2. 1 JUAN
Autor: Juan
Tema: características de un cristiano verdadero
Fecha: 85 - 95 d.C.
Propósito: En 1 Juan, 5:13 Juan explica cual es el
propósito de esta carta: “para que sepáis que
tenéis vida eterna”, es decir, para que tengamos la
seguridad de que realmente somos salvos. En su
Evangelio, Juan nos explica, en la parte final, la
razón por la cual lo escribió: Juan, 20:31 Pero éstas
se han escrito para que creáis que Jesús es el
Cristo, el Hijo de Dios.
3. Hay cinco libros en el NT que se asocian con
el nombre de Juan: un Evangelio, tres
epístolas y el libro de Apocalipsis. Aunque
Juan no se identifica por nombre en esta
epístola, los testigos del siglo II (Papías,
Irineo, Tertuliano, Clemente de Alejandría)
afirman que fue escrita por el apóstol Juan,
uno de los doce apóstoles originales de
Jesucristo. Las grandes semejanzas en estilo,
vocabulario y temas entre 1 Juan y el
Evangelio según San Juan, verifican el
testimonio del cristianismo primitivo de que el
apóstol Juan escribió ambos libros (1 Juan y
el Evangelio según San Juan). No se designa a
los destinatarios. No hay saludos ni mención
de personas, lugares ni acontecimientos en el
texto.
4. La explicación mas probable de esa forma
poco común es que Juan escribió desde su
residencia de Éfeso a unas iglesias de la
provincia de Asia Menor sobre las que tenia
responsabilidad apostólica (Apocalipsis, 1:11).
Como las congregaciones tenían un problema
común y necesidades parecidas, Juan les
escribió esta epístola como circular y la envió
con un emisario así como sus saludos. El
principal asunto de esta epístola es el
problema de la falsa enseñanza sobre la
salvación en Cristo y su operación en el
creyente. Algunos falsos maestros se habían
alejado de las congregaciones (1º Juan, 2:19)
pero sus falsas enseñanzas tergiversaban
todavía el Evangelio.
5. En cuanto a la doctrina, la herejía de esos falsos
maestros negaba que Jesús fuera el Cristo (1º Juan,
2:22, 5:1) o que Cristo hubiera venido en cuerpo
humano (1º Juan, 4:2-3). En lo ético, dichas herejías
enseñaban que la obediencia a los mandamientos
de Cristo (1º Juan, 2:3-4, 5:3) y la vida santa
separada del pecado (1º Juan, 3:7-12) y del mundo
(1º Juan, 2:15-17) no eran necesarios para la fe
salvadora (1º Juan, 1:6, 5:4-5). La fe y la conducta
se entretejen de modo inseparable en esta epístola.
Los falsos maestros, a quienes Juan llama
"anticristos" (1º Juan, 2:18-22), se alejaban de la
enseñanza apostólica sobre Cristo y la vida justa.
Como 2 Pedro y Judas, 1 Juan rechaza con energía
y condena a los falsos maestros (1º Juan, 2:18-19,
22-23, 26, 4:1, 3, 5) con sus creencias y conductas
destructivas.
6. Desde el punto de vista positivo, 1 Juan
expone las características de la verdadera
comunión con Dios (1º Juan, 1:3 - 2:2) y revela
cinco pruebas especificas por las cuales los
creyentes pueden conocer con seguridad que
tienen vida eterna (que son salvos): [1] La
prueba de la verdad apostólica sobre Cristo (1º
Juan, 1:1-3, 2:21-23, 4:2-3, 15, 5:1, 5, 10, 20). [2]
La prueba de una fe obediente que guarda los
mandamientos de Cristo (1º Juan, 2:3-11, 5:3-
4). [3] La prueba de la vida santa, es decir,
volverse del pecado a la comunión con Dios
(1º Juan, 1:6-9, 2:3-6, 15-17, 29, 3:1-10, 5:2-3).
[4] La prueba del amor a Dios y a los demás
creyentes (1º Juan, 2:9-11, 3:10-11, 14, 16-18,
4:7-12, 18-21).
7. [5] La prueba del testimonio del Espíritu (1º Juan,
2:20, 27, 4:13, 5:7-12). Juan llega a la conclusión de
que las personas pueden saber con seguridad que
tienen vida eterna, es decir, que son salvas (1º
Juan, 5:13) cuando es evidente en su vida el fruto
de estas cinco pruebas. Cinco son las principales
características de esta epístola: [1] Define la vida
cristiana empleando términos contrastantes y, al
parecer, sin admitir términos medios entre la luz y
las tinieblas, la verdad y la mentira, la justicia y el
pecado, el amor y el odio, el amor a Dios y el amor
al mundo, los hijos de Dios y los hijos del diablo. [2]
Cabe destacar que es el único escrito del NT que
habla de Jesús como abogado (del griego
"parakletos") ante el Padre cuando el creyente
sincero peca (1º Juan, 2:1-2, Juan, 14:16-17, 26,
15:26, 16:7-8).
8. [3] Su mensaje se apoya casi todo en el
testimonio apostólico y no en la revelación
anterior del AT (no hay referencias a las
Escrituras del AT). [4] Puesto que presenta
la cristología en conexión con la refutación
de cierta herejía, se enfoca en la
encarnación y la sangre (la cruz) de Jesús,
sin mencionar con claridad su resurrección.
[5] Su estilo es simple y repetitivo, cuando
emplea ciertas palabras y expresiones
como luz, verdad, creer, permanecer,
conocer, amar, justicia, testimonio, nacido
de Dios y vida eterna.
9. Antes de comenzar con el análisis
de los versículos de 1 Juan,
hablaremos un poco acerca de lo
que han dicho Pablo y Santiago
acerca de la salvación.
10. Pablo dice en Efesios, 2:8 Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que
nadie se gloríe.
La causa (el por qué) de la salvación es la gracia, es
decir, porque Dios quiere (“no por obras, para que
nadie se gloríe” [para que nadie diga "me salve
porque soy bueno"]) y la fe (en Jesucristo) es el
medio (no la causa de la salvación). Que algo sea
por "gracia" significa que es un regalo respecto del
cual no hemos hecho nada para merecerlo. Y la fe
es el "boleto de entrada" a la gracia. La gracia es la
presencia y el amor de Dios por medio de
Jesucristo, que reciben los creyentes de parte del
Espíritu Santo.
11. Que la fe es el boleto de entrada a la gracia lo dice
Pablo en:
Romanos, 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos
paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo; 5:2 por quien también tenemos entrada
por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y
nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
La gracia, que empezó con la cruz de Jesucristo y
terminara con el rapto (es decir, la gracia durara lo
que dure la "era de la iglesia") está disponible para
todos, pero esto no significa que "todos" sean
salvos. Para aprovechar esta gracia, para poder
"entrar" en ella y ser salvos, es necesaria la fe.
12. Los creyentes, entonces, son salvos solo por
gracia, mediante la fe (no por obras). Pero Santiago
declara que “la fe sin obras es muerta” (Santiago,
2:14-17, 26).
Santiago, 2:14 Hermanos míos, ¿de qué
aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene
obras? ¿Podrá la fe salvarle? 2:15 Y si un hermano
o una hermana están desnudos, y tienen necesidad
del mantenimiento de cada día, 2:16 y alguno de
vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos,
pero no les dais las cosas que son necesarias para
el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 2:17 Así también la
fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
Santiago, 2:26 Porque como el cuerpo sin espíritu
está muerto, así también la fe sin obras está
muerta.
13. ¿Cómo conciliamos estos pasajes de
Santiago, 2:14-17, 26 con lo que dice Pablo
en Efesios, 2:8-9 (Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por
obras, para que nadie se gloríe). La
justificación ¿es por la fe o por las obras o
por ambas cosas?.
Jack Kelley (el reconocido ensayista
bíblico, recientemente fallecido), al
respecto nos dice:
14. A algunas personas les encanta señalar el
aparente conflicto entre estos pasajes de
Santiago (Santiago, 2:14-17, 26) y de Pablo
(Efesios, 2:8-9), pero los contextos son
totalmente diferentes. Pablo estaba hablando
acerca de la raíz de nuestra justicia y Santiago
estaba hablando acerca de su fruto. Ambas
posiciones son correctas. Cuando Pablo dijo
que por gracia somos salvos, por medio de la
fe y no por obras (Efesios, 2:8-9), él estaba
hablando acerca de la raíz de nuestra
salvación, la cual es la fe solamente. Santiago
estaba hablando sobre lo que sucede después
que somos salvos, que es el fruto de nuestra
salvación, el cual es nuestra fe que se
manifiesta a sí misma en la manera cómo
vivimos nuestra vida.
15. Santiago no estaba hablando de lo que se
necesita para ser salvos ni de combinar la
obediencia a la Ley con nuestra fe para
completar nuestra salvación. Él estaba
hablando acerca de cómo podemos saber si
somos salvos. Si nuestra fe se manifiesta a sí
misma en buenas obras hacia los demás,
entonces podemos estar seguros que la
misma es genuina. Si no es así, entonces es
meramente teórica o especulativa, una
posición intelectual que hemos tomado. Las
personas creyentes no tienen que hacer por
ellas mismas esas obras buenas. De hecho
tienen que proponerse no hacerlas. El Espíritu
Santo es quien va a impulsar a cada persona
creyente a hacer actos de caridad y amor
según las circunstancias.
16. Pablo estaba hablando sobre lograr la salvación y
Santiago estaba hablando sobre demostrar nuestra
salvación por nuestras acciones.
Efesios, 2:10 Porque somos hechura suya, creados
en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas.
Las buenas obras, dice Pablo, fueron preparadas de
"antemano", por Dios (el Espíritu Santo) para que
anduviésemos en ellas (para que las hagamos). Las
buenas obras en las que se manifestara nuestra fe
genuina serán inspiradas por el Espíritu Santo.
Hasta aquí, el comentario de Jack Kelley.
17. Paul Washer, el reconocido predicador
norteamericano, al respecto dice:
Nosotros somos salvos solo por gracia, por
medio de la fe (Efesios, 2:8-9). No por las
obras, sino solo por medio de la fe. Pero una
persona que de verdad es cristiana, esta
persona ha sido renacida, es decir, Dios ha
hecho una obra sobrenatural en su vida.
Cuando una persona viene a Cristo, por medio
de la fe, es el resultado de una obra
sobrenatural de Dios. Es una obra tan
sobrenatural como la misma creación. El
hombre nace con un corazón corrupto,
adámico, caído. El hombre nace con un
corazón que aborrece a Dios.
18. Pero Dios, a través de la predicación del Evangelio
y la obra del Espíritu Santo, puede cambiar el
corazón de una persona. Pero esta persona, con un
corazón nuevo, un corazón cambiado, no
solamente se arrepiente y no solamente cree, sino
que también sus afectos (su amor) cambian.
Pablo dice en 2 Corintios, 13:5 Examinaos a
vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a
vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros
mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos
que estéis reprobados?.
¿Qué está enseñando Pablo?. Para tener la certeza
de que de verdad somos salvos debemos examinar
nuestra vida.
19. Si estudiamos cuidadosamente 1 Juan,
encontramos que esta carta consiste de varias
pruebas. Cada creyente debe examinarse a la luz de
lo que Juan ha dicho aquí. El nos da algunas de las
características más importantes de una persona
que de verdad es cristiana. Y debemos comparar
nuestro estilo de vida, nuestra manera de vivir, con
lo que Juan ha escrito acá.
Pablo habla de la causa de la salvación [por gracia,
mediante la fe (Efesios, 2:8-9)]. Santiago dice que la
fe sin obras es muerta, es decir, habla de la obras
(el fruto) en las que se manifiesta una fe genuina
(Santiago, 2:14-17, 26).
1 Juan se refiere a ese fruto del que habla Santiago.
20. LA PALABRA DE VIDA
1 Juan, 1:1 Lo que era desde el principio, lo
que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y
palparon nuestras manos tocante al Verbo de
vida 1:2 (porque la vida fue manifestada, y la
hemos visto, y testificamos, y os anunciamos
la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se
nos manifestó); 1:3 lo que hemos visto y oído,
eso os anunciamos, para que también
vosotros tengáis comunión con nosotros; y
nuestra comunión verdaderamente es con el
Padre, y con su Hijo Jesucristo. 1:4 Estas
cosas os escribimos, para que vuestro gozo
sea cumplido.
21. DIOS ES LUZ
1 Juan, 1:5 Este es el mensaje que hemos oído
de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay
ningunas tinieblas en él. 1:6 Si decimos que
tenemos comunión con él, y andamos en
tinieblas, mentimos, y no practicamos la
verdad; 1:7 pero si andamos en luz, como él
está en luz, tenemos comunión unos con
otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos
limpia de todo pecado.
Estos versículos pueden verse como la
primera característica que debe presentar un
cristiano verdadero.
22. Al respecto, Paul Washer (el reconocido predicador
norteamericano) dice:
¿Qué significa aquí que “Dios es luz”?. Bueno, si,
significa que no tiene pecado, que es santo y
demás. Pero Juan está hablando, en realidad,
acerca de la revelación de Dios. Lo que Juan está
enseñando aquí es lo siguiente: Dios, no es un dios
esotérico, oscuro, escondido. Dios nos ha revelado
quien es y lo que El espera de nosotros, es decir,
Dios nos ha revelado su voluntad:
Miqueas, 6:8 Oh hombre, él te ha declarado lo que
es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer
justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu
Dios.
23. La palabra “andar” (1 Juan, 1:6) proviene de la
palabra griega “peripateo”. La palabra “pateo”
significa “caminar” y “peri” significa “todo lugar o
muchos lugares”, de modo que la palabra
“peripateo” significa “caminar por todo lugar”. El
verbo también se encuentra en el tiempo presente y
significa “continuación”. Lo que Juan está
enseñando es lo siguiente: si decimos que somos
creyentes pero vivimos con un estilo de vida que
contradice lo que Dios nos ha revelado acerca de si
mismo, que contradice lo que Dios nos ha revelado
en su ley acerca de su voluntad, mentimos cuando
decimos que somos creyentes. Juan está hablando,
entonces, de un estilo de vida. Si tú me sigues con
una cámara de tomar fotos, entonces tú puedes
estar todos los días, detrás de mí, tomándome
fotos.
24. Y un día, cuando me enojo o algo así o no
tengo paciencia con mis hijos, tu puedes
tomar esa foto y mostrarla y decir a todo el
mundo, basado en este texto, Paul Washer no
es cristiano. Miren su cara de enojo. Pero no
sería la verdad. No es una evidencia sustancial
acerca de cómo soy. Has tomado solamente
una foto. Pero si tú me sigues un año, 24
horas al día, con una cámara de video,
entonces vas a ver no un momento en mi vida
sino un “estilo de vida”, un modo de vivir. Y en
ese año, a pesar de que soy creyente, vas a
ver que si, fallo, peco y tengo que luchar
contra el pecado (vas a ver eso), pero en mi
estilo de vida vas a ver un hombre diferente a
un mundano.
25. Un hombre que vive conforme a la voluntad de
Dios, no perfectamente (todos nosotros pecamos),
pero vas a ver un cambio a tal punto que, si
comparas mi vida con la vida de un incrédulo, vas a
ver una diferencia muy grande. Si examinas tu
estilo de vida, diariamente, durante un año, dos
años, tres años y ves que contradice lo que Dios
nos ha revelado acerca de si mismo, su carácter y
de su voluntad, entonces debes tener miedo. Si
alguien observa tu vida, durante un año ¿va a ver
una persona que, se nota, desea vivir conforme a la
voluntad de Dios o va a ver una persona cuya vida
contradice todo lo que Dios nos ha revelado acerca
de si mismo y de su voluntad?. ¿Tu estilo de vida
ha cambiado?. ¿El Señor está obrando en tu vida,
cambiándote más y más, cada año,
transformándote?. Si no, debes tener miedo.
26. 1 Juan, 1:8 Si decimos que no tenemos
pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y
la verdad no está en nosotros. 1:9 Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y
justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad. 1:10 Si decimos
que no hemos pecado, le hacemos a él
mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Estos versículos pueden verse como la
segunda característica que debe presentar un
cristiano verdadero.
Al respecto, Paul Washer señala: Si no
reconocemos que tenemos pecado, no somos
creyentes.
27. De acuerdo a la primera característica (1 Juan,
1:5-7), vimos que el creyente verdadero va a
vivir un estilo de vida que, poco a poco, se
conforma mas y mas a lo que Dios nos ha
revelado acerca de si mismo y de su voluntad.
La segunda característica de un creyente
verdadero es que el va a reconocer el pecado
en su vida, el va a vivir una vida de
arrepentimiento y el va a practicar la
confesión. Un creyente es una persona, de
alguna forma, quebrantada, que siempre está
reconociendo sus fallas y arrepintiéndose de
ellas y confesando sus fallas a Dios y aun a
los hermanos. Es, en definitiva, una persona
que puede discernir cuando peca.
28. Un cristiano no es perfecto. Un cristiano va a
luchar con el pecado toda su vida. Incluso un
cristiano puede caer en el pecado. Pero un
cristiano no puede vivir constantemente, año
tras año, practicando el pecado como un
mundano, sin disciplina o sin
quebrantamiento. El cristiano verdadero,
cundo peca, Dios, su Padre, le va a hablar.
Muchas personas piensan que la “confesión”
es simplemente recitar lo siguiente: “Dios,
perdóname si he pecado en palabra,
pensamiento o acción contra ti, contra mis
hermanos o aun contra los hombres”. Esto no
es confesión. La palabra “confesión” proviene
de la palabra griega “homologeo” (“logeo” =
hablar + “homo” = igual, lo mismo). Confesión
es “hablar lo mismo”.
29. Tu estas enojado y el Espíritu Santo te habla:
estas en pecado, estas enojado. Confesión es
cuando tú dices lo mismo: “Señor, me has
dicho que estoy enojado e impaciente. Señor
tienes razón, estoy de acuerdo contigo. Lo que
tú dices de mi es verdad”. Estas “hablando lo
mismo” que Dios. La vida de un creyente no
está marcada por la perfección pero si está
marcada por una manera de vivir, que es
diferente del mundo y tiene una relación
diferente con el pecado. Cuando una persona
viene a mí y me dice “Pablo, Pablo, tengo una
nueva relación con el Señor” yo le pregunto
¿y tienes una nueva relación con el pecado?.
Porque si no tienes una nueva relación con el
pecado, no tienes una nueva relación con el
Señor.
30. Bienaventurados los que lloran, que pueden
ver su necesidad. La Biblia habla de esto:
Mateo, 5:4 Bienaventurados los que lloran,
porque ellos recibirán consolación.
Eclesiastés, 7:2 Mejor es ir a la casa del luto
que a la casa del banquete; porque aquello es
el fin de todos los hombres, y el que vive lo
pondrá en su corazón. 7:3 Mejor es el pesar
que la risa; porque con la tristeza del rostro se
enmendará el corazón. 7:4 El corazón de los
sabios está en la casa del luto; mas el corazón
de los insensatos, en la casa en que hay
alegría.
31. Cuando un cristiano verdadero peca le sobreviene
una nausea, casi no puede respirar. Bajo la
convicción del Espíritu Santo, el sabe que ha hecho
mal y siente culpa. Esta es la diferencia entre un
creyente y un incrédulo. Su vida está marcada por
confesión, quebrantamiento. Si un cristiano no
renueva su mente con la Palabra de Dios, si no está
estudiando la Palabra, si está llenando su vida del
mundo, muchas veces ni siquiera puede ver su
pecado. El creyente verdadero peca, pero no puede
vivir con su pecado, porque el Espíritu Santo es fiel
y Dios es un Padre muy, muy bueno, que disciplina
a sus hijos. Una de las marcas o evidencias más
grandes del amor de Dios es que nos disciplina y
no permite que nosotros, sus hijos, andemos en
pecado.
32. CRISTO NUESTRO ABOGADO
1 Juan, 2:1 Hijitos míos, estas cosas os
escribo para que no pequéis; y si alguno
hubiere pecado, abogado tenemos para con el
Padre, a Jesucristo el justo. 2:2 Y él es la
propiciación por nuestros pecados; y no
solamente por los nuestros, sino también por
los de todo el mundo.
Juan creía que los que han nacido de nuevo
todavía pueden cometer ciertos pecados. No
obstante, el no enseña que el creyente "debe"
pecar sino que, mas bien, exhorta a sus
lectores a vivir sin pecar (Romanos, 6:15, 1º
Tesalonicenses, 2:10).
33. Para los que caen en el pecado, el remedio es
confesar y abandonar ese pecado (Proverbios,
28:13 El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará
misericordia). La seguridad del perdón esta en la
sangre de Jesucristo (1º Juan, 2:2, 1:7) y su
ministerio celestial como "abogado", es decir, el
que habla con el Padre en defensa nuestra (del
griego "parakletos"). Como bien dice Pablo en
Romanos, 8:34 ¿Quién es el que condenará? Cristo
es el que murió; más aun, el que también resucitó,
el que además está a la diestra de Dios, el que
también intercede por nosotros. Jesucristo
intercede delante de Dios a favor de los creyentes
sobre las bases de su muerte expiatoria, del
arrepentimiento de ellos y de la fe que tienen en El
(Romanos, 8:34, Hebreos, 7:25, 1º Juan, 3:15).
34. 1 Juan, 2:2 Y él es la propiciación por
nuestros pecados; y no solamente por los
nuestros, sino también por los de todo el
mundo.
Como el sacrificio de propiciación,
Jesucristo se apropio el castigo por los
pecados de la humanidad y satisfizo el
justo juicio de Dios contra el pecado. Ahora
se ofrece el perdón a todos, en todo el
mundo, y lo reciben los que se vuelven a
Cristo arrepentidos y con fe (1º Juan, 4:9,
14, Juan, 1:29, 3:16, 5:24).
35. 1 Juan, 2:3 Y en esto sabemos que nosotros le
conocemos, si guardamos sus mandamientos. 2:4
El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus
mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no
está en él; 2:5 pero el que guarda su palabra, en
éste verdaderamente el amor de Dios se ha
perfeccionado; por esto sabemos que estamos en
él.
Estos versículos pueden verse como la tercera
característica que debe presentar un cristiano
verdadero.
Paul Washer, al respecto dice: Nosotros sabemos
que aun los cristianos más maduros, pecan, fallan,
tienen debilidades. Entonces ¿qué significa este
texto?.
36. Tenemos que entender que Juan usa verbos
en tiempo presente y que se está refiriendo a
un “estilo de vida” y no a un hecho aislado en
nuestra vida. Significa que un creyente
verdadero va a tener una nueva relación con
los mandamientos de Dios. A un inconverso
no le interesa la Palabra de Dios, ni sus
mandamientos. Vive como quiere, de acuerdo
a sus pensamientos y opiniones propias. Pero,
cuando esa misma persona se convierte, tiene
una nueva relación con los mandamientos de
Dios. Ningún hombre guarda los
mandamientos perfectamente, pero el
cristiano tiene un estilo de vida que refleja
obediencia. Tiene una nueva relación con la
Palabra de Dios.
37. ¿Recuerdan lo que dije antes, que si una
persona venia a mí y me decía “Pablo, Pablo,
tengo una nueva relación con el Señor” yo le
preguntaba si tenía una nueva relación con el
pecado?. Bueno, también le pregunto si tiene
una nueva relación con los mandamientos de
Dios, con su Palabra, con su voluntad. Antes
de conocer a Cristo no nos preocupábamos
por saber lo que decía Dios, no nos
preocupábamos por entender la voluntad de
Dios o por obedecer la voluntad de Dios o
confesar nuestros pecados cuando
desobedecíamos la voluntad de Dios. Pero
después de convertirnos empezamos a tener
interés.
38. ¿Qué dice Dios en su Palabra respecto de
esto o aquello?. ¿Cuáles son sus
mandamientos?. ¿Cuáles es su propósito
para mi vida?. Nace, en suma, una nueva
relación con la Palabra de Dios. ¿Tienes
una nueva relación con los mandamientos
de Dios?. La Biblia dice “para el creyente
los mandamientos de Dios no son
gravosos", es decir, no son una carga (1º
Juan, 5:3). Los mandamientos de Dios ¿son
tu deleite?. ¿Te esfuerzas para saber lo que
ha dicho Dios o simplemente te crees
cristiano porque vas al grupo de jóvenes y
no eres tan malo como los demás?.
39. 1 Juan, 2:6 El que dice que permanece en él, debe
andar como él anduvo.
Este versículo puede verse como la cuarta
característica que debe presentar un cristiano
verdadero.
Paul Washer, al respecto dice: Tu dirás “entonces
nos vamos todos al infierno”. ¿Quién puede andar
como El anduvo?. Si ni aun los pastores andan
como Cristo ¿qué significa este texto?. Les voy a
dar una ilustración. Cuando yo era pequeño mi
papá era un hombre muy duro. Cada mañana, a las
5:00 o 5:30 de la mañana, el entraba en mi cuarto y
me decía: “Pablo, levántate. No hay descanso para
los malos”.
40. Y mi papa era muy duro. Si él decía
levántate, tú debías levantarte. Entonces yo
me levantaba y salíamos a darles alimento a
los caballos, a las vacas especialmente, en
invierno con la nieve. Y mi papá era un
hombre grande, corpulento y caminaba a
grandes trancos y yo, como un niño, quería
ser igual, como mi papa. Entonces yo,
llevando un balde con agua en cada mano,
siempre trataba de caminar como él. Una
persona, viendo eso, podría haberse
burlado.
41. Pero no había duda que había un niño que
quería caminar como su papá. Se notaba. A
pesar de su debilidad, a pesar de sus fallas,
viendo la vida de este niño, no había
ninguna duda: el niño quería ser como su
papa. Es lo que significa este texto. Cuando
alguien ve el estilo de tu vida, esta persona
va a decir respecto de ti: esta persona, a
pesar de sus fallas, se nota que él quiere
ser como Cristo, el quiere andar como
Cristo, el quiere reflejar la misma vida de
Cristo. ¿Pueden ver esto en ti, una pasión,
un deseo de vivir, de caminar como Cristo?.
42. EL NUEVO MANDAMIENTO
1 Juan, 2:7 Hermanos, no os escribo mandamiento
nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis
tenido desde el principio; este mandamiento
antiguo es la palabra que habéis oído desde el
principio. 2:8 Sin embargo, os escribo un
mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en
vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz
verdadera ya alumbra. 2:9 El que dice que está en la
luz, y aborrece a su hermano, está todavía en
tinieblas. 2:10 El que ama a su hermano, permanece
en la luz, y en él no hay tropiezo.
Estos versículos pueden verse como la quinta
característica que debe presentar un cristiano
verdadero.
43. Al respecto, Paul Washer dice: ¿Quién es el
hermano?. En el contexto de este pasaje, la palabra
“hermano” se refiere a otros cristianos. ¿Buscas
comunión con otros cristianos para hablar de
Cristo?. ¿Buscas ser siervo de otros cristianos, en
el nombre de Cristo?. Hoy día, los grupos de
jóvenes de las iglesias quieren salir y de hecho
salen juntos pero casi nunca hablan de Cristo o de
las Escrituras. ¿Te juntas con otros cristianos
dedicados y, por ello, mas maduros para aprender
de ellos?. Cuando yo era un inconverso, me burlaba
de los creyentes y muchas veces hasta los
fastidiaba. Pero cuando Cristo me salvo mis afectos
cambiaron. Ahora yo quería estar con otros
creyentes, hablando de Cristo. Comunión,
compañerismo, ir a la iglesia, escuchar los
sermones del pastor, una persona diferente.
44. Ahora veremos cuan peligroso es
malinterpretar las Escrituras o interpretarlas a
la ligera:
Mateo, 25:31 Cuando el Hijo del Hombre venga
en su gloria, y todos los santos ángeles con
él, entonces se sentará en su trono de gloria,
25:32 y serán reunidas delante de él todas las
naciones; y apartará los unos de los otros,
como aparta el pastor las ovejas de los
cabritos. 25:33 Y pondrá las ovejas a su
derecha, y los cabritos a su izquierda. 25:34
Entonces el Rey dirá a los de su derecha:
Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino
preparado para vosotros desde la fundación
del mundo.
45. Mateo, 25:35 Porque tuve hambre, y me disteis
de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui
forastero, y me recogisteis; 25:36 estuve
desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 25:37
Entonces los justos le responderán diciendo:
Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te
sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
25:38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te
recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 25:39
¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y
vinimos a ti? 25:40 Y respondiendo el Rey, les
dirá: De cierto os digo que en cuanto lo
hicisteis a uno de estos mis hermanos más
pequeños, a mí lo hicisteis.
46. Muchos ministerios usan estos pasajes como
un pretexto diciendo que, en base a estos
versículos, debemos cuidar a los pobres,
debemos dar alimentos a los que tienen
hambre, debemos visitar a las personas que
han cometido crímenes y ahora están en la
cárcel. Mira, debemos hacer todas estas
cosas, pero no es lo que este texto está
enseñando. Jesús no está diciendo “yo era un
ladrón o un asesino en la cárcel y me
visitasteis”. No. Jesucristo está hablando de
una cosa completamente diferente. Pero tú
siempre has escuchado este texto interpretado
así ¿verdad?. Durante los primeros tres siglos
d.C. la iglesia, en Roma, tenía que esconderse
porque era ilegal ser cristiano.
47. Si algún cristiano era capturado, los romanos,
previa golpiza brutal, lo metían en la cárcel. Ir a una
cárcel romana, en esa época, equivalía a entrar a un
lugar prácticamente a morir de sed y hambre.
Cualquiera de los otros cristianos que se ofreciera
a ir a visitarlos para llevarles comida y agua corría
el altísimo riesgo de terminar de igual manera. Lo
que está diciendo Jesucristo en estos pasajes es
que un verdadero cristiano ira de todos modos a
visitar a sus hermanos (otros cristianos) presos
injustamente. Una de las evidencias más
contundentes de un cristianismo verdadero es que
amas a los demás creyentes y tienes la buena
voluntad de servir a los creyentes aunque te cueste
tu vida. ¿Puedes darte cuenta ahora de cómo puede
malinterpretarse un texto?.
48. 1 Juan, 2:11 Pero el que aborrece a su
hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas,
y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le
han cegado los ojos. 2:12 Os escribo a
vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os
han sido perdonados por su nombre. 2:13 Os
escribo a vosotros, padres, porque conocéis
al que es desde el principio. Os escribo a
vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al
maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque
habéis conocido al Padre. 2:14 Os he escrito a
vosotros, padres, porque habéis conocido al
que es desde el principio. Os he escrito a
vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la
palabra de Dios permanece en vosotros, y
habéis vencido al maligno.
49. 1 Juan, 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que
están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él. 2:16 Porque todo lo
que hay en el mundo, los deseos de la carne, los
deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no
proviene del Padre, sino del mundo. 2:17 Y el
mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la
voluntad de Dios permanece para siempre.
Estos versículos pueden verse como la sexta
característica que debe presentar un cristiano
verdadero.
Al respecto, Paul Washer dice: ¿Qué es el mundo?.
Siempre estamos hablando del mundo y nunca lo
definimos.
50. El mundo es cualquier idea, sistema, obra, acción,
teoría, cualquier cosa que contradice la voluntad y
la Palabra de Dios.
Por ejemplo, un hombre que trabaja para
enriquecerse, no para la gloria de Dios, no para
servir a otros, esta amando al mundo. Una chica
sensual, que se viste para atraer la vista de los
demás, es una cosa mundana. El orgullo, la
independencia, buscar fama son cosas del mundo.
Miren solamente a las personas fuera de la iglesia
(y a algunas incluso dentro de la iglesia). ¿Están
buscando a Cristo?. ¿Están buscando las cosas
eternas?. No, están buscando las cosas del mundo,
el materialismo. La generación de los jóvenes de
hoy es una “generación materialista”. Quiere cosas.
Una vida fácil. El mundo. Aman el mundo.
51. 1 Juan, 2:17 dice “el mundo pasa”. Que “el
mundo pasa” puede significar simplemente
que el mundo está pasando, pero también
podemos traducir este texto como que
“alguien está detrás del mundo, empujando
al mundo, para que se pase y ese alguien
es Dios”. Dios está detrás, moviendo el
mundo a su destino final: la destrucción. El,
en su soberanía, está empujando al mundo
y, si estás viviendo para las cosas de este
mundo, estás viviendo para cosas que no
van a permanecer (van a pasar).
52. Paul Washer concluye diciendo:
Tú me puedes decir a mí: tú no puedes
juzgar mi corazón, no puedes decir si soy
salvo o no. Pero yo he demostrado, de
alguna manera, que no tengo que hacerlo.
Solamente tengo que observar tu vida, tu
estilo de vida y contrastarlo con lo que las
Escrituras dicen. Para eso escribió Juan su
carta 1 Juan: “para que sepamos que
tenemos vida eterna” (para que sepamos si
somos salvos).
53. LA RELACION DEL CREYENTE CON EL MUNDO
1 Juan, 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que
están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él. 2:16 Porque todo lo
que hay en el mundo, los deseos de la carne, los
deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no
proviene del Padre, sino del mundo. 2:17 Y el
mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la
voluntad de Dios permanece para siempre.
Con frecuencia la palabra "mundo" (del griego
"kosmos") se refiere al basto sistema de esta época
que Satanás promueve y que existe independiente
de Dios.
54. No solo consiste en los obvios placeres malos,
inmorales y pecaminosos del mundo, sino que
también se refiere al espíritu de indiferencia y
rebelión contra Dios y su revelación que hay en
toda empresa humana que no se haya sometido al
señorío de Cristo. En esta época, Satanás emplea
los conceptos del mundo, de la moralidad, de las
filosofías, de la psicología, de los deseos, de los
gobiernos, de la cultura, de la educación, de la
ciencia, del arte, de la medicina, de la música, de
los sistemas económicos, de las diversiones, de los
medios informativos, de las religiones, de los
deportes, de la agricultura y de otros, para
oponerse a Dios, a su pueblo, a su Palabra y a sus
normas de justicia (Mateo, 16:26, 1º Corintios, 2:12,
3:19, Tito, 2:12, 1º Juan, 2:15-16).
55. Por ejemplo, Satanás usa la profesión medica para
promover la matanza de niños antes de que nazcan
por medio de la practica del aborto, la agricultura
para producir drogas que destruyen la vida como el
alcohol, el tabaco y los narcóticos, los sistemas
educativos para promover la filosofía impía y
humanista y los medios de diversión para destruir
las normas divinas. Los creyentes deben estar
conscientes de que, detrás de toda empresa
humana, hay espíritus o poderes que se mueven
contra Dios y su Palabra, algunos con mas fuerza
que otros. Por ultimo, el mundo también abarca a
todos los sistemas religiosos inventados por el
hombre y a todas las organizaciones e iglesias
llamadas "cristianas" que no son bíblicas sino, mas
bien, mundanas o tibias.
56. [1] Satanás (Mateo, 4:10) es el dios del sistema del
mundo actual (Juan, 12:31, 14:30, 16:11, 2º
Corintios, 4:4, 1º Juan, 5:19). Con un ejercito de
espíritus malos lo domina (Daniel, 10:13, Lucas, 4:5-
7, Efesios, 6:12-13).
[2] Satanás ha organizado el mundo en sistemas
políticos, culturales, económicos y religiosos que
son, por naturaleza, hostiles a Dios y a su pueblo
(Juan, 7:7, 15:18, Santiago, 4:4, 1º Juan, 2:16, 18) y
que se niegan a someterse a su verdad, la cual
revela su maldad (Juan, 7:7).
[3] El mundo y la verdadera iglesia son dos grupos
diferentes de personas. El mundo esta bajo el
dominio de Satanás (Juan, 12:31). La iglesia le
pertenece solo a Dios (Efesios, 5:23-24,
Apocalipsis, 21:2). De modo que los creyentes
deben separarse del mundo.
57. [4] En el mundo, los creyentes son extranjeros
y peregrinos (Hebreos, 11:13, 1º Pedro, 2:11).
[a] No deben adaptarse al mundo (Romanos,
12:2), ni amar al mundo (1º Juan, 2:15), sino
que deben salir del mundo (Juan, 15:19),
vencer al mundo (1º Juan, 5:4), odiar la maldad
del mundo (Hebreos, 1:9), morir al mundo
(Gálatas, 6:14) y ser rescatados del mundo
(Colosenses, 1:13-14). [b] El amor al mundo (1º
Juan, 2:15) profana la comunión con Dios y
lleva a la destrucción espiritual. Es imposible
amar al mundo y al Padre al mismo tiempo
(Mateo, 6:24, Lucas, 16:13, Santiago, 4:4).
Amar al mundo significa estar en intima
comunión con los valores, intereses, métodos
y placeres del mundo y estar entregado a
ellos.
58. Significa complacerse en lo que ofende a Dios y se
opone a El y disfrutar de eso (Lucas, 23:35). Por
supuesto hay que saber que "mundo" y "tierra" no
son términos sinónimos. Dios no prohíbe que se
ame la tierra creada, es decir, la naturaleza, las
montañas, los bosques y todo lo demás.
En el ultimo capitulo de su libro “La Lucha”, John
White escribe:
“La Biblia habla acerca del mundo de tres maneras:
[1] Tenemos, por una lado, al “planeta tierra”.
Salmos, 24:1 De Jehová es la tierra y su plenitud; El
mundo, y los que en él habitan.
59. [2] Luego esta “el mundo de los seres
humanos”, es decir, el mundo que Dios ama
y por el cual murió Cristo. Juan,
3:16 Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna.
[3] Finalmente esta “el espíritu de la época”
(valores, metas y estilo de vida). 1º Juan,
2:15 No améis al mundo, ni las cosas que
están en el mundo. Si alguno ama al
mundo, el amor del Padre no está en él.
60. ¿A cual de estos “mundos”, entonces, debemos
combatir los cristianos?. Es evidente que las Escrituras
se oponen a aquello que hemos llamado el “espíritu de
la época”. Sin embargo ¿hay algún sentido en el cual
podamos entrar en conflicto con el mundo de los seres
humanos, el mundo por el cual murió Jesús?. ¿Qué
debemos combatir?. ¿Luchamos para provocar un
nuevo orden político?. ¿Debemos intentar reemplazar el
gobierno actual por un gobierno religioso?. No hay tal
pensamiento en la Biblia.
1º Juan, 2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, los
deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la
vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del
mundo.
El apóstol Juan se refiere a deseos que se han
desbordado.
61. La codicia, por ejemplo, es un deseo que se ha
transformado en un dios. Lo mismo puede
suceder con cualquier apetito corporal: el
descanso, la recreación física o el sexo se
transforman en ambiciones carnales en la
medida que, satisfacerlos, interfiere, aunque
sea mínimamente, en el servicio y la gloria que
debemos a Cristo. Pero la mundanalidad es
mas que una manera de ver las cosas, es aun
mas que transformar en dioses los placeres
físicos, las hermosas posesiones materiales y
el orgullo y adorarlos. Como creyente, tu estas
rodeado de personas mundanas, personas
que viven para progresar, para enriquecerse
materialmente o para todo ello.
62. En la medida en que renuncies al “espíritu de la
época” en la que vives y pongas a Cristo en primer
lugar, tu estilo de vida va a chocar con el de ellos.
Algunos se van a resentir contigo. Quizás recibas
agresiones o rechazos humillantes. Ha habido
mucha confusión respecto a la relación del
cristiano con el mundo. En todas las épocas ha
habido cristianos que se han aislado totalmente del
contacto con las personas no cristianas. Los
monasterios y las abadías en ruinas se mantienen
como monumentos de estas creencias. En los
círculos evangélicos modernos nos aislamos,
disminuyendo al mínimo el contacto con los
incrédulos y relacionándonos solo con creyentes.
Hacemos depender nuestra vida social de la
actividades relacionadas con la iglesia.
63. Hemos confundido “separarnos” del pecado con
“aislarnos” del mundo. Pero Jesús no nos llamo a
aislarnos. Es cierto que no debemos ser DEL
mundo (no podemos compartir sus valores) pero si
debemos estar EN el mundo. Aislarnos de el, es
“esconder la luz en un cajón” (Marcos, 4:21, Lucas,
8:16) o ser “la sal de la tierra” (Mateo, 5:13) puesta
en una bolsa plástica y hermética. También implica
evitar el sufrimiento del conflicto y el rechazo.
Evadir el contacto social con la gente no cristiana
es recluirse dentro de las paredes de la fortaleza de
la iglesia. Es cambiar la iglesia “militante” por una
iglesia “sitiada y auto acuartelada”, un cambio que
al diablo le interesa mucho producir. Dos cosas,
pues, son evidentes en nuestra batalla con el
mundo. Debemos detestar su espíritu y renunciar a
el.
64. Debemos arrancar de nuestras entrañas
cualquier tendencia engañosa de adorar la
comida, el sueño, el sexo, las posesiones
materiales o la reputación. Todas estas cosas,
aunque son legitimas en su lugar, nunca
deben volverse objetos de adoración (dioses).
No podemos derrotarlas simplemente
volviéndonos ascetas. Solo permitiendo que
Jesús sea el Señor, podemos vencer la batalla.
Cada vez que surja un conflicto entre
obedecer a Cristo y dar curso a un deseo, que
de otra manera podría ser legitimo, Cristo
debe ocupar el primer lugar. Estando en el
mundo e interactuando diariamente con
nuestros congéneres, es inevitable que se
produzcan algunas consecuencias
desagradables.
65. Los cristianos fueron, son y serán
perseguidos no por su arrogancia espiritual o
por su conducta ridícula sino, simplemente,
por su lealtad a Cristo. Si bien ahora vivimos
en una época mucho mas tolerante que otras,
debemos ser conscientes que ya esta
avanzada la tarde y que, a medida que vaya
cayendo la oscuridad, las pruebas y los
peligros se van a incrementar
aterradoramente. Si bien debemos, como
Cristo, amar al mundo, en algún momento
“ese mismo mundo” se va a levantar contra
nosotros como se levanto contra Jesucristo y
trato de destruirlo”.
66. [5] Según 1º Juan, 2:16, tres aspectos del mundo
pecaminoso crean abierta hostilidad hacia Dios:
[a] Los "deseos de la carne": incluyen los deseos
impuros y el correr tras los placeres pecaminosos y
las satisfacciones sensuales (1º Corintios, 6:18,
Filipenses, 3:19, Santiago, 1:14).
[b] Los "deseos de los ojos": se refiere a la codicia
o al apetito sensual por las cosas atractivas a la
vista pero prohibidas por Dios, incluso el deseo de
observar lo que da un placer pecaminoso (Éxodo,
20:17, Romanos, 7:7). En la actualidad, incluye el
deseo de entretenerse viendo pornografía,
violencia, impiedad e inmoralidad en el teatro y la
TV o en películas y revistas (Génesis, 3:6, Josué,
7:21, 2º Samuel, 11:2, Mateo, 5:28).
67. [c] La "vanagloria de la vida": se refiere al
espíritu de arrogancia e independencia
autosuficiente, que no reconoce a Dios como
Señor ni su Palabra como la autoridad
suprema. Es el espíritu que se exalta, glorifica
y asciende como centro de la vida (Santiago,
4:16).
[6] Los creyentes no deben tener comunión
intima con los que participan del sistema malo
del mundo (Mateo, 9:11, 2º Corintios, 6:14).
Deben condenar en publico su pecado (Juan,
7:7, Efesios, 5:11), deben ser luz y sal para
ellos (Mateo, 5:13-14), deben amarlos (Juan,
3:16) y procurar ganarlos para Cristo (Marcos,
16:15, Judas, 1:22-23).
68. [7] Del mundo, el verdadero creyente
experimentara problemas (Juan, 16:2-3),
odio (Juan, 15:19), persecución (Mateo,
5:10-12) y sufrimiento (Romanos, 8:22-23, 1º
Pedro, 2:19, 21). Valiéndose de las
tentaciones del mundo, Satanás hará un
esfuerzo incesante para destruir la vida de
Dios en los creyentes (2º Corintios, 11:3, 1º
Pedro, 5:8).
[8] El sistema del mundo es temporal y Dios
lo destruirá (Daniel, 2:34-35, 44, 1º
Corintios, 7:31, 2º Tesalonicenses, 1:7-10, 2º
Pedro, 3:10, Apocalipsis, 18:2). Incluso
ahora se esta acabando (1º Juan, 2:17).
69. EL ANTICRISTO
1 Juan, 2:18 Hijitos, ya es el último tiempo;
y según vosotros oísteis que el anticristo
viene, así ahora han surgido muchos
anticristos; por esto conocemos que es el
último tiempo. 2:19 Salieron de nosotros,
pero no eran de nosotros; porque si
hubiesen sido de nosotros, habrían
permanecido con nosotros; pero salieron
para que se manifestase que no todos son
de nosotros.
70. Un anticristo o falso Cristo vendrá, antes de la
segunda venida de Cristo (el verdadero) a la tierra,
para gobernar el mundo y dirigir una gran rebelión
contra Cristo y la fe del NT (Apocalipsis, 13:1, 8, 18,
19:20, 20:10). Sin embargo, Juan dice que "muchos
anticristos" ya se han infiltrado en la iglesia. Estos
son supuestos creyentes que aman el mundo y sus
placeres pecaminosos y tergiversan el Evangelio y
su mensaje de la cruz, oponiéndose así a Cristo y a
su justicia. Juan dice que esos anticristos "salieron
de nosotros". Si "salieron" de la iglesia, no tenían
una relación de salvación con Cristo, ya sea porque
eran siervos de Satanás infiltrados (Mateo, 13:24-
30) o porque eran cristianos tibios que apostataron
de (abandonaron) una fe que ya era muerta
(Santiago, 2:14-17, 26, Apocalipsis, 3:15-16).
71. 1 Juan, 2:20 Pero vosotros tenéis la unción del
Santo, y conocéis todas las cosas. 2:21 No os he
escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la
conocéis, y porque ninguna mentira procede de la
verdad. 2:22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que
niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el
que niega al Padre y al Hijo. 2:23 Todo aquel que
niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que
confiesa al Hijo, tiene también al Padre.
Estos versículos se refieren a la séptima
característica (ya vista, 1 Juan, 2:20-23) de un
verdadero cristiano: todo cristiano verdadero
reconocerá que Cristo es el Mesías, el Hijo de Dios
y Dios mismo hecho hombre y esta es una obra del
Espíritu Santo que hace saber al cristiano todas las
cosas.
72. Esto mismo lo dijo Pablo en:
1 Corintios, 12:3 Por tanto, os hago saber
que nadie que hable por el Espíritu de Dios
llama anatema a Jesús; y nadie puede
llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu
Santo.
Nadie que tenga al Espíritu Santo llamara
jamás maldito (anatema) a Jesús y nadie le
puede decir (sinceramente) Señor si no es
por el Espíritu Santo.
73. 1 Juan, 2:24 Lo que habéis oído desde el principio,
permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído
desde el principio permanece en vosotros, también
vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.
2:25 Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida
eterna. 2:26 Os he escrito esto sobre los que os
engañan. 2:27 Pero la unción que vosotros
recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis
necesidad de que nadie os enseñe; así como la
unción misma os enseña todas las cosas, y es
verdadera, y no es mentira, según ella os ha
enseñado, permaneced en él. 2:28 Y ahora, hijitos,
permaneced en él, para que cuando se manifieste,
tengamos confianza, para que en su venida no nos
alejemos de él avergonzados. 2:29 Si sabéis que él
es justo, sabed también que todo el que hace
justicia es nacido de él.
74. 1 Juan, 2:27 Pero la unción que vosotros
recibisteis de él permanece en vosotros, y no
tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así
como la unción misma os enseña todas las
cosas, y es verdadera, y no es mentira, según
ella os ha enseñado, permaneced en él.
A todos los hijos de Dios se les da la "unción"
(el Espíritu Santo) para guiarlos a la verdad
(Juan, 14:26, 16:13). Mientras los creyentes
permanecen en Cristo y leen la Palabra de
Dios, el Espíritu les ayuda a entender sus
verdades redentoras.
75. [1] Todos los creyentes pueden estudiar y
conocer la verdad de Dios y aprender los
unos de los otros, mediante la enseñanza y
la exhortación mutuas (Mateo, 28:20,
Efesios, 3:18, Colosenses, 3:16). [2] Así, los
creyentes tienen dos salvaguardas contra
el error doctrinal: la revelación bíblica (1º
Juan, 2:24) y el Espíritu Santo. [3] Los
creyentes no necesitan a los que enseñan
doctrinas que no son bíblicas. Ese es el
significado de las palabras "no tenéis
necesidad de que nadie os enseñe".
76. HIJOS DE DIOS
1 Juan, 3:1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre,
para que seamos llamados hijos de Dios; por esto
el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
3:2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no
se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos
semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
3:3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se
purifica a sí mismo, así como él es puro. 3:4 Todo
aquel que comete pecado, infringe también la ley;
pues el pecado es infracción de la ley. 3:5 Y sabéis
que él apareció para quitar nuestros pecados, y no
hay pecado en él.
77. 1 Juan, 3:6 Todo aquel que permanece en él,
no peca; todo aquel que peca, no le ha visto,
ni le ha conocido. 3:7 Hijitos, nadie os engañe;
el que hace justicia es justo, como él es justo.
3:8 El que practica el pecado es del diablo;
porque el diablo peca desde el principio. Para
esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer
las obras del diablo. 3:9 Todo aquel que es
nacido de Dios, no practica el pecado, porque
la simiente de Dios permanece en él; y no
puede pecar, porque es nacido de Dios. 3:10
En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los
hijos del diablo: todo aquel que no hace
justicia, y que no ama a su hermano, no es de
Dios.
78. 1 Juan, 3:6 Todo aquel que permanece en él, no
peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha
conocido.
Los verbos "ver" y "conocer", utilizados en este
pasaje, están en tiempo pretérito perfecto (en
griego, se refiere a la acción que ocurrió en el
pasado cuyos resultados continúan hasta el
momento presente). Por lo tanto, Juan dice que
nadie que esta viviendo en pecado lo ha visto (ni
continua viéndolo), ni lo ha conocido (y sigue sin
conocerlo). De modo que esto puede aplicarse a los
que nunca han tenido una verdadera fe en Cristo (lo
han confesado, se ha bautizado pero no hay en sus
vidas un solo indicio de que son cristianos) o a los
cristianos tibios que apostataron de (abandonaron)
una fe que ya era muerta en los términos de
Santiago, 2:14-17, 26.
79. 1 Juan, 3:9 Todo aquel que es nacido de Dios,
no practica el pecado, porque la simiente de
Dios permanece en él; y no puede pecar,
porque es nacido de Dios.
Este versículo tiene que ver con la primera
característica (ya vista, 1 Juan, 1:5-7) que debe
presentar un cristiano verdadero. La expresión
"no puede pecar" (del griego "jamartano")
implica acción continua. Juan dice que los de
veras nacidos de Dios (los verdaderos
cristianos) no pueden hacer del pecado un
habito (un "estilo de vida"), porque la vida de
Dios no puede existir en los que viven en
pecado (1º Juan, 1:5-7, 2:3-11, 15-17, 24-29,
3:6-24, 4:7-8, 20).
80. Es una imposibilidad espiritual que
alguien tenga la vida de Dios (sea nacido
de Dios) y siga pecando. A veces, los
creyentes pueden caer de las altas
normas de Dios, pero no continúan en el
pecado (1º Juan, 3:6, 10). Lo que guarda
a los fieles del pecado es la "simiente de
Dios" en ellos, es decir, la vida, el
Espíritu y la naturaleza de Dios viviendo
en ellos (1º Juan, 5:11-12, Juan, 1:1, 15:4,
2º Pedro, 1:4).
81. 1 Juan, 3:10 En esto se manifiestan los hijos de
Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace
justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.
Esta es la parte principal y la conclusión de la
enseñanza de Juan en 1 Juan, 2:28 - 3:10. El ha
advertido a sus lectores que no se dejen engañar
acerca de la naturaleza de la salvación (1º Juan,
3:7). Por eso el creyente debe rechazar cualquier
teología o enseñanza que pretenda que uno puede
estar fuera de la comunión con Dios (1º Juan, 1:3),
seguir pecando, hacer las obras del diablo (1º Juan,
3:8), amar el mundo (1º Juan, 2:15), hacer mal a
otros (1º Juan, 3:14-18) y todavía ser hijo de Dios
salvo y destinado al cielo.
82. En oposición a esta falsa enseñanza, Juan
creía sin duda alguna que cualquiera que
sigue en pecado (1º Juan, 3:9) "es del
diablo" (1º Juan, 3:8) y "no es de Dios". Si
los que viven en el pecado dicen que tienen
la vida eterna y son hijos de Dios, están
engañados y son mentirosos (1º Juan, 2:4).
Además, lo que caracteriza a un verdadero
hijo de Dios es el amor a Dios que se
manifiesta en la obediencia a sus
mandamientos (1º Juan, 5:2) y en un interés
sincero en las necesidades espirituales y
materiales de otros creyentes (1º Juan,
3:16-17).
83. 1 Juan, 3:11 Porque este es el mensaje que
habéis oído desde el principio: Que nos
amemos unos a otros. 3:12 No como Caín, que
era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por
qué causa le mató? Porque sus obras eran
malas, y las de su hermano justas. 3:13
Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo
os aborrece. 3:14 Nosotros sabemos que
hemos pasado de muerte a vida, en que
amamos a los hermanos. El que no ama a su
hermano, permanece en muerte. 3:15 Todo
aquel que aborrece a su hermano es homicida;
y sabéis que ningún homicida tiene vida
eterna permanente en él.
84. 1 Juan, 3:15 Todo aquel que aborrece a su
hermano es homicida;
Este versículo tiene que ver con la quinta
característica (ya vista, 1 Juan, 2:9-10) que
debe presentar un cristiano verdadero: el amor
a los hermanos (otros creyentes).
Cuando Caín mato a Abel y Dios le pregunto
¿donde esta tu hermano?, Caín respondió: No
sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?
(Génesis, 4:9).
El que no guarda a su hermano, es asesino de
su hermano.
85. Por lo general, la Biblia distingue entre
diferentes clases de pecado:
[a] pecados no intencionales: pecados por
yerro (Levítico, 4:2, 13, 22) o jurar a la ligera
(Levítico, 5:4-6);
[b] pecados menos serios: quebrantar
pequeños mandamientos y enseñarlos así a
los hombres (Mateo, 5:19);
[c] pecados deliberados: pecados no de
muerte y de muerte (1º Juan, 5:16-17); y
[d] pecados que ocasionan la muerte
espiritual: pecados de muerte (1º Juan, 5:16).
86. Juan pone de relieve que hay ciertos
pecados que los creyentes que en verdad
han nacido de nuevo no cometen debido a
la vida eterna de Cristo que permanece en
ellos (1º Juan, 2:11, 15-16, 3:6-8, 10, 14-15,
4:20, 5:2, 2º Juan, 1:9). Estos pecados,
debido a su gravedad y su origen en el
espíritu, indican una rebeldía intensa contra
Dios, una separación de Cristo, una caída
de la gracia y una separación de la vida de
salvación (Gálatas, 5:4).
87. Ejemplos de pecados que dan evidencia
concluyente de que uno esta todavía
esclavizado a la maldad o que ha caído de
la gracia y de la vida eterna son: la
apostasía, es decir, el abandono de la fe (1º
Juan, 2:19, 4:6, Hebreos, 10:26-31), el
asesinato (1º Juan, 3:15, 2:11), la impureza
o la inmoralidad sexual (Romanos, 1:21-27,
1º Corintios, 5, Efesios, 5:5, Apocalipsis,
21:8), el abandono de la familia (1º Timoteo,
5:8), conducir a otros al pecado (Mateo,
18:6-10) y la crueldad (Mateo, 24:48-51).
88. Estos pecados abominables revelan el
completo rechazo del honor debido a Dios y
el cuidado amoroso de los demás (1º Juan,
2:9-10, 3:6-10, 1º Corintios, 6:9-11, Gálatas,
5:19-21, 1º Tesalonicenses, 4:5, 2º Timoteo,
3:1-5, Hebreos, 3:7-19). De modo que
cualquiera que dice: "yo tengo comunión
con Jesucristo, el Espíritu vive en mi y
tengo una relación de salvación con El",
pero todavía participa en los pecados
mencionados anteriormente, se engaña a si
mismo y "es mentiroso, y la verdad no esta
en el" (1º Juan, 2:4, 1:6, 3:7-8).
89. 1 Juan, 3:17 Pero el que tiene bienes de este mundo
y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra
él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?
3:18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de
lengua, sino de hecho y en verdad.
Estos versículos se refieren a la quinta
característica (ya vista, 1 Juan, 2:9-10) que debe
presentar un cristiano verdadero: el amor a sus
hermanos. De nuevo: el “hermano” aquí es "otro
creyente". Santiago también hablo de esto en
Santiago, 2:15 Y si un hermano o una hermana
están desnudos, y tienen necesidad del
mantenimiento de cada día, 2:16 y alguno de
vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos,
pero no les dais las cosas que son necesarias para
el cuerpo, ¿de qué aprovecha?.
90. 1 Juan, 3:19 Y en esto conocemos que somos
de la verdad, y aseguraremos nuestros
corazones delante de él; 3:20 pues si nuestro
corazón nos reprende, mayor que nuestro
corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.
3:21 Amados, si nuestro corazón no nos
reprende, confianza tenemos en Dios; 3:22 y
cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos
de él, porque guardamos sus mandamientos, y
hacemos las cosas que son agradables
delante de él. 3:23 Y este es su mandamiento:
Que creamos en el nombre de su Hijo
Jesucristo, y nos amemos unos a otros como
nos lo ha mandado. 3:24 Y el que guarda sus
mandamientos, permanece en Dios, y Dios en
él. Y en esto sabemos que él permanece en
nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
91. EL ESPIRITU DE DIOS Y EL ESPIRITU DEL
ANTICRISTO
1 Juan, 4:1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino
probad los espíritus si son de Dios; porque muchos
falsos profetas han salido por el mundo.
La razón para probar cada espíritu (o sea, la
persona movida o inspirada por un espíritu) es que
"muchos falsos profetas" se infiltraran en la iglesia.
Esto se vera cada vez con mayor claridad al
aumentar la tolerancia de las doctrinas que no son
bíblicas conforme se acerque la segunda venida de
Cristo (Mateo, 24:11, 1º Timoteo, 4:1, 2º Timoteo,
4:3-4, 2º Pedro, 2:1-2).
92. A los creyentes se les ordena que pongan a
prueba a todos los maestros, escritores,
predicadores y profetas que digan que son
creyentes y a cualquiera que afirme que su
mensaje proviene del Espíritu Santo. Los
creyentes nunca deben suponer que un
ministerio o una experiencia espiritual
procede de Dios sencillamente porque alguien
lo afirme. Además, ninguna doctrina o
enseñanza puede aceptarse como verdadera
únicamente sobre las bases del éxito, de los
milagros o de la aparente unción (Mateo, 7:22,
1º Corintios, 14:29, 2º Tesalonicenses, 2:8-10,
2º Juan, 1:7, Apocalipsis, 13:14, 16:14, 19:20).
[1] Toda enseñanza debe compararse con la
revelación de la verdad de Dios en las
Escrituras (Gálatas, 1:9).
93. [2] Es el espíritu de la enseñanza el que
debe probarse. ¿Tiene la enseñanza la
misma clase de espíritu y énfasis que la
enseñanza apostólica del NT?. Hay que
cuidarse de cualquier enseñanza que una
persona asegure que ha recibido del
Espíritu Santo o de un ángel, que no pueda
respaldar con buena exegesis
(interpretación) bíblica. [3] La vida de los
maestros debe probarse en su relación con
el mundo impío y con el señorío de Cristo
(1º Juan, 4:2, 6, Romanos, 10:9).
94. 1 Juan, 4:2 En esto conoced el Espíritu de
Dios: Todo espíritu que confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 4:3
y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo
ha venido en carne, no es de Dios; y este es el
espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis
oído que viene, y que ahora ya está en el
mundo.
Estos versículos tienen que ver con la séptima
característica (ya vista, 1 Juan, 2:20-23) de un
verdadero cristiano: el reconocimiento de
Cristo como el Mesías, el Hijo de Dios y Dios
mismo hecho hombre. Dicho reconocimiento
es una obra del Espíritu Santo, que hace saber
al verdadero cristiano todas las cosas.
95. El liberalismo teológico y las sectas
religiosas se revelan como "anticristo" toda
vez que niegan la plena deidad (divinidad)
de Jesucristo (Juan, 1:1), su nacimiento
virginal (Mateo, 1:23) o su muerte redentora
y su resurrección para la salvación de los
que creen en El (1º Juan, 4:9-10, 2:2). Todo
alejamiento de la revelación bíblica acerca
de Cristo da cabida a los espíritus
demoniacos de engaño (1º Juan, 4:1)
porque pone a un lado la autoridad y la
infalibilidad de la Palabra de Dios (2º Pedro,
1:3).
96. 1 Juan, 4:4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los
habéis vencido; porque mayor es el que está
en vosotros, que el que está en el mundo.
Las Escrituras destacan que el Espíritu Santo
vive en el creyente (1º Corintios, 6:19). Por
medio del Espíritu, el creyente puede vencer al
mal que hay en el mundo, como el pecado,
Satanás, las pruebas, las tentaciones, la
angustia, la persecución y la falsa doctrina y
puede cumplir victoriosamente la voluntad de
Dios para su vida.
97. 1 Juan, 4:5 Ellos son del mundo; por eso hablan del
mundo, y el mundo los oye. 4:6 Nosotros somos de
Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es
de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu
de verdad y el espíritu de error.
Por un lado, Juan dice que los falsos maestros y
profetas son del mundo, hablan del mundo y por
eso el mundo los oye. Por el otro, dice que el que
conoce a Dios oye sus palabras (las de Juan).
Luego distingue entre el espíritu de verdad (el
Espíritu Santo, que guía hacia toda verdad) y el
espíritu de error. Este espíritu de error es el espíritu
del mundo, el espíritu que opera en los hijos de la
desobediencia, el príncipe de la potestad del aire
(Efesios, 2:2), es decir, el espíritu de Satanás.
98. DIOS ES AMOR
1 Juan, 4:7 Amados, amémonos unos a otros;
porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es
nacido de Dios, y conoce a Dios.
Este versículo se refiere a la quinta característica
(ya vista, 1 Juan, 2:9-10) que debe presentar un
cristiano verdadero: el amor por sus hermanos.
Aunque el amor es uno de los 9 frutos del Espíritu
(Gálatas, 5:22-23) y una evidencia del nuevo
nacimiento (1º Juan, 2:29, 3:9-10, 5:1), también es
algo que los creyentes tienen la responsabilidad de
desarrollar. Por eso Juan los exhorta a amar a sus
hermanos, a interesarse en ellos y a procurar su
bienestar.
99. No se refiere al sentimiento de buena
voluntad, sino a la decisión y a la buena
disposición a ayudar a las personas en sus
necesidades (1º Juan, 3:16,18, Lucas, 6:31).
Juan exhorta a los creyentes a que muestren
amor por 3 razones: [1] El amor, es la
naturaleza misma de Dios (1º Juan, 4:7-9), lo
cual demostró al dar a su propio Hijo por ellos
(1º Juan, 4:9-10), los cuales participan de su
naturaleza porque han nacido de El (1º Juan,
4:7). [2] Como Dios los amo, por haber
conocido su amor, perdón y ayuda, ellos están
obligados a ayudar a los demás, aun a riesgo
de su propia vida. [3] Si se aman unos a otros,
Dios sigue viviendo con ellos y su amor se
perfecciona en ellos (1º Juan, 4:12).
100. 1 Juan, 4:8 El que no ama, no ha conocido a
Dios; porque Dios es amor. 4:9 En esto se
mostró el amor de Dios para con nosotros, en
que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo,
para que vivamos por él. 4:10 En esto consiste
el amor: no en que nosotros hayamos amado
a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y
envió a su Hijo en propiciación por nuestros
pecados. 4:11 Amados, si Dios nos ha amado
así, debemos también nosotros amarnos unos
a otros. 4:12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si
nos amamos unos a otros, Dios permanece en
nosotros, y su amor se ha perfeccionado en
nosotros.
101. 1 Juan, 4:13 En esto conocemos que
permanecemos en él, y él en nosotros, en que
nos ha dado de su Espíritu. 4:14 Y nosotros
hemos visto y testificamos que el Padre ha
enviado al Hijo, el Salvador del mundo. 4:15
Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo
de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
Estos versículos se refieren a la séptima
característica (ya vista, 1 Juan, 2:20-23) de un
verdadero cristiano: todo cristiano verdadero
reconocerá que Cristo es el Mesías, el Hijo de
Dios y Dios mismo hecho hombre y esta es
una obra del Espíritu Santo que hace saber al
cristiano todas las cosas.
102. 1 Juan, 4:16 Y nosotros hemos conocido y creído el
amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es
amor; y el que permanece en amor, permanece en
Dios, y Dios en él. 4:17 En esto se ha perfeccionado
el amor en nosotros, para que tengamos confianza
en el día del juicio; pues como él es, así somos
nosotros en este mundo.
Si los creyentes permanecen en Cristo, tienen
comunión con el Padre (1º Juan, 1:3), se esfuerzan
por obedecer sus mandamientos (1º Juan, 2:3), se
mantienen separados del mundo (1º Juan, 2:15-17),
permanecen en la verdad (1º Juan, 2:24) y aman a
los demás (1º Juan, 4:7-12), entonces pueden tener
la seguridad de que no serán condenados el día del
juicio.
103. 1 Juan, 4:18 En el amor no hay temor, sino que el
perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor
lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha
sido perfeccionado en el amor. 4:19 Nosotros le
amamos a él, porque él nos amó primero. 4:20 Si
alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su
hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su
hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a
Dios a quien no ha visto? 4:21 Y nosotros tenemos
este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame
también a su hermano.
Estos versículos se refieren a la quinta
característica (ya vista, 1 Juan, 2:9-10) que debe
presentar un cristiano verdadero: el amor por sus
hermanos.
104. LA FE QUE VENCE AL MUNDO
1 Juan, 5:1 Todo aquel que cree que Jesús es
el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que
ama al que engendró, ama también al que ha
sido engendrado por él. 5:2 En esto
conocemos que amamos a los hijos de Dios,
cuando amamos a Dios, y guardamos sus
mandamientos. 5:3 Pues este es el amor a
Dios, que guardemos sus mandamientos; y
sus mandamientos no son gravosos. 5:4
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al
mundo; y esta es la victoria que ha vencido al
mundo, nuestra fe. 5:5 ¿Quién es el que vence
al mundo, sino el que cree que Jesús es el
Hijo de Dios?
105. Estos versículos se refieren a la tercera (todo
cristiano verdadero guarda los mandamientos de
Dios, 1 Juan, 2:3-5) y la séptima característica (todo
cristiano verdadero sabrá – por el Espíritu Santo -
que Jesús es el Hijo de Dios, 1 Juan, 2:20-23) ya
vistas. Aquí, la creencia de que Jesús es el Cristo
(el Hijo de Dios), el amor a los hermanos y el amor a
Dios (amar a Dios, dice Juan, es guardar sus
mandamientos), todas estas características que,
según vimos, debe presentar todo verdadero
cristiano, aparecen entrelazadas. El amor y la fe en
Jesucristo (el Hijo de Dios) son inseparables y,
además, el amor a los demás será genuino amor
cristiano solo si va a acompañado del amor a Dios
que equivale a guardar sus mandamientos (1º Juan,
2:3, 3:23, Juan, 15:10, Mateo, 22:37, Juan, 14:21).
106. 1 Juan, 5:3 Pues este es el amor a Dios, que
guardemos sus mandamientos; y sus
mandamientos no son gravosos.
Juan no solamente dice que un verdadero cristiano
guardara los mandamientos de Dios (1 Juan, 2:3-5)
sino que:
[1] define lo que significa amar a Dios: el amor a
Dios es que guardemos sus mandamientos (el que
no guarda sus mandamientos no ama a Dios o el
que dice que ama a Dios y no guarda sus
mandamientos es un mentiroso); y
[2] los mandamientos de Dios no son gravosos: no
son una carga para un verdadero cristiano sino que
son su deleite;
107. 1 Juan, 5:4 Porque todo lo que es nacido de
Dios vence al mundo; y esta es la victoria
que ha vencido al mundo, nuestra fe.
La fe que vence al mundo es la que ve las
realidades eternas, conoce el poder de Dios
y ama tanto a Cristo que los placeres
pecaminosos del mundo, los valores
seculares, las costumbres impías y el
materialismo egoísta no solo pierden su
atractivo para los creyentes sino que
también ellos los contemplan con disgusto,
aversión y pena (Apocalipsis, 2:7).
108. EL TESTIMONIO DEL ESPIRITU
1 Juan, 5:6 Este es Jesucristo, que vino mediante
agua y sangre; no mediante agua solamente, sino
mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da
testimonio; porque el Espíritu es la verdad.
Es probable que esta frase se refiera al bautismo de
Jesús (agua) al iniciar su ministerio y a su muerte
en la cruz (sangre). Juan pudiera haber escrito esto
porque algunos enseñaban que el Cristo divino no
había sufrido la muerte. Juan sostiene que
Jesucristo murió como Dios-hombre y por eso
perfectamente puede expiar los pecados de la
humanidad y el Espíritu da testimonio de esa
verdad (1º Juan, 5:7-8).
109. Génesis, 2:21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño
profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó
una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
2:22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del
hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
De un costado de Adán nació la mujer, Eva, la
esposa de Adán.
Juan, 19:34 Pero uno de los soldados le abrió el
costado con una lanza, y al instante salió sangre y
agua.
De un costado de Jesucristo (que es el segundo
Adán), cuando fue traspasado con la lanza, salió
sangre y agua y nació la iglesia, la novia/esposa del
Cordero.
110. 1 Juan, 5:7 Porque tres son los que dan
testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el
Espíritu Santo; y estos tres son uno. 5:8 Y tres
son los que dan testimonio en la tierra: el
Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres
concuerdan. 5:9 Si recibimos el testimonio de
los hombres, mayor es el testimonio de Dios;
porque este es el testimonio con que Dios ha
testificado acerca de su Hijo. 5:10 El que cree
en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí
mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho
mentiroso, porque no ha creído en el
testimonio que Dios ha dado acerca de su
Hijo. 5:11 Y este es el testimonio: que Dios nos
ha dado vida eterna; y esta vida está en su
Hijo. 5:12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el
que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
111. LA CERTEZA DE LA FE
1 Juan, 5:13 Estas cosas os he escrito a vosotros
que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que
sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en
el nombre del Hijo de Dios.
En el versículo anterior Juan explica cual es el
propósito de esta carta: “para que sepáis que
tenéis vida eterna”, es decir, para que tengamos la
seguridad de que realmente somos salvos. En el
Evangelio de Juan, el nos explica, en la parte final,
la razón por la cual escribió su Evangelio:
Juan, 20:31 Pero éstas se han escrito para que
creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios.
112. 1 Juan, 5:14 Y esta es la confianza que tenemos en
él, que si pedimos alguna cosa conforme a su
voluntad, él nos oye. 5:15 Y si sabemos que él nos
oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que
tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
En las oraciones, los creyentes deben someterse a
Dios y pedirle que se haga su voluntad en su vida
(Juan, 14:13). Se conoce la voluntad de Dios en
muchos casos porque se revela en la Biblia. En
otros casos, se aclara solo cuando se busca con
devoción. Una vez que se conoce la voluntad
respecto de cualquier asunto, se puede pedir con
confianza y fe. Cuando hacen esto, los creyentes
saben que Dios los oye y que se realizara su plan
para ellos (1º Juan, 3:22).
113. 1 Juan, 5:16 Si alguno viere a su hermano cometer
pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará
vida; esto es para los que cometen pecado que no
sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual
yo no digo que se pida. 5:17 Toda injusticia es
pecado; pero hay pecado no de muerte.
Juan distingue entre dos clases de pecado: [1] los
pecados menos graves (no de muerte) que ocurren
inconsciente o inadvertidamente y no conducen de
inmediato a la muerte espiritual y [2] los pecados
que son tan terribles (de muerte) que indican una
rebelión voluntaria contra Dios y su Palabra, que
resultan en la muerte espiritual o conducen a ella y
a la separación de la vida de Dios (1º Juan, 3:15,
Números, 15:31, Gálatas, 5:4).
114. 1 Juan, 5:18 Sabemos que todo aquel que
ha nacido de Dios, no practica el pecado,
pues Aquel que fue engendrado por Dios le
guarda, y el maligno no le toca. 5:19
Sabemos que somos de Dios, y el mundo
entero está bajo el maligno. 5:20 Pero
sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y
nos ha dado entendimiento para conocer al
que es verdadero; y estamos en el
verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el
verdadero Dios, y la vida eterna. 5:21
Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.
115. 1 Juan, 5:19 Sabemos que somos de Dios, y el
mundo entero está bajo el maligno.
Juan dice que el mundo entero esta bajo el dominio
de Satanás. Jesús, por su parte, se refiere a
Satanás como "el príncipe de este mundo":
Juan 12:31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora
el príncipe de este mundo será echado fuera.
Juan 14:30 No hablaré ya mucho con vosotros;
porque viene el príncipe de este mundo, y él nada
tiene en mí.
Juan 16:11 y de juicio, por cuanto el príncipe de
este mundo ha sido ya juzgado.
116. Cuando Satanás se revelo contra Dios fue expulsado
del cielo. Luego, cuando Dios crea la tierra y luego al
hombre, Satanás vino a la tierra y, engañando a Adán y
Eva, se apodero de ella. Jesucristo, con su sacrificio en
la cruz, lo expulso también de la tierra (Juan 12:31
Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de
este mundo será echado fuera). Expulsado de los cielos
por el Padre y expulsado de la tierra por el Hijo (con su
sacrificio en la cruz) Satanás quedó "en el aire". Por eso
Pablo llama a Satanás el "príncipe de la potestad del
aire" (Efesios, 2:2). El diablo conserva el poder original
con el que Dios lo creo. Lo que no tiene es autoridad.
Jesucristo lo vacio de autoridad. O sea que Satanás y
sus demonios son "ilegales" en la tierra. No obstante, lo
que mantiene entronizado al diablo en el mundo es el
pecado del hombre. El hombre, a través de su pecado,
le da "derecho legal" a Satanás para gobernar. Satanás
controla la vida de las personas a través de su pecado
y, a través de la vida de las personas, controla el
mundo.