Las computadoras han evolucionado desde grandes máquinas mecánicas a dispositivos electrónicos cada vez más pequeños y potentes. Los primeros computadores ocupaban grandes espacios y solo podían realizar unos pocos cálculos simples, mientras que los ordenadores modernos son miles de veces más rápidos y poderosos a pesar de su tamaño reducido, lo que ha permitido el desarrollo de aplicaciones cada vez más complejas.