1. LISTA DE ALIMENTOS KOSHER Y NO
KOSHER.
Alimentos Kosher:
Las que se citan a continuación son las materias primas permitidas sin considerar otros factores
que, obviamente, es obligatorio tener en cuenta.
Carnes Kosher: las provenientes de animales rumiantes con la pezuña partida (cordero, cabra,
vaca, buey, oveja o ciervo) o de aves como gallina, pavo, pato, perdiz, codorniz, el pichón, etc.
Pescados kosher: todos aquellos que cuentan con aletas y espinas: merluza, atún, bonito, dorada,
lubina, salmón, bacalao, trucha, etc.
Huevos: siempre que no haya el más mínimo indicio de fecundación.
Miel: se puede comer, a pesar de ser un derivado de un animal no permitido (se considera a la
abeja no como productora de la miel, sino como vehículo para su obtención). No en vano, la miel
está muy presente en la repostería judía y sefardí.
Leche y derivados lácteos: siempre que provenga de alguno de los animales cuyo consumo está
permitido.
Alimentos No Kosher:
Como regla general, está prohibido el consumo tanto de las materias primas que se citan a
continuación, como de sus derivados (por ejemplo, las huevas del pescado, la casquería, etc.).
Carnes no kosher: las provenientes de animales rumiantes con la pezuña única (como el camello) y
de la cualquier animal no rumiante: cerdo, jabalí, conejo, liebre, caballo, oso, perro, etc.
Pescados no kosher: mamíferos como la ballena, y todos aquellos que no tengan aletas y/o
escamas: tiburón, anguila, angula, rodaballo, congio, etc.
Mariscos: ninguno, incluidos crustáceos (cangrejos, bogavantes, centollos, etc.), cefalópodos
(pulpo, calamar, etc.) y moluscos (mejillones, almejas, etc.).
2. Reglas de la Cocina Kosher:
Dejando a un lado las interpretaciones, hay al menos tres detalles en la forma de cocinar de un
judío practicante o de cualquiera que cocine comida Kosher, que se deben seguir a rajatabla, y que
deben estar garantizados por los considerados como vigilantes de la norma:
La sangre. Como hemos dicho antes, la propia materia prima o las carnes kosher compradas como
tal, deben haber sido desangradas al máximo, a ser posible hasta el extremo. Por lo tanto, en la
cocina Kosher no tiene cabida la sangre en ningún estado, ni líquida ni coagulada (como por
ejemplo, la de la morcilla). Además, para evitar cualquier reminiscencia a la sangre del animal, las
carnes kosher deben estar bien hechas.
No mezclar carne con leche. Es un principio fundamental que deriva de la prohibición explícita de
la Torá de “cocer un cabrito en la leche de su madre”. Esto afecta no sólo a la leche, sino también
a los productos lácteos, de forma que no comidas como la lasaña (la bechamel se elabora con
leche), o una pizza de queso y carne kosher, sin ir más lejos, no estarían aceptadas por las leyes del
Kashrut.
Utensilios de cocina. En relación con lo anterior, es muy importante también disponer de
utensilios específicos para procesar y cocinar carne, y otros para el resto de alimentos.