2. La profesión docente: historias y perspectivas Hasta las primeras décadas del siglo XIX, la instrucción formal estaba reservada a sectores muy restringidos. El sistema educativo se encontraba fragmentado en múltiples instancias: desde talleres artesanales hasta escuelas parroquiales o maestros privados que enseñaban las primeras letras. Maestro era, en ese entonces, la persona que tenía interés por enseñar el contenido de un arte, un oficio, una profesión. No existía ningún tipo de instrucción específica especializada en pedagogía, ni programas sistemáticos, ni instituciones encargadas de la educación.
3. Historia de maestros Desde esta perspectiva, incluso se llegó a pensar que las computadoras son capaces de resolver buena parte de los problemas de la enseñanza y el conocimiento: ya no podemos estar desinformados porque tenemos toda la información a nuestra disposición, podemos compartirlo al crear y trabajar en comunidades, resolver problemas verdaderos y ayudar a las comprensiones mediante propuestas de enriquecimiento para el tratamiento de los contenidos, utilizando, además, las mejores representaciones. son los niños y los jóvenes, el entusiasmo por el conocimiento, la búsqueda de verdades los que, aunque provisionales, nos apasionan como tales.
4. Los docentes y las tecnologías: impacto y proyección En las clases, las tecnologías siempre acudieron en ayuda de los docentes, sucediéndose en el tiempo de acuerdo con los cambios en el desarrollo tecnológico: tizas y pizarrones, láminas, vídeos, filminas, materiales en la web. Algunas tecnologías, como la pizarra, quedaron instaladas en las aulas por medio de un uso indiscutible al cumplir funciones diversas. Cada nueva tecnología, al incorporarse, reproducía en los docentes la misma aspiración: facilitar su tarea, asegurar la comprensión, acudir en su ayuda frente a temas de difícil comprensión. La búsqueda por hacer “memorable la información” es la mejor de las aspiraciones docentes. Sin embargo, frente a los medios y materiales surgieron también posiciones que sostuvieron que su uso era generador de nuevas dificultades, como si la tecnología cobrara vida por sí misma y modificara las maneras de pensar de los estudiantes.
5. Comparación entre la docencia presencial y la virtual La asistencia física de estudiantes y profesores a un centro educacional donde se comparte tiempo y espacio ha sido lo usual. Sin embargo, el avance tecnológico ha permitido romper ciertas barreras, dando paso a una nueva forma dinámica y eficiente de aprendizaje denominada “educación virtual”, que se genera a partir de la interacción educacional en foros, videoconferencias, chats y demás herramientas tecnológicas que facilita el Internet. En la docencia virtual se establece un seguimiento riguroso del alumno y se lleva a cabo una evaluación formal de sus aprendizajes, mientras que en la formación presencial a menudo el seguimiento se limita a un control de asistencia y la evaluación se efectúa sobre el formador y el formado.
6. Antecedentes del profesor virtual “El profesor virtual” nos referiremos a él en adelante como el profesional que en sus clases utiliza tecnologías de la comunicación y de la información– se modela con el tiempo y con la diversidad de ejercicio y práctica. La mayor parte de profesores que utilizan o acceden a una docencia virtual pertenecen o provienen de las instituciones presenciales, donde han dado clases a alumnos con los que siempre han coincidido en el tiempo y en el espacio. Solamente cambiando una de esas coordenadas, el tiempo o el espacio, la vivencia educativa y sus formas de desarrollo varía significativamente. Es por eso, por lo que se recomienda que los profesores presenciales, que normalmente no pueden tener esas experiencias virtuales, se conviertan, aunque sea por unos días, en alumnos virtuales y puedan encontrarse con los mismos problemas y disfrutar de las ventajas con las que se hallarán sus alumnos, de modo que podrán valorar más justamente la conveniencia del uso de este tipo de enseñanza.