La inscripción funeraria describe a Lucio Cornelio Quieto, quien murió a la edad de 60 años. Las necrópolis romanas mostraban un trato igualitario hacia la muerte, con tumbas de inhumación cubiertas por lápidas y túmulos. Los cadáveres se disponían de forma estandarizada con los pies hacia el este y la cabeza hacia el oeste.