El poema habla sobre cómo reaccionar cuando alguien nos lastima con malicia. Aunque la espina nos hiera, no la odiamos, sino que nos alejamos en silencio para estar en un lugar de más amor. En lugar de guardar rencor, lo mejor es perdonar y seguir dando flores en vez de espinas. Así, si el enemigo vuelve, le daremos rosas en vez de lastimarlo de nuevo.