1. DOMINGO DE RESURRECCIÓN_ETAPA PORCIÚNCULA 1
DÉJATE MOVER POR LA ALEGRÍA
GESTO:
Déjate mover por el amor. Después de la tormenta, siempre llega la calma. Siempre hay luz
tras el túnel de la oscuridad. Hoy es motivo de alegría. Déjate mover por el amor, déjate
mover por la alegría, déjate remover.
En estos momentos estamos viviendo lo que todos los
cristianos conocemos como el Domingo de resurrección. Este
día simboliza para nosotros la alegría debido a la resurrección
de nuestro Señor Jesucristo, pero también puede simbolizar un
cambio en nosotros, una metamorfosis necesaria en los
tiempos que corren. El Domingo de resurrección es así pues
una oportunidad para la resurrección de nuestra alma como
algo nuevo, dejar atrás el peso de nuestras malas acciones y
purificar nuestro ser para que renazca como algo mejor.
Si ayer se nos invitaba a dejar de movernos, a estar quietos en silencio, hoy se nos invita a
dinamizarnos, a dejarnos remover por fuera y por dentro por el Amor, el Amor que murió
por nosotros y ha resucitado.
En la vida de Moisés, Dios se le aparece y le habla a través de
un arbusto ardiendo, y Dios dice: “Moisés, quítate las sandalias
porque esta tierra que pisas es sagrada”. Moisés caminó sobre
esa tierra durante 40 años, esto no significa que la tierra se
hubiera vuelto sagrada de repente, no es que la tierra haya
cambiado, es que Moisés se percata de ello. Con la alegría
suele pasarnos lo mismo, lo cual nos lleva a las preguntas:
¿Estamos parados sobre tierra sagrada? ¿Somos conscientes
de ello? ¿Es nuestra alegría algo a lo que le damos la importancia que realmente merece?
Hoy en día pasamos de largo estos “arbustos ardientes” que nos hablan, debido al estrés, al
trabajo, a la rutina propia del ser humano de nuestra era. Nuestras alegrías son muy pocas
en comparación con nuestros pesares, pero el Domingo de resurrección es un día para la
alegría, sentirla, compartirla y valorarla.
2. DOMINGO DE RESURRECCIÓN_ETAPA PORCIÚNCULA 2
Y es que…
Tenemos la mala costumbre de dejar para luego, de reír poco y de querer hacerlo mañana.
Tenemos la mala costumbre de usar los “luegos” y no los “ahoras”. Luego te llamo, luego te
escribo, luego te contesto, luego nos vemos. Y obviamente nunca llamó, nunca escribió,
nunca contestó y nunca fue visto. Tenemos la mala costumbre de querer tarde. De valorar
tarde
Tenemos la mala costumbre de esperar a un cáncer, a una mala noticia o a una llamada de
que alguien querido se nos fue, para tomar las riendas de nuestra vida y empezar a apreciar
cada puesta de sol, cada mañana que te levantas de la cama y cada luna que abrazas en tu
almohada. Tenemos la mala costumbre de quejarnos por todo, de culpar siempre al otro
porque claro, tú eres un ser perfecto y nunca, nunca, haces nada. Siempre es la parte
contraria. Decimos muy pocos “te quieros” y hacerlo por primera vez es como “buf que va,
no vaya a ser que se asuste”. ¿Asustarse de qué? ¿Cómo una persona puede asustarse
porque alguien le quiera?
Asústate si algún día te vas a la cama sin sentir que quieres a otra persona.
Asústate el día que te vayas a dormir sin decirle a esa persona lo importante que es
para ti.
Asústate cuando no le des besos a tu madre y a tu padre.
Asústate cuando seas incapaz de abrazar a alguien y sentir esa sensación tan
extraordinaria que producen los abrazos.
Asústate cuando las defensas de tu cuerpo se hayan vuelto inmunes al dolor ajeno.
Y cuando veas una injusticia y no hagas absolutamente nada para remediarlo.
3. DOMINGO DE RESURRECCIÓN_ETAPA PORCIÚNCULA 3
Asústate cuando pases un solo día sin ayudar a alguien.
Asústate de verdad, porque créeme. Estarás muerto.
Nos pasamos media vida o vida entera, soñando esa vida perfecta que nos gustaría tener.
Cuando somos ajenos a que realmente la vida perfecta es ahora. Es cada momento, cada
instante de los segundos que marca el reloj de tus días. Es cada oportunidad, cada sonrisa,
cada beso y cada vez que te enamoras. ¡ENAMORÉMONOS TODOS LOS DÍAS DE NUESTRA
VIDA! No pongas barreras a tu corazón y deja los prejuicios para aquellos que llevan el cartel
de cobarde escrito en tinta permanente, que ni con disolvente se va.
Empieza a acostumbrarte a esta vida que a veces es dura. Terriblemente dura. Pero no te
lamentes ni te vayas nunca a la cama habiendo hecho daño alguien. Habiendo dejado para
luego esos ahoras que nunca llegaron. No habiendo cumplido ese sueño que tanto querías,
no habiendo hecho unos kilómetros de más ese día porque tu cuerpo estaba cansado. No
permitas que alguien fallezca para luego recordarlo y decirle mirando su foto, cuánto le
querías. No dejes que la rutina o la sensación de eternidad descuiden lo verdaderamente
importante de tu vida.
En definitiva, no dejes que la mala costumbre sea la invitada de honor en los días que te
quedan por vivir a partir de hoy. Déjate mover por la alegría…
Quiere ahora, no mañana.