Discernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptx
Boletin
1. Y porque todos nosotros no somos dignos
de nombrarte,
imploramos suplicantes que nuestro Señor
Jesucristo,
tu Hijo amado, en quien bien te
complaciste, junto con
el Espíritu Santo Paráclito, te dé gracias
por todos como
a ti y a él os place, él que te basta siempre
para todo
y por quien tantas cosas nos hiciste.
Aleluya.
Y a la gloriosa madre, la beatísima María
siempre Virgen, a
los Ángeles y a los Santos, humildemente
les suplicamos
por tu amor que te den gracias por estas
cosas como te place,
a ti, sumo y verdadero Dios, eterno y vivo,
con tu Hijo
carísimo, nuestro Señor Jesucristo,
y el Espíritu Santo
Paráclito, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
S. Francisco de Asís
ORDEN FRANCISCANA
SECULAR
OFS
Fraternidad de
Alcázar de San Juan
Altozano de la Inmaculada, 17
BOLETÍN DE INFORMACIÓN DE LA ORDEN
FRANCISCANA SE
Ser franciscano secular es una vocación específica, como
vocación es un don: un regalo de Dios
nosotros y nos ha elegido para ser franciscanos seculares. Esa
vocación a ser franciscano secular debe renovarse cada día
viviendo como franciscanos en el mundo que nos rodea y
participando activamente en la vida de nuestra Fraternidad. La
vocación no termina con la profesión, eso es solo el final de una
etapa. A partir de la profesión, se abre el tiempo en el que hay
que vivir esa vocación, en la que hay que testimoniar ante el
mundo nuestra vocación franciscana. Lo que recibisteis gratis,
dadlo gratis. De ahí que sea importante no solo el ejemplo como
franciscanos seculares sino también el trabajar por las
vocaciones, responsabilidad de todos los hermanos y que es signo
de vida de la Fraternidad.
LA VOCACIÓN A LA ORDEN FRANCISCANA
NUESTRA VOCACIÓN ES:
Vivir el Evangelio.
Seguir a Cristo, pobre y crucificado.
Buscar la persona viviente y operante de Cristo en los
hermanos, en la Sagrada Escritura, en la Iglesia y en
acciones litúrgicas.
Fieles siempre a la Iglesia.
Amor a la Stma. Virgen.
Vivir la Bienaventuranzas.
Acoger a todos los hombres.
Soñar la Fraternidad Universal
Luchar por la justicia
Considerar el trabajo como un don
Vivir en la propia familia el espíritu franciscano
Y porque todos nosotros no somos dignos
imploramos suplicantes que nuestro Señor
el Espíritu Santo Paráclito, te dé gracias
basta siempre
y por quien tantas cosas nos hiciste.
Y a la gloriosa madre, la beatísima María
los Ángeles y a los Santos, humildemente
por tu amor que te den gracias por estas
sumo y verdadero Dios, eterno y vivo,
carísimo, nuestro Señor Jesucristo,
Paráclito, por los siglos de los siglos.
ORDEN FRANCISCANA
SECULAR
Fraternidad de
Alcázar de San Juan
Altozano de la Inmaculada, 17
BOLETÍN DE INFORMACIÓN DE LA ORDEN
FRANCISCANA SECULAR FRATERNIDAD DE
ALCÁZAR DE SAN JUAN
Nº 68, Año 2021, Mes de Abril
Ser franciscano secular es una vocación específica, como
vocación es un don: un regalo de Dios. Dios se ha fijado en
nosotros y nos ha elegido para ser franciscanos seculares. Esa
a ser franciscano secular debe renovarse cada día
viviendo como franciscanos en el mundo que nos rodea y
participando activamente en la vida de nuestra Fraternidad. La
vocación no termina con la profesión, eso es solo el final de una
profesión, se abre el tiempo en el que hay
que vivir esa vocación, en la que hay que testimoniar ante el
mundo nuestra vocación franciscana. Lo que recibisteis gratis,
dadlo gratis. De ahí que sea importante no solo el ejemplo como
ino también el trabajar por las
vocaciones, responsabilidad de todos los hermanos y que es signo
de vida de la Fraternidad.
LA VOCACIÓN A LA ORDEN FRANCISCANA
SECULAR
NUESTRA VOCACIÓN ES:
Vivir el Evangelio.
Seguir a Cristo, pobre y crucificado.
Buscar la persona viviente y operante de Cristo en los
hermanos, en la Sagrada Escritura, en la Iglesia y en las
acciones litúrgicas.
Fieles siempre a la Iglesia.
Amor a la Stma. Virgen.
Vivir la Bienaventuranzas.
Acoger a todos los hombres.
Soñar la Fraternidad Universal
Luchar por la justicia y dignidad de todas las personas.
Considerar el trabajo como un don de Dios.
Vivir en la propia familia el espíritu franciscano
2. El SEñor ha rESucitado ¡alEluya!
Tras un período muy largo sin
comunicarnos, parece que vamos a
comenzar a hablarnos, aunque sea por
escrito y a distancia, de una manera
más habitual, para robustecer nuestra
vida de terciarios, seguidores de
Francisco, con las palabras y los
sentimientos de nuestra espiritualidad
cristiana y franciscana. La pandemia
nos ha causado mucho dolor y
sufrimiento a todos, en uno mismo, en
familiares o en conocidos y amigos.
Que la alegría pascual nos ayude a
superarlo. La fe nos dé la fortaleza
necesaria.
Desde el día de Pascua venimos
escuchando constantemente en las
lecturas de la Liturgia de la Iglesia las
palabras de la Escritura que nos
refieren el hecho de la Resurrección
del Señor y la resonancia que
produjeron en aquellos días, tiempos y
personas, y que, por ser palabras de
Dios, continúan abrasando nuestros
corazones y avivando la fe. En verdad,
“Dios resucitó a Jesús, a quien los
hombres mataron en una cruz” (Hch 2,
23-24), de lo cual “todos nosotros
somos testigos” (Hch 2, 36), y
“escuchar estos les traspasaba el
corazón y preguntaban a los
cristiana en la resurrección y la vida
eterna pertenece al centro mismo del
cristianismo, sin lo cual nuestra vida no
tiene sentido.
Confesamos a Jesucristo como Juez de
vivos y muertos (Hch 10,42).
La Iglesia ha nacido de la palabra de
Dios que predicaron y transmitieron los
Apóstoles, y la ha recibido como
ministerio para llevar y ofrecer la
salvación de Jesús a todo el mundo por
medio de la predicación, los
sacramentos y la vida comunitaria en
fraternidad. La salvación es una y
universal, ofrecida y dirigida a todos,
por caminos que solo Dios sabe. La
predicación y anuncio de la palabra por
medios diversos responde a la voluntad
de Cristo, que la hizo pueblo de
profetas, testigos de la resurrección y
de misioneros enviados a todo el
mundo. Y como resultado, “todo el que
cree en Jesucristo, Salvador y Señor
Resucitado, obtiene la justificación”
(Hch 13, 39). Como seguidores de
Francisco, pidamos al Señor la gracia
de vivir en amor, caridad y humildad, el
mensaje evangélico de la Pascua de
Resurrección, y que nos convierta en
mensajeros del mismo.
Luis Pérez. Franciscano
Apóstoles: “¿Qué tenemos que hacer,
hermanos?” (Hch 2,7).
En efecto, la Resurrección es centro y
fundamento de la fe cristiana, que
recibimos en el Bautismo. Gracias a ella
podemos dar razón de nuestra vida, de
nuestro comportamiento y conducta,
que, sin duda, es costosa y ardua
muchas veces, más todavía en una
sociedad como la actual nuestra, en gran
medida indiferente, escéptica, e incluso
hostil. Y en este ambiente hemos de ser
testigos de fe en Cristo, en su Iglesia y
con los hermanos. No olvidemos el
ejemplo de San Francisco, nuestro Padre,
que fue “hermano de todos, hermano
universal”. La fe y la esperanza