1. Coach para el cambio sin rumbo
VALENCIA. Lo que más me ha llamado la atención de la noticia de la contratación y
posterior rescisión del coach de liderazgo del presidente de la Generalitat Valenciana,
Alberto Fabra, fue que esta iniciativa estaba basada en una situación lógica pues -por una
vez- se unía a la idea de proyecto la figura del líder.
Pero, ¿quién lidera dicho cambio y desde dónde? y... ¿qué tipo de proyectos se deben
acometer a corto plazo para ser más competitivos como Comunidad Autónoma? Quizás con
una serie de reflexiones en alto podemos hacer un análisis.
Entre dichas consideraciones me gustaría compartir las del profesor Juan Carlos Cubeiro,
que para mí es una de las personas que más sabe de esto y que, desde la aparición de la
noticia, se ha apresurado en afirmar que se trata de una prueba fehaciente de que todavía la
sociedad española no se entera muy bien de qué es esto del coaching.
Además, hace varios comentarios al respecto, como que el proceso de coaching ha de
ser confidencial, absolutamente confidencial.
No entiendo cómo se ha aireado en la prensa
tanto el coaching en sí como el nombre del
coach (al que no voy a hacerle más
publicidad), así como la tarifa (20.000 euros)
que, por otra parte, me parece desorbitada -
un proceso de coaching estratégico, de seis
meses, sale por 7.000 euros-.
En la misma línea, también comenta que "dado que se ha difundido el nombre del coach, no
ayuda en nada que en su web publicite clases de maestría en el amor". Por lo demás, de
este coach no se le conoce que haya escrito ningún libro sobre coaching. En el I Congreso de
Barcelona (2010) impartió un taller sobre "Dejar de trabajar por los resultados y trabajar para
ser excelentes". También se lee que un alto cargo del gobierno valenciano (en concreto el
vicepresidente Císcar), se refiere al coaching como "un curso de liderazgo". En fin, que no
sabe diferenciar la formación (cursos para tener más conocimientos), del desarrollo (procesos
para generar mejores comportamientos).
Está demostrado que el 60% de la productividad es calidad directiva. Máxime cuando,
según la encuesta del CIS, un 35% de los valencianos desconoce quién es el presidente de la
Generalitat y solo un 23% confía bastante o mucho en Alberto Fabra.
En el modelo actual, la labor de un presidente autonómico es esencial para la calidad de vida
de los ciudadanos. Cosa distinta es si esa inversión la debe realizar la Administración pública,
el partido al que pertenece o uno mismo. A mi parecer, ya se han vertido ríos de tinta en pocas
horas al respecto.
Si preguntas a alguien neófito en la materia qué significa para él este término, un alto
porcentaje lo equiparará a la innovación. Gestionar el cambio innovador radical y gestionar la
2. dosis necesaria de transformación de rumbo es un elemento fundamental en la tarea de la
dirección de un ejecutivo.
Y si estamos en un medio económico y estamos convencidos de que las pymes constituyen
nuestra principal fuente de creación de empleo y de renovación del tejido industrial, es
necesario seguir, más que nunca, actuando sobre ellas y no sólo desde nuestro Gobierno
regional y sus componentes.
Podemos hablar de debilidad, desaceleración, recesión o crisis en determinados momentos de
nuestro ejecutivo -e incluso en algunos sectores del tejido industrial valenciano-, ¡hasta
personalmente las tenemos! Pero lo que sí queda claro es que todos estos cambios no están
enumerados, ni proyectados en nuestras Cortes Valencianas.
Si se quiere cambiar, uno sólo no puede. Hay que iniciar el proceso dando paso a un nuevo
formato de economía global que supone unos tremendos retos para los recursos humanos,
tecnológicos y dotar de todo tipo de medios a nuestras empresas y nuestra sociedad civil
valenciana.
Y estos, insisto, deben ser liderados. ¿Dónde está el líder del cambio en esta autonomía
sin rumbo?
http://www.valenciaplaza.com/ver/88796/-coach-para-el-cambio-sin-rumbo-.html