2. No hace mucho tiempo, unos jóvenes
estudiantes de divinidad votaron para
averiguar qué creían acerca de la creación,
Dios, el cielo, el infierno, el juicio, y otros temas
teológicos. Una vez averiguados los resultados,
se descubrió que el 71 % de ellos no creía en
Dios, y consideraban el cielo y el infierno como
productos de ideas mitológicas evolucionadas
por mentes fantasiosas. Si estos futuros líderes
espirituales dudan sobre estos grandes temas,
¿cómo podremos esperar que 65 millones de
laicos estén de aquí en adelante, sino confusos?
3.
4. “De cierto no moriréis”, dijo Satanás tiempo atrás en el Edén a
nuestros padres. “Eres inmortal, no puedes morir”. En la última
lección vimos cómo las flechas de la verdad bíblica colapsaron esta
gran mentira, ¡y las implicaciones son asombrosas!
Como usted podrá imaginar, si los buenos no se van al cielo
cuando mueren, consecuentemente, ¡los malos tampoco van al
infierno! Algunas personas se quedan contrariadas cuando de
primeras aprenden que sus seres queridos que murieron no están
en el cielo, como siempre habían pensado. Pero tampoco me he
encontrado a nadie que estuviese en desagrado por saber que sus
familiares, que probablemente no se haya salvado, ¡no se esté
quemando en el infierno en alguna cueva subterránea! Las dos
cosas van unidas. Si una es cierta, la otra también lo es.
En esta lección centraremos la Palabra de Verdad en ver qué dice
acerca del cielo y del infierno, y saber de cierto qué creemos y por
qué. Antes de nada, una aclaración sobre la palabra “infierno”.
5.
6. Hades. El mundo de abajo, el lugar de la muerte, la tumba. Es
equivalente a Seol (palabra hebrea) en el Antiguo Testamento. Por
ejemplo, es usada en Hechos 2:27, 31, mencionando el Salmo 16:10.
Gehena. Lugar de quemar. Esta palabra viene del Valle de Hinon,
un lugar en las afueras de Jerusalén, donde se quemaban
desperdicios y los cuerpos muertos de animales o criminales. El
fuego era continuo, y lo que el fuego no consumía, lo hacían los
gusanos. Así vino a ser un símbolo de aniquilación y es usado
para nombrar el lago de fuego que destruirá a los malvados.
Tartarus. Oscuridad. Esta figura lingüística procede del griego
mitológico, y se refiere a la oscuridad que rodea el universo. Se
usa para describir la oscuridad que rodeó a Satanás y sus ángeles
cuando se separaron de Dios y del cielo, así como de la oscuridad
que hay en la tierra a causa de la presencia del príncipe de las
tinieblas (Isaías 60:2).
7.
8. “Paraíso” es lo que se llama “el tercer cielo” (2ª Corintios
12:2, 4). Este es el lugar donde habita Dios (1ª Reyes 8:27,
30).
Los cielos estrellados, a los que nosotros llamamos “espacio
exterior”, se consideran generalmente el “segundo cielo”
(Salmo 19:1-4).
El cielo atmosférico es el área que rodea inmediatamente
nuestra tierra, donde los pájaros vuelan y flotan las nubes
(Jeremías 8:7; 10:13). La lluvia y la nieve se originan en este
cielo (Isaías 55:10). Este es el cielo del que habla Pedro
cuando dice que “encendiéndose, será deshecho” (2ª Pedro
3:10, 12). Es mi deseo y oración que esta lección sean una
fuente de gozo y de paz para usted.