El tabaquismo es una adicción a la nicotina que causa una epidemia mundial de enfermedades y muertes. Se considera una enfermedad crónica recurrente debido a su evolución prolongada y las frecuentes recaídas. A pesar de los graves efectos para la salud, la industria del tabaco es extremadamente rentable y ha alcanzado un gran poder que dificulta su eliminación.
1. TABAQUISMO
¿Qué es el tabaquismo?
La cuestión de ... ¿qué es el tabaquismo? ... no tiene una respuesta
única. Nosotros, desde el punto de vista de profesionales de la salud,
podemos comprobar en nuestra práctica clínica habitual los graves
efectos del consumo reiterado de tabaco y la tremenda adicción que se
desarrolla con esta droga. En este apartado vamos a recoger los
principales rasgos de este fenómeno para luego recapitular y finalmente proponer una
definición del tabaquismo.
Concepto de fumador
En materia de tabaquismo la población puede ser
clasificada en:
Fumadores:
Se Incluyen tanto los individuos que consumen tabaco
de forma habitual como los que lo hacen de forma
esporádica. No existe unanimidad acerca de a quienes
debemos considerar fumadores leves, moderados o severos ni del límite exacto que
separa el fumador habitual del esporádico. En los trabajos científicos suelen aparecer
rangos de clasificación pero estos son variables y en todo caso arbitrarios, así, y a modo
de ejemplo, un fumador de mas de 20 cigarrillos al día podría llamarse fumador severo,
entre 10 y 20 moderado y menos de 10 leve. Pero en este punto es necesario hacer
algunas consideraciones:
No sólo debe tenerse en cuenta el número de cigarrillos ya que no todas las personal
que consumen tabaco lo hacen de la misma manera pudiendo existir amplias variaciones
en la profundidad de la calada, el tiempo de retención del humo en sus pulmones, el tipo
de tabaco consumido ... etc.
Ante el mismo nivel de exposición hay diferencias muy significativas en cuanto a la
susceptibilidad de los diferentes sujetos para desarrollar las diferentes enfermedades
relacionadas con el tabaco. Así, no puede equipararse el riesgo de fumar en una
embarazada o en un enfermo crónico que en un sujeto sano.
Ex fumadores:
Tampoco está bien establecido el tiempo necesario para considerar a un paciente como
exfumador. Lo más habitual es admitir el plazo de un año de abstinencia. Sí existe
acuerdo unánime en que esta abstinencia debe ser absoluta y total no debiendo haber
recaído ni siquiera con una calada durante ese tiempo.
2. No fumadores:
En este grupo se clasifican los sujetos que nunca han tenido una exposición al tabaco de
forma activa ni mantenida.
Fumador pasivo:
Es un grupo aparte que merece especial atención. Al consumir un cigarrillo se producen
dos tipos de corrientes de humo: la primera (corriente principal) es aquella que, al
aspirar una calada, pasa por el interior del cigarrillo hasta alcanzar los pulmones del
fumador activo; la segunda (corriente secundaria) es la que se desprende al ambiente
desde el extremo incandescente del cigarrillo y que puede ser inhalada por un sujeto
pasivo que respira en ese entorno contaminado. La nocividad de esta corriente
secundaria para el fumador pasivo actualmente está fuera de toda duda.
Aunque en nuestro medio se consume tabaco principalmente en forma de cigarrillo, la
venta de puros está creciendo a gran velocidad y otras labores alternativas como los bidi
(pequeños cigarrillos originarios de la India de fabricación semiartesana y con sabores
variados: fresa, chocolate, frutas ...), o el tabaco de mascar se están introduciendo en
determinados colectivos.
El tabaquismo es un fenómeno social
El consumo de tabaco se introdujo en la cultura occidental a partir del "descubrimiento"
de América cuando los primeros expedicionarios de aquellas tierras comenzaron a
imitar de los indígenas ese rito ancestral. Ya han transcurrido casi 500 años desde
entonces y en la actualidad esa vieja costumbre se ha convertido en un fenómeno de
masas adquiriendo una trascendencia social sin precedentes.
Basándonos en encuestas fiables, se estima que en la actualidad un tercio de la
población mundial fuma. Si a esto añadimos las dantescas cifras de muerte y
enfermedad provocado por el consumo de esta sustancia, podremos asegurar que
estamos ante una "epidemia" de primera magnitud.
El tabaquismo es una auténtica drogadicción
Una idea errónea frecuente es considerar el tabaquismo como
un simple hábito comparable, por ejemplo, al de morderse las
uñas, al de abusar de determinados alimentos o al de rascarse
el cuero cabelludo. En este sentido tenemos que decir que
aunque el componente de hábito y "de gesto" es indudable y
de gran importancia en el fumador no debemos olvidar que la
nicotina del tabaco posee un extraordinario poder adictivo
siendo capaz de provocar profundos cambios en nuestro
sistema nervioso central (cerebro) y que su supresión brusca
al dejar de fumar desencadena un auténtico síndrome de
abstinencia.
No debe extrañarnos, por tanto, que los expertos en materia de drogodependencias
afirmen que el poder adictivo de la nicotina supera al de la heroína o la cocaína.
3. Cada fumador tiene su historia tabáquica particular y como tal se va desarrollando
siguiendo un proceso dinámico que transcurre por una serie de etapas. La mayoría de
los fumadores se inician en la infancia o la adolescencia y en este comienzo intervienen
numerosos factores: entorno de amigos, actitudes de padres y educadores, modelos
sociales, publicidad, perfil psicológico del sujeto, e incluso factores genéticos. Una vez
que el sujeto se ha iniciado, el poder altamente adictivo de la nicotina se encarga de que
el hábito se mantenga y que con el tiempo el sujeto se vea privado de la libertad
suficiente para dejar de fumar.
Hoy se considera al tabaquismo como una enfermedad crónica
En un informe reciente, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha publicado y
reconocido que el tabaco es el responsable de al menos 25 grupos de enfermedades de
alta relevancia para la salud pública entre los que se incluyen: bronquitis crónica y
enfisema, cáncer de pulmón, angina de pecho e infarto de miocardio, enfermedades
vasculares, trombosis cerebral, impotencia e infertilidad, otros cánceres (boca, laringe,
esófago), osteoporosis, úlcera péptica ... etc. Las muertes en nuestro medio atribuidas al
tabaco superan a las muertes sumadas producidas por el SIDA, los accidentes de tráfico,
los accidentes laborales, la heroína o la cocaína juntos. Se estima que en la actualidad el
tabaco produce mas de 4 millones de muertos cada año y que durante el segundo cuarto
de siglo XXI será responsable de 300 millones de muertos. Con estos estremecedores
datos se puede afirmar que el tabaco es la principal causa de muerte y discapacidad en el
mundo occidental.
Por otro lado, la dependencia del tabaco reúne muchas de las características propias de
las enfermedades crónicas incluyendo su evolución prolongada en el tiempo y sobre
todo las frecuentes recaídas que con tanta frecuencia acontecen durante el proceso a
pesar de conocer los catastróficos efectos para la salud y del deseo claro de abandono.
El reconocimiento del tabaquismo como enfermedad crónica y recurrente es una valiosa
ayuda para la deshabituación de esta drogadicción.
El tabaquismo es un negocio
Aunque resulte paradójico y contradictorio la gran
epidemia del siglo se mantiene gracias a los intereses
económicos de unos pocos. El tabaco se produce a bajo
precio (cultivo barato, elaboración muy mecanizada,
los cigarrillos son ligeros, compactos y resistentes con
lo que los gastos en transporte y almacenaje son
mínimos), se vende caro produciendo grandes
beneficios (la industria del tabaco es una de las más
rentables del mundo) y produce dependencia con lo
que el consumo está garantizado. Las tabaqueras
cuentan en la actualidad con grandes economistas,
publicistas, abogados e incluso científicos.
Todo ello hace que esta industria haya alcanzado unas cotas de poder tales que resulte
realmente improbable su extinción.