2. Limitándome brevemente al movimiento de graffiti autóctono en el Madrid de los 80 (el Madrid de La Movida), pero sobre todo me he centrado en el relato sobre, quizás, el personaje más representativo de la época: Muelle.
3. Muelle se impuso en el Madrid de los años ochenta sólo por su apodo convertido en rúbrica, una firma donde no había demasiados propósitos artísticos. La espiral terminada en punta de flecha que hacía de vector a la lectura bajo las letras, no era apropiadamente un dibujo, sino un recurso caligráfico bastante elemental.