1. El resentimiento se torna
él mismo creador y da a
luz a los valores,
solamente puede
compensar ese déficit
con una venganza
imaginaria.
El resentimiento tiene
efectos negativos, la del
pueblo bajo, hombre
vulgar. Mientras que el
hombre noble vive ante sí
mismo con confianza y
apertura.
El resentimiento mismo
del hombre noble;
cuando se da en él, se
desarrolla y agota en una
reacción inmediata, no
envenena.
.
El concepto fundamental de
bueno es así pues, justo al
revés de lo que sucede en el
noble, de antemano, y
espontáneamente, a saber,
desde sí mismo, y solo desde
ahí se hace una idea de Malo.
Este malo de origen noble y ese
Malvado procedente del odio.
El bueno precisamente el noble,
el poderoso, el que domina,
mirada envenenada del
resentimiento.
Son las razas nobles quienes
han dejado como huella el
concepto de Bárbaro.
Los instrumentos de la cultura
son una vergüenza del
hombre, y más bien una
sospecha, un contraargumento
contra forma de Cultura.
El empequeñecimiento
e igualación del hombre
europeo alberga
nuestro mayor peligro,
ver esto cansa.
No vemos hoy nada que
quiera hacerse mayor,
sospechamos que todo
sigue yendo para abajo,
hacia lo más tenue, más
bondadoso e
indiferente, más
cristiano: el hombre se
está haciendo cada
mejor.
Es lo fatídico para
Europa que con el
temor del hombre
hayamos perdido el
amor hacia él, la
reverencia por él, la
esperanza y voluntad,
es el nihilismo y
estamos cansados del
hombre.
2. Pero volvamos el
problema del otro origen
de bueno, y como el
hombre del
resentimiento lo ha
ideado, exige que
acabemos de estudiarlo.
Exigir de la fuerza que
no se manifieste como
fuerza, que no sea un
querer debelar, un
querer someter, una sed
de enemigos.
La moral del pueblo
separa la fuerza de las
manifestaciones de la
fuerza. El obrar lo es
todo en el fondo, el
pueblo duplica el orar.
No mantengan en pie
ninguna otra fe con más
fervor que la que está en
mano del fuerte ser
débil.
El sujeto es quizá el
mejor artículo de fe que
ha habido hasta ahora,
pues ha hecho la
mayoria de los mortales,
a los débiles y oprimidos.
Por bondad, la bajeza
miedosa, por humildad el
sometimiento a quienes se
odia, por obediencia.
Este taller en el que se
fabrican ideales me
parece que apesta a
mentira y solo a mentira.
Nosotros los bueno,
nosotros somos los justos,
lo que exigen no lo llaman
pagar con la misma
moneda, sino el triunfo de
la justicia; a lo que odian
no es a su enemigo, odian
la Injusticia, la impiedad, lo
que creen y esperan es la
victoria de Dios, de dios
justo sobre los sin Dios.
Todos los buenos y justos
del amor.
Llaman a los que sirve de
consuelo contra todos
sufrimientos de la vida
juicio final llegada de su
reino, reino de Dios, viven
en fe amor, esperanza.
Estos débiles quieren ser
ellos algún día los fuertes,
algún día ha de venir su
reino de ellos:
o El reino de Dios, dicen, ya
lo vivimos, ¡Son tan
humildes! para
experimentar esto hace
falta vivir, más allá de la
muerte, la vida eterna,
reino de Dios, en la vida
terrea en la fe, en el
amor, en la esperanza.
Gracias a la redención
disponemos de alegrías
diferentes, si queremos
sangre tenemos sangre de
cristo. Pero que nos
espera el día de su vuelta,
se su triunfo.
3. Los dos valores opuestos
bueno y malo, bueno y
malvado, han luchado en este
mundo una lucha terrible y
que ha durado milenios, y si
bien es cierto que el segundo
valor predomina ya desde
hace mucho.
Se ha ido llevando cada vez
más arriba, se ha ido haciendo
cada vez más honda, más
espiritual: de manera que hoy
quizá no haya una señal más
decisiva de la naturaleza
superior.
El símbolo de esta lucha es
Roma contra Judea, Judea
contra Roma. Los romanos
eran los fuertes y nobles y no
ha habido alguien más fuerte.
Los judíos eran pueblo
sacerdotal del resentimiento.
Enseguida volvió a triunfar
Judea, gracias a aquel
movimiento de resentimiento
profundamente plebeyo, que
se denomina Reforma,
restablecimiento de la Iglesia y
también el restablecimiento de
la antigua paz Sepulcral de la
Roma clásica.
Suponiendo que hace
ya mucho que
quedado
suficientemente claro
que es lo que quiero,
que quiero
precisamente con
aquella peligrosa
divisa que grabé a
fuego: Más allá del
bien y del mal, en
cualquier caso, eso
significa más allá de lo
bueno y de lo malo