Sobre el sendero de la búsqueda, el hombre natural se ha mantenido siempre distraído en propósitos que él mismo ha construido y todos orientados a lo que “su propia naturaleza” le pide; esto no puede ser de otro modo. No existe hombre mortal, ni animal alguno sobre la tierra, que no busque la felicidad en la satisfacción de sus instintos naturales, como el placer de comer, la comodidad, la salud, la seguridad, el sexo; y hasta la búsqueda de Dios es casi siempre impulsada —salvo casos muy contados— por instintos naturales o creaciones mentales. Si una hormiga busca participar en el ejército de Salomón, no sonrías con desprecio al contemplar su búsqueda. Todo lo que posees de habilidades y riqueza y oficio, ¿acaso no fue en sus inicios un pensamiento y una búsqueda? Rumi, Masnavi III