2.
Los fariseos era un grupo religioso caracterizado por
su estricta observancia de la Ley.
El nombre fariseo tiene un doble significado: "los
santos" o los separados.
Eran gente religiosa y piadosa.
En el Nuevo Testamento los fariseos son presentados
como hipócritas.
Los fariseos se preocupan mucho por cumplir todas
las leyes y tradiciones religiosas, también en que
otros las cumplan. Para ellos lo más importante en
su relación con Dios es la Ley religiosa.
Son legalistas, pues ellos mismos habían añadido
muchas leyes y tradiciones a la Ley.
Eran ritualistas, se preocupaban mucho de las
acciones obligatorias para acercarse con pureza a
Dios, a la oración, al templo, a los actos de culto.
3.
Pero, ¡ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el
diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y
dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo
que había que practicar, aunque sin omitir aquello.
¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer
asiento en las sinagogas y que se os salude en las
plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros
que no se ven, sobre los que andan los hombres sin
saberlo!»
Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo
estas cosas también nos injurias a nosotros!» Pero él
dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que
imponéis a los hombres cargas intolerables, y
vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!
Palabra del Señor.
4.
En la lectura evangélica de hoy Jesús continúa su
ataque contra los fariseos y doctores de la ley,
señalando su hipocresía al “cumplir” con la ley,
mientras “pasan por alto el derecho y el amor de
Dios”. Jesús sigue insistiendo en la primacía del amor
y la pureza de corazón por encima del ritualismo
vacío de aquellos que buscan agradar a los hombres
más que a Dios o, peor aún, acallar su propia
conciencia ante la vida desordenada que llevan.
Así, critica también a aquellos a quienes les encantan
los reconocimientos y asientos de honor en las
sinagogas (¡cuántos de esos tenemos hoy en día!), y a
los que estando en posiciones de autoridad abruman
a otros con cargas muy pesadas que ellos mismos no
están dispuestos a soportar.
5.
6.
7.
8.
9. Señor, sin ti no soy nada. Contigo todo lo puedo. ¡Ven
Señor Jesús, toma todo lo que soy, todo lo que tengo, todo
te lo entrego a Ti. Haz de mi un instrumento de tu fe.
Quiero ser justo con mis hermanos. Dar sin importar
cuánto, mientras me sea posible. No llevar cuentas.
¡Qué mi alegría sea servirte a Ti, al más humilde, al pobre,
al indefenso, al inocente!
¡Que no me compare! ¡Qué no compita por privilegios, por
honores, por deferencias! ¡Que sienta como el mayor
privilegio el servir a los demás desde lo profundo del
corazón!
¡Quita de mi toda máscara, apártala! ¡Hazme
transparente, para que cuando mis hermanos vean y
profundicen, no encuentren a otro que a Ti.
10. Señor, sin ti no soy nada. Contigo todo lo puedo. ¡Ven
Señor Jesús, toma todo lo que soy, todo lo que tengo, todo
te lo entrego a Ti. Haz de mi un instrumento de tu fe.
Quiero ser justo con mis hermanos. Dar sin importar
cuánto, mientras me sea posible. No llevar cuentas.
¡Qué mi alegría sea servirte a Ti, al más humilde, al pobre,
al indefenso, al inocente!
¡Que no me compare! ¡Qué no compita por privilegios, por
honores, por deferencias! ¡Que sienta como el mayor
privilegio el servir a los demás desde lo profundo del
corazón!
¡Quita de mi toda máscara, apártala! ¡Hazme
transparente, para que cuando mis hermanos vean y
profundicen, no encuentren a otro que a Ti.