sorprendidos: - ¿Cómo era posible que no haya caído? - pensó Peter -, ¿habré fallado? Alumbró hacia el lugar donde había disparado. El orificio ensangrentado de entrada y salida le daba la respuesta. Volvió a apuntar a la cabeza al animal, para darle el tiro de gracia, cuando repentinamente una sombra enorme los sobrevoló, solo fue un instante, pero todo se oscureció por un par de segundos. - ¿Qué fue eso Peter? ¿viste algo? – preguntó Jeff. - No pude ver nada. ¿qué pudo haber sido eso? – contestó Peter - El venado seguía frenéticamente tratando de zafarse, y nuevamente apuntando ahora a la base de la cabeza, Peter disparó. El animal se quedó quieto por unos instantes luego de recibir el segundo tiro, después, 5 comenzó nuevamente a moverse, continuaba Page desesperadamente tratando de liberarse. Peter y
  • 6. Jeff retrocedieron unos pasos sorprendidos, no comprendían lo que pasaba, súbitamente el venado logró zafarse dejando clavada su asta en el árbol, volteó hacia donde estaban ambos hombres con la mirada en blanco, bañado en sangre, dio dos pasos y cayó fulminado. Ambos se miraron confundidos a la vez que sorprendidos. Allí estaba el animal tendido en el piso. No salían de su asombro. - ¿Oyes eso? - preguntó, Peter- - No, no oigo nada – contestó Jeff - - A eso me refiero, no hay ningún ruido, todo está en silencio. Era cierto. No solamente todo estaba en calma; lo raro era que no se oía absolutamente nada, ni el ruido de los grillos, ni el movimiento de las hojas de los árboles al ser agitadas por el viento, no. No había ningún tipo de ruido. Era como si todo se hubiera paralizado. Igual que en una fotografía, todo estaba inmóvil y no se escuchaba ni un alma. Ambos hombres estaban desconcertados, extrañados por esa situación, cuando sonaron sus receptores de radio sobresaltándolos. - Jefe Donovan, jefe Donovan, aquí central. - Adelante central, utilice los códigos – contestó Peter - 6 Page
  • 7. - Disculpe Tornado,- era la voz de Jack -. aun continuamos sin contacto con Relámpago 2. Los otros relámpagos no reportan novedades. - Está bien central – respondió Peter - continúe tratando de comunicarse con ellos, nosotros estamos llegando a la zona. - Comprendido Tornado, cambio y fuera. Los policías retornaron al vehículo en silencio, meditando sobre el momento que acababan de vivir. La luna había descendido a la mitad del cielo y se lucía rojiza. - ¿Crees que les haya sucedido algo malo a los muchachos? - preguntó Jeff -. Es raro que no se hayan comunicado. - Ya veremos lo que ha sucedido, sólo faltan unos kilómetros para llegar a su ubicación.- Respondió Peter - Siguieron conduciendo por unos minutos por la carretera en medio de los pinos y entraron a una vía recta donde se podía ver nuevamente el lago. - ¡Qué olor tan horrible!, - exclamó Peter - - Sí, es como de un zorrillo o algo así – secundó Jeff - 7 - ¡Pero qué demonios! - exclamó Peter - Page
  • 8. A lo lejos se podía divisar en el camino unos bultos a ambos lados de la carretera. Se acercaron más con el vehículo y por fin, les fue posible ver lo que era. Venados muertos tirados en el asfalto, con los hocicos y ojos muy abiertos que expresaban terror, no menos de treinta estaban dispuestos a lo largo del camino de esa forma. Descendieron del vehículo encendiendo las luces más fuertes de los faros, con las escopetas en mano y la otra cubriéndose la nariz y la boca. Acercándose al cuerpo del primer animal, la fetidez de la putrefacción les producía arcadas. Las moscas revoloteaban el cadáver produciendo un zumbido infernal; el vientre del animal estaba abierto y todo su interior estaba esparcido en el piso, parecía haber explotado, todos los cuerpos se encontraban de ese modo, infestados por larvas y gusanos. No había signos de lucha, ni rastros de algún otro animal. Tampoco hallaron huellas de vehículos o algo que indicara que los animales hubieran sido muertos en algún otro lugar y trasladados allí; y por la putrefacción de los cuerpos por lo menos debían de tener unas veinticuatro horas de fallecidos. - Jeff, aguantando las náuseas, tocó a uno de los animales. - Peter, todavía está caliente. 8 - ¿Qué? - preguntó Peter -, ¿A qué te Page refieres?
  • 9. - El cuerpo del venado aún está caliente. - No puede ser, - dijo Peter - tocándolo también -. ¡Mierda!, tienes razón, está caliente, vamos a ver a los otros. Fueron acercándose a los otros cuerpos y constataron que todos conservaban el calor corporal como si estuvieran vivos. - ¡Esto no puede ser posible! – Peter exclamó -. Por el estado de descomposición ya deberían de llevar unas cuantas horas muertos además, la tormenta, la lluvia debería de haberlos enfriado y por la fuerza de esta, los órganos deberían de estar esparcidos, la sangre…. - Pero, ¿si les cayó un rayo? - Interrumpió Jeff - Peter lo miró y dijo: no lo creo, no hay ningún rastro de quemaduras, ni en los cuerpos, ni en a la vegetación, tampoco en el asfalto. Vamos a buscar a los muchachos. Les era imposible seguir en el vehículo, los cuerpos de los venados obstruían el paso así que tuvieron que continuar a pie. La luz de los faros de la camioneta los alumbraba desde atrás mientras avanzaban por la carretera a través de los cadáveres de los animales, las sombras de ambos se proyectaban sobre los árboles y hacían 9 que se vieran como dos gigantes que a medida Page que se acercaban hacia el otro lado, se hacían más cortas.
  • 10. En ese momento, escucharon un disparo, luego otro, y otro más; sintieron el sonido inconfundible de las balas volando sobre sus cabezas. ¡Al suelo, nos están disparando!, - gritó Peter - Se arrojaron al piso, mientras los disparos continuaban. Pero ya no eran hacia la dirección donde se encontraban. - ¿Ves algo? - preguntó Peter - - No, no veo nada,- respondió, Jeff - Nuevamente los disparos y gritos de desesperación. - ¡NO!, ¡CARAJO!, ¡NO! ¡SOCORRO, AYÚDENME! - ¡Es la voz de Franklin!, - dijo Jeff - - Vamos a ayudarlo, - intervino Peter - Las detonaciones proseguían y en ese instante vieron a Franklin que salió corriendo de espaldas de entre los arbustos, disparando hacia los árboles. ¡Franklin, Franklin!, ¿qué sucede? ¿A quién disparas? - le pregunto Peter - El policía estaba pálido, el terror lo hacía temblar, los ojos los tenía muy abiertos, la pistola 10 en sus manos se encontraba con el conjunto móvil hacia atrás sin proyectiles, pero él trataba de Page seguir disparando en vano.
  • 11. Peter y Jeff levantaron sus escopetas apuntando hacia los árboles y se acercaron a Franklin. - ¿Qué hay allí? ¿Qué te estaba atacando? ¿Dónde está Michael? - le pregunto Jeff - - ¡Allí vienen, allí vienen!, - respondió Franklin sudando, y temblando -. ¡Allí están! Primero escucharon chillidos similares a cerdos, luego se multiplicaron transformándose en gritos de personas y lamentos. Luego voces claras de hombres y mujeres, suplicando por ayuda y profiriendo insultos. Era el sonido de un tumulto de personas. Los gritos se hicieron desgarradores, escalofriantes y venían de allí, del lugar donde hacía unos instantes, el policía había estado disparando. Los arbustos empezaron a moverse y entonces, aparecieron de la nada, una manada de animales, negros, peludos, enormes, con cuerpo de jabalí, colmillos y rostros humanos con ojos de fuego que los sorprendieron lanzándose sobre ellos, gruñendo y riéndose. Peter y Jeff dispararon sus escopetas sin éxito. Las bestias los arrojaron al piso mientras los hombres trataban de protegerse cubriendo sus cabezas con los brazos. Empezaron a morderlos por todas partes; los gritos de dolor de los policías se oían retumbar en el bosque mientras las 11 bestias reían y gruñían. Hasta que se fueron corriendo hacia el lago y desaparecieron en el Page agua.
  • 12. Jeff y Peter se levantaron del piso espantados por lo que había sucedido, las cabezas les estallaban de dolor y se sentían mareados. Franklin estaba todavía en el suelo, vomitando. Poco a poco fueron reponiéndose y comenzaron a correr en dirección al vehículo que estaba más allá con las luces encendidas. Llegaron al lugar donde estaban los venados muertos, los tres se encontraban sin respiración, proseguían espantados por lo que había sucedido. - ¿Qué fue eso? carajo ¿Qué mierda fue eso? - preguntó Jeff -, casi sin aliento - ¡Nos estaban persiguiendo!, ¡querían matarnos! - dijo Franklin - Recobrando la respiración, e incorporándose, Peter miró a sus hombres y se comenzó a palpar el cuerpo, comprobando que no tenía ningún tipo de herida, tan solo su ropa estaba sucia, inmunda, por haberse revolcado en la vegetación. Se hallaba cubierto de barro, las huellas de pezuñas de animal estaban por toda su ropa al igual que Jeff y Franklin, pero no estaban heridos. - Vamos a calmarnos – dijo Peter - - ¿Qué fue lo que pasó? - preguntó Jeff -. ¿Qué mierda fue eso? 12 Franklin se encontraba aún en estado de shock y no profería palabra. Page
  • 13. - Franklin, ¿qué pasó? - le preguntó Peter - El policía no contestaba y continuaba mirando con terror hacia atrás. Peter lo sujetó de los hombros con fuerza sacudiéndolo. - Franklin ¿Qué pasó allí atrás? contéstame, tienes que sobreponerte. Franklin miró a Peter, luego a Jeff y empezó a balbucear. - Noso… Nosotros, Michael yo estábamos yendo hacia el lago, revisando por si había alguna persona bañándose y advertirlos de la tormenta. Peter se percató que se habían olvidado de Michael. - ¿Dónde está Michael? ¿Dónde lo dejaste? - preguntó Jeff - - No sé, - respondió Franklin -, estábamos corriendo juntos y nos separamos al llegar al camino. No sé en dónde está. - Tenemos que ir a buscarlo. - dijo Peter - Hay que encontrarlo. - ¡NO!, - gritó Franklin -, ¡no quiero volver allí! 13 - Tiene razón jefe, no podemos hacer nada, al menos solos. Volver allá sería un Page suicidio. – dijo Jeff -
  • 14. Peter permaneció en silencio meditando. - Tienes razón Jeff, pide refuerzos, que despierten a todo el personal que está durmiendo, dejen solamente dos puestos cubriendo el pueblo y la entrada, que el resto venga acá de inmediato. - ordenó Peter - - Si, jefe. - contestó Jeff - y se comunicó con la central. La pestilencia y los insectos revoloteando los cadáveres de los venados aumentaba. 14 Page