1. Templo de Khonsu en Karnak
Templo de Khonsu. Vista del Pilono y restos del pórtico columnado.
2. El dios Jonsu formaba la triada tebana junto a Amón-
Ra y a Mut . Era un dios lunar, protector de los
enfermos y ahuyentador de los malos espíritus, que
también se le relacionaba con la fertilidad de la Tierra
y con los nacimientos. En los relieves del templo se le
puede ver representado de dos maneras: con aspecto
de niño momificado con una coleta lateral y perilla o
como halcón, pero en ambos casos coronado con una
luna llena o en cuarto creciente.
Jonsu como halcón y momia. Relieves del templo
de Jonsu en Karnak.
Jonsu momiforme con disco lunar
Jonsu como halcón portando el disco lunar
Templo de Khonsu en Karnak
4. Templo de Khonsu en Karnak
En concreto, la morada de Jonsu se encuentra en un pequeño templo situado en el ángulo sudoeste, aislado del resto de las
construcciones del recinto. Se inició bajo el reinado de Ramsés III (1184-1153 a. C.), faraón de la dinastía XX, pero las obras no concluyeron
hasta la época ptolemaica, por lo que muchos faraones dejaron su huella en las diferentes salas del edificio. Excavaciones realizadas en el
subsuelo de diversas estancias hacen pensar en la existencia de construcciones anteriores. Taharqo, rey de la dinastía XXV (690-664 a. C.)
le añadió un pórtico columnado de entrada delante de los pilonos del que sólo queda el arranque de algunas columnas. Nectanebo I (380-
362 a. C.) planificó un nuevo pilono unido al templo por una avenida de esfinges, pero no llegó a completarlo quedando sólo la puerta de
entrada hoy conocida como de Bab el-Amara, que decoró con relieves Ptolomeo III (246-221 a. C.). En tiempos de este mismo faraón se le
adosaron santuarios en la parte posterior y lateral (Opet). También se sabe que había una capilla del sol sobre el tejado a la que se accedía
por unas escaleras desde la antecámara. El templo se conservó en relativo buen estado debido a que durante el cristianismo fue
transformado en una iglesia cristiana, localizándose el altar sobre la mesa de la barca.
5. Templo de
Khonsu.
Planta,
alzado y
sección
Templo de Khonsu en Karnak
La estructura básica de esta construcción era la típica de los recintos religiosos del Imperio Nuevo. El edificio se articulaba en torno a
una planta con un eje longitudinal que simbolizaba el río Nilo que atravesaba Egipto por la mitad. También estaba concebido de tal
forma que la techumbre y el suelo de las salas se iban aproximando a medida que se penetraba en el interior, creando una disminución
gradual de la luz hasta que todo quedaba sumido en la penumbra. Los muros y columnas del templo mostraban relieves y pinturas
referentes a la triada tebana y a los faraones constructores. Fue decorado en distintos momentos.
6. Templo de Khonsu. Vista del Pilono y la avenida de las esfinges
Templo de Khonsu en Karnak
Al exterior, la primera parte del templo la constituye una avenida de esfinges que conduce desde la ribera del río hasta el recinto
templario, rodeado por un muro exterior, en el que penetra la avenida hasta llegar a la puerta monumental. Delante de la puerta se
sitúan dos obeliscos que aluden a la morada del dios, a la relación entre lo terrestre y lo solar o sagrado. Los obeliscos estaban
decorados con escenas en relieve de temas históricos o religiosos o sacrificio de prisioneros por parte del faraón en presencia del dios
al que estaba dedicado el templo, un programa iconográfico que continuaba en el interior.
La puerta monumental está flanqueada por dos torres o moles trapezoidales en talud llamadas pilonos (el término puede utilizarse
también para toda la puerta), que representaban los acantilados de cada lado del valle del Nilo, pero también eran, a la vez, las dos
montañas que flanquean el disco solar. En cada uno de los pilonos se encajaban dos mástiles para las banderas que simbolizaban la
presencia del dios.
7. Templo de Khonsu en Karnak
Templo de
Khonsu. Vista
del lado este
(abajo) y del
lado oeste
(arriba)
9. Templo de Khonsu en Karnak
Templo de Khonsu. Sala hípetra. Detalles.
La primera estancia es la llamada sala hípetra, una sala abierta en la parte superior y rodeada por tres lados con un pórtico formado con
una doble fila de columnas que acogía un altar para los sacrificios. A esta primera estancia podía acceder todo el pueblo para depositar
ofrendas y alberga numerosas estatuas monumentales de los faraones, a imitación de los colosos exteriores, con escenas narrativas de sus
hazañas o imágenes de adoración. Las columnas están hechas con grandes sillares y son de capitel capulliforme. Su decoración fue
encargada por Ramsés XI (1099-1069 a. C.) a Herihor, un antiguo general y gran sacerdote de Amon-Ra que después se convertiría en
faraón de la XXI dinastía (sus cartuchos se encuentran sobre los ábacos de los capiteles).
13. Templo de Khonsu en Karnak
Templo de Khonsu. Sala hipóstila (detalle)
Más al interior sigue la segunda sala, esta vez hipóstila, llamada así porque contiene un bosque de columnas altas y gruesas que sostienen
una cubierta arquitrabada. Podía estar precedida por un vestíbulo y durante el Reino Nuevo se encontraba sobre una plataforma y en la
época tolemaica a ras de suelo. La sala hipóstila tenía la función de salón de recepción del dios, El acceso a la sala hipóstila estaba
restringido a los altos funcionarios, escribas y gente noble.
Estaba cubierta y sustentada por ocho columnas campaniformes, plantas acuáticas que simbolizaban el pantano de la creación. Los
arquitrabes y el techo tenían relieves y pinturas que representaban el cielo. Sobre los muros se reproducía la actividad del faraón como
mediador ante los dioses, portando ofrendas o haciendo ritos en honor del dios Jonsu.
15. Templo de Khonsu en Karnak
Templo de Khonsu. Sala de la barca.
La tercera estancia corresponde a las dependencias del dios. Se reparte entre varias cámaras, que albergan la barca
sagrada y otros tesoros, y finalmente se halla el santuario o sancta sanctórum, que es la sala más profunda, estrecha
y baja del templo, donde se guardaba la imagen del dios en el tabernáculo realizado en piedra, granito o madera,
oculta a todos los ojos excepto al faraón y a los sacerdotes, los únicos capaces para el elaborado ritual diario, que
comprendía tres actos diferentes: las ceremonias preliminares, el despertar y atavío del dios, y la comida.