1. El significado de la vida está anclado, inevitablemente, en la existencia
humana. Así, las narraciones de nuestra historia personal son ordenadas y
guiadas por la búsqueda de un sentido o de una multiplicidad de sentidos en
nuestro devenir vital. El sentido de la vida, a su vez, requiere del hallazgo de
razones y justificaciones, puede ser resumida con una afirmación de Sócrates:
“Una vida sin examen no vale la pena ser vivida”. Vivir una vida es
comprometerse con ella, asumiendo los intereses y las aspiraciones que veamos
necesarios. Incluso si uno quisiera justificar una actitud de rebeldía vital ante la
existencia, comenta la autora, no puede excusarse de las razones que hacen
determinante este desafío. Esta legitimación racional es siempre alusiva al
agente, en aquello en lo que el punto de vista del agente está inscrito: no hay
justificación impersonal de la vida. Así, todo análisis propio de la acción no es
indiferente al hecho de que el agente existe o no en el mundo. Además, toda
justificación existencial requiere de una individualización, una visión
inmanente, y, por otro lado, de una visión distanciada de uno mismo, que
incluya, además, a los otros (“mi” mundo). En el lugar entre el yo y los demás,
por tanto, es donde se juega la acción, sus justificaciones y sus sentidos. Esta
relación se articula en función de las decisiones, porque todo el que haya
reflexionado sobre las consecuencias de una elección importante no puede dejar
de considerar el conjunto de acontecimientos que podrían confirmar, o no, su
legitimidad. El vínculo que los hechos, comunes a mí y a los otros, mantienen
con la reflexión sobre la decisión tomada, nunca es aleatorio. Cada decisión
relevante para mi vida abre una temporalidad en la que los sucesos que se dan
modifican la decisión inicial. un punto clave dentro de nuestro devenir
existencial. Éste implica un movimiento hacia adelante que impide la
comprensión de su sentido desde dentro, mas esta imposibilidad no anula, sin
embargo, el hecho de que el hombre busca y dibuja su sentido a través de los
actos propios, las justificaciones, en base a razones, que se dan de éstos, y los
acontecimientos que a toda vida acompañan.