En la Costa Rica precolombina, las transacciones se realizaban a través del trueque de productos como alimentos y herramientas. Tras la llegada de los españoles se introdujo el sistema monetario basado en la moneda metálica, aunque escaseaba. En algunos momentos, el cacao sirvió como moneda oficial debido a su importancia como alimento y producto de exportación. Aunque el cacao dejó de ser moneda a finales del siglo XVIII, continuó usándose para el trueque debido a su valor, hasta que la econom
2. En la Costa Rica Precolombina, las transacciones de bienes en las sociedades autóctonas se dieron sobre la base del trueque o intercambio de productos. Se intercambian alimentos (sal, cacao, maíz, plátanos, yuca, frijoles, etc.), herramientas especializadas y otro tipo de bienes como cerámica, algodón, mantas y objetos de oro, producidos por las diferentes comunidades.
3. La llegada de los europeos a lo que hoy es Costa Rica, produjo un cambio en el modo de vida de las sociedades autóctonas. Los grupos indígenas fueron desalojados de sus tierras, y sus lugares de vivienda y sus costumbres se transformaron de acuerdo con los intereses de los españoles, tanto desde el punto de vista territorial como político, social, económico y cultural. Esta nueva organización dio origen también a la utilización de moneda metálica y al establecimiento de un sistema monetario de origen español. Desde los primeros contactos de los españoles con los habitantes de la hoy llamada Costa Rica, se establecieron los primeros intercambios de objetos españoles con otros proveídos por los indígenas, los cuales fueron valorados por los primeros en el equivalente a su moneda.
4. En la época colonial, la población de la provincia de Costa Rica se caracterizaba por ser una sociedad agraria. La mayor parte de los habitantes vivía dispersa en el campo, y cada familia se veía obligada a producir lo necesario para su propio consumo. En esa época se desarrolló la producción de víveres y de cacao, lo mismo que la ganadería y el cultivo del tabaco con fines comerciales
5. La característica de todo el período colonial, y aún en los primeros años posteriores a la independencia, fue la escasez de moneda, ya que no teníamos casas de acuñación, por lo que la poca que circulaba ingresaba como producto de las exportaciones y del pago de los funcionarios civiles de la Corona Española y de los de la Iglesia. Por esta razón, ambos sistemas, el intercambio y el uso de moneda metálica para las transacciones, coexistieron durante todo el período. El mayor uso de uno u otro sistema estuvo en función de la existencia o escasez de moneda o de la conveniencia de los comerciantes.
6. En algunos momentos del período colonial, ante la escasez de moneda, el cacao sirvió como medio de cambio para obtener distintos productos, al punto de que se oficializó como moneda en 1709, cuando el gobernador Lorenzo Antonio de Granda y Balbín, declaró las pepitas de cacao como medio oficial y aceptable para el intercambio comercial en todas las circunstancia.
7. Con ello se estableció un sistema monetario paralelo al de la moneda metálica, aunque guardando una relación directa entre ellos. Así, un real - unidad base del sistema monetario español acuñado en plata - equivalía a dos reales de cacao o sea a ciento sesenta semillas cacao, ya que el real de cacao lo constituían, por lo general, ochenta semillas de este producto. Si bien el cacao fue prohibido como moneda a finales del siglo XVIII, su uso para el trueque continuó aún durante gran parte del siglo XIX, dada su importancia alimenticia y comercial.
8. La monetización de la economía costarricense, acelerada por el desarrollo del café y el consiguiente auge económico a partir de la década de 1830, llevó cada vez más al uso de la moneda como medio de cambio, en un contexto caracterizado por un desarrollo importante del mercado interno del aumento del trabajo asalariado. La práctica del trueque, como un mecanismo importante para la obtención de bienes, fue disminuyendo conforme se monetizó la economía en el siglo XIX y se fueron solucionando los problemas de escasez de moneda, hasta el punto de quedar como una práctica ocasional.