1. Un dia en la vida de Carola
(Profesora de Microrrelatos)
Mañana
(El Suicida)
Por fin un día soleado, pensó mientras abría la ventana. Un hombre
caía desde el piso superior:
¿Hola, Qué tal?
No muy bien, aquí suicidándome; el caso es que desde el piso 23
estoy empezando a arrepentirme.
Carola sonrió. Eso te pasa por no leer a García Márquez.
Cerró la ventana. Se oía ruido en la cocina. Seguramente el
dinosaurio estaría preparándole el desayuno. Siempre tan atento.
2. Tarde
(Vuelta a la Superficie)
Al salir del restaurante observó a una hormiga que la miraba
fijamente desde el suelo.
¿Pasa algo, insecto? Preguntó con desdén
No, es que hace 1000 años que las hormigas no salíamos a la
superficie. Y…¡Es maravilloso! Los olores, colores, soni…
No para ti, dijo Carola aplastándola con el pie. Padezco
mirmecofobia*
• Mirmecofobia: miedo irracional e inexplicable a las hormigas.
3. Noche
(Panchito Contreras)
Vuelta a casa. Panchito Contreras la esperaba para su clase
semanal de lengua. Tras una hora de lección estalla: Panchito, eres
el alumno más zoquete que he tenido nunca. Es imposible
enseñarte nada. Eres un burro.
Panchito la miró con odio inyectado en sus ojos. Profesora, es
usted la última persona que me dice algo así, dijo mientras sacaba
una cuerda de su mochila y colgaba a Carola de la lámpara.
4. Epílogo
(La Despedida)
Parece que ya vuelve en sí, dijo Rafa con su voz de barítono.
Sí, dijo María, que le estaba tomando el pulso. Un pequeño
desmayo, tal vez un síncope vasovagal.
¿Do…Dónde… estoy? Preguntó Carola, frotándose el cuello. Notó
que no había ninguna cuerda que la ahogase. Entonces empezó a
recordar: Último día del taller de microrrelatos, fiesta de despedida,
brindis…
Te dije que tuvieses cuidado con el licor que traje de Praga, dijo
Ana. Es muy fuerte.
Esto me recuerda una escena de aquella película… dijo Jose
¿Días de vino y rosas? Preguntó, Benigno
Profesora, ¿Qué significa mirmecofobia? dijo David
5. Dios santo, tenía que recobrar la compostura, debía de haber
estado desvariando. Le faltaba un zapato. ¿dónde diablos…?
Está aquí, Carola, dijo Isa con una sonrisa. Intentabas aplastar algo
con él.
Vení y sentate un rato acá, dijo Noemí acercando una silla.
Bueno, chicos, espero que esto quede entre nosotros. No suelo
beber y…
¡Carola! Dijo Judith, que entraba en ese momento por la puerta:
¡Estás despedida!
¡Ah, y llévate a tu maldito dinosaurio contigo!
Jose Manuel Ruiz
Anexo:
Microrrelatos citados:
El drama del desencantado
Gabriel García Márquez
...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso,
y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus
vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves
instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la
escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el
pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del
mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que
abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.
6. El Dinosaurio de Monterroso:
“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”
La hormiga
Marco Denevi
Un día las hormigas, pueblo progresista, inventan el vegetal artificial. Es
una papilla fría y con sabor a hojalata. Pero al menos las releva de la
necesidad de salir fuera de los hormigueros en procura de vegetales
naturales. Así se salvan del fuego, del veneno, de las nubes insecticidas.
Como el número de las hormigas es una cifra que tiende constantemente a
crecer, al cabo de un tiempo hay tantas hormigas bajo tierra que es
preciso ampliar los hormigueros. Las galerías se expanden, se
entrecruzan, terminan por confundirse en un solo Gran Hormiguero bajo
la dirección de una sola Gran Hormiga. Por las dudas, las salidas al
exterior son tapiadas a cal y canto. Se suceden las generaciones. Como
nunca han franqueado los límites del Gran Hormiguero, incurren en el
error de lógica de indentificarlo con el Gran Universo. Pero cierta vez una
hormiga se extravía por unos corredores en ruinas, distingue una luz
lejana, unos destellos, se aproxima y descubre una boca de salida cuya
clausura se ha desmoronado. Con el corazón palpitante, la hormiga sale a
la superficie de la tierra. Ve una mañana. Ve un jardín. Ve tallos, hojas,
yemas, brotes, pétalos, estambres, rocío. Ve una rosa amarilla. Todos sus
instintos despiertan bruscamente. Se abalanza sobre las plantas y empieza
a talar, a cortar y a comer. Se da un atracón. Después, relamiéndose,
decide volver al Gran Hormiguero con la noticia. Busca a sus hermanas,
trata de explicarles lo que ha visto, grita:
"Arriba...luz...jardín...hojas...verde...flores..." Las demás hormigas no
comprenden una sola palabra de aquel lenguaje delirante, creen que la
hormiga ha enloquecido y la matan.
Soy Maestro…
Max Aub
7. Soy maestro. Hace diez años que soy maestro de la Escuela de Primaria de
Tenancingo, Zac. Han pasado muchos niños por los pupitres de mi escuela.
Creo que soy buen maestro. Lo creía hasta que salió Panchito Contreras.
No me hacía ningún caso, ni aprendía absolutamente nada: porque no
quería. Ninguno de los castigos surtía efecto. Ni los morales, ni los
corporales. Me miraba insolente. Lo rogué, le pegué. No hubo modo. Los
demás niños empezaron a reírse de mí. Perdí toda autoridad, el sueño, el
apetito, hasta que un día ya no lo pude aguantar y, para que sirviera de
precedente, lo colgué del árbol del patio.