El bambú tiene más de 1500 usos que incluyen la construcción de bicicletas, gimnasios, andamios y comidas. Argentina se está posicionando como un importante productor de bambú, especialmente en la región del Delta del Tigre. El bambú es una alternativa sostenible debido a que no requiere fertilizantes, captura carbono y puede cultivarse con herramientas básicas. Los productores argentinos buscan agregar valor a la caña de bambú mediante su industrialización.
1. Los ocho increíbles
usos del bambú
Martes 22 de Septiembre de 2015 | 14:38
Con la caña de bambú se construye, diseña y cocina.
Argentina se perfila como una potencia en su producción. En
Tigre y el noreste argentino el recurso crece como pasto.
Para qué sirve y cómo se usa.
64compartidos 6
Con su caña se hacen bicicletas, gimnasios, resonadores para
celulares, pérgolas y hasta comidas. El universo bambú está en
pleno auge: se trata de un recurso sustentable y Argentina acaba
de incorporarse al grupo de países productores.
A esta planta, se la conoce también como el "acero vegetal".
Su versatilidad es tan grande que se han encontrado más de 1500
usos y aplicaciones para el bambú. Quizás entre las más
sorprendentes, está la construcción de andamios, una práctica
muy arraigada en Asia.
En nuestro país, el Delta del Tigre es una de las regiones donde
la caña crece con más facilidad. Allí decenas de familias viven
de la producción de bambú. También en la zona noreste de
Argentina crecen cañas de alta calidad.
Cientos de productores y estudiosos de la caña se reunieron en el
aula magna de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (UBA).
Fue en el marco del primer encuentro internacional “El bambú
2. en la Argentina, una alternativa sostenible”. En él participó el
International Network for Bamboo and Rattan, INBAR, una
organización que agrupa a los principales países productores y a
los especialistas más destacados del mundo.
“En Argentina, se tiene registro del bambú desde hace poco
tiempo. Pero tiene muchas propiedades: sirve para construir, no
es pesado y se lo puede trabajar con herramientas que
tenemos a mano, como un machete o un serrucho zapallero” de
poda, aseguró Clara Peña, a cargo de la Dirección Provincial de
Islas, en el marco del primer encuentro “El bambú en la
Argentina, una alternativa sostenible”.
Clara Peña realiza talleres de autoconstrucción con los isleños
del Delta. “Se trabaja con los recursos que hay en el lugar. Llevar
materiales del continente al Delta es muy difícil e innecesario”,
aclara. Por ese motivo, la palabra bambú está asociada al adjetivo
“sustentable”: la caña no necesita ayuda exterior para mantenerse
y se la puede trabajar sin dañar el medio ambiente.
Clara Peña destacó que el bambú “no requiere fumigación ni
fertilización, capta fácilmente el dióxido de carbono y tiene la
capacidad de guardar agua aún cuando el piso se seca”. Con este
recurso se pueden hacer “laminados y paneles” y como si todo eso
fuera poco, el bambú es comestible. “El brote se puede pelar y
hervir, como cualquier otra verdura, explicó Peña desde el
escenario montado en el aula magna de la Facultad de
Arquitectura.
En el marco del Encuentro Internacional de Bambú, del que
participaron productores, emprendedores y académicos que
estudian las potencialidades de la caña, se escucharon críticas a
la “tala rasa”, un sistema de tratamiento y extracción del bambú
que termina dañando tanto el suelo como al recurso en sí mismo.
Ruben Sajenovich dirige la cooperativa Tigre Bambú y contó a
este medio que están trabajando en “dar el salto, no hacer tabla
3. raza y generar valor agregado a la caña”. En eso trabajan los
productores que se reunieron en la facultad de Arquitectura de la
UBA, para discutir y avanzar en la industrialización de este
recurso.