“Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas – es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a las tradiciones de los antiguos; y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición como la purificación de vasos, jarros y bandejas.-
1. DISCUSIÓN CON LOS FARISEOS:
TRADICIÓN DE LOS ANTIGUOS
(Mateo 15, 1-9; Marcos 7, 1-13)
2.
3. Por eso los fariseos y los escribas le preguntaron:
“¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la
tradición de los antepasados, sino que comen con
manos impuras?” Él les respondió: “Bien profetizó
Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito:
Este pueblo me honra con los labios, pero su
corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto,
ya que enseñan doctrinas que sólo son preceptos
humanos. Dejando el precepto de Dios, os aferráis
a la tradición de los hombres.
4. Les decía también: “¡Qué bien violáis el
mandamiento de Dios, para conservar vuestra
tradición! Porque Moisés dijo: ‘Honra a tu padre y
a tu madre, y el que maldiga a su padre o a su
madre, morirá’. Pero vosotros decís: ‘Si uno dice a
su padre o a su madre: Declaro corbán (ofrenda)
todo aquello con que yo pudiera ayudarte’, ya no
le dejáis hacer nada por su padre y por su madre,
anulando así la Palabra de Dios por vuestra
tradición que os habéis transmitido, y hacéis
muchas cosas semejantes a estas.”
5. Llamo Jesús a la gente y les dijo: “Escuchad y
entended todos: Nada que entre de fuera
hace impuro a un hombre. Lo que sale de
dentro es lo que hace impuro. Porque de
dentro del corazón salen los malos
propósitos, las fornicaciones, robos,
homicidios, adulterios, codicias, injusticias,
fraudes, desenfreno, envidia, difamación,
orgullo, frivolidad. Todas estas maldades
salen de dentro y hacen impura a la
persona.”
6.
7. Jesús frente a esta hostilidad marcha a Jerusalén a la
fiesta de Pentecostés y a su retorno a Cafarnaúm ya
estaban los fariseos al acecho para ejercer sobre él
hostigamiento a través de preguntas incomodas. Se
dice que también habían llegado escribas enviados
desde Jerusalén, para espiarle.
8. Jesús vuelve a tener un encuentro con los fariseos y
escribas. Estos tratan de desacreditar al Señor delante
de la gente acusándolo de no guardar las tradiciones
propias de Israel y sus antepasados.
9. Jesús descubrirá la
hipocresía de los fariseos y
escribas delante de todo el
pueblo y tendrá palabras
durísimas contra ellos.
La diferencia entre Jesús y
los fariseos es que el
Maestro le da importancia
a lo que proviene del
corazón, de la conciencia,
de la convicción interna.
10. En cambio los fariseos le daban toda la importancia a
las actuaciones exteriores, olvidando que el corazón es
lo que debe primar.
El lavarse las manos no tenía nada que ver con la
higiene sino con normas ceremoniales que ellos
mismos habían inventado.
11. El no lavarse las manos no significaba para los fariseos
estar sucios en el sentido físico, sino ser impuros ante
los ojos de Dios. Y esto era lo que Jesús quería corregir.
Decían que no lavarse las manos traía castigos divinos y
que un alimento ingerido sin haber hecho previamente
las abluciones era bastante dañino. Al volver de la calle
se bañaban y refregaban varias veces, pues lo contrario
sería desagradable a Dios. Ante esto Jesús no quería
que la religión fuese convertida en un conjunto de
mandatos humanos esclavizantes prescritos por los
gobernantes que les tocaban estar en el poder. El
Señor Jesús quería que el pueblo amase a Dios y a los
hermanos, con todo el corazón, con toda el alma; es
decir, con todas las potencias del ser.
12.
13. Jesús acusa a los escribas y
fariseos de quebrantar los
mandamientos para cum-
plir costumbres humanas
sin trascendencia. Les dice
que no cumplen el Cuarto
Mandamiento de “Honrar
padre y madre”, lo que
implica asistir y cuidar a
los padres cuando ya son
ancianos y necesitan la
ayuda de los hijos.
14. Los escribas y fariseos habían inventado una serie de
limosnas para Dios y los hijos con esta disculpa ya no
ayudaban a sus padres como lo manda la ley de Dios y
les decían que lo que tenían para darles lo habían
ofrecido a Dios y esto los desligaba de la obligación de
cumplir con sus progenitores.
15.
16. Jesús había desenmas-
carado la hipocresía de los
escribas y fariseos en
presencia del pueblo.
Ellos solamente hablaban
de pureza legal y
purificaciones externas.
El Maestro Jesús nos
enseñará cuál es la
verdadera limpieza, la
pureza espiritual interna
y la pureza del corazón
que es la que más agrada
a Dios.