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TEORIA, HISTORIA V CRITICA
           DE LA
 ANTROPOLOGIA COGNITIVA




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                                ~, ...
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Presentacion, Alberto Rex Gonzalez                                         7

                                                                Introducci6n                                                               13

                                                                  1. Desarrollo te6rico de la antropologia cognitiva                       21
                                                                     1.    Fase   formativa                                                21
                                                                     2.    Fase   chisica                                                  30
                                                                     3.    Fase   de ampliaci6n y formalizaci6n                            39
                                                                     4.    Fase   de tecnificaci6n . . . . . . . . . . . . . . . . . . .   48
                                                                     5.    Fase   lingliistica                                             56
                                                                     6.    Fase   simb6lica                                                65
Primera edici6n: Oetubre de 1986                                     7.    Fase   estadistica e intercultural                              71
Dibujo de la portada: Bertha de Bihar, fragmento sobre motivo
   preeolombino argentino "La bailarina"
                                                                 II. Definiciones etnosemanticas                                           81
Diagramaci6n de la portada: Jose Luis Carmona
                                                                     a.    Analisis componencial                                           81
© Ediciones Busqueda                                                 b.    Arboles                                                         85
Casilla de Correo 88, Sue. 33
1433 • Buenos Aires· Argentina                                       c.    Conjunto contrastante                                           136
                                                                     d.    Dominio                                                          ~8
                                                                     e.    Paradigmas                                                      89
                                                                      f.   Segregados y lexemas                                            92
                                                                     g.    Taxonomias                                                      9'3
III. Diagramas                                          101
      1) Paradigmas                                     101
      2)   Arboles                                      104
      3)   Taxonomias                                   105
      4)   Relaciones semanticas   (I)                  105
      5)   Relaciones semanticas   (II)                 107

IV.   Critica antropol6gica del cognitivismo            109
                                                                    La antropologia no ha tenido en gran parte de Sud-
 V. Bibliografia     basica de antropologia cognitiva   131   america ni en Argentina mayor desarrollo teorico. Pero
                                                              es necesario tener en cuenta que el periodo de gran im-
                                                              pulso universal de la teoria antropologica ha ocurrido
                                                              recien el ultimo medio siglo y que, tal como sucede con
                                                              otros aspectos de la cultura, cualquier manifestacion se
                                                              difunde tardiamente entre nosotros. Mas aun en discipli-
                                                              nas cuya practica dentro del campo academico ha sido
                                                              limitada.
                                                                    Sin embargo, en nuestro pais, algunas ramas de la
                                                              hoy multifacetica antropologia, se cultivaron desde epoca
                                                              temprana; tal es el caso de la arqueologia. Su marco teo-
                                                              rico. el evolucionismo, rebasaba los limites de las ciencias
                                                              naturales, dentro de las que se habia inspirado, y alcanz6
                                                               a otras disciplinas, tocando a la filosofia misma. El evo-
                                                               lucionismo cultural fue a fines del siglo pasado la teoria
                                                               que dentro del marco positivista rigio el pensamiento de
                                                               diversas ramas cientificas, y quiza su mayor influencia
                                                               entre nosotros fue la que se ejercio en el campo de la
                                                               arqueologia. Los comienzos de esta disciplina pueden si-
                                                               tuarse hacia 1880 con la aparici6n de la obra de Floren-
                                                               tino Ameghino. Este fue por su formaci6n un naturalista
                                                               especializado en paleontologia y es en esta rama del saber
                                                                donde han quedado sus logros mas importantes.
                                                                     Ameghino fue un ap6stol del evolucionismo, quiza mas
                                                               lamarckiano que darwinista; eu pensamiento filos6fico es
do fit!? positivista y su interes en la arqueologiafinca   en   maneciendo casi desconocida. En Ia Argentina, sepro-
 PlU voluntad de probar la evolucion y antigiiedad del hom-      pagoporia      influencia carismatica de Jose ImbeUoni,de
 bre y la cultura en Sudamerica, especialmente en Patago-        oxigen Italiano y perofesor de la Universidad de Buenos
 nia y en las pampas, aunque tambien hizo trahajos de            Aires. La escuela hisMrico-cuItural 0 escuelade Viena,
 campana en sitios prehistoricos clasicos eUropeos como el       llen6el vado producido con Iadesapariciondel             evolu-
 de CheIles. Otros investigadores argentinos contempora-         cionismo.
 neos suyos adhirieron implicita 0 explicitamente al evo-              No deja de ser un hecho curioso que investigadores
 lucionismo y profesaron manifiestamente su admiracion           que siguieronapegados      en cierta medida a las ideas evo-
 POl" Ameghino, lider de esa posicion. Entre eIlos cabe men-     lucionistas ameghinianas, politicamente liberales (Vigna-
 cionar los nombres de Felix Outes y Juan B. AmbroseUi.          ti, Serrano, Marquez Miranda), no se manifestaron nunca·
       Pero hay otras figuras en las ciencias .del hombre de     en contra de laescuela hist6rico-cultural.     Es mas, algu-
 los comienzos de siglo, en las que dominan las ideas del        nos de ellos expresaron su ahierto entusiasmo ante Ia
 positivismo evolucionista; entre eIlas Jose Ingenieros,         aparici6n del libro de Graebner, en abierta contradicci6n
 quien cultiva la sociologia y la antropologia forense, sien-    con las ideas que representaba esa escuela y can Ia po-
 do el fundador de la catedra respectiva en Ia Universi-         sici6ndemocratica-liberal    de esos investigadores.
 dad de Buenos Aires; R. Senet y C. O. Bunge esbin den-                Durante un largo lapso de tiempo el dominio de, la
 iro de la misma linea de pensamiento cientifico y fUoso-        escuela historico-cultural en la Argentina, a traves de
 fico.                                                           Ia catedra y de institutos de Ia Universidad de Buenos
       Al producirse la critica del evolucionismo cultural,      Aires, fue completo. Su vocero principal. Marcelo Bor-
 en las primeras decadas del siglo, y al desaparecer los         mida, Ia llamo "EscueIa de Buenos Aires". aunQue algu-
 esquemas propuestos POl" este, surgen diferentes modali-        nos de sus representantes actuaban en universidades del
 dades de pensamiento, cuyo unico vinculo entre sies, pro-       interior.
 bablemente, el r~chazo del evolucionismo clasico.En       In-         Solo se dieron escasas variantes teoricas, esporadicas.
 glaterra se crea el funcionalismo y en los E;stados Unidos      Asi, Raul Cortazar se acerco en sus estudios folk16ricos,
 naCe el particularismo historico de Boas y su influyente        al funcionalismo, mientras que otros dentro de Ia misma
 escuela, mientras que en Alemania y Austria comienza el         discip1i1'la. como Carlos Vega, permanecieron dentro de
 franco dominie de Ia escuela de los ciclos y circulos cuI-      lacorriente imbelloniana .
.turales, liderada POI' elPadre Schmidt, con rakes confe-              EI predominio de Ia escuela hist6rico-cuiturl!l1en el
 sionales y en el idea:Iismo post-kantiano,                      pais se deMo en gran medidaal netoapoyo que reei'bi6
       Esta escuela es la que va a ejercer una influencia        POI' su enf0que ideolOgico, ·confesional y racista, ide los
 decisiva en el pensamiento antropo16gico de la Argentina.       distintos gobiernos de corte totalitario que 'tllVO Ia n:Rcion
 Nos lleg6 tardiamente, como nos Degan todas Ias corrien-        y que culminar(mcon el proceso m.!iHtarde 1971)-1~88.
 tes culturales emanadas desde los gran des centros. Su                La infIuencia de -esta teoria enal pensamiento antro-
 difusi6n entre nosotros ocurre hacia los ailos '30,cnando       po16gico foe tal, queaunen      epocas en :que ya la'S escuelas
 esta escuela ya habia comenzado su completa declinaci6n         y tendencias te6ricas se haMan diversificado en todo el
 ,en el Viejo Mundo. En el resto de America Ia escuela           mundo cientifico, 10s program as deestudio de nuestros
 hist6rico-culturalcareci6   POI' completo de influencia, per-   departamento'S de antropologia, sobre todo en Ia Univer-
aldad de Buenos Aires; dedicaban la' mayor parte de su           escuelas del moderno pensamiento antropo16gieo, quedan
eontenido al estudio de la escuela de Viena y a sus di-          desfiguradas por la falsa uniformidad con que se presenw


ferentes representantes.    Aun con la gran difusi6n -uni-       tan esas corrientes en los manuales en boga. ReynoRo
versal alcanzada por el estrueturalismo, este no figuraba        nos brinda en este trabajo una agrupaci6n sistem{1ticlt
en los programas corrientes de estudio de las ciencias an-       y analitica de un dominio de la antropologfa cultural quo
tropol6gicas de los afios '60, pese a que investigadores         no corre por los canales de un enfoque uniforme y cuyas
como Eliseo Ver6n y Jose SazhOn publicaban trabajos              variantes son dificiles de aprehender para el no especia-
sobre teoria estructuralista.    En esta misma epoca, en         lizado. Esta sistematizaci6n queel hace de la antropo-
universidades del interior (C6rdoba, Rosario, La Plata),         logia cognitiva nos habla claramente de su dominio del
las catedras de antropologia utilizaban obras de Gordon          tema, y servira, sin duda, para el mejor conocimiento y
Childe, e incluian en sus programas enfoques del mate-           la apertura critica de las corrientes mas importantes que
rialismo hist6rico 0 diah~ctico.                                 existen en el pensamiento antropol6gico contemporaneo.
      Con el advenimiento del gobierno militar de 1976,               No tenemos duda de la gran ayuda que este trabajo
sobreviene el periodo de auge de la fenomenologia, que           y los que pronto Ie seguiran han de prestar a la joven
habia hecho su presentacion en el anterior gobierno de           y entusiasta generacion que cultiva las cada vez mas des-
facto, concentrada ahora en un centro patrocinado econ6-         bordantes ciencias del hombre.
micamente por el Consejo Nacional de Investi14aciones
Cientificas y Tecnicas. Muchos de los investigadores no
enrolados en esa corriente debieron exiliarse, y muchos
delos entonces j6venes antrop610gos figuraronen       las lis-
tas dedesaparecidos.
      Hoy la teoria antropo16gica se ha diversificado en
multiples corrientes. La critic a definitiva al enfoque fe-
nomeno16gico e hist6rico-cultural es lapidaria y su reem-
plaza por las corrientes renovadoras un hecho indudable.
      Entre los j6venesprofundamente      interesados en las
 nuevas corrientes te6ricas se encuentra Carlos Reynoso.
 quien durante esos diffciles afios de oscurantismo se man-
 tu'Vo al margen de la "ciencia oficial", nutriendo sus co-
 nocimientos en distintas escuelas y profundizando silen-
 cibsamente su saber. Este acucioso analisis de la antrb-
 pologia cognitiva es una' buena prueba de ello.
      En la actualidad para los j6venes -y viejos- inte-
 resados en las teorias antropologicas, en nuestro pais y
 en Sudamerica en general, es dificil acceder a una copio-
 sa bibliografia, que cada dia se enriquece mas. Por otro
 lado, la multiplicidad y las variantes de cada una de las
Por diversas ra.·ZQnes, antropologfa cognitiva no
                              1a
ha sido reseiiada adecuadamente ni desde su interior, ni
eotr» parte de la er6nica general de 1a teoria antropolo-
gica, ni como complemento de una aproximacion critica.
La easi totalidad de la bibliografia de orden hist6rico
oscila entre l(i)apenas aeeptable y 10 decepcionante: el
resumen de Colby (1966), por Ulil lado, apareee demasia-
do,ID(i)tivado par el interes personal de su autor por 108
aspectos semanticos mas pmamente linguistieos, y por
el otro abre la puerta a un cumulo indiscriminado de
hipOtesis, muy poceas. las cuales son, en rigor, cogniti-
                       de
vistas. La cronica de s,turtevant (1964), que al igual
Qlue de Colby proeede por amontonamiento,.padece, en
     la
palabras de Roger Keesing (1966), "una fuerte indiges-
tion programatica", sostiene una vision idealizada de 108
logros cognitivistas, incluye un pOircentaje inadmisible
de errores conceptuales y, por su fecha temprana, solo
ataii.e a 10s: omentos iniciales €Ie 1a doctrina, previos al
             m
rele:vogeneracional que se eompletaria al caducar la de-
cada. La. form.alizaci~nd.eWerner y Fenton (1973), por
au parte, fie s610no historiza cab:aJmenteal cognitivis-
roo, sino que tiende a presentar una caregorizaci6n ati-
pica, considerablemente distinta de la de sa ortodoxia,
y que no· es tampocQ 1a.<quegozaria despues de mayor
predicamento.    La monografia de Colby,·· Fernandez y        v~rso de diferencia,aunque    el fundamento te6rico supon-
Kronenfeld (1981), a su turno, no pasa de ser una enu-        ga ser el mismo.
meraci6n interesada en festejar a estos como los lideres           Lo concreto es que, desde su fundaci6n en 1956, la
de una convergencia teorica importantisima, pero cuya         antropologia cognitiva no ha cesado de enriquecerse y di-
misma realidad (como se vera) puede ponerse en tela de'       versificarse; exponerla hoy en los mismos terminos en que
juicio. Ni que hablar de las historias sinteticas de la       fuera concebida POl" sus pioneros constituye unainexac-
etnosemantica, elaboradas desde fuera de ella 0 en un         titud ,y un anacronismo. En 1967, como es sabido, el
plano critico; cuando no estan sesgadas hasta la incom-       cognitivismo sufri6 una crisis radical, emergente de su
prensi6n, como la de Geertz, la de Sahlins 0 la de Service,   pro pia expansion y de sus propias percataciones. Fue
suelen despachar el expediente en un par 0 dos de pagi-       entonces que algunos prefirieron abandonarlo, adoptan-
nas, en las que las pretensiones desmedidas de Charles        do banderias semejantes, escogidas entre la rica panoplia
Frake medran en convulso contubernio con los cuidado-         del idealismo: Colby, Buchler y Selby se trasladaron prag-
sos razonamientos de Paul Kay, y asi POl" el estilo. En       maticamente al terreno de la antropologia simb6lica bajo
pr61ogos, conferencias y cursillos, POl" imposici6n de la     el patrocinio de Fernandez; Gerald Barreman borr6 SUS
brevedad, las caracterizaciones del cognitivismo suelen       lejanas conexiones etnosemtmticas afincandose en el inte-
ser .todavia mas caricaturales: Gladwin y Sturtevant, POl"    raccionismo simb61ico de Garfinkel y Castaneda, y Dell
ejemplo, han llegado a decir que dicha estrategia es "si-     Hymes se precipit6 en la dialectica critica de Stanley Dia-
milar" al analisis estructural de Levi-Strauss (1962 :72),    mond y Bob Scholte. La mayoria, sin embargo, se qued6
mientras que una estudiosa chilena, hace un par de ailos,     para reformular su doctrina, segtm metodos y paradig-
deja flotando en Buenos Aires la sensaci6nde que el ana-      mas a veces muy distintos entre S1.
lisis componencial y la antropologia simb6lica obedecjan            Result6 asi que, mientrasWerner,       Perchonock y
a parecidas inquietudes del espiritu.                         Fenton optaron POl" mejorar Y reciclar la teorizaci6n ini-
      Unanimemente, las resefias compactan tres decadasde     cial, otros, como Kay, Keesing y Geoghegan, trocaron las
una aventura ideologica y epistemo16gica fascinante; en       categorias arcaicas heredadas del distribucionalismo POl"
un caosvirgen de toda organizaci6n anat6mica y de toda        conceptos de naturaleza matematica, sistemica y compu-
taxonomia, privado de un poder explicativo capaz de dar       tacional; otros mas, como Lounsbury y Burling, ahonda-
cuenta tanto del particularismo      idiogrMico de Gode-      ron en el discurso lingiiistico, adoptando 108 novedosos
nough como del comparativismo nomotetico de Brown,            criterios aportados POl" Chomsky y los transforml:,cionalis-
Berlin y Raven, de la pasi6ndescriptivista       de Conklin   tas ; otros, como Kronenfeld, Basso y Rice intentaron suer-
como de la frialdad deductiva de Stefflre. Al contrario       te con el simbolismo, yendo hacia el 0 dej andale entrar
de 10 que ocurre con la antropologia simb6lica, puede de-     como objeto, aflojando 0 ajustando alternativamente         el
cirse que la antropologia cognitiva si existecomo conjun-     impulso formal, pero permaneciendo fieles al programa
to 0 escuela mas 0 menos unitaria. De· ello no ha de in-      de Goodenough; y finalmente otros, como Berlin, Boyd,
ferirse suuniformidad:   entre lasexplicacionesde   Conklin   Brown, Burton, Kirk, Kay, Romney y Witkowski, desem-
sobre las monedas y la exposici6n de Geoghegan sobre          bocaron; como en un conjunto levistraussiano de trans-
los procesos informacionales en la cultura hay un un i-       form;1ciones, en una teoria exactamente inversa a la que
habia definido e1 dogma. fundaciona1, aunque todavia reo-        y no osctirecerlo mediante sti apHcaci6n a tin fen6meno
conocib1e como cognitivista.                                     que sl610adquiere sentido en virtud de su diferencia.
        Cada grupo de opciones, POl'poco que se 10 quiera dis-
tinguir y aunque se niegue la. c:isis a~t~dic!ll~"present~             En el apartado siguiente (IV), hemos elicitado las
un paquete perfectamente deflmdo e IdlOmatIco de .me-            ~riticas antr?P?16gicas y lingiiisticas del cognitivismo que
todos, problemas y esbozos te6ricos de un profund.o. l1:te...    Juzgamos mas Justas y esclarecedoras, algunas de las cua-
res antropo16gico. La prospecci6n del corpus cogmtIVlsta         les son poco conocidas y dificilmente accesibles al lado
permite reconocer en el cierto numero de fracturas, que          de su ponderaci6n, de las respuestas que mereci~ron y de
determinan segun creemos, siete "bloques" 0 "fases", va-         nuestros propios aportes en el plano epistemologico.
riables en duanto a sus supuestos previos, a sus esquemas             El ultimo acapite (V) concierne POl' fin a la biblio-
te6ricos a sus tecnieas y a sus metodos. Ni uno solo, del        grafia basica sobre el cognitivismo, expurgada esta vez
 millar de trabajos etnocientifieos que hemos analizado 0        de la multitud de referencias a estudios particularistas
 entrevisto, deja de caer naturalmente en uno u otro de          sin interes te6rico concreto, que hace imposible recorrer
 los siete enfoques discernidos.                                 los acervos bibliograficos tradicionales como una guia de
        En la secci6n que sigue (1), se desarrolla la histo:ia   lectura para el tema que se trata.
 interna del cognitivismo en cada una de sus tenden~Ias                En algun momento hubo que optar entre limitarnos
 y se caracterizan los parametros epistemo16gico~ ~ue Jus-       a pres ental' un cognitivismo "restringido" 0 atrevernos
 tifican una distinci6n en "tases" s610 muy esporadlcamen-       a mostrar el panorama de un cognitivismo multiple y di-
 te solapadas. Las "fases"" que hemos detinido (y .que           versificado, sin motivos nucleares constantes. Han habi-
 bien podrian ser otras,. de' distinta cuali?ad he~r~stIca)      do, en efecto, diversas "antropologias cognitivas", aludi-
 pretenden mostrar otras tantas alternatlvas teo~~cas a          das bajo diferentes r6tulos en las cr6nicas reflexivas de
 la mano, y no meramente las etapas de una suceslo~ que          la disciplina, y la etnosemantica es s610 una de ellas, si
  s610 seria inequivoca hasta la temprana metamorfosls de        bien con mucho la mas importante. Incluso podria decir-
  la etnosemantiea inieial en "etnociencia".                     se que de todas las corrientes antropologicas que hacen
         Los conceptos singulares basicos del cognitivismo       expresa referencia a procesos mentales, la etnosemantiea
   (anaJisis componencial, arboles, conjuntos contrastan~es,     es la menos "cognitiva" de todas, pOI' cuanto no se ocupa
  dominio, paradigma, segregados, ~exemas, taxo?,omla)           de la cognicion en si, sino (con un claro resabio conduc-
  han sido detallados aparte (II), cUldando de no mterfe-        tista y empirista) del comportamiento verbal en el que
  rir en la eomprensi6n: de las fases en los que aparece~        aqueIIa, hipoteticamente, se manifestaria.    Para decirlo
  y exponh~ndoles en su prepia dinamiea, de la que podra         de otro modo, las tecnicas y los metodos de la etnoseman-
  deducirse su utilidad, su vigencia 0 su abandone'.             tica se originan no en una psicologia del conocimiento,
         La ilustraci6n graficada de las categorias etn~cien-    sino, como es publico y notorio, en la lingiiistica estruc-
   tifica,s (III) busca clarifiear didact~c~mente su.artlcula-   tural de Zellig Harris, incorporando tambien ideas de
   cion, y ya no demostrar (como es ~~~n~o ~a hteratura
                                               en                Bloomfield y de Jakobson; el predicado de la "realidad
   tecniea) su adecuaci6n para el anallSlS de este.o aquel       psicol6gica" del modelo organizacional revelado POl' el
   contexte exotico; en otras palabras, se pretenae hacer        anaJisis de componentes semicos, seda un afiadido pos-
   transparente el mecanismo analitico' propio de cada una       terior, compartido POl' s6lo un pufiado de estudiosos y
carente de una teorlzaci6n concomitante sobre 10s Pl'oce-·    Sperber (Cf. Buxo, 1978, 1983). Aqui hemos optado por
                                                              una acepci6n mas restringida, reconociendo como antro-
80S mentales.
                                                              pol?g~a.cognitiva a la variante te6rica y metodo16gica que
       Ahora bien, Cleciamos que la etnocieneia no ha sido,
                                                              se mlCIa con los aportes reactivos de Goodenough en la
en rigor, la unica antropologia susceptible de ser llamada
                                                              Universidad de Yale (Goodenough, 1955, 1956) y que se
"cognitiva". Despues de la publicaci6n de las primeras
                                                              prolonga hasta laB modernas investigaciones de Geoghe-
obras de Mary Douglas sobre poluci6n y tabu y de las
                                                              gan, Randall, Brown y Witkowski sin soluci6n de conti-
especulaciones iniciales de Leach en el mismo sentido,
                                                              nuidad, a despecho de la total inversi6n del paradigma.
surgi6 en Iglaterra toda una pleyade de investigadores
que se abismaron a indagar sistemas clasificatorios etno-          Nuestro propio sesgo, materialista y sistemico por
graficos con total independencia de los estudios .norte-      el momento, torn aria absurdo cualquier reclamo de obje-
americanos sobre la misma problematica; entre estos au-       tividad por nuestra parte. Cabe aclarar que en la actua-
tores, comprometidos mas bien con asuntos de ordensim-        lidad, despues de haber confiado mesuradamente en el y
                                                              de haberlo sometido a prueba en trabajos especificos (con
bolista, con fuertes toques de estructuralismo a la Leach-
Douglas, sobresalen Stanley Tambiah (1968, 1969) y            resultados mas bien negativos), tendemos a relativizar el
                                                              enfoque cognitivista, sin dejar de recoI1ocer su merito y
Ralph Bulmer (1967).
         TambHin en Inglaterra, hacia 1967, Robin Horton      sus titulos como uno de los intentos rrtas enjundiosos y
replantea el tema de la "mentalidad primitiva" y de su        apasionantes de formalizaci6n antropo16gica.
diferencia 0 similitud con el pensamiento cientifico 0 con
 la actividad mental cotidiana del hombre de Occidente,
 originandose otro circulo de debate en el que los interlo-
 cutores mas productivos parecen ser Hallpike, Merrilee
 Salmon y David Cooper, y en el queel discurso se focaliza
 de nuevo en estructuras y modalidades cognitivas.
       La IPsicologia Cognitiva de Neisser, Lindsay y Nor-
 man tambi€m ha generado una serie continua de estudios
 antropo16gicos, preocupados tanto por los aspectos cog-
 nitivos de la simbolizaci6n (Sperber, 1979; Klein, 1983;
 Ohnuki-Tierney, 1981) como por la incidencia de la cul-
 tura en la percepci6n y en la memoria (Cole, Gay y Glick,
  1968; Cole, Frankel y Sharp, 1971; Segall, Campbelly
  Herskovits, 1966; Gay y Cole, 1967, 1972).
        Tanto los estudios etnotaxon6micos, como los que se
  ocupan del "pensamiento salvaje" y los que abordan la
  relaci6n entre cognici6n y cultura, merecerian ser carac-
  terizados como representativos de otras tantas antropo-
  logias cognitivas; de hecho, Maria Jesus Bux6 usurp6,
  repetidamente, esa denominaci6n generica en beneficio de
I. DESARROLLOTEORICO
    DE LA ANTROPOLOGIACOGNITIVA




 1. Fase formativa

       Es una paradoja que una cortiente establecida para
  revolucionar la cota de detalle y perfeccion del trabajo
  etnografico, no haga mas, a fin de cuentas, que resucitar
  unos cuantos metodos y tecnicas que en su momento pa-
  saron sin pena ni gloria. Tanto el analisis componencial
 de Goodenough como el anaJisis transformacional           de
 Lounsbury, tienen sus precedentes incontrovertibles       en
 el estudio de Kroeber sobre los componentes universales
 de los terminos de parentesco (1909) y en las reglas 10-
 gicas generativas estatuidas por Sol Tax a prop6sito de
 los sistemas Crow y Omaha (1937), respectivamente. Los
 ensayos pioneros de Kroeber y de Tax, por afiadidura, tie-
 nen el merito de ser no ya aplicaciones antropo16gicas de
 recursos lingiiisticos preexistentes, como es habitual de un
.tiempo a esta parte, sino invenciones de metodos lingiiis-
 ticos realizadas en el seno de la antropologia con muchos
 afios de anticipaci6n a su reinvenci6n bajo las figuras del
 analisis componencial de Zellig Harris (ca. 1944) y de la
 lingiiistica generativa transformacional de Noam Choms-
 ky (ca. 1956). No se trata, empero, de un circulo de
 latrocinios, ni de una acumulaci6n de injusticias: cuando
 Kroeber y Tax produjeron sus invenciones, no existia una
 clara demanda antropo16gica de sus contenidos concep-
 tuales. Cuando Harris desarrolla el analisis componen-
cial (que luego Ie seria arrebatado por susejecutantes         quetipico de la escuela comparativista de Yale, y David
mas excelsos, los antrop610gos cognitivistas) no tiene en      Schneider, inminente patriarca de la antropologia sim-
cuenta ni conoce el estudio de Kroeber; y mucho men os         b6lica norteamericana, fueran quienes aportaran, en ae·
tiene Chomsky idea alguna de la existencia de Sol Tax.         titud expectante, las "criticas constructivas" previas a In.
En la decada que va de un acontecimiento al otro, tanto        publicacion de ese articulo seminal de 1956. En el mis-
la antropologia dominada por los comparativistas, como         mo, Goodenough constata su sorpresa ante la discrepan-
la lingiHstica liderada por los estructuralistas, constitu-    cia entre los censos de reglas de residencia realizados por
yen los campos propicios para sus respectivas expansio-        el y por John Fischer entre los Truk, a tres afios de dis-
nes.                                                           tancia uno del otro. "Si pocos conceptos etn016gicos han
      El iniciador del amilisis componencial en etnografia,    sido definidos con mas precision que los atinentes a la
que se derivara con el tiempo en la instauracion de la an-     residencia: l c6mo es posible que estemos en desacuer-
tropologia cognitiva como corriente, fue sin duda Ward         do? ( ... ) Deberiamos, por cierto, desarrollar metodos que
Goodenough. Su proposito inicial fue el de reconstituir        rivalicen en sofisticacion con los ya establecidos, para
el estudio comparativo del parentesco sobre una base mas       determinar empiricamente los tipos de familia y de or-
firme que hi aceptada hasta entonces por los comparati-        ganizaciones de parentesco. Mientras estos conceptos y
vistas eelecticos. Aunque Goodenough acept6 en princi-         metodos nos esten faltando, estaremos enfrentados a un
pio la tipologia de Murdock, rechazo los metodos estadis-      serio desafio." (1956:24).
ticos y las pretensiones de los antropologos de Yale de              En ese mismo trabajo, Goodenough llega a concIu-
establecer correlaeiones entre la terminologia, la organi-     siones aun mas elaras y terminantes: las definiciones ti-
zaci6n social y demas faetores culturales, retirandose a       pologicas a priori, por prolijas que sean, son absoluta-
una dimension que (con Kroeber) reconocia eminente-            mente inservibles en la practica; la obligaci6n del antro-
mente "psicologica" mas que sociologica, adoptando (con        p610go es realizar una descripci6n en terminos que sean
Boas) una perspectiva mas particularista que generaliza-       congruentes tanto con el fen6meno analiza do como con
dora y eifiendose a la esfera de significaci ones estrictas    Ias conceptualizaciones nativas. La etnografia no deberia
que Gottlob Frege caraeterizara como la "denotaeion" de        ser entonces una tecnica subordinada, utilizada por Ia
los terminos (Goodenough, 1956, 1967).                         etnologia te6rica para recabar datos, sino un fin cienti-
      Goodenough se colocaba asi al frente de una nueva        fico en si rnisma (1956 :37).
propuesta, Ia nueva etnografia 0 etnosemantica que, ati-            Estas puntualizaciones, aunque plausibles, no impre-
picamente, comenzaba su etapa programatica y experi-           sionaron a todos los antrop610gos por igual; el propio
mental con renuneiamientos mas que con reivindicaciones        Fischer, responsable en parte de la estupefacci6n ilumi-
territoriales y con especificaciones mas que con genera-       nadora de Goodenough, respondi6 con una tipologia de
lidades.                                         _       . !   reglas de residencia totalmente a priori que daba facH
      Quiza la contribuci6n mas ilustrativa de las inquie-     cuenta de todas las anomalias anotadas por este entre
tudes inieiales de Goodenough sea su critica a los tipos       los Truk. Pareceria posible, en eonsecuencia, perfeccio-
de reglas de residencia comunmente aceptadas por los           nar las herramientas tradicionales, sin que fuera necoSR-
etn610gos. No deja tampoco de ser un indicio importante        rio cambiar radicalrnente de estrategias, y sin tener quo
el que su maestro Murdock, fundador y representante ar-        arrojar por 'Ia b<>rdatodos y cadauno de los datos pa-
·-T
                                                               -,"


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                                                                                    "                                     I              -- -----
                                                                                                                                          -
cientemente reunidos en el primer siglo de vida de la            ,:~:.              • ca para fuadar una etnografia rev.luci.uaria y ",lis ri-
disci plina.                                                                    ,       gurosa, Chomsky -aparece en el horizonte, revelando im~
      De todos modos, pocas semanas despues de publicado                                plaeablemente el caracter retardatario       y 1a cientificidad
su articulo (yen rigor, dos afios antes de que Fischer                                  fieticia del estrueturalismo lingiHstieo. A pesar de que
tuviese siquiera oportunidad de reaccionar), Goodenough                                 Hymes pretende que este estructuralismo no sucumbio POl'
habia encontrado, extrapolado, adaptado y puesto a pun-                                 completo alataque de la nueva escuela generativa trans-
to el metodo que neeesitaba (el analisis componencial) y                                formacional (1964 :24-25), 10 cierto es que no se conoce
la justificadon epistemologica para trocar el falso obje-                               en la historia reciente de lasciencias, una refutaeion mas
tivismo del antropologo porIa subjetividad, mas confia-                                 acabada que la de Chomsky ni una retrace ion mas osten-
ble, del informante: el enfoque emic de Kenneth Pike. El                                sible que la sufridapor    la lingiHstica estructural.
mismo habia probado ya el poderorganizativo       del anali-                                  El analisis formal de la cultura, a modo de gramati-
sis componencial en 1951, mientras que el emicismo de                                   ca, 86108e refiere alas eomportamientos "apropiados", 0
Pike 'habia surgido oportunamente en 1954, resucitando                                  sea a 10 que se denomina "competencia", pero es incapaz
en realidad una vieja concepcion de Sapir. La proclama                                  de abordar la actuacion real, el proeeso concreto de los
de Pike en favor de la emicidad, segun hoy sabemos, no                                  comportamientos, lingiHsticos 0 de cualquierotro      orden.
tiene demasiado sustento logico como garantfa de sentido                                E8tO se debe a que el modelo lingiHstico en el que 8e ori-
en la descripcion de una cultura, ya que presupone, con-                                gina la etnosemantiea corresponde a los 8upuestos de 1a
tra toda evidencia, que los conocimientos pertinentes no                                antigua escuela estructuralista,    cuya preoeupaeion den-
solo son verbalizables, sino que se encuentran en la con-                               tifiea remitia al paradigma del empirismo mas radical,
ciencia irimediata de los informantes. El aspecto mas con-                              de corte conduetista, interesado exclusivamente en la ade-
tradictorio entre la propuesta de Pike y el proyecto etno-                              cuacion descriptiva. La gramatica generativa transfor-
semantico, empero, solo se dejaria vel' sobre la marcha:                                macional pone de manifiesto no solo la estrechez de cefiir
aquel aducia en apoyo de los estudios emic su cap acid ad                               el analisis a un momento descriptivo, sino el heeho de que
de comprension de las totalidades culturales, no como par-                              este momento mismo es una imposibilidad logica y pra.c-
tes separadas, sino como sintesis compactas (Pike, 1976:                                tica, puesto que ninguna lista y ninguna tabla compo-
239) ; es bien sabido que la etnoeiencia no ha dado jamas                               nencial puede incorporar la variedad infinita de los com-
 ese paso erftico hacia la sintesis que en el programa de                               portamientos apropiados en tal 0 cual dominio. Una cosa
 Pike aparece como tan sencillo de cumplimentar.                                        es organizar esquematicamente el conocimiento 0 las creen-
      Es fundamental considerar las inspiraciones teoricas                              eiasy otra, muy distinta, conoeer los mecanismos que de-
 de Goodenough a la luz de su dinamica ulterior. de su                                  finen las aetuaciones eoncretas (Brukman, 19'69).
 destino. En primer lugar, el analisis componencial habia                                     Cuando la flamante antropologia cognitiva tomo co-
 sido, desde hacia muchos afios. el instrumento predilecto                              nocimiento de 10 acaecido a la tendencia lingiiistica en la
 de la lingiHstica estructural descriptiva de la linea de                               Que habia abrevado, solo Ie quedaron dos alternativas:
 Bloomfield y de Harris y, en menos medida, de la de                                    disimularlo todo, 0 buscar una solucion de emergencia.
 .Takobson, que hacia posible la expansion de los principios                            Laprimera      fue la eleccion de Goodenough; la segunda,
 doctrinarios de todos elIos desde la fonologia hasta la                                la de Floyd Lounsbury. Aquel se resign6 a la similitud
 semantica. Justo cuando Goodenough recupera esa tecni-                                 del "dominio" etnosemantico con la del vapuleado "cor-
pus" de los estructuralistas  y al papel puramente des-             En estos momentos inaugurales, el caso de Harold
criptivo que Ie estaba reservado a sus metodos ; Louns-       Conklin es de especial interes. Sus primeros articuloA
bury, marcando una tendencia interna de la antropologia       etnosemanticos, que son inc1uso anteriores a los de Goo-
cognitiva que nunca fue demasiado popular, se apresuro        denough, contienen ya todos los elementos necesarios pa-
a convertir los hechos lexemicos constatados en "reglas"      ra formalizar una interpretacion de ciertos aspectos cul-
para la confeccion de lexemas, y en postular "estructuras     turales segun el sesgo tipico del analisis componencial, 10
profundas" a partir de "estructuras de superficie" inme-      que induce a sospechar queeste paso por un periodo de
diatamente perceptibles. Ni siquiera con esas concesiones     latencia y premaduracion -tal vez en las aulas universi-
logro conseguir la anuencia de Chomsky, quien por 10          tarias de Yale y de Columbia- antes de quedar registrado
menos hasta 1967 se opuso a la utilizacion de esos ter-       par escrito. Aun en estudios alga posteriores, Conklin no
minos en el contexto de un analisis semantico.                suele utilizar a Goodenough como fuente, apoyandose mas
      Por alguna razon oculta, esa dicotomia radical inau-    bien en los ensayos de semantica de Lenneberg, Osgood
gurada por Lounsbury en la concepcion de 10 que deberia       y Hjelmslev. En El Pensamiento Salvaje, de Levi-Strauss,
serel analisis cognitivo nunca fue subrayada suficiente-      publicado en 1962, que comienza exponiendo datos y re-
mente. Existe, si, un articulo de Allan Coult donde ese       ferencias que retrospectivamente   se reconocen como cog-
contraste aparece muy bien caracterizado (Coult, 1967:        nitivistas, son mencionados Conklin y Frake, pero no hay
46) ; pero se trata de una contribucion editada en Ingla-     una sola palabra sobre el programa de Goodenough, so-
terra fuera del circuito critico de la lectura etnosemanti-   bre Lounsbury 0 sobre Wallace.
ca, q~e en ese entonces se centraba en el American An-              Lo mas sefialable en Conklin, aparte de sus .pacientes
thropologist; y su tono es tan poco parsimonioso que es       recopilaciones y de sus alborozados hallazgos cuantitativos
.dificil que haya sido tornado en serio.                       (j 461 c1ases zoologicas entre los Hanunoo!), es su retor-
      Ademas, la perdida del paradigma linguistico se         no inconfesado e inadvertido alas hipotesis de Sapir y
complement6 con la defeccion de Kenneth Pike, quien           Whorf, cuyo aire de familia con las ideas subyacentes al
traicion6 el espiritu de la etnosemantica a la manera de      cognitivismo representaria     siempre cierta incomodidad
Goodenough cuando se dedic6 a perseguir, en 1960, los         paraeste.    Aunque la capacidad de discriminacion cro-
analogos sociol:6gicos concretos de los terminos linguis-     matica pudiera ser la misma en todas las poblaciones hu-
ticos.                                                        manas, el hecho de que los diferentes lenguajes clasifiquen
                                                              los colores de distintas maneras lleva a Conklin a presu-
      De todos modos, a fines de 1956 la antropologia cog-    mir que la estructura de un conjunto lexico podria afec-
nitiva es un hecho consumado e irreversible, aunque es        tar a la misma percepcion. Con el fundamento de su pro-
dudoso que tuviera plena conciencia de sf antes de 1958.      pio trabajo de campo y con amplias referencias a las in-
En un mismo numero de la revista Language, Goodenough         vestigaciones previas de Lenneberg y Lounsbury, Con-
y Lounsbury habian publicado sus proclamas fundaciona-        klin establece que solo el analisis intracultural   de eSOH
les; muy pronto se les unieron Conklin, Wallace y Frake,      conjuntos lexicos y de sus correlatos puede proporcionar
quienes se hallaban profundizando una veta similar (Cf.       la clave para su comprension. Mientras que el abordo
Goodenough, 1956; Lounsbury, 1956; Frake, 1961; Wa-           etnosemantico del dominio favorito de Goodenougoh (01
llace, 1962; Conklin, 1955, 1961, 1962).                      parente$co) fue perdiendo popularidad con el corror dol
nencial" , reCOl1l00e n Lounsbury (que jamas ha practi.
                                                                                     e                     -.
  tiempo y suscitando critica8 cada vez mas virulentas en                  ."     -   -     -




                                                                cado en rigor ese tip<) de analisis) a un estudlOSO cuyos
  el resto de la antropologia, 108 temas escogidos por Con-     metodos 10 llevaron por caminos distintos, pero comple-
  klin (taxonomias naturales, c1asificaci6n croll11ttica) si-   mentarios. El papel de Goodenough como te6rico y pon·
  gnen verlebrando las investigaciones cognitivistas con-       tifice de la etnosemantica se va desdibujando inmediata-
  temporaneas (Cf. Berlin, 1972, 1967; Berlin, Breedlove        mente despues de sentadas sus ideas basicas, que pueden
  y Raven, 1974; Berlin y Kay, 1969; Hunn, 1978, 1982;          sintetizarse: a) en el proyecto de una etnografia emic
  Perchonok y Werner, 1969; Witkowski y Brown, 1977).           rigurosa y formal; b) en la restricci6n del anaJisis al
     Mientras que Goodenough, Wallace y Frake enfatizan         ambito de las denotaciones de una serie de terminos; c)
  los correlatos psico16gicos inferidos a partir del lengua-    en la renuncia a la comprension de las estructuras socia-
  je, Floyd Lounsbury prefiere indagar 108' correlatos 80-      les y de cualquier otra realidad material; y, d) en la apli-
  cio16gicos. Ya desde un principio, como hemos visto, SU       cacion especifica del analisis componencial comQ herra-
  enfoque es marcadamente idiosincratico: parael, el obje-      mienta sUPrema del metodo y casi se diria que como fi-
. tivo del analisis es descubrir la estructura del comporta-    nalidad .
  miento no Iingiiistico (Lounsbury, 1956 :189) ; su marco            No hay en Goodenough mucha mas tooria que la que
  de referencia te6rico, asimismo, supo apartarse del estruc-   aqui se r(lsume, y desde un inicio el campo de 13: antro-
  turalismo conductista con un agudo senti do de la oportu-     pologia cognitiva.queda sembrado con las paradoJas que,
  nidad. Es tambien significativo que Lounsbury haya            sumadas alas descubiertas por Lounsbury, acabarian aca-
  caido en la cuenta, muy tempranamente, de las dificul-        rreando su colapoo: la seleeeion de dominios estructura-
  tades que terminarian acarreando a la antropologia cog-       dos como ;para producir solo cuadros eomponeneial~s el(l-
  nitiva su conocido desprestigio: "En ciertas areas del        gantes y simetricos, eon olvido de todos 108 demas aspec-
  lexicon -escribe-      las estructuras  semanticas pueden     tos de Ia cuItura; el aislamiento anaHtieo y c()Rcept.uai
  llegar a ser tan complejas que es imposible 0 poco pro-        entre los diVel'$OBdominioo; la necesidad de pre.definir
  vechosa una estrategia deeste tipo, en la cual las prin-      los dominios mismos segun criterios todavia etic, como
  cipales herramientas son la 16gica de clases aristotelica     los de "parentesco", "color" 0 "enfermedad"; el encogi-
  yla prueba pragnuitica del 'igual 0 diferente'. Quiza         miento de la significacion a la esfern de las denotaciones
  tengamos que abandonar la dicotomia aristoteHca entre         fijas, etcetera.
  'A' y 'no A', asi como la clara distinci6n entre rasgos
  'esenciales' y 'accidentales'." (1956:194).    Preeisamente         Aunque fue Goodenough el que delineo las etapas
  por no haber llevado a termino el proyeeto de Lounsbury,       del metodo, tuvo que ser Frake quien insistiera mas vigo-
  la antropologiacognitiva       entrada en crisis once aflos    rosamente en el heeho de que el anatisis componencial era
  despues a causa del redescubrimiento, en un principio          el camino de acceso hacia la'·realid.ad psicol6gica" de los
  minimizado, de relaciones sema.nticas irreductibles a la       nativos y el que earacterlzara mas 0 menos axiomatica-
  16gica de clases (Cf. Casagrande y Hale, 1967; Percho-         mente las categorias analiticas del cognitivismo: "domi-
  nock y Werner, 1969; Colby, Fernandez y Kronenfeld,            nio", "segregado" , "conjunto contrastante","paradigma",
  1981 :428-430).                                                "taxonomia".El    afinamiento de todas astas categorias y
                                                                 el descubrimiento de las dificultades involueradas por
        Goodenough, 'que, en general, nunea habla de "An-        este aeceso habrfan de ser sobrellevados por Alfred Wa-
  tropologfa Cognitiva" sino mas bien de "AnaHsis Compo-
IInee en 10 que se reconoce como la metamorfosis de la         imperceptible entrela invenCi6n de un metodo para ana-
etnosemantica en etnociencia 0 en etnoepistemologia. Ya        lizar la cultura y la redefinici6n de la cultura como la
desde principios de los afios '70, y con la excepci6n de       resultante de la aplicaci6n de ese metodo, habia dado pie
algunas visiones retrospectivas y de algunas citas nos-        para la materializaci6n de esta fase expansiva, que se
h1Jgicas, la figura de Goodenough desaparece paulatina-        desarrolla a fuerza de polemicas. "La cultura de una
mente de la escena y del discurso antropol6gico.               sociedad -dice-      consiste en 10 que uno debe saber 0
                                                               creer para operar de una manera aceptable para sus
                                                               miembros." Ya en su celebre articulo fundacional, Goo-
                                                               denough asegura repetidamente que el prop6sito del ana-
      Una vez formulado el paradigma, los metodos y las        lisis componencial de los terminos de parentesco es el de
tecnicas, la antropologia cognitiva, ya perfectamente de-      proporcionar definiciones psico16gicamente reales. Afir-
limitada como escuela opuesta a la tradici6n comparati-        ma, por ejemplo, que la gente "tiene ciertos criterios en
vista y aun a la intencionalidad etno16gica, se transform6     la mente por los cuales juzga que A es 0 no es el primo
en "etnociencia" (Werner y Fenton, 1973 :537-538; Leaf,        de B" (1956 :195), alude a su propio metodo como un me-
1981 :297; Wallace y Atkins, 1960). El punto de articu-        dio para aprender acerca de los "procesos cognitivos hu-
laci6n de estas transformaciones de caracter expansivo         manos" (p. 198) y discute los "conceptos que existen en
radica en la afirmaci6n de la "realidad psico16gica" de        el mundo cognitivo de los Truk" (p. 213).
los modelos elicitados, un aserto que si bien esta impllcito         Pero el impulsor primordial de esta ideologia en for-
o sefialado en las contribuciones originarias, ad quiere su    ma masiva es Charles Frake quien, a este respecto, se ha
axiomatizaci6n y sus tecnicas validativas especificas en       mostrado siempre mas ambicioso y mas rotundo, rom-
los trabajos incluidos en nuestro cuadro como formando         piendo mas de una vez la regIa de parsimonia que habia
parte de esta fase. Ese aserto, con ser polemico, compor-      sido el leit-motiv de los nuevos metodos. "Debemos pe-
ta un corolarioque todavia Jo es mas: si los criterios com-    netrar -dice Frake-        en las cabezas de nuestros suje-
ponenciales reflejan directamente la realidad psico16gica,     tos." (1964 :133). Y, a tal efeeto, proporciona lineamien-
bastara reunir un numero suficiente de descripciones,           tos para alcanzar el desideratum del trabajo de campo
aprehenderlas y seguir su curso para poder comportarse          etnocientifico. Algunas afirmaciones de Frake, quiza el
como 0 pasar por un nativo. El postulado de la realidad         investigador mas militante de la escuela, han devenido
psico16gica, sin que nadie loadvierta, se transforma en-        citas clasicas en las cr6nicas del cognitivismo. "La etno-
tonces sutilmente: la descripci6n de 10 que los nativos         grafia -expresa    Frake-    es una disciplina que pretende
hacen verbalmente deviene prescripci6n de 10 que hay            dar cuenta del comportamiento de un pueblo mediante la
que hacer mentalmente para ser nativo; en otras pala-           descripci6n del conocimiento socialmente adquirido y com-
bras, la descripci6n de una realidad se convierte en el         partido, 0 sea la cultura, el que permite a los miembros
 estatuto de las reglas que la rigen. De alli que el cogni-     de una sociedad aetuar de manera que los suyos juzgan
tivismo imaginara que sus cuadros descriptivos, al ser          apropiadas ( ... ) 8i buscamos dar cuenta del comporta-
 regulares y formales, tenian ya todos los atributos pro-       miento relacionandolo con las condiciones bajo las cuales
 pi os de las predicciones.                                     normal mente ocurre, requeriremos procedimientos para
       Goodenough mismo, al practicar un deslizamiento          descubrir a que presta atenci6n la gente, cua.! es la inior-
maci6n que aHa procesa, y cuando alcanza decisiones· con-       a prueba por el lector destinatario del informo, Ai on-
ducentea a actitudes culturalmente apropiadas. Penetrar         contrarse con respuestas que pueden serlo tambi6n con
en Ill.cabeza de nuestros sujetos no es una hazafia impo-       respecto a otras preguntas, se produce un eslabonamion-
sible; nuestros sujetos mismos Ia realizan cuando apren-        to adicional (interlinkage)    que· puede ser un punio do
den su cultura y se convierten en 'actores nativos'. Ellos      partida para el trazado de amplias taxonomias y de di-
no p~seen .avenidas misteriosas de percepcion que no es-        versas formas de organizaci6n conceptual y empfrica.
ten dlspombles para nosotros como investigadores." (Fra-              Ftake es sensible al problema del uso cultural y do
ke, 1964: 132-133). La logica de estas evaluaciones no          la practica activa de la categorizaci6n, asf como alas
pa::ece muy l~mpia:. equiparar las posibilidades de aprendi-    relaciones de partonomfa, de derivaci6n y a todo tipo de
zaJe de un mvestIgador (que, a: fin de cuentas es un            estructuraciones   dinamicas; por ell0 indaga, entre otras
extrafio) con las de los avezados porta:dores de ~na cul-       cosas, el origen atribuido alas entidades relevadas, su
tura: es, mas 0 menos, como decir que aprender chino es         participacion como ingredientes en agregaciones comple-
tan f~bulosamente sencillo, que hasta los nifios. chinos de     jas y sus posibilidades de desarticulaci6n, yendo mas aHa
dos anos de edad son capaces de hacerlo.                        de las contexturas puramente taxon6micas. En esa etapa
 .    Al margen de aSlueHas pretensiones, oportunamente         de instauraci6n de una preceptiva para el trabajo de
Juzgadas como exceSlvas por algunos de los mismos cog-          campo cognitivista, la propuesta de Frake se consider6
nitivistas (Burling, 1964 :25-26; Hammel 1964' Lounsbu-          un avance significativo, aunque era ostensible que con-
ry, 1964), 10 cierto es que Frake institu;'6 el p~ograma y      fund fa la mera lexicalizaci6n de una entidad con su re-
las categorias publicas de, por 10 menos, una parte del          levanciano    s610 cognoscitiva, sino, en ultimo analisis,
p;oc.edimien,~o etnocientffico de trabajo.    Sus conceptos      cultural. Pocos afios despues, la exploraci6n exhaustiva
tecmcos de preguntas encadenadas" "preguntas recfpro-            de las taxonomfas folk y la creaci6n de herramientas tales
ca" y "·t egor,ras es Ib ona·d as", por '.
   s      ca     '.    a                eJemplo, fueron apli-    como los tests de saliencia (Berlin, Boster y O'Neil,
cados y abstraldos de sus analisis de las practicas Suba-        1981), Jos algoritmos factoriah3s de predictibilidad    (Jo-
nu~ de fabricaci6n d~ cerveza, donde tamblen se plantean         chim, 1976 :23), las medidas de preeminencia de taxones
sucmtamente y con mdependencia de las observaciones               (Hays, 1974) y las signaturas ,de actividad (Hunn, 1972),
de ~oUl:sbu:r:s los problemas emergentes de las relaciones       acabarfan relegando los criterios de Frake al nivel de las
semantlCas lrregulares y no taxon6micas.                         operaciones .preliminares.
      Frake aduce que al presentar una pregunta (verbi-                EI conocido survey de Stephen Tyler compendia, al-
gracia, ";,que dase de arbol es este ?") el informante           go mas tarde, los principios que rigen la nueva orienta-
nativo busca restringir la respuesta co~ arreglo a un            cion psicologista de la etnosemantica:     "La antropologfa
conjunto determinado de posibilidades categoriales (en           cognitiva constituye una novedosa perspectiva te6rica,
este caso, "nombres de arbol"), de modo tal que la selec-        abocada a descubrir c6mo organizan y utilizan su cultura
cion de una replica en particular acarrea informaci6n            los diferentes pueblos. No constituye tanto una busqueda
si.gnificante. para el interrogado. Una descripci6n orga-        de alguna unidad generalizada en el analisis del compor-
mzada !l1€dumte 'preg~ntas encadenadas y sus respuestas          tamiento','como un intento de comprender los pr'inC'i.:p'ioH
resp~ctI~as,. ~s s~.multaneamente un programa para des-           organizativo8 subya,centes al comportamiento. Se da por
cubrI:[, .slgmflCaClO116S, ue puede ser replica do y puesto
                          q                                       sentado que cada pueblo posee un sistema unico para P01'-
cibir y organizar 10s fen6menM materiales: cosas, even-         clasica como un conjunto de contribuclones anaHtlcaR 110
tos, comportamiento y emociones. El objeto de estudio no        s6lo tendiente a la descripci6n de modelos, reg-las y c6di-
son estos fen6menos materiales, sino la forma en que es-        gos, sino tambien y primordialmente comprometido a 80-
tan organizados en la mente del hombre." (Tyler, 1969 :3).      lucianar el dilema de la realidad psico16gica y a COITO-
      En esta fase, mas alIa de la cuesti6n especifica de       borar contra viento y marea la generalidad de los cons-
la realidad psico16gica de los modelos desvelados, se abren     tructos que descubre. Esta dialectica es la que Ie imponc,
para la etnociencia dos areas ineditas de problematicidad:      precisamente, su caracter polemico y su interes te6rico.
una de ellas es la de su propia trasmutaci6n en una espe-             Los estudios de Tyler y de Wallace, que vertebran
cie de psicologia pura, desligada en cierta forma de las        el periodo resolutivo de esta fase, aportan proyectos de
materialidades que siempre fueron pertinentes para la           soluci6n marcadamente discrepantes. "Es muy improba-
antropologia; la otra es la com-partici6n de los c6digos        ble -afirma     Tyler-  que los miembros de una cultura
que se postulan como vigentesy actuantes en el seno de          vean a esta como un tipo de fen6meno unitario. Cada
cada cultura. La primera quiza puede zanjarse como una          miembro bien puede tener un modelo unico y unitario de
mera circunstancia de caracterizaci6n disciplinaria que         su cultura, pero no es necesariamente conocedor de todos
reviste en si poco interes; pero el dilema de la com-           los modelos unitarios de los demas mieIhbros de su socie-
partici6n de los c6digos es en cambio una indefinici6n          dad. El puede estar conciente de algunos de estos mo-
epistemo16gica fundamental.      Al igual que la existencia     delos y utilizarlos ocasionalmente, pero es s610 el antro-
de una personalidad modal, la de un c6digo cognoscitivo         p610go quien trasciende POl' completo estos modelos par-
uniforme es una proposici6n que debiera estar abierta           ticulares y construye un solo modelo unificado. Esta or-
a la contrastaci6n empirica. Si se conciben los c6digos 0       ganizaci6n cognosciti'va existe unicamente en la mente del
principios organizativos como fen6menos psiquicos pre-          antrop61ogo. Sin embargo, en la medida en que generara
sentes "en la mente de las personas" que pueden variaI'         modelos conceptuales utilizados porIa gente de una cul-
de un individuo a otro, deberia esperarse de los inves-         tura en particular, este es un modelo de sus sistemas cog-
tigadores el uso de tecnicas de muestreo estadistico ca-        noscitivos." (Tyler, 1969 :5).
paces de dar cuenta de esa variedad. El rechazo de las               A men os que Tyler pretenda significar algo distinto
estrategias cuantitativas POl' parte de Goodenough, como        de 10 que dice, el investigador debe comenzar elicitando
actitud reactiva frente al comparativismo absoluto de la        los modelos de una muestra representativa 0 de la tota-
escllela de Yale, fue sin embargo definitorio: hasta el         lidad de ·los individuos de un grupo, con 1a finalidad de
advenimiento de 10 que hemos caracterizado como su ulti-        agotar la variabilidad cognoscitiva que pueda coexistir
ma fase, doude se adopta nuevamente un cariz estadis-           en su interior. Habiendo completado esta tarea, debe pro-
tico e intercultural, el unico estudio cognitivista de cierta   ceder POl' medio de un proceso de deducci6n, abstracci6n,
monta que hace uso de recursos de cuantificaci6n es el de       generalizaci6n 0 sintesis no especificado a derivar 0 cons-
Romney y D'Andrade (1964). Mientras tanto, la etno-             truir un supermodelo hipotetico que existiria s610 en su
ciencia en su conjunto puede cansiderarse, al decir de          mente, pero que posee, misteriosamente, la capacidad de
Marvin Harris, como una contradictoria "psicologia so-          general', en reversa, todos los modelos concretos y realea.
cial,carente de base estadistica" (1978 :506).
                                                                N6tese que Tyler esta aboliendo nada menos que el pa-
      Puede ahora redefinirse la antropologia cognitiva         radigma emic fijado POl' Goodenough como criterio de
val1doz, y pr~suponlendo POl' un lado la sumatlvidady           lidez de una hip6tesis sobre el mundo cop:nitlvo do In"
complement~rledad de losc6digos individuales, y pOl' el         nativos puede ser comprobada empiricamente" y quo "'
otro la reahdad cultural del superconstructo hipotetico.        se deja de postular la realidad psico16gica y In nnturl-
                                                                leza cognitiva de los analisis estos de.iarian de inmeclllto
      Como han sefialado Kaplan y Manners (1981 :279),
                                                                de ser analisis semanticos (1964 :220-230). Wallaco pro-
algunos etn6grafos parecen pasar POl' alto el hecho de
                                                                tende, entonces, solucionar el dHema central aplicanc10
que existe una brecha 16gica entre el hacer proposiciones
                                                                procedimientos adicionales de validaci6n. A todo eRto, In
ace rea de las propiedades formales de los c6digos y hacer
                                                                raz6n porIa cual el mismo entiende que los modeloR ell-
proposiciones empiricas sobre 10 que realmente esta pa-
                                                                citables son de hecho "cognitivos" radica en el caractcr
sando dentro de la mente humana; y si se percatan de
                                                                latente e inconciente de su proceso de producci6n, que
esta brecha, tienden a considerarla tan pequefia como
                                                                s'e suscita en una esfera psico16gica profunda. De hecho,
para poder salvarla con relativa facilidad. Es bastante
                                                                el informante "no puede proporcionarnos         afirmacioneR
penoso y nohabla muy bien de la presunta finura de su
                                                                verbales claras y correctas sobre sus propias reglas de
anaJisis, que el espiritu de secta haga decir a Frake y a
                                                                procedimiento semantico" (p. 231). Una de las solucio-
Brown que ellos "no entienden" en que consiste la dife-
                                                                nes ad hoc propuestas POl' Wallace (y todas son maR 0
rencia entre la "realidad psico16gica" y la "realidad es-
                                                                menos del mismo talante) consiste en requerir al hablante
tructural", entre 10 que se supone que sucede en la mente
                                                                 Que haga manifiestos los procedimientos que utiliza, a fin
y 10 que muestra un modelo que mal 0 bien funciona
                                                                 de poder descubrir las operaciones l6gicas que e.iecuta
 (1964 :236): lnoes     esta, acaso, la falacia conductista?
                                                                 (p, 236), La contradicci6n es alarmante y absoluta: des-
      En esta tesitura, las propuestas alternativamente pre-     pues de definir la naturaleza cognitiva de la verbalizaci6n
sentadas POl' Wallace han sido significativamente       ines-    en base a su origen subliminal (es decir, psico16gico POl'
tables y contradictorias.    En cierta ocasi6n, Wallace ex-      antonomasia), se pretende llegar a la realidad psico16gica
pres6 un punto de vista que crea serias dudas en cuanto          solicitando al informante una descripci6n verbalizada y
a la posibilidad de desentrafiar la realidad psicol6gica a       conciente de 10 que ocurre en 10 mas abismal de su in-
partir del analisis formal de las manifestaciones linguis-       conciencia.
ticas: "AI igual que un etn6grafo puede inventar un mo-                En esta fase queda tambien sin resolver el enigma
delo taxon6micopara predecir satisfactoriamente la forma
                                                                 de la articulaci6n entre: a) la parte del comportamiento
en que un hablante se refiere a sus parientes sin descri-
                                                                 que es verbalizable' en un lexico ordenado; b) la relaci6n
bir c6mo los considera este, tambien es posible que dos          jerarquica, en terminos de importancia cultural, entre
mie:r;nbros ?-e,la misma sociedad puedan tener un compor-        los dominios densamente conceptualizados y los que son
ta~mento SImIlar 0 complementario, sin que compartan el
                                                                 objeto de una cobertura verbal muy pobre; c) las con-
mlsmo modelo cognoscitivo." (Wallace, 1962 :356). Dejan-         ductas manifiestas y, d) 10 que los cognitivistas llaman
do de lado que esa "predicci6n" sea en realidad una "retro-
                                                                 la cultura en S1. De realizarse una prospecci6n fina en-
dicci6n" extraida de un conjunto lexico cerra do no de-
                                                                 tre las opiniones vigentes en esta epoca, no es seguro
ductivamente expandible, 10 concreto es que Wall~ce asu-
                                                                 que puedan recabarse ponencias demasiado 'distantes de
mi6. posturas diferentes en cada uno de sus escritos. En
                                                                 aquello que se conoce como la "hip6tesis de Sapir- Whorf",
uno de ellos, dedicado POl' entero al problema de la reali-
dad psicol6gica, lleg6 a afirmar POl' ejemplo que "la va-        a la ,que todos los cognitivistas, sin excepci6n, se oponen,
lunQuo mas no sea nominalmente (Cf. Lounsbury, 1982;           afirma que "todos los conjuntos contrastantm1 lion pnrn-
KtlUldnR', 1979; Kay y Kempton, 1984; Hymes, 1964).            digmaticos" (p. 108), cuando caracteriza el an{tliHIH    (~orn-
      En ostas instancias. en el medio de esta crisis de       ponencial como "el analisis de un paradigma" (p. IOn),
(~rlldmiento, las mas con~luyentes contradiceiones 16gicas     o cuando no reconoce la ambigiiedad de la noci6n <11 "1'1(1-
fuoron toleradas sin el menor asomo de escandalo. don          gregado": en nuestro glosario hemos descripto conjullf,oH
I'oforoncia a la dicotomia emic-efic, por ejemplo, Kessen      contrastantes maximamente redundantes (que no son plt-
(1l)G4 :236) era capaz de afirmar, primero, la posibilidad     radigmas sino mas bien "arboles"), hemos ilustrado an{t-
de construir metodos a priori (efic y comparativos) para       lisis componenciales no paradigmaticos, afinado el con-
dar cuenta del comportamiento en cada cultura y de             cepto de "taxonomia", y testimoniado el abandono (10
concluir, tres renglones mas adelante, que las estructu-       los inutiles "segregados·' POl' parte de los etnocientificos.
ras internas de las distintas sociedades son inconmensu-             La fase de marras esta signada indudablemente POl'
rabIes y que es "demasiado ambicioso" pretender supe-          la paradoja y por la radical circularidad de los discursos.
rar la tension entre el comparativismo y la descripd6n         EI aparato tecnico, desplegado con generosidad aqui y
individual.                                                    all a, no alcanza para disimular ni siquiera la punta de
      Las cr6nicas internas de esta etapa del eognitivismo     las incongruencias y, se diria, que sirve mas bien a los
  (Mary Black, 1973; Benjamin Colby, 1963, 1966; Oswald        efectos de magnifiearlas.   Las etapas sucesivas recorri-
 Werner, 1972), al presuponer la eompatibilidad de las         das porIa antropoIogia cognitiva pueden comprenderse
 eategorias instrumentadas POl' los diversos autores ads-      mejor si se las entiende como replanteamientos tendien-
 eriptos al movimiento, no haeen mas que llevar las ineer-     tes a superar esta circunstancia y a deshacer el nudo
 tidumbres del metodo a un nivel de eatastrofe.        Claro   de la confusi6n.,
 esta, la falta de perspectiva ocult6 POl' aquel entonces
todo este proceso de deterioro, que recien se intentaria       3. Fase de ampliaci6n y formalizaci6n
 neutralizar en la fase siguiente mediante una drastica
purga conceptual. Una de las ideas mas desafortunadas               Esta fase se caracteriza POI' un distanciamiento res-
fue la de confiar a Sturtevant (1964) la redacci6n de la       pecto de Ia vieja concepci6n de la etnociencia que consi-
cronica que representaba la voz de la ortodoxia; su po-        deraba el trabajo descriptivo como un fin en si mismo, y
pularisimo survey, que es tambien el mas detallado y pe-       POI' una fuerte propensi6n a colocar el aparato anaHtico
dagogico, refleja sin saberlo casi todas las tensiones e       al servicio de problematicas te6ricas mas amplias. Toda-
incerlidumbres imperantes en la escuela. Sturtevant no         via no hay aqu!, en raz6n de la falta de control que su-
era, evidentemente, el te6rico rigurosQ que esa dificil em-    pone un tratamiento puramente verbal, en contraste con
presa necesitaba; como resultado, la resefia de la apli-       Ia continuidad deductiva que exige un procesamiento com-
caci6n de un metodo que se supone exigente parece hoy          putadorizado, una axiomatizaci6n compIeta y encadena-
en dia un catalogo de gruesas falacias, una apoteosis del      da y, mucho menos, a pesar de ciertos reclamos en eso
sofisma. De hecho, muchas de las definiciones etnoseman-       senti do, una verdadera formulaci6n tearica. Lo que Rf
ticas incluidas POI' Sturtevant carecen de la menor comple-    se encuentra a 10 largo de esta fase es: a) una definki6n
mentariedad como se vera mas adelante; otras veces,            mas fin a de los conceptos tradicionales (paradigma, r-on-
Sturtevant prodiga definiciones absurdas, como cuando          junto contrastante, taxonomia, arbol, dimensi6n eompo-
nencial, relaci6n semantica), expresada casi siempre en                         las relaciones de suceSlOn; tanto las secuencias do pro-
la jergoa de la teoria de conjuntos; b) una actitud menos                       ducci6n de acontecimientos como las correspondonciftA
crispada y mas tolerante acerca de la proveniencia emic                         entre insumos y productos culturales. Las autentir-ns ta-
de las categorias; c) una marcada merma en las exigen-                          xonomias folk que deslumbraron a los primeros etnoAO-
cias y en la ilusi6n de alcanzar la realidad psicol6gica.                       manticos y los analisis componenciales del parentesco no
                                                                                ofrecian mayores inconvenientes; existian, induso, :for-
      Si se considera que entre los mandamientos funda-
cionales de la etnociencia fig-uraba la concentraci 6n del
                                                  i
                                                                                malismos matematicos 0 cuasi-matematicos, como los pro-
estudio en dominios perfectamente acotados y la restric-                        vistos por Werner y Fenton, para representar todas, 0
ci6n de los analisis alas relaciones semanticas mas es-                         casi todas, las estructuras cognitivas involucradas y sus
tructuradas, capaces de producir los modelos mas elegan-                        articulaciones 16gicas internas de transitividad,    reflexi-
tes y econ6micos, se podra apreciar en que medida Ia fase                       vidad. impIicaci6n, simetria" conmutaci6n, etc. Pero cuan-
se convierte mas en un replanteamiento que en un de-                            do Casagrande y Hale (y, tras ellos, Perchonock y Wer-
sarrollo ortodoxo. De hecho, podemos distinguir en su                           ner) aceptaron el desafio de Frake y quisieron investigar
interior una tendencia centripeta hacia un mayor rigor                          otros tipos de estructuras conceptuales, el edificio te6rico
etnocientifico, cuyo paradigma podria ser el comentario                         de la doctrina demostr6 a los cuatro vientos su extrema
de Kay (1966) a los postulados excesivamente lingiiisti-                        precariedad y, aunque no se 10 haya expresado nunca, 10
cos de Colby, y una tendencia centrifuga, disolvente, que                       cierto es que entre las filas del cognitivismo cundi6 el
se intuve sobre todo en las contribuciones de Casagrande,                       desencanto.
Hale, Werner, Perchonock y Tenton. en las que, al lado                                De la noche a la mafiana, la circunscripci6n de las
de una formalizaci6n de orden algehraico de las catego-                         aplicaciones etnocientificas a los dominios mas fuertemen-
rias mas entrafiahles, se insinuan horizontes cognitivos                        te estructurados se mostr6 como una restricci6n excesiva,
dificiles 0 imposibles de reducir formalmente. Por todas                        como una focaIizaci6n en ambitos que se revelaron de
partes, los desenvolvimientos productivos van siendo com-                       subito como extensionalmente infimos con respecto a una
plementados con una clara conciencia de los problemas                           totalidad compleja e irreductihle. EI fragmento de cul-
que ellos mismos suscitan; la etnociencia deja de ser la                        tura que podia ser componencialmente relevado era de
llave magica de Frake 0 de Sturtevant, capaz de instau-                          una mezquindad y de una pequefiez aterradora en rela-
rar el reinado de la certidumbre y, se convierte, con una                       ci6n con su totalidad. Result6 que, a :fin de cuentas, Be-
autocrltica saludable, en un mecanismo de formulaci6n                            rreman tenia raz·6n: el analisis componencial era riguroso
de problemas antropol6gicos no siempre soluhles en 10                            y contrastable, pero no dejaha de ser trivial. Y si hien
inmediato.                                                                      todos los precursores ya haMan hecho expresa la adver-
      A partir, precisamente. del articulo mas programa-                        tencia, un tanto farisaica, de que (lalgunos domini os cul-
tico de Charles Frake (1964), Ios cognitivistas estahan                         turales se encuentran mejor estructurados         aue otros".
persuadidos de que las relaciones semanticas que en el                           ninguno de ellos habia avisado que mas alIa de los poeOA
se sugerian -y que no eran estrictamente taxon6micas                             asuntos d6cHes al tratamiento taxon6mico, se ensefioreaba
ni paradigmatiGas-     podian ser estudiadas todas con el                        el caos.
mismo rigor. Se esperaba que la etnociencia llegaria a                                En definitiva, el cognitivista bisofio pareda libre do
reducir, sistematicamente, tanto las partonomias como

                                                             ',;'.'
                                                             j......•.•.......
                                                             ..   '."
                                                                        ,
                                                                        ,


                                                                        ~;
                                                                            .
                                                                                 plantear cualquh~r cosa 0 de poner en primer plano nl
fUlpecto de la cultura quese Ie ocurriera, sin tener a la              puede verse que, al principio, se presentan rolaeionel'1 Ul-
     mana criterios para diferenciar los resultados de interes              gicas propias de los diccionarios, pasibles do SOl' OXpr(l-
     de las afirmaciones irrelevantes:    ;,acaso no habia casi             sadas en l6gica formal; pero, a medida Que se It VRn~lt,
     un libro entero -muy celebrado- sobre nombres de lena.             .   las correspondencias pasan a ser menos deducibleR .Y m{lI'I
     entre los Tzeltal, 0 un articulo -modelo en su genero-                 enciclopedicas y experienciales. Esta es una situaci6n muy
     sobre como pedir un trago en Subanum? Es, a prop6sito                  diffcil de describir formalmente;     el dilculo predietivo
     de esta coyuntura, que abarc6 desde 1967 hasta fines de                tiende aqui a fallar, toda vez que las respuestas incluyen
     la decada y endonde los problemas mayores de la sig-                   mayor diversidad y heterogeneidad de conocimientos.
     nificacion quieren ser resueltos a fuerza de ejemplos cada                   Como complicacion adicional,Werner      y Perchonock
     vez m:is exoticos, estrechos y bizantinos, cuando los mas              comienzan a advertir, en 1969, que los metodos etnocien-
     veteranos de la escuela se Haman a silencio y cuando el                tlficos de trabajo de campo, consistentes en entrenar al
     ingles Kuper se permite hablar, sin ser refutado, del                  informante para que formule preguntas relevantes pri-
     "estrepitoso fracaso" de la empresa etnocientifica (Kuper,             mero v enuncie sus respuestas despues, no eran todo 10
     1972 :219).                                                            satisfaetorios oue se pretendia. "Es dificil para los in-
           Las "nuevas relaciones semanticas", presentes POl'               formantes for~ular preguntas sobre una base sistematica
     todas partes en el universo etnografico, no conduefan a                -expresan-      Y las que elicitamos probaron ser de poco
     ninguna formalizacion de tipo matematico y no se rela-                 interes (1939 :230). En la busqueda de soluciones a los
     cionaban ellas mismas con ningun cuerpo te6rico prees-                 interrog-antes oue se plantearon v en las qUE' se ensavaron
     tablecido. Ni siquiera los lingtiistas, a quienes se les               metodos de ordenamiento de tar.ietas y de trazado de ar-
     habia sustraido la idea del anaJisis componencial, pare-               boles (en realidad, diagramas binarios de conmutaci6n",
     dan haber pensado jamas en ellas. No existlan tampoco                   en la terminolog-fa de Kay) por parte de 108 informantes,
     referentes inmediatos para ese tipo de relaciones en la                 corroboraron o'ue estos ~tilizaban distintog criterios ta-
     tradicion epistemologica occidental, como 10 pudo haber                 xonomicos en los niveles menos inclusivos de las clasifi-
     sido la taxonomia linneana con respeeto a los dominios                  caciones, aunque reconocfan como correetas las variantes
     componencialmente reductibles. Algunas de las relacio-                  ofrecidas POl' los otros. Lo mas importante, sin embargo,
     nes, POl' afiadidura, parecian ser culturalmente especffi-              no radicaba en estas discrepancias. minimizadas POl' Hv-
     cas y a nadie se Ie cruz6 por la cabeza, en ese entonces,               mes en su respuesta alas sospechas de Burling (1964),
     recurrir a formalizaciones matematicas potencialmente                   sino en que Werner y Perchonock debieron reconocer que
     utiles, como la taxonomia numerica 0 la teorfa de los con-              el universo aborigen albergaha muchas mas cosas que lag
     juntos politeticos.                                                     que pueden encontrarse en las relaciones taxon6micas, v
           A todo esto, Casagrande y Hale (1967), trabajando                 aue la simetrfa en la articulaci6n conceptual de un domi-
     con categorias relacionales Papago, ampliaron la lista de               nio no guardaba proporci6n alguna con su relevancia
     propiedades semanticas de Frake a trece tipos; Roy D'An-                cultural. Tuvieron que admitir, en efecto, que en el es-
     drade, en un manuscrito de 1974, agreg6 algunos crite-                  fuerzo por formalizar los constructos taxonomicos, la
     rios mas, en tanto que Werner y Fenton redactaron una                   etnosemfmtica habia dejado escapar informacion organ i-
     tabla algo distinta. Hemos inc1uido dos versiones de es-                zada,de maneras menos rigurosas, maneras estas que re-
     taB tablas como complemento. En la primera de ellas          l~'        querian a su vez metodos de elicitaci6n mucho menOA




____ 4.2
  ..
   _            _ ~                                               I
                                                                  ~.
                                                                  __                                                                4_8_~
illUSllllj   ··-ellslltilrullclltlllullrlllallldlllolllslll,
                                           IIIcllla·s·i
                                                 ·s·e-dlllin·,-a-q·u·e·"""ell!sp"o"n'!'!!t'!'!!a'!'!!n'!'!!e""o"'s"',, ••••..•E n~s-in-_---"
                                                                                                                              .•..•.


                                                                                                                                                      de las relaciones c1aras que se multiplicaban en loa oatu-
                         tesis, los auto res terminaron utilizando metod os antropo-                                                           ~~
                                                                                                                                                ..   dios mas tempranos. En opini6n de Colby, Fernandoz y
                         16gicos tradicionales, casi sin marca te6rica, y clamando                                                                   Kronenfeld (1981 :430), la debilidad de la etnociencla
                         por un reexamen de las implicancias epistemo16gicas de                                                                       radica en que, a despecho de su tecnologfa demoHtrntlva
                         la etnociencia: "Estamos sugiriendo -dij eron-       que la                                                                 y de su sofisticacion metodo16gica, ella permaneci6 Biorn-
                         preocupaci6n por 10 metodoMgico, que ha side tan predo-                                                                     pre aferrada a los marcos te6ricos descriptivos de la nn-
                         minante en la etnociencia, se ha mantenido a expensas de                                                                    tropologfa de Boas y de la lingiifstica de Bloomfield.
                         una teorfa imaginativa." (1969 :238).                                                                                             Quiza Ja incertidumbre esencial de la propuesta cog-
                            Existen docenas de problemas complementarios, la ma-                                                                     nitiva se ejemplifique todavia mejor con la rememoraci6n
                         yorfa de los cuales, curiosamente, se han 'hecho manifies-                                                                  de sus virajes.En      su respuesta alas objeciones de Ha-
                         tos no en virtud de la crftica extrapartidaria   sino como                                                                  rris, Goodenough admiti6 que en una cultura "no hay dos
                         consecuencia de los impulsos programaticos originarios.                                                                     personas que la definan con los mismos criterios, y (que)
                         A decir verdad, ha sido un iletrado Papago y no Marvin                                                                      el grado de variabilidad aceptado en la conducta ( ... )
                         Harris el que produjo la crisis mas honda de la historia                                                                    difiere segun los temas y las situaciones" (1970 :99). Es
                         cognitivista. Entre tanta desilusi6n, casi se dej6 de se-                                                                   digno de hacer notar que esa irreductible diversidad in-
                         fialar que las relaciones semanticas trafdas a la luz por                                                                   tracultural que amenaza con hacer saltar en pedazos el
                         los Papago y los Navajo no podfan ser siquiera tabuladas                                                                    esquema analitico, no se somete, aqui, a una cuantifica-
                         ni enumeradas exhaustivamente; los mismos limites de                                                                        ci6n que la precise ni se formaliza con arreglo a los ca-
                         las relaciones posibles son absolutamente ambiguos y po-                                                                    nones de equilibrio del cognitivismo, 10 que determina una
                         drfan incluir criterios tan contrapuestos como los de                                                                       notoria asimetria en el nuevo planteo de Goodenough en-
                         tangibilidad, tamafio, forma, valor, sexo 0 animicidad.                                                                     tre las exigencias impuestas al analisis componencial en
                         Tampoco· existen indicadores formales que se activen                                                                        si y las que se imponen a sus procedimientos de valida-
                         cuando se completa el amilisis de un dominio, y nunca se                                                                    ci6n. En sintesis, se sabe que el esquema descubierto por
                         sabe cuanta ni que tipo de informaci6n queda sin elicitar;                                                                  el analisis componencial es de vigencia incierta dentto
                         la tinica gufa, no del todo segura, es la perdida de pro-                                                                   de su cultura, pero se prefiere echar tierra sobre esta
                         ductividad de las sucesivas indagaciones. Tambien cabe                                                                      constataci6n, en lugar de indagar que consecuencia invo-
                         conjeturar que algunas orientaciones limftrofes -la teo-                                                                    lucra.
                         rfa de los campos semanticos de Trier, por ejemplo, 0 la                                                                          Lo mismo vale para el inesperado permiso que Goo-
                         semantica generativa de McCawley- habrfan podido ser                                                                        denough concede al etn6grafo para que formule un con-
                         mas titHes que el amllisis componencial y toda su cohorte                                                                   junto de criterios que determinen el modelo "principal"
                         de conceptos contingentes. Pero en desarrollos teoreticos                                                                   entre varios alternativos y para que identifique a 108
                         yuxtaponer es palabra prohibida: mejorar la antropolo-                                                                      individuos reputados como "autoridades" (1970 :100-101).
                         gia cognitiva que conocemos implica, tal vez,. volver a                                                                     Aquello rompe con las reglas del juego de la estrategia
                         construirla desde el principio.                                                                                             emic estipulada por Goodenough en su momento, mien-
                               El conjunto de las relaciones semanticas que se fue-                                                                  tras que esto constituye a todas luces una presurosa so-
                         ron descubriendo, y que no terminaban de ramificarse, pa-                                                                   luci6n de compromiso. Mas adelante, Goodenough no va-
                         rece privar a la version mas generalizada de 12 etnociencia                                                                 cHa en cambiar su programa originario de 1956, croicn
yetnogrMicamente       purista, POI' una postura ec1ectica      ciente" (una fantasia conceptual, mitad inductiva, mitad
que deja a la preceptiva etnocientifica como con un grue-       hipotetica, un "tipo ideal" que no tiene nada que hacer
so remiendo epistemo16gico:                                     en una doctrina empirista) dejan un cierto sabol' de in-
                                                                congruencia, de intuitividad y de incompletitud. Algo
           "La descripci6n emie (es decir, la que se expresa
                                                                est a fallando en la nueva etnografia.
     en conceptos y categorias nativas) requiere de 10 etie
      (los conceptos y categorias del antrop6logo), y al tra-         Se ha dicho del proyecto cognitivista de formaliza-
     tar de hacer descripciones emie las sumamos a nUes-        ci6n que era pedante, enrevesado y esoterico; en realidad,
     tros recursos conceptuales etie para descripciones         al abordar el tema de las significaciones, los antrop6logos
     subsiguientes. Es a traves de los conceptos etie como      estaban suscitando problemas que ni los lingiiistas ni los
     hacemos comparaciones; y es POl' medio de su siste-        epistemologos habian madurado previamente, pero que,
     matizaci6n como contribuimos al desarrollo de una          de buenas a primeras, demostraron ser fundamentales.
     eieneia general de la eultura. Es POI' to do esto que      Es cierto que el nuevo universo de dilemas era demasiado
     coincido con Harris acerca de la importancia funda-        sutil y demasiado extenso como para dejarse manipular
     mental del enfoque etie." (1970: 112; el subrayado         con virtuosismo. Pero al abrir el camino hacia el, los
     es nuestro.)                                               cognitivistas despertaron en toda la disciplina una capa-
                                                                cidad critica de planteamiento que no se sospechaba
     El cognitivismo de los pioneros, que ensalzaba la          poseer.
etnografia particularista como fin en si misma, que pro hi-          Los etnocientificos encuadrados POI' nosotros en esta
bia comparar y que exigia describir la cultura desde los        fase reconocen que no to do anda muy bien, pero siguen
ojos del aborigen, llevaba en su seno, POI' 10 visto, algo      en la brecha con extraordinaria     tenacidad. Despues de
mas que el germen de su propia destrucci6n. La contes-          todo, ellos mismos fueron los heraldos de su propia crisis
taci6n de Werner y Fenton a los cuestionamientos en tor-        y los primeros en cuestionar casi todo 10 actuado y, a pe-
no de la generalidad intracultural de los modelos, a pesar      sar de las rupturas enunciadas, constituyen todavia el
de su envoltura formal, es aun menos elegante y menos           bloque mas "puro". La salida del laberinto, pOl' otra
persuasiva:                                                     parte, no puede estar muy lejos; un primer paso hacia
           "El conocimiento de los informantes varia con        ella se materializara, en algunas de las fases siguientes,
      su inteligencia, con su interes, con su oportunidad y     con un calla do ahandono de las pautas emie de organiza-
      con el hecho de la division social del trabajo. Ningun    cion de los datos, que preserva, sin embargo, la plenitud
      informante posee un conocimiento total de su cultu-       emie en la proveniencia de los insumos.
      ra. Una descripci6n plena, que se aproxime a una                  Para los muchos que siguen apegados a la tradi-
      descripcion "completa", sera un cuadro compuesto de       ClOn de la linea Goodenough-Frake, con las enmiendas
      la competencia cultural de muchos informantes. Tal        del caso, las cosas son un tanto mas dificiles, pero se
      cuadro complejo solo puede concebirse como el regis-      atemperan con s6lo admitir que la antropologia cognitiva
      tro supraindividual de un inform ante nativo ideal y      no es tanto una panacea milagrosa como la estipulaci6n
      omnisciente." (1973 :540).                                explicita de un marco de referencia que bien podriaser
     La referencia ambigua a los "muchos" informantes           otro. Es verdad que las dudas son ahora incomparable-
y el constructo arbitrario e inesperado del nativo "omnis-      mente mas que en 1956; pero tambien es cierto que los
Be preseniancomo     hechos consumados y que, frecuente-
                                                                mente, llegan a ser contraintuitivos por la presencia de
                                                                discontinuidades en los razonamientos, Geoghegan pro-
                                                                pone mecanismos definidos para expresar, a partir de
4. Fase de tecnificaci6n                                        "primitivos" intuitivamente transparentes    y de axiom as
                                                                graduales y plausibles, las relaciones entre los distintos
      Esta fase se diferencia netamente de la anterior, en      dominiossemanticos.      Los procedimientos de recodifica-
la medida en que no resulta de una profundizaci6n en la        .ci6n propuestos permiten asi que la estructura formal 0
problematica cognitivista tradicional en terminos de ~na        "regIa ordenada" de un dominio opere como un item ce-
formalizaci6n l6gica 0 matematica de los conceptos, smo         rrado en la estruetura de otro conjunto semantico referi-
que mas bien emerge de la aplicaci6n de principios si~-         do a un nivel diferente de la realidad, considerando las
temicos y computacionales en el nivel de la tecnologla          alternativas culturales como sucesivos procesamientos de
aplicada a metodos que no siempre son ce~radamente ~tno"        informaciones y las conductas emergentes como "salidas"
cientificos. Seria err6neo pensar que el lmpulso hacla la       o "productos" de ese proceso.
matematicidad se manifiesta sin causa, "naturalmente"                 El ensayo de Geoghegan, que pretende poner frente
o como fruto de la propia iniciativa soberana de los etno-      a frente las categorias desarrolladas por la moderna psi-
semanticos. En rigor ,.toda la antropologia axiomatizante
                                                       ..       cologia cognitiva y los problemas suscitados por la etno-
de los ano '70 se contagi6 de una tendencia competltIva,        grafia, difiere de las axiomatizaciones previas ensaya-
 casi agonistica, para llegar a una formalizaci6n minim~,       das por la etnociencia en el hecho de que no se limita
 prerrequisito para ingresar y tratar datos en una ma-          a prescribir la contextura formal de un conjunto de con-
 quina 0, mejor aun, condici6n necesaria para emularla;         ceptos relacionales aislados, sino que produce un discurso
   Si bien la etnociencia descoll6 en los tres usos clasicos    continuo que quiza siga siendo, a despecho de su breve-
de los computadores (que comportan utilizar la maquina          dad, la unica teoria digna de ese nombre jamas producida
como archivo de datos, como dispositivo de calculo y co-        en el seno del cognitivismo.
mo generador 0 emulador transform~:ion~l!,         es~a ins-          Roger Keesing, de cuya actitud critica frente a la
tancia nada dice acerca de la perfecclOn loglca m de la         etnociencia no cabe dudar, ha realizado una comprobaci6n
profundidad conceptual de los raz~n~mientos c~gnitivis-         en regIa de los supuestos de Geoghegan, que configura
tas, que siguieron estando al serVlClO de .premls~s ~c~-        tambien una extensi6n implicita de su abarcatividad.
sionalmente discutibles, como la de la reahdad pSlCologl-       Mientras que Geoghegan expresamente propone su estruc-
ca (p. ej. Sanday, 1968). Por el contrario, la contribuci6n     tura formal como interpretaci6n de aetos clasificatorios
de Geoghegan (1971) que puede concebirse como un desa-          que ocurren "en la cabeza" de los aetores individuales,
rrollo concentrado de los criterios algebraicos ya presen-      Keesing emplea sus teoremas para explicar contingencias
tes en la sintesis de Werner y Fenton, constituye segura-       concretas y hechos sociales.
mente elproyecto formal mas riguroso, deductivo y ex-                 En la misma compilad6n de 'Paul Kay en la quo
pUcito de toda la escuela. Mas alla de los metodospara-         aparecen sucesivamente los trabajos de Gcoghegnn y
digmaticos y taxon6micos enunciados en su momenta en            Keesing, otros cognitivistas, Stefilre, HeidI y McCh.t1'/m,
el cOl1entario de Kay a la etnosemantica de Colby, que          describen cierto numero de procedimientos compULHd()~
Teoria, historia y critica de la antropología cognitiva reynoso
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Teoria, historia y critica de la antropología cognitiva reynoso

  • 1. TEORIA, HISTORIA V CRITICA DE LA ANTROPOLOGIA COGNITIVA · ..·"~).'···· .. Yl~' ~, ... '"'*'_0.,;. e··
  • 2. Presentacion, Alberto Rex Gonzalez 7 Introducci6n 13 1. Desarrollo te6rico de la antropologia cognitiva 21 1. Fase formativa 21 2. Fase chisica 30 3. Fase de ampliaci6n y formalizaci6n 39 4. Fase de tecnificaci6n . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48 5. Fase lingliistica 56 6. Fase simb6lica 65 Primera edici6n: Oetubre de 1986 7. Fase estadistica e intercultural 71 Dibujo de la portada: Bertha de Bihar, fragmento sobre motivo preeolombino argentino "La bailarina" II. Definiciones etnosemanticas 81 Diagramaci6n de la portada: Jose Luis Carmona a. Analisis componencial 81 © Ediciones Busqueda b. Arboles 85 Casilla de Correo 88, Sue. 33 1433 • Buenos Aires· Argentina c. Conjunto contrastante 136 d. Dominio ~8 e. Paradigmas 89 f. Segregados y lexemas 92 g. Taxonomias 9'3
  • 3. III. Diagramas 101 1) Paradigmas 101 2) Arboles 104 3) Taxonomias 105 4) Relaciones semanticas (I) 105 5) Relaciones semanticas (II) 107 IV. Critica antropol6gica del cognitivismo 109 La antropologia no ha tenido en gran parte de Sud- V. Bibliografia basica de antropologia cognitiva 131 america ni en Argentina mayor desarrollo teorico. Pero es necesario tener en cuenta que el periodo de gran im- pulso universal de la teoria antropologica ha ocurrido recien el ultimo medio siglo y que, tal como sucede con otros aspectos de la cultura, cualquier manifestacion se difunde tardiamente entre nosotros. Mas aun en discipli- nas cuya practica dentro del campo academico ha sido limitada. Sin embargo, en nuestro pais, algunas ramas de la hoy multifacetica antropologia, se cultivaron desde epoca temprana; tal es el caso de la arqueologia. Su marco teo- rico. el evolucionismo, rebasaba los limites de las ciencias naturales, dentro de las que se habia inspirado, y alcanz6 a otras disciplinas, tocando a la filosofia misma. El evo- lucionismo cultural fue a fines del siglo pasado la teoria que dentro del marco positivista rigio el pensamiento de diversas ramas cientificas, y quiza su mayor influencia entre nosotros fue la que se ejercio en el campo de la arqueologia. Los comienzos de esta disciplina pueden si- tuarse hacia 1880 con la aparici6n de la obra de Floren- tino Ameghino. Este fue por su formaci6n un naturalista especializado en paleontologia y es en esta rama del saber donde han quedado sus logros mas importantes. Ameghino fue un ap6stol del evolucionismo, quiza mas lamarckiano que darwinista; eu pensamiento filos6fico es
  • 4. do fit!? positivista y su interes en la arqueologiafinca en maneciendo casi desconocida. En Ia Argentina, sepro- PlU voluntad de probar la evolucion y antigiiedad del hom- pagoporia influencia carismatica de Jose ImbeUoni,de bre y la cultura en Sudamerica, especialmente en Patago- oxigen Italiano y perofesor de la Universidad de Buenos nia y en las pampas, aunque tambien hizo trahajos de Aires. La escuela hisMrico-cuItural 0 escuelade Viena, campana en sitios prehistoricos clasicos eUropeos como el llen6el vado producido con Iadesapariciondel evolu- de CheIles. Otros investigadores argentinos contempora- cionismo. neos suyos adhirieron implicita 0 explicitamente al evo- No deja de ser un hecho curioso que investigadores lucionismo y profesaron manifiestamente su admiracion que siguieronapegados en cierta medida a las ideas evo- POl" Ameghino, lider de esa posicion. Entre eIlos cabe men- lucionistas ameghinianas, politicamente liberales (Vigna- cionar los nombres de Felix Outes y Juan B. AmbroseUi. ti, Serrano, Marquez Miranda), no se manifestaron nunca· Pero hay otras figuras en las ciencias .del hombre de en contra de laescuela hist6rico-cultural. Es mas, algu- los comienzos de siglo, en las que dominan las ideas del nos de ellos expresaron su ahierto entusiasmo ante Ia positivismo evolucionista; entre eIlas Jose Ingenieros, aparici6n del libro de Graebner, en abierta contradicci6n quien cultiva la sociologia y la antropologia forense, sien- con las ideas que representaba esa escuela y can Ia po- do el fundador de la catedra respectiva en Ia Universi- sici6ndemocratica-liberal de esos investigadores. dad de Buenos Aires; R. Senet y C. O. Bunge esbin den- Durante un largo lapso de tiempo el dominio de, la iro de la misma linea de pensamiento cientifico y fUoso- escuela historico-cultural en la Argentina, a traves de fico. Ia catedra y de institutos de Ia Universidad de Buenos Al producirse la critica del evolucionismo cultural, Aires, fue completo. Su vocero principal. Marcelo Bor- en las primeras decadas del siglo, y al desaparecer los mida, Ia llamo "EscueIa de Buenos Aires". aunQue algu- esquemas propuestos POl" este, surgen diferentes modali- nos de sus representantes actuaban en universidades del dades de pensamiento, cuyo unico vinculo entre sies, pro- interior. bablemente, el r~chazo del evolucionismo clasico.En In- Solo se dieron escasas variantes teoricas, esporadicas. glaterra se crea el funcionalismo y en los E;stados Unidos Asi, Raul Cortazar se acerco en sus estudios folk16ricos, naCe el particularismo historico de Boas y su influyente al funcionalismo, mientras que otros dentro de Ia misma escuela, mientras que en Alemania y Austria comienza el discip1i1'la. como Carlos Vega, permanecieron dentro de franco dominie de Ia escuela de los ciclos y circulos cuI- lacorriente imbelloniana . .turales, liderada POI' elPadre Schmidt, con rakes confe- EI predominio de Ia escuela hist6rico-cuiturl!l1en el sionales y en el idea:Iismo post-kantiano, pais se deMo en gran medidaal netoapoyo que reei'bi6 Esta escuela es la que va a ejercer una influencia POI' su enf0que ideolOgico, ·confesional y racista, ide los decisiva en el pensamiento antropo16gico de la Argentina. distintos gobiernos de corte totalitario que 'tllVO Ia n:Rcion Nos lleg6 tardiamente, como nos Degan todas Ias corrien- y que culminar(mcon el proceso m.!iHtarde 1971)-1~88. tes culturales emanadas desde los gran des centros. Su La infIuencia de -esta teoria enal pensamiento antro- difusi6n entre nosotros ocurre hacia los ailos '30,cnando po16gico foe tal, queaunen epocas en :que ya la'S escuelas esta escuela ya habia comenzado su completa declinaci6n y tendencias te6ricas se haMan diversificado en todo el ,en el Viejo Mundo. En el resto de America Ia escuela mundo cientifico, 10s program as deestudio de nuestros hist6rico-culturalcareci6 POI' completo de influencia, per- departamento'S de antropologia, sobre todo en Ia Univer-
  • 5. aldad de Buenos Aires; dedicaban la' mayor parte de su escuelas del moderno pensamiento antropo16gieo, quedan eontenido al estudio de la escuela de Viena y a sus di- desfiguradas por la falsa uniformidad con que se presenw ferentes representantes. Aun con la gran difusi6n -uni- tan esas corrientes en los manuales en boga. ReynoRo versal alcanzada por el estrueturalismo, este no figuraba nos brinda en este trabajo una agrupaci6n sistem{1ticlt en los programas corrientes de estudio de las ciencias an- y analitica de un dominio de la antropologfa cultural quo tropol6gicas de los afios '60, pese a que investigadores no corre por los canales de un enfoque uniforme y cuyas como Eliseo Ver6n y Jose SazhOn publicaban trabajos variantes son dificiles de aprehender para el no especia- sobre teoria estructuralista. En esta misma epoca, en lizado. Esta sistematizaci6n queel hace de la antropo- universidades del interior (C6rdoba, Rosario, La Plata), logia cognitiva nos habla claramente de su dominio del las catedras de antropologia utilizaban obras de Gordon tema, y servira, sin duda, para el mejor conocimiento y Childe, e incluian en sus programas enfoques del mate- la apertura critica de las corrientes mas importantes que rialismo hist6rico 0 diah~ctico. existen en el pensamiento antropol6gico contemporaneo. Con el advenimiento del gobierno militar de 1976, No tenemos duda de la gran ayuda que este trabajo sobreviene el periodo de auge de la fenomenologia, que y los que pronto Ie seguiran han de prestar a la joven habia hecho su presentacion en el anterior gobierno de y entusiasta generacion que cultiva las cada vez mas des- facto, concentrada ahora en un centro patrocinado econ6- bordantes ciencias del hombre. micamente por el Consejo Nacional de Investi14aciones Cientificas y Tecnicas. Muchos de los investigadores no enrolados en esa corriente debieron exiliarse, y muchos delos entonces j6venes antrop610gos figuraronen las lis- tas dedesaparecidos. Hoy la teoria antropo16gica se ha diversificado en multiples corrientes. La critic a definitiva al enfoque fe- nomeno16gico e hist6rico-cultural es lapidaria y su reem- plaza por las corrientes renovadoras un hecho indudable. Entre los j6venesprofundamente interesados en las nuevas corrientes te6ricas se encuentra Carlos Reynoso. quien durante esos diffciles afios de oscurantismo se man- tu'Vo al margen de la "ciencia oficial", nutriendo sus co- nocimientos en distintas escuelas y profundizando silen- cibsamente su saber. Este acucioso analisis de la antrb- pologia cognitiva es una' buena prueba de ello. En la actualidad para los j6venes -y viejos- inte- resados en las teorias antropologicas, en nuestro pais y en Sudamerica en general, es dificil acceder a una copio- sa bibliografia, que cada dia se enriquece mas. Por otro lado, la multiplicidad y las variantes de cada una de las
  • 6. Por diversas ra.·ZQnes, antropologfa cognitiva no 1a ha sido reseiiada adecuadamente ni desde su interior, ni eotr» parte de la er6nica general de 1a teoria antropolo- gica, ni como complemento de una aproximacion critica. La easi totalidad de la bibliografia de orden hist6rico oscila entre l(i)apenas aeeptable y 10 decepcionante: el resumen de Colby (1966), por Ulil lado, apareee demasia- do,ID(i)tivado par el interes personal de su autor por 108 aspectos semanticos mas pmamente linguistieos, y por el otro abre la puerta a un cumulo indiscriminado de hipOtesis, muy poceas. las cuales son, en rigor, cogniti- de vistas. La cronica de s,turtevant (1964), que al igual Qlue de Colby proeede por amontonamiento,.padece, en la palabras de Roger Keesing (1966), "una fuerte indiges- tion programatica", sostiene una vision idealizada de 108 logros cognitivistas, incluye un pOircentaje inadmisible de errores conceptuales y, por su fecha temprana, solo ataii.e a 10s: omentos iniciales €Ie 1a doctrina, previos al m rele:vogeneracional que se eompletaria al caducar la de- cada. La. form.alizaci~nd.eWerner y Fenton (1973), por au parte, fie s610no historiza cab:aJmenteal cognitivis- roo, sino que tiende a presentar una caregorizaci6n ati- pica, considerablemente distinta de la de sa ortodoxia, y que no· es tampocQ 1a.<quegozaria despues de mayor
  • 7. predicamento. La monografia de Colby,·· Fernandez y v~rso de diferencia,aunque el fundamento te6rico supon- Kronenfeld (1981), a su turno, no pasa de ser una enu- ga ser el mismo. meraci6n interesada en festejar a estos como los lideres Lo concreto es que, desde su fundaci6n en 1956, la de una convergencia teorica importantisima, pero cuya antropologia cognitiva no ha cesado de enriquecerse y di- misma realidad (como se vera) puede ponerse en tela de' versificarse; exponerla hoy en los mismos terminos en que juicio. Ni que hablar de las historias sinteticas de la fuera concebida POl" sus pioneros constituye unainexac- etnosemantica, elaboradas desde fuera de ella 0 en un titud ,y un anacronismo. En 1967, como es sabido, el plano critico; cuando no estan sesgadas hasta la incom- cognitivismo sufri6 una crisis radical, emergente de su prensi6n, como la de Geertz, la de Sahlins 0 la de Service, pro pia expansion y de sus propias percataciones. Fue suelen despachar el expediente en un par 0 dos de pagi- entonces que algunos prefirieron abandonarlo, adoptan- nas, en las que las pretensiones desmedidas de Charles do banderias semejantes, escogidas entre la rica panoplia Frake medran en convulso contubernio con los cuidado- del idealismo: Colby, Buchler y Selby se trasladaron prag- sos razonamientos de Paul Kay, y asi POl" el estilo. En maticamente al terreno de la antropologia simb6lica bajo pr61ogos, conferencias y cursillos, POl" imposici6n de la el patrocinio de Fernandez; Gerald Barreman borr6 SUS brevedad, las caracterizaciones del cognitivismo suelen lejanas conexiones etnosemtmticas afincandose en el inte- ser .todavia mas caricaturales: Gladwin y Sturtevant, POl" raccionismo simb61ico de Garfinkel y Castaneda, y Dell ejemplo, han llegado a decir que dicha estrategia es "si- Hymes se precipit6 en la dialectica critica de Stanley Dia- milar" al analisis estructural de Levi-Strauss (1962 :72), mond y Bob Scholte. La mayoria, sin embargo, se qued6 mientras que una estudiosa chilena, hace un par de ailos, para reformular su doctrina, segtm metodos y paradig- deja flotando en Buenos Aires la sensaci6nde que el ana- mas a veces muy distintos entre S1. lisis componencial y la antropologia simb6lica obedecjan Result6 asi que, mientrasWerner, Perchonock y a parecidas inquietudes del espiritu. Fenton optaron POl" mejorar Y reciclar la teorizaci6n ini- Unanimemente, las resefias compactan tres decadasde cial, otros, como Kay, Keesing y Geoghegan, trocaron las una aventura ideologica y epistemo16gica fascinante; en categorias arcaicas heredadas del distribucionalismo POl" un caosvirgen de toda organizaci6n anat6mica y de toda conceptos de naturaleza matematica, sistemica y compu- taxonomia, privado de un poder explicativo capaz de dar tacional; otros mas, como Lounsbury y Burling, ahonda- cuenta tanto del particularismo idiogrMico de Gode- ron en el discurso lingiiistico, adoptando 108 novedosos nough como del comparativismo nomotetico de Brown, criterios aportados POl" Chomsky y los transforml:,cionalis- Berlin y Raven, de la pasi6ndescriptivista de Conklin tas ; otros, como Kronenfeld, Basso y Rice intentaron suer- como de la frialdad deductiva de Stefflre. Al contrario te con el simbolismo, yendo hacia el 0 dej andale entrar de 10 que ocurre con la antropologia simb6lica, puede de- como objeto, aflojando 0 ajustando alternativamente el cirse que la antropologia cognitiva si existecomo conjun- impulso formal, pero permaneciendo fieles al programa to 0 escuela mas 0 menos unitaria. De· ello no ha de in- de Goodenough; y finalmente otros, como Berlin, Boyd, ferirse suuniformidad: entre lasexplicacionesde Conklin Brown, Burton, Kirk, Kay, Romney y Witkowski, desem- sobre las monedas y la exposici6n de Geoghegan sobre bocaron; como en un conjunto levistraussiano de trans- los procesos informacionales en la cultura hay un un i- form;1ciones, en una teoria exactamente inversa a la que
  • 8. habia definido e1 dogma. fundaciona1, aunque todavia reo- y no osctirecerlo mediante sti apHcaci6n a tin fen6meno conocib1e como cognitivista. que sl610adquiere sentido en virtud de su diferencia. Cada grupo de opciones, POl'poco que se 10 quiera dis- tinguir y aunque se niegue la. c:isis a~t~dic!ll~"present~ En el apartado siguiente (IV), hemos elicitado las un paquete perfectamente deflmdo e IdlOmatIco de .me- ~riticas antr?P?16gicas y lingiiisticas del cognitivismo que todos, problemas y esbozos te6ricos de un profund.o. l1:te... Juzgamos mas Justas y esclarecedoras, algunas de las cua- res antropo16gico. La prospecci6n del corpus cogmtIVlsta les son poco conocidas y dificilmente accesibles al lado permite reconocer en el cierto numero de fracturas, que de su ponderaci6n, de las respuestas que mereci~ron y de determinan segun creemos, siete "bloques" 0 "fases", va- nuestros propios aportes en el plano epistemologico. riables en duanto a sus supuestos previos, a sus esquemas El ultimo acapite (V) concierne POl' fin a la biblio- te6ricos a sus tecnieas y a sus metodos. Ni uno solo, del grafia basica sobre el cognitivismo, expurgada esta vez millar de trabajos etnocientifieos que hemos analizado 0 de la multitud de referencias a estudios particularistas entrevisto, deja de caer naturalmente en uno u otro de sin interes te6rico concreto, que hace imposible recorrer los siete enfoques discernidos. los acervos bibliograficos tradicionales como una guia de En la secci6n que sigue (1), se desarrolla la histo:ia lectura para el tema que se trata. interna del cognitivismo en cada una de sus tenden~Ias En algun momento hubo que optar entre limitarnos y se caracterizan los parametros epistemo16gico~ ~ue Jus- a pres ental' un cognitivismo "restringido" 0 atrevernos tifican una distinci6n en "tases" s610 muy esporadlcamen- a mostrar el panorama de un cognitivismo multiple y di- te solapadas. Las "fases"" que hemos detinido (y .que versificado, sin motivos nucleares constantes. Han habi- bien podrian ser otras,. de' distinta cuali?ad he~r~stIca) do, en efecto, diversas "antropologias cognitivas", aludi- pretenden mostrar otras tantas alternatlvas teo~~cas a das bajo diferentes r6tulos en las cr6nicas reflexivas de la mano, y no meramente las etapas de una suceslo~ que la disciplina, y la etnosemantica es s610 una de ellas, si s610 seria inequivoca hasta la temprana metamorfosls de bien con mucho la mas importante. Incluso podria decir- la etnosemantiea inieial en "etnociencia". se que de todas las corrientes antropologicas que hacen Los conceptos singulares basicos del cognitivismo expresa referencia a procesos mentales, la etnosemantiea (anaJisis componencial, arboles, conjuntos contrastan~es, es la menos "cognitiva" de todas, pOI' cuanto no se ocupa dominio, paradigma, segregados, ~exemas, taxo?,omla) de la cognicion en si, sino (con un claro resabio conduc- han sido detallados aparte (II), cUldando de no mterfe- tista y empirista) del comportamiento verbal en el que rir en la eomprensi6n: de las fases en los que aparece~ aqueIIa, hipoteticamente, se manifestaria. Para decirlo y exponh~ndoles en su prepia dinamiea, de la que podra de otro modo, las tecnicas y los metodos de la etnoseman- deducirse su utilidad, su vigencia 0 su abandone'. tica se originan no en una psicologia del conocimiento, La ilustraci6n graficada de las categorias etn~cien- sino, como es publico y notorio, en la lingiiistica estruc- tifica,s (III) busca clarifiear didact~c~mente su.artlcula- tural de Zellig Harris, incorporando tambien ideas de cion, y ya no demostrar (como es ~~~n~o ~a hteratura en Bloomfield y de Jakobson; el predicado de la "realidad tecniea) su adecuaci6n para el anallSlS de este.o aquel psicol6gica" del modelo organizacional revelado POl' el contexte exotico; en otras palabras, se pretenae hacer anaJisis de componentes semicos, seda un afiadido pos- transparente el mecanismo analitico' propio de cada una terior, compartido POl' s6lo un pufiado de estudiosos y
  • 9. carente de una teorlzaci6n concomitante sobre 10s Pl'oce-· Sperber (Cf. Buxo, 1978, 1983). Aqui hemos optado por una acepci6n mas restringida, reconociendo como antro- 80S mentales. pol?g~a.cognitiva a la variante te6rica y metodo16gica que Ahora bien, Cleciamos que la etnocieneia no ha sido, se mlCIa con los aportes reactivos de Goodenough en la en rigor, la unica antropologia susceptible de ser llamada Universidad de Yale (Goodenough, 1955, 1956) y que se "cognitiva". Despues de la publicaci6n de las primeras prolonga hasta laB modernas investigaciones de Geoghe- obras de Mary Douglas sobre poluci6n y tabu y de las gan, Randall, Brown y Witkowski sin soluci6n de conti- especulaciones iniciales de Leach en el mismo sentido, nuidad, a despecho de la total inversi6n del paradigma. surgi6 en Iglaterra toda una pleyade de investigadores que se abismaron a indagar sistemas clasificatorios etno- Nuestro propio sesgo, materialista y sistemico por graficos con total independencia de los estudios .norte- el momento, torn aria absurdo cualquier reclamo de obje- americanos sobre la misma problematica; entre estos au- tividad por nuestra parte. Cabe aclarar que en la actua- tores, comprometidos mas bien con asuntos de ordensim- lidad, despues de haber confiado mesuradamente en el y de haberlo sometido a prueba en trabajos especificos (con bolista, con fuertes toques de estructuralismo a la Leach- Douglas, sobresalen Stanley Tambiah (1968, 1969) y resultados mas bien negativos), tendemos a relativizar el enfoque cognitivista, sin dejar de recoI1ocer su merito y Ralph Bulmer (1967). TambHin en Inglaterra, hacia 1967, Robin Horton sus titulos como uno de los intentos rrtas enjundiosos y replantea el tema de la "mentalidad primitiva" y de su apasionantes de formalizaci6n antropo16gica. diferencia 0 similitud con el pensamiento cientifico 0 con la actividad mental cotidiana del hombre de Occidente, originandose otro circulo de debate en el que los interlo- cutores mas productivos parecen ser Hallpike, Merrilee Salmon y David Cooper, y en el queel discurso se focaliza de nuevo en estructuras y modalidades cognitivas. La IPsicologia Cognitiva de Neisser, Lindsay y Nor- man tambi€m ha generado una serie continua de estudios antropo16gicos, preocupados tanto por los aspectos cog- nitivos de la simbolizaci6n (Sperber, 1979; Klein, 1983; Ohnuki-Tierney, 1981) como por la incidencia de la cul- tura en la percepci6n y en la memoria (Cole, Gay y Glick, 1968; Cole, Frankel y Sharp, 1971; Segall, Campbelly Herskovits, 1966; Gay y Cole, 1967, 1972). Tanto los estudios etnotaxon6micos, como los que se ocupan del "pensamiento salvaje" y los que abordan la relaci6n entre cognici6n y cultura, merecerian ser carac- terizados como representativos de otras tantas antropo- logias cognitivas; de hecho, Maria Jesus Bux6 usurp6, repetidamente, esa denominaci6n generica en beneficio de
  • 10. I. DESARROLLOTEORICO DE LA ANTROPOLOGIACOGNITIVA 1. Fase formativa Es una paradoja que una cortiente establecida para revolucionar la cota de detalle y perfeccion del trabajo etnografico, no haga mas, a fin de cuentas, que resucitar unos cuantos metodos y tecnicas que en su momento pa- saron sin pena ni gloria. Tanto el analisis componencial de Goodenough como el anaJisis transformacional de Lounsbury, tienen sus precedentes incontrovertibles en el estudio de Kroeber sobre los componentes universales de los terminos de parentesco (1909) y en las reglas 10- gicas generativas estatuidas por Sol Tax a prop6sito de los sistemas Crow y Omaha (1937), respectivamente. Los ensayos pioneros de Kroeber y de Tax, por afiadidura, tie- nen el merito de ser no ya aplicaciones antropo16gicas de recursos lingiiisticos preexistentes, como es habitual de un .tiempo a esta parte, sino invenciones de metodos lingiiis- ticos realizadas en el seno de la antropologia con muchos afios de anticipaci6n a su reinvenci6n bajo las figuras del analisis componencial de Zellig Harris (ca. 1944) y de la lingiiistica generativa transformacional de Noam Choms- ky (ca. 1956). No se trata, empero, de un circulo de latrocinios, ni de una acumulaci6n de injusticias: cuando Kroeber y Tax produjeron sus invenciones, no existia una clara demanda antropo16gica de sus contenidos concep- tuales. Cuando Harris desarrolla el analisis componen-
  • 11. cial (que luego Ie seria arrebatado por susejecutantes quetipico de la escuela comparativista de Yale, y David mas excelsos, los antrop610gos cognitivistas) no tiene en Schneider, inminente patriarca de la antropologia sim- cuenta ni conoce el estudio de Kroeber; y mucho men os b6lica norteamericana, fueran quienes aportaran, en ae· tiene Chomsky idea alguna de la existencia de Sol Tax. titud expectante, las "criticas constructivas" previas a In. En la decada que va de un acontecimiento al otro, tanto publicacion de ese articulo seminal de 1956. En el mis- la antropologia dominada por los comparativistas, como mo, Goodenough constata su sorpresa ante la discrepan- la lingiHstica liderada por los estructuralistas, constitu- cia entre los censos de reglas de residencia realizados por yen los campos propicios para sus respectivas expansio- el y por John Fischer entre los Truk, a tres afios de dis- nes. tancia uno del otro. "Si pocos conceptos etn016gicos han El iniciador del amilisis componencial en etnografia, sido definidos con mas precision que los atinentes a la que se derivara con el tiempo en la instauracion de la an- residencia: l c6mo es posible que estemos en desacuer- tropologia cognitiva como corriente, fue sin duda Ward do? ( ... ) Deberiamos, por cierto, desarrollar metodos que Goodenough. Su proposito inicial fue el de reconstituir rivalicen en sofisticacion con los ya establecidos, para el estudio comparativo del parentesco sobre una base mas determinar empiricamente los tipos de familia y de or- firme que hi aceptada hasta entonces por los comparati- ganizaciones de parentesco. Mientras estos conceptos y vistas eelecticos. Aunque Goodenough acept6 en princi- metodos nos esten faltando, estaremos enfrentados a un pio la tipologia de Murdock, rechazo los metodos estadis- serio desafio." (1956:24). ticos y las pretensiones de los antropologos de Yale de En ese mismo trabajo, Goodenough llega a concIu- establecer correlaeiones entre la terminologia, la organi- siones aun mas elaras y terminantes: las definiciones ti- zaci6n social y demas faetores culturales, retirandose a pologicas a priori, por prolijas que sean, son absoluta- una dimension que (con Kroeber) reconocia eminente- mente inservibles en la practica; la obligaci6n del antro- mente "psicologica" mas que sociologica, adoptando (con p610go es realizar una descripci6n en terminos que sean Boas) una perspectiva mas particularista que generaliza- congruentes tanto con el fen6meno analiza do como con dora y eifiendose a la esfera de significaci ones estrictas Ias conceptualizaciones nativas. La etnografia no deberia que Gottlob Frege caraeterizara como la "denotaeion" de ser entonces una tecnica subordinada, utilizada por Ia los terminos (Goodenough, 1956, 1967). etnologia te6rica para recabar datos, sino un fin cienti- Goodenough se colocaba asi al frente de una nueva fico en si rnisma (1956 :37). propuesta, Ia nueva etnografia 0 etnosemantica que, ati- Estas puntualizaciones, aunque plausibles, no impre- picamente, comenzaba su etapa programatica y experi- sionaron a todos los antrop610gos por igual; el propio mental con renuneiamientos mas que con reivindicaciones Fischer, responsable en parte de la estupefacci6n ilumi- territoriales y con especificaciones mas que con genera- nadora de Goodenough, respondi6 con una tipologia de lidades. _ . ! reglas de residencia totalmente a priori que daba facH Quiza la contribuci6n mas ilustrativa de las inquie- cuenta de todas las anomalias anotadas por este entre tudes inieiales de Goodenough sea su critica a los tipos los Truk. Pareceria posible, en eonsecuencia, perfeccio- de reglas de residencia comunmente aceptadas por los nar las herramientas tradicionales, sin que fuera necoSR- etn610gos. No deja tampoco de ser un indicio importante rio cambiar radicalrnente de estrategias, y sin tener quo el que su maestro Murdock, fundador y representante ar- arrojar por 'Ia b<>rdatodos y cadauno de los datos pa-
  • 12. ·-T -," ';,1;/,1 " I -- ----- - cientemente reunidos en el primer siglo de vida de la ,:~:. • ca para fuadar una etnografia rev.luci.uaria y ",lis ri- disci plina. , gurosa, Chomsky -aparece en el horizonte, revelando im~ De todos modos, pocas semanas despues de publicado plaeablemente el caracter retardatario y 1a cientificidad su articulo (yen rigor, dos afios antes de que Fischer fieticia del estrueturalismo lingiHstieo. A pesar de que tuviese siquiera oportunidad de reaccionar), Goodenough Hymes pretende que este estructuralismo no sucumbio POl' habia encontrado, extrapolado, adaptado y puesto a pun- completo alataque de la nueva escuela generativa trans- to el metodo que neeesitaba (el analisis componencial) y formacional (1964 :24-25), 10 cierto es que no se conoce la justificadon epistemologica para trocar el falso obje- en la historia reciente de lasciencias, una refutaeion mas tivismo del antropologo porIa subjetividad, mas confia- acabada que la de Chomsky ni una retrace ion mas osten- ble, del informante: el enfoque emic de Kenneth Pike. El sible que la sufridapor la lingiHstica estructural. mismo habia probado ya el poderorganizativo del anali- El analisis formal de la cultura, a modo de gramati- sis componencial en 1951, mientras que el emicismo de ca, 86108e refiere alas eomportamientos "apropiados", 0 Pike 'habia surgido oportunamente en 1954, resucitando sea a 10 que se denomina "competencia", pero es incapaz en realidad una vieja concepcion de Sapir. La proclama de abordar la actuacion real, el proeeso concreto de los de Pike en favor de la emicidad, segun hoy sabemos, no comportamientos, lingiHsticos 0 de cualquierotro orden. tiene demasiado sustento logico como garantfa de sentido E8tO se debe a que el modelo lingiHstico en el que 8e ori- en la descripcion de una cultura, ya que presupone, con- gina la etnosemantiea corresponde a los 8upuestos de 1a tra toda evidencia, que los conocimientos pertinentes no antigua escuela estructuralista, cuya preoeupaeion den- solo son verbalizables, sino que se encuentran en la con- tifiea remitia al paradigma del empirismo mas radical, ciencia irimediata de los informantes. El aspecto mas con- de corte conduetista, interesado exclusivamente en la ade- tradictorio entre la propuesta de Pike y el proyecto etno- cuacion descriptiva. La gramatica generativa transfor- semantico, empero, solo se dejaria vel' sobre la marcha: macional pone de manifiesto no solo la estrechez de cefiir aquel aducia en apoyo de los estudios emic su cap acid ad el analisis a un momento descriptivo, sino el heeho de que de comprension de las totalidades culturales, no como par- este momento mismo es una imposibilidad logica y pra.c- tes separadas, sino como sintesis compactas (Pike, 1976: tica, puesto que ninguna lista y ninguna tabla compo- 239) ; es bien sabido que la etnoeiencia no ha dado jamas nencial puede incorporar la variedad infinita de los com- ese paso erftico hacia la sintesis que en el programa de portamientos apropiados en tal 0 cual dominio. Una cosa Pike aparece como tan sencillo de cumplimentar. es organizar esquematicamente el conocimiento 0 las creen- Es fundamental considerar las inspiraciones teoricas eiasy otra, muy distinta, conoeer los mecanismos que de- de Goodenough a la luz de su dinamica ulterior. de su finen las aetuaciones eoncretas (Brukman, 19'69). destino. En primer lugar, el analisis componencial habia Cuando la flamante antropologia cognitiva tomo co- sido, desde hacia muchos afios. el instrumento predilecto nocimiento de 10 acaecido a la tendencia lingiiistica en la de la lingiHstica estructural descriptiva de la linea de Que habia abrevado, solo Ie quedaron dos alternativas: Bloomfield y de Harris y, en menos medida, de la de disimularlo todo, 0 buscar una solucion de emergencia. .Takobson, que hacia posible la expansion de los principios Laprimera fue la eleccion de Goodenough; la segunda, doctrinarios de todos elIos desde la fonologia hasta la la de Floyd Lounsbury. Aquel se resign6 a la similitud semantica. Justo cuando Goodenough recupera esa tecni- del "dominio" etnosemantico con la del vapuleado "cor-
  • 13. pus" de los estructuralistas y al papel puramente des- En estos momentos inaugurales, el caso de Harold criptivo que Ie estaba reservado a sus metodos ; Louns- Conklin es de especial interes. Sus primeros articuloA bury, marcando una tendencia interna de la antropologia etnosemanticos, que son inc1uso anteriores a los de Goo- cognitiva que nunca fue demasiado popular, se apresuro denough, contienen ya todos los elementos necesarios pa- a convertir los hechos lexemicos constatados en "reglas" ra formalizar una interpretacion de ciertos aspectos cul- para la confeccion de lexemas, y en postular "estructuras turales segun el sesgo tipico del analisis componencial, 10 profundas" a partir de "estructuras de superficie" inme- que induce a sospechar queeste paso por un periodo de diatamente perceptibles. Ni siquiera con esas concesiones latencia y premaduracion -tal vez en las aulas universi- logro conseguir la anuencia de Chomsky, quien por 10 tarias de Yale y de Columbia- antes de quedar registrado menos hasta 1967 se opuso a la utilizacion de esos ter- par escrito. Aun en estudios alga posteriores, Conklin no minos en el contexto de un analisis semantico. suele utilizar a Goodenough como fuente, apoyandose mas Por alguna razon oculta, esa dicotomia radical inau- bien en los ensayos de semantica de Lenneberg, Osgood gurada por Lounsbury en la concepcion de 10 que deberia y Hjelmslev. En El Pensamiento Salvaje, de Levi-Strauss, serel analisis cognitivo nunca fue subrayada suficiente- publicado en 1962, que comienza exponiendo datos y re- mente. Existe, si, un articulo de Allan Coult donde ese ferencias que retrospectivamente se reconocen como cog- contraste aparece muy bien caracterizado (Coult, 1967: nitivistas, son mencionados Conklin y Frake, pero no hay 46) ; pero se trata de una contribucion editada en Ingla- una sola palabra sobre el programa de Goodenough, so- terra fuera del circuito critico de la lectura etnosemanti- bre Lounsbury 0 sobre Wallace. ca, q~e en ese entonces se centraba en el American An- Lo mas sefialable en Conklin, aparte de sus .pacientes thropologist; y su tono es tan poco parsimonioso que es recopilaciones y de sus alborozados hallazgos cuantitativos .dificil que haya sido tornado en serio. (j 461 c1ases zoologicas entre los Hanunoo!), es su retor- Ademas, la perdida del paradigma linguistico se no inconfesado e inadvertido alas hipotesis de Sapir y complement6 con la defeccion de Kenneth Pike, quien Whorf, cuyo aire de familia con las ideas subyacentes al traicion6 el espiritu de la etnosemantica a la manera de cognitivismo representaria siempre cierta incomodidad Goodenough cuando se dedic6 a perseguir, en 1960, los paraeste. Aunque la capacidad de discriminacion cro- analogos sociol:6gicos concretos de los terminos linguis- matica pudiera ser la misma en todas las poblaciones hu- ticos. manas, el hecho de que los diferentes lenguajes clasifiquen los colores de distintas maneras lleva a Conklin a presu- De todos modos, a fines de 1956 la antropologia cog- mir que la estructura de un conjunto lexico podria afec- nitiva es un hecho consumado e irreversible, aunque es tar a la misma percepcion. Con el fundamento de su pro- dudoso que tuviera plena conciencia de sf antes de 1958. pio trabajo de campo y con amplias referencias a las in- En un mismo numero de la revista Language, Goodenough vestigaciones previas de Lenneberg y Lounsbury, Con- y Lounsbury habian publicado sus proclamas fundaciona- klin establece que solo el analisis intracultural de eSOH les; muy pronto se les unieron Conklin, Wallace y Frake, conjuntos lexicos y de sus correlatos puede proporcionar quienes se hallaban profundizando una veta similar (Cf. la clave para su comprension. Mientras que el abordo Goodenough, 1956; Lounsbury, 1956; Frake, 1961; Wa- etnosemantico del dominio favorito de Goodenougoh (01 llace, 1962; Conklin, 1955, 1961, 1962). parente$co) fue perdiendo popularidad con el corror dol
  • 14. nencial" , reCOl1l00e n Lounsbury (que jamas ha practi. e -. tiempo y suscitando critica8 cada vez mas virulentas en ." - - - cado en rigor ese tip<) de analisis) a un estudlOSO cuyos el resto de la antropologia, 108 temas escogidos por Con- metodos 10 llevaron por caminos distintos, pero comple- klin (taxonomias naturales, c1asificaci6n croll11ttica) si- mentarios. El papel de Goodenough como te6rico y pon· gnen verlebrando las investigaciones cognitivistas con- tifice de la etnosemantica se va desdibujando inmediata- temporaneas (Cf. Berlin, 1972, 1967; Berlin, Breedlove mente despues de sentadas sus ideas basicas, que pueden y Raven, 1974; Berlin y Kay, 1969; Hunn, 1978, 1982; sintetizarse: a) en el proyecto de una etnografia emic Perchonok y Werner, 1969; Witkowski y Brown, 1977). rigurosa y formal; b) en la restricci6n del anaJisis al Mientras que Goodenough, Wallace y Frake enfatizan ambito de las denotaciones de una serie de terminos; c) los correlatos psico16gicos inferidos a partir del lengua- en la renuncia a la comprension de las estructuras socia- je, Floyd Lounsbury prefiere indagar 108' correlatos 80- les y de cualquier otra realidad material; y, d) en la apli- cio16gicos. Ya desde un principio, como hemos visto, SU cacion especifica del analisis componencial comQ herra- enfoque es marcadamente idiosincratico: parael, el obje- mienta sUPrema del metodo y casi se diria que como fi- . tivo del analisis es descubrir la estructura del comporta- nalidad . miento no Iingiiistico (Lounsbury, 1956 :189) ; su marco No hay en Goodenough mucha mas tooria que la que de referencia te6rico, asimismo, supo apartarse del estruc- aqui se r(lsume, y desde un inicio el campo de 13: antro- turalismo conductista con un agudo senti do de la oportu- pologia cognitiva.queda sembrado con las paradoJas que, nidad. Es tambien significativo que Lounsbury haya sumadas alas descubiertas por Lounsbury, acabarian aca- caido en la cuenta, muy tempranamente, de las dificul- rreando su colapoo: la seleeeion de dominios estructura- tades que terminarian acarreando a la antropologia cog- dos como ;para producir solo cuadros eomponeneial~s el(l- nitiva su conocido desprestigio: "En ciertas areas del gantes y simetricos, eon olvido de todos 108 demas aspec- lexicon -escribe- las estructuras semanticas pueden tos de Ia cuItura; el aislamiento anaHtieo y c()Rcept.uai llegar a ser tan complejas que es imposible 0 poco pro- entre los diVel'$OBdominioo; la necesidad de pre.definir vechosa una estrategia deeste tipo, en la cual las prin- los dominios mismos segun criterios todavia etic, como cipales herramientas son la 16gica de clases aristotelica los de "parentesco", "color" 0 "enfermedad"; el encogi- yla prueba pragnuitica del 'igual 0 diferente'. Quiza miento de la significacion a la esfern de las denotaciones tengamos que abandonar la dicotomia aristoteHca entre fijas, etcetera. 'A' y 'no A', asi como la clara distinci6n entre rasgos 'esenciales' y 'accidentales'." (1956:194). Preeisamente Aunque fue Goodenough el que delineo las etapas por no haber llevado a termino el proyeeto de Lounsbury, del metodo, tuvo que ser Frake quien insistiera mas vigo- la antropologiacognitiva entrada en crisis once aflos rosamente en el heeho de que el anatisis componencial era despues a causa del redescubrimiento, en un principio el camino de acceso hacia la'·realid.ad psicol6gica" de los minimizado, de relaciones sema.nticas irreductibles a la nativos y el que earacterlzara mas 0 menos axiomatica- 16gica de clases (Cf. Casagrande y Hale, 1967; Percho- mente las categorias analiticas del cognitivismo: "domi- nock y Werner, 1969; Colby, Fernandez y Kronenfeld, nio", "segregado" , "conjunto contrastante","paradigma", 1981 :428-430). "taxonomia".El afinamiento de todas astas categorias y el descubrimiento de las dificultades involueradas por Goodenough, 'que, en general, nunea habla de "An- este aeceso habrfan de ser sobrellevados por Alfred Wa- tropologfa Cognitiva" sino mas bien de "AnaHsis Compo-
  • 15. IInee en 10 que se reconoce como la metamorfosis de la imperceptible entrela invenCi6n de un metodo para ana- etnosemantica en etnociencia 0 en etnoepistemologia. Ya lizar la cultura y la redefinici6n de la cultura como la desde principios de los afios '70, y con la excepci6n de resultante de la aplicaci6n de ese metodo, habia dado pie algunas visiones retrospectivas y de algunas citas nos- para la materializaci6n de esta fase expansiva, que se h1Jgicas, la figura de Goodenough desaparece paulatina- desarrolla a fuerza de polemicas. "La cultura de una mente de la escena y del discurso antropol6gico. sociedad -dice- consiste en 10 que uno debe saber 0 creer para operar de una manera aceptable para sus miembros." Ya en su celebre articulo fundacional, Goo- denough asegura repetidamente que el prop6sito del ana- Una vez formulado el paradigma, los metodos y las lisis componencial de los terminos de parentesco es el de tecnicas, la antropologia cognitiva, ya perfectamente de- proporcionar definiciones psico16gicamente reales. Afir- limitada como escuela opuesta a la tradici6n comparati- ma, por ejemplo, que la gente "tiene ciertos criterios en vista y aun a la intencionalidad etno16gica, se transform6 la mente por los cuales juzga que A es 0 no es el primo en "etnociencia" (Werner y Fenton, 1973 :537-538; Leaf, de B" (1956 :195), alude a su propio metodo como un me- 1981 :297; Wallace y Atkins, 1960). El punto de articu- dio para aprender acerca de los "procesos cognitivos hu- laci6n de estas transformaciones de caracter expansivo manos" (p. 198) y discute los "conceptos que existen en radica en la afirmaci6n de la "realidad psico16gica" de el mundo cognitivo de los Truk" (p. 213). los modelos elicitados, un aserto que si bien esta impllcito Pero el impulsor primordial de esta ideologia en for- o sefialado en las contribuciones originarias, ad quiere su ma masiva es Charles Frake quien, a este respecto, se ha axiomatizaci6n y sus tecnicas validativas especificas en mostrado siempre mas ambicioso y mas rotundo, rom- los trabajos incluidos en nuestro cuadro como formando piendo mas de una vez la regIa de parsimonia que habia parte de esta fase. Ese aserto, con ser polemico, compor- sido el leit-motiv de los nuevos metodos. "Debemos pe- ta un corolarioque todavia Jo es mas: si los criterios com- netrar -dice Frake- en las cabezas de nuestros suje- ponenciales reflejan directamente la realidad psico16gica, tos." (1964 :133). Y, a tal efeeto, proporciona lineamien- bastara reunir un numero suficiente de descripciones, tos para alcanzar el desideratum del trabajo de campo aprehenderlas y seguir su curso para poder comportarse etnocientifico. Algunas afirmaciones de Frake, quiza el como 0 pasar por un nativo. El postulado de la realidad investigador mas militante de la escuela, han devenido psico16gica, sin que nadie loadvierta, se transforma en- citas clasicas en las cr6nicas del cognitivismo. "La etno- tonces sutilmente: la descripci6n de 10 que los nativos grafia -expresa Frake- es una disciplina que pretende hacen verbalmente deviene prescripci6n de 10 que hay dar cuenta del comportamiento de un pueblo mediante la que hacer mentalmente para ser nativo; en otras pala- descripci6n del conocimiento socialmente adquirido y com- bras, la descripci6n de una realidad se convierte en el partido, 0 sea la cultura, el que permite a los miembros estatuto de las reglas que la rigen. De alli que el cogni- de una sociedad aetuar de manera que los suyos juzgan tivismo imaginara que sus cuadros descriptivos, al ser apropiadas ( ... ) 8i buscamos dar cuenta del comporta- regulares y formales, tenian ya todos los atributos pro- miento relacionandolo con las condiciones bajo las cuales pi os de las predicciones. normal mente ocurre, requeriremos procedimientos para Goodenough mismo, al practicar un deslizamiento descubrir a que presta atenci6n la gente, cua.! es la inior-
  • 16. maci6n que aHa procesa, y cuando alcanza decisiones· con- a prueba por el lector destinatario del informo, Ai on- ducentea a actitudes culturalmente apropiadas. Penetrar contrarse con respuestas que pueden serlo tambi6n con en Ill.cabeza de nuestros sujetos no es una hazafia impo- respecto a otras preguntas, se produce un eslabonamion- sible; nuestros sujetos mismos Ia realizan cuando apren- to adicional (interlinkage) que· puede ser un punio do den su cultura y se convierten en 'actores nativos'. Ellos partida para el trazado de amplias taxonomias y de di- no p~seen .avenidas misteriosas de percepcion que no es- versas formas de organizaci6n conceptual y empfrica. ten dlspombles para nosotros como investigadores." (Fra- Ftake es sensible al problema del uso cultural y do ke, 1964: 132-133). La logica de estas evaluaciones no la practica activa de la categorizaci6n, asf como alas pa::ece muy l~mpia:. equiparar las posibilidades de aprendi- relaciones de partonomfa, de derivaci6n y a todo tipo de zaJe de un mvestIgador (que, a: fin de cuentas es un estructuraciones dinamicas; por ell0 indaga, entre otras extrafio) con las de los avezados porta:dores de ~na cul- cosas, el origen atribuido alas entidades relevadas, su tura: es, mas 0 menos, como decir que aprender chino es participacion como ingredientes en agregaciones comple- tan f~bulosamente sencillo, que hasta los nifios. chinos de jas y sus posibilidades de desarticulaci6n, yendo mas aHa dos anos de edad son capaces de hacerlo. de las contexturas puramente taxon6micas. En esa etapa . Al margen de aSlueHas pretensiones, oportunamente de instauraci6n de una preceptiva para el trabajo de Juzgadas como exceSlvas por algunos de los mismos cog- campo cognitivista, la propuesta de Frake se consider6 nitivistas (Burling, 1964 :25-26; Hammel 1964' Lounsbu- un avance significativo, aunque era ostensible que con- ry, 1964), 10 cierto es que Frake institu;'6 el p~ograma y fund fa la mera lexicalizaci6n de una entidad con su re- las categorias publicas de, por 10 menos, una parte del levanciano s610 cognoscitiva, sino, en ultimo analisis, p;oc.edimien,~o etnocientffico de trabajo. Sus conceptos cultural. Pocos afios despues, la exploraci6n exhaustiva tecmcos de preguntas encadenadas" "preguntas recfpro- de las taxonomfas folk y la creaci6n de herramientas tales ca" y "·t egor,ras es Ib ona·d as", por '. s ca '. a eJemplo, fueron apli- como los tests de saliencia (Berlin, Boster y O'Neil, cados y abstraldos de sus analisis de las practicas Suba- 1981), Jos algoritmos factoriah3s de predictibilidad (Jo- nu~ de fabricaci6n d~ cerveza, donde tamblen se plantean chim, 1976 :23), las medidas de preeminencia de taxones sucmtamente y con mdependencia de las observaciones (Hays, 1974) y las signaturas ,de actividad (Hunn, 1972), de ~oUl:sbu:r:s los problemas emergentes de las relaciones acabarfan relegando los criterios de Frake al nivel de las semantlCas lrregulares y no taxon6micas. operaciones .preliminares. Frake aduce que al presentar una pregunta (verbi- EI conocido survey de Stephen Tyler compendia, al- gracia, ";,que dase de arbol es este ?") el informante go mas tarde, los principios que rigen la nueva orienta- nativo busca restringir la respuesta co~ arreglo a un cion psicologista de la etnosemantica: "La antropologfa conjunto determinado de posibilidades categoriales (en cognitiva constituye una novedosa perspectiva te6rica, este caso, "nombres de arbol"), de modo tal que la selec- abocada a descubrir c6mo organizan y utilizan su cultura cion de una replica en particular acarrea informaci6n los diferentes pueblos. No constituye tanto una busqueda si.gnificante. para el interrogado. Una descripci6n orga- de alguna unidad generalizada en el analisis del compor- mzada !l1€dumte 'preg~ntas encadenadas y sus respuestas tamiento','como un intento de comprender los pr'inC'i.:p'ioH resp~ctI~as,. ~s s~.multaneamente un programa para des- organizativo8 subya,centes al comportamiento. Se da por cubrI:[, .slgmflCaClO116S, ue puede ser replica do y puesto q sentado que cada pueblo posee un sistema unico para P01'-
  • 17. cibir y organizar 10s fen6menM materiales: cosas, even- clasica como un conjunto de contribuclones anaHtlcaR 110 tos, comportamiento y emociones. El objeto de estudio no s6lo tendiente a la descripci6n de modelos, reg-las y c6di- son estos fen6menos materiales, sino la forma en que es- gos, sino tambien y primordialmente comprometido a 80- tan organizados en la mente del hombre." (Tyler, 1969 :3). lucianar el dilema de la realidad psico16gica y a COITO- En esta fase, mas alIa de la cuesti6n especifica de borar contra viento y marea la generalidad de los cons- la realidad psico16gica de los modelos desvelados, se abren tructos que descubre. Esta dialectica es la que Ie imponc, para la etnociencia dos areas ineditas de problematicidad: precisamente, su caracter polemico y su interes te6rico. una de ellas es la de su propia trasmutaci6n en una espe- Los estudios de Tyler y de Wallace, que vertebran cie de psicologia pura, desligada en cierta forma de las el periodo resolutivo de esta fase, aportan proyectos de materialidades que siempre fueron pertinentes para la soluci6n marcadamente discrepantes. "Es muy improba- antropologia; la otra es la com-partici6n de los c6digos ble -afirma Tyler- que los miembros de una cultura que se postulan como vigentesy actuantes en el seno de vean a esta como un tipo de fen6meno unitario. Cada cada cultura. La primera quiza puede zanjarse como una miembro bien puede tener un modelo unico y unitario de mera circunstancia de caracterizaci6n disciplinaria que su cultura, pero no es necesariamente conocedor de todos reviste en si poco interes; pero el dilema de la com- los modelos unitarios de los demas mieIhbros de su socie- partici6n de los c6digos es en cambio una indefinici6n dad. El puede estar conciente de algunos de estos mo- epistemo16gica fundamental. Al igual que la existencia delos y utilizarlos ocasionalmente, pero es s610 el antro- de una personalidad modal, la de un c6digo cognoscitivo p610go quien trasciende POl' completo estos modelos par- uniforme es una proposici6n que debiera estar abierta ticulares y construye un solo modelo unificado. Esta or- a la contrastaci6n empirica. Si se conciben los c6digos 0 ganizaci6n cognosciti'va existe unicamente en la mente del principios organizativos como fen6menos psiquicos pre- antrop61ogo. Sin embargo, en la medida en que generara sentes "en la mente de las personas" que pueden variaI' modelos conceptuales utilizados porIa gente de una cul- de un individuo a otro, deberia esperarse de los inves- tura en particular, este es un modelo de sus sistemas cog- tigadores el uso de tecnicas de muestreo estadistico ca- noscitivos." (Tyler, 1969 :5). paces de dar cuenta de esa variedad. El rechazo de las A men os que Tyler pretenda significar algo distinto estrategias cuantitativas POl' parte de Goodenough, como de 10 que dice, el investigador debe comenzar elicitando actitud reactiva frente al comparativismo absoluto de la los modelos de una muestra representativa 0 de la tota- escllela de Yale, fue sin embargo definitorio: hasta el lidad de ·los individuos de un grupo, con 1a finalidad de advenimiento de 10 que hemos caracterizado como su ulti- agotar la variabilidad cognoscitiva que pueda coexistir ma fase, doude se adopta nuevamente un cariz estadis- en su interior. Habiendo completado esta tarea, debe pro- tico e intercultural, el unico estudio cognitivista de cierta ceder POl' medio de un proceso de deducci6n, abstracci6n, monta que hace uso de recursos de cuantificaci6n es el de generalizaci6n 0 sintesis no especificado a derivar 0 cons- Romney y D'Andrade (1964). Mientras tanto, la etno- truir un supermodelo hipotetico que existiria s610 en su ciencia en su conjunto puede cansiderarse, al decir de mente, pero que posee, misteriosamente, la capacidad de Marvin Harris, como una contradictoria "psicologia so- general', en reversa, todos los modelos concretos y realea. cial,carente de base estadistica" (1978 :506). N6tese que Tyler esta aboliendo nada menos que el pa- Puede ahora redefinirse la antropologia cognitiva radigma emic fijado POl' Goodenough como criterio de
  • 18. val1doz, y pr~suponlendo POl' un lado la sumatlvidady lidez de una hip6tesis sobre el mundo cop:nitlvo do In" complement~rledad de losc6digos individuales, y pOl' el nativos puede ser comprobada empiricamente" y quo "' otro la reahdad cultural del superconstructo hipotetico. se deja de postular la realidad psico16gica y In nnturl- leza cognitiva de los analisis estos de.iarian de inmeclllto Como han sefialado Kaplan y Manners (1981 :279), de ser analisis semanticos (1964 :220-230). Wallaco pro- algunos etn6grafos parecen pasar POl' alto el hecho de tende, entonces, solucionar el dHema central aplicanc10 que existe una brecha 16gica entre el hacer proposiciones procedimientos adicionales de validaci6n. A todo eRto, In ace rea de las propiedades formales de los c6digos y hacer raz6n porIa cual el mismo entiende que los modeloR ell- proposiciones empiricas sobre 10 que realmente esta pa- citables son de hecho "cognitivos" radica en el caractcr sando dentro de la mente humana; y si se percatan de latente e inconciente de su proceso de producci6n, que esta brecha, tienden a considerarla tan pequefia como s'e suscita en una esfera psico16gica profunda. De hecho, para poder salvarla con relativa facilidad. Es bastante el informante "no puede proporcionarnos afirmacioneR penoso y nohabla muy bien de la presunta finura de su verbales claras y correctas sobre sus propias reglas de anaJisis, que el espiritu de secta haga decir a Frake y a procedimiento semantico" (p. 231). Una de las solucio- Brown que ellos "no entienden" en que consiste la dife- nes ad hoc propuestas POl' Wallace (y todas son maR 0 rencia entre la "realidad psico16gica" y la "realidad es- menos del mismo talante) consiste en requerir al hablante tructural", entre 10 que se supone que sucede en la mente Que haga manifiestos los procedimientos que utiliza, a fin y 10 que muestra un modelo que mal 0 bien funciona de poder descubrir las operaciones l6gicas que e.iecuta (1964 :236): lnoes esta, acaso, la falacia conductista? (p, 236), La contradicci6n es alarmante y absoluta: des- En esta tesitura, las propuestas alternativamente pre- pues de definir la naturaleza cognitiva de la verbalizaci6n sentadas POl' Wallace han sido significativamente ines- en base a su origen subliminal (es decir, psico16gico POl' tables y contradictorias. En cierta ocasi6n, Wallace ex- antonomasia), se pretende llegar a la realidad psico16gica pres6 un punto de vista que crea serias dudas en cuanto solicitando al informante una descripci6n verbalizada y a la posibilidad de desentrafiar la realidad psicol6gica a conciente de 10 que ocurre en 10 mas abismal de su in- partir del analisis formal de las manifestaciones linguis- conciencia. ticas: "AI igual que un etn6grafo puede inventar un mo- En esta fase queda tambien sin resolver el enigma delo taxon6micopara predecir satisfactoriamente la forma de la articulaci6n entre: a) la parte del comportamiento en que un hablante se refiere a sus parientes sin descri- que es verbalizable' en un lexico ordenado; b) la relaci6n bir c6mo los considera este, tambien es posible que dos jerarquica, en terminos de importancia cultural, entre mie:r;nbros ?-e,la misma sociedad puedan tener un compor- los dominios densamente conceptualizados y los que son ta~mento SImIlar 0 complementario, sin que compartan el objeto de una cobertura verbal muy pobre; c) las con- mlsmo modelo cognoscitivo." (Wallace, 1962 :356). Dejan- ductas manifiestas y, d) 10 que los cognitivistas llaman do de lado que esa "predicci6n" sea en realidad una "retro- la cultura en S1. De realizarse una prospecci6n fina en- dicci6n" extraida de un conjunto lexico cerra do no de- tre las opiniones vigentes en esta epoca, no es seguro ductivamente expandible, 10 concreto es que Wall~ce asu- que puedan recabarse ponencias demasiado 'distantes de mi6. posturas diferentes en cada uno de sus escritos. En aquello que se conoce como la "hip6tesis de Sapir- Whorf", uno de ellos, dedicado POl' entero al problema de la reali- dad psicol6gica, lleg6 a afirmar POl' ejemplo que "la va- a la ,que todos los cognitivistas, sin excepci6n, se oponen,
  • 19. lunQuo mas no sea nominalmente (Cf. Lounsbury, 1982; afirma que "todos los conjuntos contrastantm1 lion pnrn- KtlUldnR', 1979; Kay y Kempton, 1984; Hymes, 1964). digmaticos" (p. 108), cuando caracteriza el an{tliHIH (~orn- En ostas instancias. en el medio de esta crisis de ponencial como "el analisis de un paradigma" (p. IOn), (~rlldmiento, las mas con~luyentes contradiceiones 16gicas o cuando no reconoce la ambigiiedad de la noci6n <11 "1'1(1- fuoron toleradas sin el menor asomo de escandalo. don gregado": en nuestro glosario hemos descripto conjullf,oH I'oforoncia a la dicotomia emic-efic, por ejemplo, Kessen contrastantes maximamente redundantes (que no son plt- (1l)G4 :236) era capaz de afirmar, primero, la posibilidad radigmas sino mas bien "arboles"), hemos ilustrado an{t- de construir metodos a priori (efic y comparativos) para lisis componenciales no paradigmaticos, afinado el con- dar cuenta del comportamiento en cada cultura y de cepto de "taxonomia", y testimoniado el abandono (10 concluir, tres renglones mas adelante, que las estructu- los inutiles "segregados·' POl' parte de los etnocientificos. ras internas de las distintas sociedades son inconmensu- La fase de marras esta signada indudablemente POl' rabIes y que es "demasiado ambicioso" pretender supe- la paradoja y por la radical circularidad de los discursos. rar la tension entre el comparativismo y la descripd6n EI aparato tecnico, desplegado con generosidad aqui y individual. all a, no alcanza para disimular ni siquiera la punta de Las cr6nicas internas de esta etapa del eognitivismo las incongruencias y, se diria, que sirve mas bien a los (Mary Black, 1973; Benjamin Colby, 1963, 1966; Oswald efectos de magnifiearlas. Las etapas sucesivas recorri- Werner, 1972), al presuponer la eompatibilidad de las das porIa antropoIogia cognitiva pueden comprenderse eategorias instrumentadas POl' los diversos autores ads- mejor si se las entiende como replanteamientos tendien- eriptos al movimiento, no haeen mas que llevar las ineer- tes a superar esta circunstancia y a deshacer el nudo tidumbres del metodo a un nivel de eatastrofe. Claro de la confusi6n., esta, la falta de perspectiva ocult6 POl' aquel entonces todo este proceso de deterioro, que recien se intentaria 3. Fase de ampliaci6n y formalizaci6n neutralizar en la fase siguiente mediante una drastica purga conceptual. Una de las ideas mas desafortunadas Esta fase se caracteriza POI' un distanciamiento res- fue la de confiar a Sturtevant (1964) la redacci6n de la pecto de Ia vieja concepci6n de la etnociencia que consi- cronica que representaba la voz de la ortodoxia; su po- deraba el trabajo descriptivo como un fin en si mismo, y pularisimo survey, que es tambien el mas detallado y pe- POI' una fuerte propensi6n a colocar el aparato anaHtico dagogico, refleja sin saberlo casi todas las tensiones e al servicio de problematicas te6ricas mas amplias. Toda- incerlidumbres imperantes en la escuela. Sturtevant no via no hay aqu!, en raz6n de la falta de control que su- era, evidentemente, el te6rico rigurosQ que esa dificil em- pone un tratamiento puramente verbal, en contraste con presa necesitaba; como resultado, la resefia de la apli- Ia continuidad deductiva que exige un procesamiento com- caci6n de un metodo que se supone exigente parece hoy putadorizado, una axiomatizaci6n compIeta y encadena- en dia un catalogo de gruesas falacias, una apoteosis del da y, mucho menos, a pesar de ciertos reclamos en eso sofisma. De hecho, muchas de las definiciones etnoseman- senti do, una verdadera formulaci6n tearica. Lo que Rf ticas incluidas POI' Sturtevant carecen de la menor comple- se encuentra a 10 largo de esta fase es: a) una definki6n mentariedad como se vera mas adelante; otras veces, mas fin a de los conceptos tradicionales (paradigma, r-on- Sturtevant prodiga definiciones absurdas, como cuando junto contrastante, taxonomia, arbol, dimensi6n eompo-
  • 20. nencial, relaci6n semantica), expresada casi siempre en las relaciones de suceSlOn; tanto las secuencias do pro- la jergoa de la teoria de conjuntos; b) una actitud menos ducci6n de acontecimientos como las correspondonciftA crispada y mas tolerante acerca de la proveniencia emic entre insumos y productos culturales. Las autentir-ns ta- de las categorias; c) una marcada merma en las exigen- xonomias folk que deslumbraron a los primeros etnoAO- cias y en la ilusi6n de alcanzar la realidad psicol6gica. manticos y los analisis componenciales del parentesco no ofrecian mayores inconvenientes; existian, induso, :for- Si se considera que entre los mandamientos funda- cionales de la etnociencia fig-uraba la concentraci 6n del i malismos matematicos 0 cuasi-matematicos, como los pro- estudio en dominios perfectamente acotados y la restric- vistos por Werner y Fenton, para representar todas, 0 ci6n de los analisis alas relaciones semanticas mas es- casi todas, las estructuras cognitivas involucradas y sus tructuradas, capaces de producir los modelos mas elegan- articulaciones 16gicas internas de transitividad, reflexi- tes y econ6micos, se podra apreciar en que medida Ia fase vidad. impIicaci6n, simetria" conmutaci6n, etc. Pero cuan- se convierte mas en un replanteamiento que en un de- do Casagrande y Hale (y, tras ellos, Perchonock y Wer- sarrollo ortodoxo. De hecho, podemos distinguir en su ner) aceptaron el desafio de Frake y quisieron investigar interior una tendencia centripeta hacia un mayor rigor otros tipos de estructuras conceptuales, el edificio te6rico etnocientifico, cuyo paradigma podria ser el comentario de la doctrina demostr6 a los cuatro vientos su extrema de Kay (1966) a los postulados excesivamente lingiiisti- precariedad y, aunque no se 10 haya expresado nunca, 10 cos de Colby, y una tendencia centrifuga, disolvente, que cierto es que entre las filas del cognitivismo cundi6 el se intuve sobre todo en las contribuciones de Casagrande, desencanto. Hale, Werner, Perchonock y Tenton. en las que, al lado De la noche a la mafiana, la circunscripci6n de las de una formalizaci6n de orden algehraico de las catego- aplicaciones etnocientificas a los dominios mas fuertemen- rias mas entrafiahles, se insinuan horizontes cognitivos te estructurados se mostr6 como una restricci6n excesiva, dificiles 0 imposibles de reducir formalmente. Por todas como una focaIizaci6n en ambitos que se revelaron de partes, los desenvolvimientos productivos van siendo com- subito como extensionalmente infimos con respecto a una plementados con una clara conciencia de los problemas totalidad compleja e irreductihle. EI fragmento de cul- que ellos mismos suscitan; la etnociencia deja de ser la tura que podia ser componencialmente relevado era de llave magica de Frake 0 de Sturtevant, capaz de instau- una mezquindad y de una pequefiez aterradora en rela- rar el reinado de la certidumbre y, se convierte, con una ci6n con su totalidad. Result6 que, a :fin de cuentas, Be- autocrltica saludable, en un mecanismo de formulaci6n rreman tenia raz·6n: el analisis componencial era riguroso de problemas antropol6gicos no siempre soluhles en 10 y contrastable, pero no dejaha de ser trivial. Y si hien inmediato. todos los precursores ya haMan hecho expresa la adver- A partir, precisamente. del articulo mas programa- tencia, un tanto farisaica, de que (lalgunos domini os cul- tico de Charles Frake (1964), Ios cognitivistas estahan turales se encuentran mejor estructurados aue otros". persuadidos de que las relaciones semanticas que en el ninguno de ellos habia avisado que mas alIa de los poeOA se sugerian -y que no eran estrictamente taxon6micas asuntos d6cHes al tratamiento taxon6mico, se ensefioreaba ni paradigmatiGas- podian ser estudiadas todas con el el caos. mismo rigor. Se esperaba que la etnociencia llegaria a En definitiva, el cognitivista bisofio pareda libre do reducir, sistematicamente, tanto las partonomias como ',;'.' j......•.•....... .. '." , , ~; . plantear cualquh~r cosa 0 de poner en primer plano nl
  • 21. fUlpecto de la cultura quese Ie ocurriera, sin tener a la puede verse que, al principio, se presentan rolaeionel'1 Ul- mana criterios para diferenciar los resultados de interes gicas propias de los diccionarios, pasibles do SOl' OXpr(l- de las afirmaciones irrelevantes: ;,acaso no habia casi sadas en l6gica formal; pero, a medida Que se It VRn~lt, un libro entero -muy celebrado- sobre nombres de lena. . las correspondencias pasan a ser menos deducibleR .Y m{lI'I entre los Tzeltal, 0 un articulo -modelo en su genero- enciclopedicas y experienciales. Esta es una situaci6n muy sobre como pedir un trago en Subanum? Es, a prop6sito diffcil de describir formalmente; el dilculo predietivo de esta coyuntura, que abarc6 desde 1967 hasta fines de tiende aqui a fallar, toda vez que las respuestas incluyen la decada y endonde los problemas mayores de la sig- mayor diversidad y heterogeneidad de conocimientos. nificacion quieren ser resueltos a fuerza de ejemplos cada Como complicacion adicional,Werner y Perchonock vez m:is exoticos, estrechos y bizantinos, cuando los mas comienzan a advertir, en 1969, que los metodos etnocien- veteranos de la escuela se Haman a silencio y cuando el tlficos de trabajo de campo, consistentes en entrenar al ingles Kuper se permite hablar, sin ser refutado, del informante para que formule preguntas relevantes pri- "estrepitoso fracaso" de la empresa etnocientifica (Kuper, mero v enuncie sus respuestas despues, no eran todo 10 1972 :219). satisfaetorios oue se pretendia. "Es dificil para los in- Las "nuevas relaciones semanticas", presentes POl' formantes for~ular preguntas sobre una base sistematica todas partes en el universo etnografico, no conduefan a -expresan- Y las que elicitamos probaron ser de poco ninguna formalizacion de tipo matematico y no se rela- interes (1939 :230). En la busqueda de soluciones a los cionaban ellas mismas con ningun cuerpo te6rico prees- interrog-antes oue se plantearon v en las qUE' se ensavaron tablecido. Ni siquiera los lingtiistas, a quienes se les metodos de ordenamiento de tar.ietas y de trazado de ar- habia sustraido la idea del anaJisis componencial, pare- boles (en realidad, diagramas binarios de conmutaci6n", dan haber pensado jamas en ellas. No existlan tampoco en la terminolog-fa de Kay) por parte de 108 informantes, referentes inmediatos para ese tipo de relaciones en la corroboraron o'ue estos ~tilizaban distintog criterios ta- tradicion epistemologica occidental, como 10 pudo haber xonomicos en los niveles menos inclusivos de las clasifi- sido la taxonomia linneana con respeeto a los dominios caciones, aunque reconocfan como correetas las variantes componencialmente reductibles. Algunas de las relacio- ofrecidas POl' los otros. Lo mas importante, sin embargo, nes, POl' afiadidura, parecian ser culturalmente especffi- no radicaba en estas discrepancias. minimizadas POl' Hv- cas y a nadie se Ie cruz6 por la cabeza, en ese entonces, mes en su respuesta alas sospechas de Burling (1964), recurrir a formalizaciones matematicas potencialmente sino en que Werner y Perchonock debieron reconocer que utiles, como la taxonomia numerica 0 la teorfa de los con- el universo aborigen albergaha muchas mas cosas que lag juntos politeticos. que pueden encontrarse en las relaciones taxon6micas, v A todo esto, Casagrande y Hale (1967), trabajando aue la simetrfa en la articulaci6n conceptual de un domi- con categorias relacionales Papago, ampliaron la lista de nio no guardaba proporci6n alguna con su relevancia propiedades semanticas de Frake a trece tipos; Roy D'An- cultural. Tuvieron que admitir, en efecto, que en el es- drade, en un manuscrito de 1974, agreg6 algunos crite- fuerzo por formalizar los constructos taxonomicos, la rios mas, en tanto que Werner y Fenton redactaron una etnosemfmtica habia dejado escapar informacion organ i- tabla algo distinta. Hemos inc1uido dos versiones de es- zada,de maneras menos rigurosas, maneras estas que re- taB tablas como complemento. En la primera de ellas l~' querian a su vez metodos de elicitaci6n mucho menOA ____ 4.2 .. _ _ ~ I ~. __ 4_8_~
  • 22. illUSllllj ··-ellslltilrullclltlllullrlllallldlllolllslll, IIIcllla·s·i ·s·e-dlllin·,-a-q·u·e·"""ell!sp"o"n'!'!!t'!'!!a'!'!!n'!'!!e""o"'s"',, ••••..•E n~s-in-_---" .•..•. de las relaciones c1aras que se multiplicaban en loa oatu- tesis, los auto res terminaron utilizando metod os antropo- ~~ .. dios mas tempranos. En opini6n de Colby, Fernandoz y 16gicos tradicionales, casi sin marca te6rica, y clamando Kronenfeld (1981 :430), la debilidad de la etnociencla por un reexamen de las implicancias epistemo16gicas de radica en que, a despecho de su tecnologfa demoHtrntlva la etnociencia: "Estamos sugiriendo -dij eron- que la y de su sofisticacion metodo16gica, ella permaneci6 Biorn- preocupaci6n por 10 metodoMgico, que ha side tan predo- pre aferrada a los marcos te6ricos descriptivos de la nn- minante en la etnociencia, se ha mantenido a expensas de tropologfa de Boas y de la lingiifstica de Bloomfield. una teorfa imaginativa." (1969 :238). Quiza Ja incertidumbre esencial de la propuesta cog- Existen docenas de problemas complementarios, la ma- nitiva se ejemplifique todavia mejor con la rememoraci6n yorfa de los cuales, curiosamente, se han 'hecho manifies- de sus virajes.En su respuesta alas objeciones de Ha- tos no en virtud de la crftica extrapartidaria sino como rris, Goodenough admiti6 que en una cultura "no hay dos consecuencia de los impulsos programaticos originarios. personas que la definan con los mismos criterios, y (que) A decir verdad, ha sido un iletrado Papago y no Marvin el grado de variabilidad aceptado en la conducta ( ... ) Harris el que produjo la crisis mas honda de la historia difiere segun los temas y las situaciones" (1970 :99). Es cognitivista. Entre tanta desilusi6n, casi se dej6 de se- digno de hacer notar que esa irreductible diversidad in- fialar que las relaciones semanticas trafdas a la luz por tracultural que amenaza con hacer saltar en pedazos el los Papago y los Navajo no podfan ser siquiera tabuladas esquema analitico, no se somete, aqui, a una cuantifica- ni enumeradas exhaustivamente; los mismos limites de ci6n que la precise ni se formaliza con arreglo a los ca- las relaciones posibles son absolutamente ambiguos y po- nones de equilibrio del cognitivismo, 10 que determina una drfan incluir criterios tan contrapuestos como los de notoria asimetria en el nuevo planteo de Goodenough en- tangibilidad, tamafio, forma, valor, sexo 0 animicidad. tre las exigencias impuestas al analisis componencial en Tampoco· existen indicadores formales que se activen si y las que se imponen a sus procedimientos de valida- cuando se completa el amilisis de un dominio, y nunca se ci6n. En sintesis, se sabe que el esquema descubierto por sabe cuanta ni que tipo de informaci6n queda sin elicitar; el analisis componencial es de vigencia incierta dentto la tinica gufa, no del todo segura, es la perdida de pro- de su cultura, pero se prefiere echar tierra sobre esta ductividad de las sucesivas indagaciones. Tambien cabe constataci6n, en lugar de indagar que consecuencia invo- conjeturar que algunas orientaciones limftrofes -la teo- lucra. rfa de los campos semanticos de Trier, por ejemplo, 0 la Lo mismo vale para el inesperado permiso que Goo- semantica generativa de McCawley- habrfan podido ser denough concede al etn6grafo para que formule un con- mas titHes que el amllisis componencial y toda su cohorte junto de criterios que determinen el modelo "principal" de conceptos contingentes. Pero en desarrollos teoreticos entre varios alternativos y para que identifique a 108 yuxtaponer es palabra prohibida: mejorar la antropolo- individuos reputados como "autoridades" (1970 :100-101). gia cognitiva que conocemos implica, tal vez,. volver a Aquello rompe con las reglas del juego de la estrategia construirla desde el principio. emic estipulada por Goodenough en su momento, mien- El conjunto de las relaciones semanticas que se fue- tras que esto constituye a todas luces una presurosa so- ron descubriendo, y que no terminaban de ramificarse, pa- luci6n de compromiso. Mas adelante, Goodenough no va- rece privar a la version mas generalizada de 12 etnociencia cHa en cambiar su programa originario de 1956, croicn
  • 23. yetnogrMicamente purista, POI' una postura ec1ectica ciente" (una fantasia conceptual, mitad inductiva, mitad que deja a la preceptiva etnocientifica como con un grue- hipotetica, un "tipo ideal" que no tiene nada que hacer so remiendo epistemo16gico: en una doctrina empirista) dejan un cierto sabol' de in- congruencia, de intuitividad y de incompletitud. Algo "La descripci6n emie (es decir, la que se expresa est a fallando en la nueva etnografia. en conceptos y categorias nativas) requiere de 10 etie (los conceptos y categorias del antrop6logo), y al tra- Se ha dicho del proyecto cognitivista de formaliza- tar de hacer descripciones emie las sumamos a nUes- ci6n que era pedante, enrevesado y esoterico; en realidad, tros recursos conceptuales etie para descripciones al abordar el tema de las significaciones, los antrop6logos subsiguientes. Es a traves de los conceptos etie como estaban suscitando problemas que ni los lingiiistas ni los hacemos comparaciones; y es POl' medio de su siste- epistemologos habian madurado previamente, pero que, matizaci6n como contribuimos al desarrollo de una de buenas a primeras, demostraron ser fundamentales. eieneia general de la eultura. Es POI' to do esto que Es cierto que el nuevo universo de dilemas era demasiado coincido con Harris acerca de la importancia funda- sutil y demasiado extenso como para dejarse manipular mental del enfoque etie." (1970: 112; el subrayado con virtuosismo. Pero al abrir el camino hacia el, los es nuestro.) cognitivistas despertaron en toda la disciplina una capa- cidad critica de planteamiento que no se sospechaba El cognitivismo de los pioneros, que ensalzaba la poseer. etnografia particularista como fin en si misma, que pro hi- Los etnocientificos encuadrados POI' nosotros en esta bia comparar y que exigia describir la cultura desde los fase reconocen que no to do anda muy bien, pero siguen ojos del aborigen, llevaba en su seno, POI' 10 visto, algo en la brecha con extraordinaria tenacidad. Despues de mas que el germen de su propia destrucci6n. La contes- todo, ellos mismos fueron los heraldos de su propia crisis taci6n de Werner y Fenton a los cuestionamientos en tor- y los primeros en cuestionar casi todo 10 actuado y, a pe- no de la generalidad intracultural de los modelos, a pesar sar de las rupturas enunciadas, constituyen todavia el de su envoltura formal, es aun menos elegante y menos bloque mas "puro". La salida del laberinto, pOl' otra persuasiva: parte, no puede estar muy lejos; un primer paso hacia "El conocimiento de los informantes varia con ella se materializara, en algunas de las fases siguientes, su inteligencia, con su interes, con su oportunidad y con un calla do ahandono de las pautas emie de organiza- con el hecho de la division social del trabajo. Ningun cion de los datos, que preserva, sin embargo, la plenitud informante posee un conocimiento total de su cultu- emie en la proveniencia de los insumos. ra. Una descripci6n plena, que se aproxime a una Para los muchos que siguen apegados a la tradi- descripcion "completa", sera un cuadro compuesto de ClOn de la linea Goodenough-Frake, con las enmiendas la competencia cultural de muchos informantes. Tal del caso, las cosas son un tanto mas dificiles, pero se cuadro complejo solo puede concebirse como el regis- atemperan con s6lo admitir que la antropologia cognitiva tro supraindividual de un inform ante nativo ideal y no es tanto una panacea milagrosa como la estipulaci6n omnisciente." (1973 :540). explicita de un marco de referencia que bien podriaser La referencia ambigua a los "muchos" informantes otro. Es verdad que las dudas son ahora incomparable- y el constructo arbitrario e inesperado del nativo "omnis- mente mas que en 1956; pero tambien es cierto que los
  • 24. Be preseniancomo hechos consumados y que, frecuente- mente, llegan a ser contraintuitivos por la presencia de discontinuidades en los razonamientos, Geoghegan pro- pone mecanismos definidos para expresar, a partir de 4. Fase de tecnificaci6n "primitivos" intuitivamente transparentes y de axiom as graduales y plausibles, las relaciones entre los distintos Esta fase se diferencia netamente de la anterior, en dominiossemanticos. Los procedimientos de recodifica- la medida en que no resulta de una profundizaci6n en la .ci6n propuestos permiten asi que la estructura formal 0 problematica cognitivista tradicional en terminos de ~na "regIa ordenada" de un dominio opere como un item ce- formalizaci6n l6gica 0 matematica de los conceptos, smo rrado en la estruetura de otro conjunto semantico referi- que mas bien emerge de la aplicaci6n de principios si~- do a un nivel diferente de la realidad, considerando las temicos y computacionales en el nivel de la tecnologla alternativas culturales como sucesivos procesamientos de aplicada a metodos que no siempre son ce~radamente ~tno" informaciones y las conductas emergentes como "salidas" cientificos. Seria err6neo pensar que el lmpulso hacla la o "productos" de ese proceso. matematicidad se manifiesta sin causa, "naturalmente" El ensayo de Geoghegan, que pretende poner frente o como fruto de la propia iniciativa soberana de los etno- a frente las categorias desarrolladas por la moderna psi- semanticos. En rigor ,.toda la antropologia axiomatizante .. cologia cognitiva y los problemas suscitados por la etno- de los ano '70 se contagi6 de una tendencia competltIva, grafia, difiere de las axiomatizaciones previas ensaya- casi agonistica, para llegar a una formalizaci6n minim~, das por la etnociencia en el hecho de que no se limita prerrequisito para ingresar y tratar datos en una ma- a prescribir la contextura formal de un conjunto de con- quina 0, mejor aun, condici6n necesaria para emularla; ceptos relacionales aislados, sino que produce un discurso Si bien la etnociencia descoll6 en los tres usos clasicos continuo que quiza siga siendo, a despecho de su breve- de los computadores (que comportan utilizar la maquina dad, la unica teoria digna de ese nombre jamas producida como archivo de datos, como dispositivo de calculo y co- en el seno del cognitivismo. mo generador 0 emulador transform~:ion~l!, es~a ins- Roger Keesing, de cuya actitud critica frente a la tancia nada dice acerca de la perfecclOn loglca m de la etnociencia no cabe dudar, ha realizado una comprobaci6n profundidad conceptual de los raz~n~mientos c~gnitivis- en regIa de los supuestos de Geoghegan, que configura tas, que siguieron estando al serVlClO de .premls~s ~c~- tambien una extensi6n implicita de su abarcatividad. sionalmente discutibles, como la de la reahdad pSlCologl- Mientras que Geoghegan expresamente propone su estruc- ca (p. ej. Sanday, 1968). Por el contrario, la contribuci6n tura formal como interpretaci6n de aetos clasificatorios de Geoghegan (1971) que puede concebirse como un desa- que ocurren "en la cabeza" de los aetores individuales, rrollo concentrado de los criterios algebraicos ya presen- Keesing emplea sus teoremas para explicar contingencias tes en la sintesis de Werner y Fenton, constituye segura- concretas y hechos sociales. mente elproyecto formal mas riguroso, deductivo y ex- En la misma compilad6n de 'Paul Kay en la quo pUcito de toda la escuela. Mas alla de los metodospara- aparecen sucesivamente los trabajos de Gcoghegnn y digmaticos y taxon6micos enunciados en su momenta en Keesing, otros cognitivistas, Stefilre, HeidI y McCh.t1'/m, el cOl1entario de Kay a la etnosemantica de Colby, que describen cierto numero de procedimientos compULHd()~